Jessica Hart - Esposa por un día

Здесь есть возможность читать онлайн «Jessica Hart - Esposa por un día» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Esposa por un día: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Esposa por un día»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Todo empezó cuando Homer, su querido e indisciplinado perro, rompió un jarrón de inestimable valor para Ran Masterson… y Pandora se ofreció a reemplazarlo. Al parecer, el precio de jarrón era tan elevado que la joven sólo podría pagar el destrozo accediendo a hacerse pasar, durante veinticuatro horas, por la esposa del propietario de Kendrick Hall. Pandora tenía dos opciones, o representaba la comedia, o bien pagaba, y consideraba que hacer de señora de la misión durante un día no podía ser peor que deberle a Ran miles de libras. ¡Lo que no sabía, cuando aceptó, era que compartir la cama de Ran formaba parte del trato!

Esposa por un día — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Esposa por un día», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Ran se detuvo, remiso a continuar.

– ¿Y? -le apremió ella, sin saber muy bien adonde iba a aparar todo aquello.

– Y les ha gustado mucho. La casa necesita unas reformas considerables, naturalmente, pero una vez que haya sido modernizada y redecorada, creen que sería perfecta para sus clientes. Sólo ha habido un problema.

– ¿Cuál? -preguntó Pandora, con el presentimiento que allí era donde ella entraba en la historia.

– Los directores creen que su clientela preferiría que yo tuviera una esposa que hiciera de anfitriona -dijo él, escogiendo sus palabras con cuidado-. Cuando concluya la reforma, planeo contratar un matrimonio que se encargue de atender la casa, cocinar y todo lo demás. Desafortunadamente, Myra y Elaine, las dos directoras, dieron por sentado que yo sería el anfitrión. Por lo visto, la idea es que los clientes se sientan invitados de la familia. Me he dado cuenta de que han estado a punto de rechazarme al enterarse de que no estaba casado, pero habiendo llegado tan lejos, que me cuelguen si estaba dispuesto a rendirme. Entonces, les dije que había habido un malentendido y que sí estaba casado, sólo que mi mujer no estaba en casa en ese momento.

Pandora lo miró con incertidumbre.

– Eso debe haber sonado un poco raro.

– Las convencí de que acabábamos de regresar de África y de que ella había ido a visitar a su familia. Algo bastante razonable. Por desgracia, entonces cometí el error de decir que mi esposa tenía que volver la semana próxima y que era una pena que no pudieran conocerla -dijo él y suspiró exasperado al recordarlo-. Eso le dio ocasión a Elaine para sugerir que volverían cuando regresaran de Edimburgo, que sería una buena oportunidad para volver a ver Kendrick Hall y conocerte a ti.

– ¿A mí?

– Les dije que mi mujer se llamaba Pandora -anunció él, mirándola directamente a los ojos.

Pandora sintió que el corazón se le subía a la garganta.

– ¿Qué diablos te ha hecho darles mi nombre? -preguntó alzando la voz.

Por primera vez, Ran no parecía tan seguro de sí mismo.

– De repente me acordé de ti.

Ran la miró entrecerrando los ojos, como si tratara de rememorar la visión de una muchacha esbelta, con una cara en forma de corazón, unos grandes ojos azul violeta y una cascada de pelo suave y negro que le había asaltado en aquel instante. Un brillo extraño relampagueó un segundo en sus ojos antes de ser sustituido por una mirada de disgusto al constatar la realidad que tenía ante sí. Pandora tenía una mejilla manchada de arcilla, se había recogido el pelo descuidadamente y le caía a mechones sobre la cara. Además, su vieja rebeca beige tenía agujeros en ambas coderas.

– La verdad, no me explico cómo he podido acordarme de ti -dijo él, bajando la vista a sus manos-. Eres la última persona a quien asociaría con la idea de casarme, pero tenía que pensar en alguien deprisa y no se me ocurrió nadie más.

– ¡Encantador! -masculló ella, vagamente ofendida.

No se trataba de que tuviera un deseo especial de caerle bien a su vecino, pero si pretendía que ella se hiciera pasar por su esposa podía haberse mostrado un poco menos desdeñoso.

– De cualquier modo, cuando he tenido tiempo de pensarlo, no me ha parecido una idea tan estúpida. Sólo hace una semana que he llegado y no conozco a nadie en esta parte del país, a la única chica que podía pedírselo se encuentra en los Estados Unidos. Por lo menos tú tienes la ventaja de que también eres nueva aquí, ¿o ya te has echado novio para acabar de fastidiar las cosas?

Su tono dejaba bien claro que no le parecía posible que ningún hombre pudiera interesarse por una alfarera desaliñada con las mangas andrajosas.

Pandora se cerró la rebeca ofensiva en torno al cuerpo en un gesto inconsciente y defensivo. Le gustaba mucho aquella rebeca.

– Todavía no he tenido tiempo de conocer a nadie.

Sin embargo, deseó haber podido admitir que había una cola de amantes destrozados esperándola para poder igualar a aquella chica que se encontraba en América y que él tan casualmente había mencionado.

– Bien, entonces, ¿qué? -dijo él, consultando su reloj, como si aquello diera por zanjada la cuestión-. Puede que para ti sea un poco duro portarte como una esposa normal, sin embargo, sólo serán veinticuatro horas, de modo que no deberías tener problemas.

– ¿No se lo puedes pedir a otra? -refunfuñó ella-. La verdad es que estoy muy ocupada. Faltan menos de tres semanas para la exposición de cerámica.

No quiso disimular una nota de orgullo en su voz pensando que a Ran Masterson no le vendría mal saber que ella era lo bastante buena como para exponer en solitario. Ran no pareció impresionado.

– No te estoy pidiendo que finjas ser mi esposa, Pandora. Te lo exijo.

– ¡No puedes! -protestó ella.

Pandora intentó levantarse, pero él le sujetó la muñeca por encima de la mesa con una mano de acero. Sintió aquello dedos fuertes y cálidos sobre su piel y, aunque él no ejercía fuerza, Pandora se encontró volviendo a sentarse. Ran retiró la mano y ella clavó los ojos donde él la había sujetado. La muñeca le hormigueaba, le escocía como si su contacto la hubiera quemado.

– Además, no tienes de dónde sacar las treinta mil libras que me debes, ¿no? -dijo con voz suave-. ¿O ya has olvidado ese pequeño incidente?

Nada le habría gustado más.

Había sido culpa suya por llevar a Homer sin correa. Celia le había advertido que no lo dejara entrar en los jardines de Kendrick Hall, pero cuando volvían a los establos, Pandora estaba agotada de que la llevara a rastras por las sendas desiertas. Tenía a la vista la puerta de los establos reconvertidos en vivienda, cuando decidió soltar al perro, suponiendo que saldría corriendo para esperar su galleta allí. Por el contrario, había lanzado un ladrido excitado y bajando la nariz al suelo, había echado a correr en sentido contrario, hacia la mansión.

No por primera vez, Pandora deseó que su madrina se sintiera más inclinada por los chihuahuas en vez de por los chuchos grandes y desobedientes que eran la desesperación de la sociedad protectora de animales. Lo había llamado, pero, tal como esperaba, no le prestó la menor atención, de modo que echó a correr tras él resignadamente sin tener la menor sospecha de que su vida iba a cambiar por completo.

Pandora no se preocupó demasiado, no había nadie a quien Homer pudiera molestar. Kendrick Hall estaba vacío desde que el viejo Eustace Masterson muriera y, aunque por la oficina de correos corría el rumor de que lo había heredado un sobrino, todavía no había dado señales de vida.

No fue hasta que abrió la puerta principal que empezó a fallarle la confianza y, cuando oyó los ladridos en el interior de la casa, volvió a lanzarse a la carrera.

– ¡Homer! ¡Ven aquí enseguida!

Se detuvo patinando en el pasillo. Desembocaba en un gran salón, atestado con una colección tan extraordinaria de trastos que Pandora se olvidó de sentirse aliviada de que no hubiera nadie para ver el ridículo de Homer y simplemente se quedó allí con la boca abierta. Los elevados muros de piedra estaban adornados con cornamentas cubiertas de polvo, peces disecados y una triste colección de trofeos de caza que incluía un lúgubre búfalo de agua y un despliegue mareante de armas. Una araña, enorme y sombría, colgaba del techo y toda la estancia estaba llena de muebles de madera, pesados y antiguos, con alguna armadura aquí y allá, un jarrón chino exquisito y una pitón horriblemente real, enroscada en torno a un tronco. En mitad de todo aquello estaba Homer, ladrando furiosamente a un oso disecado de tamaño descomunal.

Pandora trató de recuperarse.

– ¡Homer! -lo llamó con firmeza avanzando hacia él.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Esposa por un día»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Esposa por un día» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Esposa por un día»

Обсуждение, отзывы о книге «Esposa por un día» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x