Lisa Jackson - La magia del deseo

Здесь есть возможность читать онлайн «Lisa Jackson - La magia del deseo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La magia del deseo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La magia del deseo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En otro tiempo, Savannah Beaumont había amado a Travis McCord con todo su corazón. Y una noche de verano, durante su adolescencia, había llegado a creer que él también la amaba. Pero al amanecer se había impuesto la verdad: Travis se había marchado y ella se había sentido como una tonta. Nueve años después, ella seguía diciéndose a sí misma que odiaba a Travis.
Ahora él había regresado al rancho de los Beaumont, y Savannah quería mantenerlo a distancia, pero el engaño tenía muchas caras. Travis le pedía que confiara en él para ayudarla a descubrir los secretos que escondía su propia familia. ¿Podría olvidar las traiciones del pasado… y el deseo que seguían sintiendo el uno por el otro?

La magia del deseo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La magia del deseo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Vendrás conmigo?

– Por supuesto -respondió, pero Wade alzó una mano para protestar.

– Ni hablar, Savannah. Quiero que dejes a mi hijo en paz. Si no lo hubieras animado a montar ese caballo, ahora mismo no nos encontraríamos en esta tesitura.

– Pero papá…

– Yo sólo he querido y quiero lo mejor para Josh.

– Por favor -suplicó el niño en tono desgarrador-. Ven conmigo…

Tragándose las ganas de llorar, Savannah lo miró y sacudió la cabeza.

– Iré a visitarte después, Josh. Antes tengo que recibir al veterinario para que pueda curar a Mystic.

– ¿Es que está herido?

– No lo sabemos, pero lo ha pasado tan mal como tú. Te prometo que en cuanto sepamos algo, te avisaré.

– De acuerdo -repuso con evidente esfuerzo.

– Bien. Y en cuanto vuelvas a casa, celebraremos la Navidad.

– Pero Navidad es mañana…

– Te esperaremos para celebrarla.

– ¿Me lo prometes?

– Te lo prometo -se separó de él, conteniendo las lágrimas.

– Yo iré con Josh -dijo Charmaine mientras majaba las escaleras cargando con un saco de dormir-. Wade nos seguirá en el coche.

– Yo también voy -declaró Virginia, apareciendo de pronto en el rellano. Se había vestido para salir.

– No tendrías que estar levantada -le reprochó Charmaine.

– Ya lo sé, pero Josh es mi nieto y quiero hacerle compañía en el hospital.

– ¿Señora? -le preguntó uno de los sanitarios a Charmaine, a la espera de su decisión.

– No hay tiempo que perder: nosotros nos vamos ya. Vosotros arreglaros como queráis -dijo a Wade y a Virginia antes de seguir a los sanitarios a la ambulancia.

– Ya está todo dicho -afirmó Virginia, tozuda.

– Pero mamá… -protestó Savannah. No llegó a acabar la frase, acallada por la mirada de desafío de su madre.

– ¿Estás segura? -preguntó Wade-. Sabes que deberías descansar y…

– Pienso ir al hospital. Será una buena oportunidad para que tú yo hablemos de tu relación con Josh.

– No creo que…

– Tendremos tiempo para hacerlo. Vamos, en marcha -Virginia terminó de bajar las escaleras.

– Está bien -cedió Wade, tenso, pero de inmediato se volvió hacia Savannah- Quiero que me avises enseguida cuando el veterinario examine a Mystic.

– Yo espero lo mismo de ti cuando el médico examine a Josh.

Y lo vio salir de la casa detrás de Virginia, con expresión preocupada.

Travis y Lester regresaron una hora después. Steve Anderson, el veterinario del rancho, ya estaba esperando en la oficina situada encima de las cuadras cuando la gran camioneta entró en el patio.

– Bueno, vamos a ver esa lesión -dejó la taza sobre la mesa y se levantó.

Travis bajó primero de la camioneta. Savannah dedujo por su expresión que traer de vuelta a Mystic les había costado más de lo que esperaban. La tensión resultaba evidente en sus rasgos.

– No tiene buen aspecto -admitió, pasándole un brazo por los hombros-. Lester está de acuerdo conmigo. Creemos que se ha roto la articulación.

– Quizá no -replicó ella, esperanzada.

Lester y Reginald ya habían abierto la puerta trasera. El caballo se encontraba en un estado de shock. Con los ojos desorbitados, dio un violento respingo cuando el veterinario se inclinó hacia él.

– Parece una fractura. Los huesos de la articulación -dijo Lester mientras Steve procedía a examinarlo.

El veterinario frunció el ceño nada más ver la herida. Cuando intentó ponerle una férula en la pata, el animal se revolvió.

– Hay que llevarlo inmediatamente a la clínica -reflexionó en voz alta-. Necesitaré hacerle una radiografía y probablemente habrá que operar. Ojalá no tenga nada roto. Sin embargo, debo ser realista. Me temo que Lester está en lo cierto.

A Savannah se le hizo un nudo en la garganta. Travis procuraba consolarla en silencio.

– Será mejor que nos pongamos en marcha -aconsejó Steve.

– Adelante -dijo Reginald-. Travis, ¿querrías conducir tú la camioneta?

– Claro -respondió, ceñudo.

– Yo también voy -afirmó Savannah con tono firme-. Esta vez no me vais a dejar aquí sola.

– No. Tú tienes que quedarte aquí -replicó su padre.

– ¿Por qué?

– Es evidente. Necesitas descansar.

– ¡Estoy perfectamente!

Reginald montó en cólera.

– ¡Ya has jugado bastante a la heroína saliendo a buscar a Josh! Ya está bien. Te necesitamos aquí. Piensa un poco. ¿Y si Charmaine llama para darnos noticias de Josh? ¿Es que no quieres enterarte de su estado?

Savannah miró impotente a su padre y luego a Travis.

– Está bien -cedió, reacia-. Pero esto empieza a parecer una conspiración…

– No te creas -repuso Reginald, ya más tranquilo-. Necesito que alguien se quede aquí para encargarse de todo. Tan pronto como sepamos algo más sobre Mystic, te llamaremos.

Steve ya se dirigía hacia su todo terreno. Reginald y Lester subieron a la camioneta. Travis parecía terriblemente cansado. Pese a ello, Savannah vio brillar una promesa en sus ojos.

– Volveré. Pronto.

– Te estaré esperando -sonrió alzando una mano para acariciarle la barbilla.

Savannah se quedó donde estaba mientras veía alejarse la camioneta. Nunca en toda su vida se había sentido tan sola. Josh estaba de camino al hospital. Travis, Lester y Reginald se llevaban a Mystic hacia un destino en el que prefería no pensar. Mientras ella se quedaba sola como única responsable del rancho.

Estremecida, volvió a la casa y dejó entrar a Arquímedes. Era su única compañía.

Miró las primeras luces del alba por la ventana de la cocina y sacudió la cabeza. En aquel instante lo habría dado todo por estar en brazos de Travis.

Nueve

El tiempo parecía arrastrarse con desesperante lentitud mientras esperaba a saber algo de Josh y de Mystic. Ya casi había oscurecido cuando por fin sonó el teléfono. Era Charmaine. Parecía exhausta.

– Josh se pondrá bien.

Savannah se apoyó en la pared de la cocina, aliviada.

– ¡Gracias a Dios!

– Pero tendrá que quedarse unos días en el hospital. Tiene la clavícula y varias costillas rotas, aparte de un buen montón de moratones y arañazos. Afortunadamente no hay señal alguna de hemorragia interna. En dos o tres días debería estar fuera del hospital.

– Menos mal.

– Y que lo digas -Charmaine suspiró-. Dime, ¿sabes algo de Mystic? Josh no deja de preguntar por esa maldita criatura.

– Todavía no. El veterinario estuvo aquí y se lo llevó a la clínica de Sacramento. Todo el mundo, incluido el propio Steve, parece pensar que se ha roto una pata.

– ¿Se trata de una lesión grave?

– Muy grave.

– Entiendo -susurró Charmaine-. Pero se pondrá bien aunque ya no pueda volver a correr, ¿verdad?

– No lo sé. Supongo que muchos caballos lo hacen -reflexionó Savannah en voz alta-. Todo depende del caballo, de su fuerza mental, de la calidad de la atención veterinaria y de la suerte, entiendo yo. El problema es que el temperamento de Mystic trabaja en su contra. Estaba muy alterado. Y eso no es bueno.

– Pero seguro que podrán salvarlo.

– Eso espero, por el bien de todos -repuso Savannah. Sabía que si Mystic no sobrevivía, la culpa consumiría a Josh.

– Conservemos entonces la esperanza. Mira, te llamaré si cambiamos de planes… pero, al menos, por esta noche, Wade y yo nos quedaremos aquí.

– ¿Cómo está Wade?

– No muy bien. Josh ha admitido que si se llevó el caballo fue porque estaba enfadado con su padre. También me dijo que su intención era escaparse de casa. Incluso me contó cómo había arrancado el cable del sistema de alarma otra noche para poder entrar en los establos de noche.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La magia del deseo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La magia del deseo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La magia del deseo»

Обсуждение, отзывы о книге «La magia del deseo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x