Lynsey Stevens - Volver a tus Brazos

Здесь есть возможность читать онлайн «Lynsey Stevens - Volver a tus Brazos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Volver a tus Brazos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Volver a tus Brazos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Shea había quedado devastada cuando su amor de juventud la había abandonado para seguir su carrera. Alex Finlay había sido toda su vida, ¿Cómo podía culparla de haberse refugiado en su primo en busca de consuelo?
Durante diez años, el pensamiento de que Shea se había casado con otro había acosado a Alex. Ahora volvía, rico y con éxito, para reunirse con la viuda. Nada parecía interponerse entre ellos excepto el secreto de Shea: Alex era el verdadero padre de su hijo.
Cuando descubrió la verdad, Alex quiso formar una familia con Shea. Sólo había una cosa que se lo impedía: no podía dejar de pensar en ella como la mujer de su primo.

Volver a tus Brazos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Volver a tus Brazos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Pero sincero -interrumpió él.

Shea se levantó, agradecida de que su furia fuera en aumento.

Entonces la pequeña sonrisa de suficiencia en la cara de él le devolvió todo el dolor, la pena, la perfidia de él. Ahora, absolutamente revitalizada, su furia no necesitaba alimentarse. Se desató como una serpiente enroscada y deseó lanzarse contra él, infligirle el mismo dolor que él le había causado a ella.

– Quizá deba poner mis cartas sobre la mesa, Alex.

– Desde luego -contestó él con tranquilidad.

– He intentado ser educada, pero evidentemente tú no entiendes eso. Admito que hace once años yo era joven y quizá más tonta que la mayoría. Pensaba que estaba enamorada de ti y mi mayor error fue creer que tú también lo estabas de mí. ¡Qué ingenua!, ¿verdad, Alex? -arqueó los labios en una sonrisa exenta de humor-. Bueno, todos cometemos errores. Y si fuéramos sensatos, aprenderíamos de ellos. Nos volvemos a poner en pie, reparamos el daño y, de nuevo, si fuéramos sensatos no repetiríamos el mismo error -Shea se detuvo y alzó el mentón-. Me considero una persona bastante sensata en la actualidad, Alex.

Él la miró en silencioso escrutinio y con un fruncimiento de ceño.

– ¿Hay algo que no sepa? -preguntó entonces él-. ¿Soy yo la parte culpable?

– No creo…

Pero él la interrumpió como si no hubiera hablado.

– Tal y como yo lo veo, eres tú la que se casó antes de que el sonido de mi avión se hubiera perdido en la distancia.

Él se había inclinado hacia adelante en su silla ahora y sus ojos oscuros estaban clavados en ella.

Shea ordenó la pila de pedidos delante de ella.

– La verdad es que estoy demasiado ocupada como para seguir discutiendo esto.

– Bueno, pues yo no -soltó Alex para ponerse en pie de forma abrupta-. Ha estado flotando en el aire desde que llegué a casa.

– Esto es ridículo, Alex. Y no veo ninguna utilidad en seguir escarbando en ello.

– Estoy seguro de que no lo ves -replicó él con sarcasmo-. Entonces, ¿no te casaste con el primer hombre que pudiste en cuanto yo me fui?

La silla de Shea golpeó la pared cuando ella se levantó de golpe para enfrentarse a él.

– Exactamente esa es la palabra clave. Te fuiste, Alex.

– Y apenas un mes más tarde te casaste con Jamie. Mi propio primo -dijo pronunciando la palabra con gran desprecio.

– Jamie me amaba y…

– ¿Y crees que yo no lo sabía? Créeme, lo sabía. Siempre supe lo que sentía por ti -cruzó la habitación hasta la ventana que daba al callejón trasero y después se dio la vuelta-. Solía pasarme la mayoría del tiempo debatiéndome entre el júbilo de que me amaras a mí más que Jamie y la culpabilidad de que fuera así.

– Bueno, eso ya pertenece al pasado. Dejémoslo así. Jamie y yo tuvimos un buen matrimonio y…

Alex estuvo detrás de la mesa en un par de largas zancadas, la asió por el brazo y clavó los dedos en su carne.

– Y supongo que nunca te importó que yo lo supiera, ¿verdad?

– Suéltame, Alex. Me estás haciendo daño -Shea intentó zafarse de él-. No sé de qué estás hablando.

– Jamie me dijo lo felices que erais -Alex soltó una carcajada amarga-. Y me quise morir miles de veces durante esos años sólo de imaginarte con él. Y después me odiaba a mí mismo porque le envidiaba tanto que me abrasaba como un fuego infernal que me impulsaba a volver a casa y estrangularle con mis propias manos. Y eso que era como un hermano para mí.

Sacudió la cabeza y sus dedos aflojaron la presión sobre su brazo. Sus ojos eran del color del chocolate oscuro, velados por la rabia, y su mirada atrapó la de ella y la mantuvo paralizada.

– Solía torturarme imaginándoos juntos, a ti besando a Jamie de la forma en que me besabas a mí, haciendo el amor con él -posó los ojos en sus labios y un dolor salvaje le sacudió-. ¿Lo hacías, Shea?

– ¿Hacer qué?

Alex la frotó con suavidad la cara interna del brazo demasiado cerca de su seno.

– Cuando hacías el amor con Jamie, ¿pensabas alguna vez que era yo?

A Shea se le secó la boca. Todo su cuerpo quería moverse hacia él, pero con un control férreo se apartó con rigidez.

– ¿Cómo te atreves a preguntarme eso? No tienes ningún derecho.

– Bueno, ¿lo hacías? -le sacudió el brazo-. ¿Pensaste alguna vez en nosotros? ¿Y en lo bien que estábamos juntos? ¿Pensaste alguna vez en mí?

Shea tragó saliva con el corazón desbocado. Para ser sincera, nunca había estado muy lejos de sus pensamientos. Pero no tenía intención de decírselo. Ni ahora ni nunca.

– No, Alex. Raramente pensé en ti. Puse todos mis recuerdos de ti en una cajita y la almacené en la parte más lejana de memoria. Así que no, Alex. Siento que hiera tu orgullo masculino, pero no pensé en ti.

– ¿Así que me borraste de tu mente? -sus ojos entrecerrados seguían clavados en los de ella y esbozó una leve sonrisa-. No lo creo, Shea. Me temo que no te creo. Es por eso por lo que no me permitirás ahora acercarme demasiado a ti, ¿verdad? Estás aterrorizada porque sabes que yo tengo la llave de esa cajita tuya. Soy yo el que puedo abrirla, levantar la tapa de esa fría actitud que adoptas ahora. ¿No es esa la verdad, Shea? Yo puedo devolvértela. La vida con mayúsculas. Hacerte sentir el mismo deseo ardiente que siempre te hice sentir.

– No.

– Sí -susurró él con suavidad-. Yo sé que sí.

El timbre de su voz junto con su masculino aroma almizcleño le inundaron los sentidos y supo que estaba perdiendo terreno con toda rapidez.

– Entonces, ¿por qué te fuiste? -explotó antes de poder contenerse.

Alex cerró los ojos por un momento.

– Te expliqué por qué me iba. Quería conseguir la mejor educación, hacer algo de mí mismo.

– Oh, sí. Todo yo, mío y yo mismo. Alex tenía que convertirse en lo que Alex quería, ¿verdad?

– Admito que te quería a ti -dijo Alex.

Shea soltó una carcajada amarga.

– Como ya te he dicho, Alex tenía que conseguir lo que Alex quería. Bueno, me tuviste a mí, Alex. Aunque no soy tan pretenciosa como para creer que te acuerdes de tanto ahora. Entonces, cuando te convino, lo olvidaste.

– ¿Olvidar el qué?

Shea soltó una maldición muy poco femenina.

– ¿Olvidar que hicimos el amor?

La voz de Alex había bajado a aquel timbre tan grave que siempre le producía cosquilleos.

Y los recuerdos provocativos la hicieron sentir una frenética escalada de deseo. Su cuerpo conservaba la pasión que sabía que él podía despertar, que sólo él podría satisfacer.

– ¿Olvidar que fui tu primer amante? -continuó Alex con sensualidad-. ¿Que fue la experiencia más increíble de mi vida? Porque lo fue, ¿verdad, Shea? Hicimos el amor porque era inevitable que lo hiciéramos. Éramos dos valvas de la misma concha. Y todas las piezas encajaron a la perfección.

– Estás siendo obsceno.

– ¿Obsceno? ¿Y cómo así? ¿Porque simplemente te he probado que no me había olvidado? Porque, créeme, no lo he olvidado. Ni un sólo segundo del tiempo que pasamos juntos -su voz se hizo aún más baja-. Hasta te puedo enseñar el lugar exacto en que nos acostamos. Y decirte exactamente lo que sentí al tenerte en mis brazos. La suavidad de tu piel bajo la luz de la luna. Y cada gemido que emitías cuando te tocaba ahí.

– ¡Alex! ¡Párate! Por favor.

– Quizá seas tú la que lo haya olvidado, Shea.

Ella alzó la cabeza con las mejillas todavía sonrojadas. ¿Olvidado? Había intentado con tanta desesperación borrar todo recuerdo de aquella época de su mente. Pero por las noches, los sueños volvían para recordárselo.

Sus ojos se clavaron en los de él, mantuvieron su mirada y Alex no pudo evitar ver la verdad en la profundidad de sus ojos verdes.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Volver a tus Brazos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Volver a tus Brazos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Volver a tus Brazos»

Обсуждение, отзывы о книге «Volver a tus Brazos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x