Lisa Jackson - La magia del deseo

Здесь есть возможность читать онлайн «Lisa Jackson - La magia del deseo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La magia del deseo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La magia del deseo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En otro tiempo, Savannah Beaumont había amado a Travis McCord con todo su corazón. Y una noche de verano, durante su adolescencia, había llegado a creer que él también la amaba. Pero al amanecer se había impuesto la verdad: Travis se había marchado y ella se había sentido como una tonta. Nueve años después, ella seguía diciéndose a sí misma que odiaba a Travis.
Ahora él había regresado al rancho de los Beaumont, y Savannah quería mantenerlo a distancia, pero el engaño tenía muchas caras. Travis le pedía que confiara en él para ayudarla a descubrir los secretos que escondía su propia familia. ¿Podría olvidar las traiciones del pasado… y el deseo que seguían sintiendo el uno por el otro?

La magia del deseo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La magia del deseo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Bueno, preferiría quedarme para ayudaros…

– ¡Olvídalo! Tienes una familia de la que ocuparte. ¡Es Navidad!

Sadie se marchó por fin. Pero sólo después de prometerle a Savannah que prepararía un festín «de verdad» cuando Josh saliera del hospital.

Subió a darse una ducha rápida. Estaba en la cocina, dando los últimos toques a los platos que había preparado Sadie, cuando entró Travis.

– ¿Sabes? Me había olvidado de lo que significa trabajar con caballos. Me he pasado tantas horas sentado en un despacho que ya ni me acordaba de la última vez que abrí una paca de heno.

– ¿Y qué tal la experiencia?

– Fantástica.

Cenaron en el comedor, a la luz de las velas. El café y la copa los tomaron en el salón. El fuego de la chimenea y las luces del árbol de Navidad proyectaban reflejos de colores en paredes y ventanas.

Ella se sentó en el suelo. Travis se tumbó, apoyando la cabeza en su regazo.

– Quiero que nos casemos -le confesó al fin.

– ¿Así, de pronto? -inquirió Savannah, arqueando una ceja.

– Bueno, no es algo tan precipitado como parece -rió-. Te conozco desde siempre. No somos precisamente dos desconocidos, ¿no crees?

– No.

– ¿Pero?

– Supongo que hay muchos «peros» -admitió ella.

– Dime uno.

– Melinda.

Savannah pudo percibir su inmediata tensión.

– Melinda murió.

– Pero ¿y si todavía viviera?

Travis se incorporó para sentarse, mirándola a los ojos.

– Es injusto que me preguntes eso. Mientras estuvo viva, yo intenté ser un buen marido para ella. Quizá fracasé, pero me esforcé todo lo posible. Ahora todo ha pasado. No me malinterpretes, yo no quise que muriera, pero ya no puedo devolverle la vida.

Savannah sintió un nudo en la garganta.

– La quisiste.

– Sí -admitió él con expresión distante, volviéndose para contemplar el fuego-. La quise. De eso hace mucho tiempo. Pero sí, la quise mucho.

No por esperado, aquella confesión dejó de desgarrarle el corazón. Intentó decirse que lo que había sucedido pertenecía al pasado: era el futuro lo que contaba, pero las dudas seguían acribillándola. Amándolo tanto como lo amaba, no podía soportar la idea de que hubiera querido antes a otra mujer.

– Pero de quien me enamoré fue de ti -le aseguró, como si le hubiera leído el pensamiento-. Creo que me enamoré desde el día que te vi montando a Mattie en la pradera. Cuando te quedaste mirándome bajo aquel manzano, intentando parecer una mujer adulta, sofisticada… ¿Te acuerdas?

– Sí -¿cómo habría podido olvidarlo?

– Desde aquel día ya no pude sacarte de mi cabeza. Tienes que creerme: jamás me habría casado con Melinda si ella no me hubiera dicho que estaba embarazada. No podía casarme contigo sabiendo que Melinda llevaba en sus entrañas un hijo mío…

– No, supongo que no. Pero papá parece que piensa que… Bueno, no importa.

Travis se puso rígido. Su frustración era evidente.

– Por supuesto que importa. Dime, ¿qué es lo que piensa Reginald?

– Me advirtió que me alejara de ti, que no eras el hombre adecuado, que siempre habías amado a Melinda… y que eso siempre se interpondría entre nosotros.

– ¿Y tú lo crees? -su expresión se endureció aún más.

– No…

– ¿Entonces?

– Sólo quería estar segura.

– Dios mío, Savannah… ¿Es que no has escuchado una palabra de todo lo que te he dicho durante esta última semana? ¿Es que no sabes que tu padre todavía sigue empeñado en manipularnos a los dos?

– Eso sí que no me lo creo. Mi padre sólo piensa en mi felicidad.

– ¿Y por eso no te contó que sabía lo de nuestra aventura?

– ¿Nuestra «aventura»? -repitió, indignada-. Te refieres a nuestro fugaz encuentro en el estanque…

La expresión de Travis se suavizó un tanto.

– Sí. Esa «aventura» me ha obsesionado durante nueve años y, por primera vez desde entonces, voy a hacer algo al respecto. Voy a casarme contigo, y no pienso tolerar más excusas.

La discusión debería haber terminado allí, pero Savannah no quería dejar descansar el tema. Levantándose, se acercó a la chimenea y se volvió para mirarlo.

– Imagínate que nos casáramos, Travis. ¿Qué pasaría entonces?

– Nos trasladaríamos a Colorado.

– ¡Colorado! ¿Porqué Colorado?

– Tengo unas tierras que me dejaron mis padres. Pensé que allí podríamos empezar desde cero. Olvidarnos de todos y de todo.

– Estás hablando de huir, ¿verdad?

– No. Estoy hablando de que allí podríamos criar caballos, si eso es lo que quieres. Harías lo mismo que aquí, pero sin Reginald vigilando todos tus movimientos. Y yo podría abandonar, de una vez por todas, la abogacía.

– ¿Es eso lo que quieres?

– Yo sólo te quiero a ti. Es así de sencillo. Tengo suficiente dinero para empezar de nuevo en cualquier parte y quiero dejar atrás las togas, los tribunales… y el pasado en general -la miró directamente a los ojos-. No quiero huir de nada, Savannah. Yo sólo aspiro a tener un hogar, un hogar seguro y agradable para mi esposa y para mis hijos…, y te estoy pidiendo que me acompañes.

– Me gustaría acompañarte, Travis, pero tengo a mi familia aquí, una familia a la que quiero demasiado. Mi madre no está bien, mi padre depende de mí, mi hermana me necesita y, además, está Josh. Él es más que un sobrino, es casi como si fuera mi propio hijo.

– Yo no te estoy pidiendo que renuncies a ellos. Al menos completamente.

Savannah alzó las manos y las dejó caer, impotente. Aquella discusión era inútil, pero tampoco podía rehuirla.

– Entiendo que no estés satisfecho con tu trabajo y con tu vida… pero a mí no me sucede lo mismo. Yo amo este lugar. Éste es mi hogar. Ya intenté trabajar una vez en la gran ciudad y no funcionó. Esta casa, esta tierra, estos caballos… -hizo un gesto con la mano abarcando todo lo que la rodeaba-. Puede que pertenezcan a mi padre, pero también son míos.

– No vas a venir conmigo, ¿verdad?

A Savannah se le llenaron los ojos de lágrimas. ¿Por qué estaban discutiendo? Ella lo único que quería era estar con Travis, y él le estaba ofreciendo una vida entera de amor… pero a cambio de renunciar a su familia, a lo que tanto significaba para ella.

– Ya sabes que te amo. Siempre te he amado. Pero necesito algo más de tiempo para pensar en ello.

– No puedo esperar para siempre -repuso él.

– Ni yo te lo he pedido -ella se encogió de hombros, esforzándose por pensar con claridad-. ¿Sería posible que te quedaras en el rancho conmigo?

– ¿Vivir aquí, con tu familia?

– Sí.

– No -negó, tenso-. No pienso vivir con gente como Wade y Charmaine. Quiero mi propio espacio, independencia, mi propio hogar. Vine aquí para cortar mis lazos con Reginald, Savannah, y no he cambiado de idea al respecto.

Esa vez ella no pudo menos que indignarse ante la ingratitud que demostraba Travis hacia su padre.

– ¿Piensas olvidarte de que fue él quien te crió? -inquirió. El sarcasmo teñía sus palabras-. Cuando nadie te quería, ¡mi padre te dio un hogar!

– Yo siempre estaré en deuda con Reginald, desde luego… -replicó, irritado- pero no voy a dedicar el resto de mi vida a pagársela. Voy a procurar olvidarme de que, a estas alturas, todavía ha intentado gobernar mi vida… hasta el punto de conspirar a mis espaldas junto a Henderson. ¡No seré el peón de nadie, ni siquiera de Reginald Beaumont!

– Pues será mejor que lleves cuidado -le espetó ella con los ojos brillantes-, ¡porque ese resentimiento tan monumental que siempre has tenido acabará creándote problemas!

– Eso ha sido un golpe bajo, Savannah.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La magia del deseo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La magia del deseo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La magia del deseo»

Обсуждение, отзывы о книге «La magia del deseo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x