• Пожаловаться

Liz Fielding: Huyendo del destino

Здесь есть возможность читать онлайн «Liz Fielding: Huyendo del destino» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современные любовные романы / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Liz Fielding Huyendo del destino

Huyendo del destino: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Huyendo del destino»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Dora se había refugiado en la casa de su cuñado Richard para esconderse de la prensa. Y cuando John Gannon se presentó allí en una noche fría y tormentosa, ella no pudo hacer otra cosa salvo dejar que se quedara. No fue sólo su devastador encanto o su sonrisa sensual lo que le hicieron ayudar a un hombre que huía, sino la adorable niña que llevaba en brazos… Pero, aunque el amigo de su cuñado era parco en explicaciones, Dora creyó su historia lo suficiente como para ayudarlo. Era evidente que, fuera quien fuera, era un padre preocupado y que haría lo que fuera por mantener a Sophie a salvo. Era una lástima que lo único que mantuviera a Dora a salvo de Gannon fuera el malentendido de que ella era la mujer de Richard…

Liz Fielding: другие книги автора


Кто написал Huyendo del destino? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Huyendo del destino — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Huyendo del destino», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Puede que tenga una de repuesto.

– ¿No lo sabes?

Podría haberlo sabido si fuera su esposa. Sin embargo, no se imaginaba a Poppy preocupándose por tales cosas. Su hermana no era un ama de casa típica, pero Richard no se había casado con ella por sus talentos caseros. Se dirigió a la puerta, pero Gannon alargó la mano por encima de la cabeza e impidió que la abriera.

– ¿A dónde crees que vas?

– A buscarla en el de Richard… -tragó saliva-. En nuestro cuarto de baño. No tardaré nada. O quizá prefieras llevar barba para disfrazarte.

– No, no necesito ningún disfraz.

– ¿De verdad? Mejor, porque no te pegaría -hizo un gesto hacia la puerta y esperó a que él la abriera-. Seguiré cantando si quieres.

– Hazlo, pero por favor bajo para no despertar a Sophie. Sólo… cambia el disco.

– ¿No te gusta esa canción?

Dora no esperó por su respuesta y desapareció entonando algo suave.

A pesar de sí mismo, Gannon sonrió.

Ella siguió tarareando mientras examinaba los armarios del cuarto de baño de Poppy y Richard encontrando para alivio suyo una cuchilla, espuma de afeitar y una antigua brocha.

Entonces, tarareando un poco más fuerte se fue al descansillo y corrió hacia su habitación, donde Sophie seguía profundamente dormida. Su teléfono móvil estaba en el bolso y tenía la sensación de que antes o después Gannon lo registraría para buscar las tarjetas o las llaves del coche. Lo sacó y estaba a punto de conectarlo cuando vio la sombra de Gannon sobre la cama.

– ¿Qué estás haciendo?

Dora no lo había oído llegar, pero dio un respingo y se dio la vuelta para mirarlo con las manos en la espalda.

– Me has dado un susto.

– Dejaste de cantar.

– Sí -tenía el corazón desbocado como una fugada mientras lo escondía entre las mantas-. Pensé que había oído llorar a Sophie. No quería despertarla.

– ¿Llorar?

Gannon sólo llevaba puestos los pantalones del chándal y bajo la tenue luz, ahora parecía más peligroso que cuando se había desnudado en el brillante cuarto de baño.

– No, debió ser el viento.

Se alegró de que no estuviera mirándola porque hubiera sabido al instante que estaba mintiendo. Entonces la miró y ella estaba segura de que lo sabía pero no dijo nada, sólo pasó por delante de ella y se inclinó sobre Sophie estirando la ropa donde ella la había corrido. Dora contuvo el aliento cuando él empezó a estirar la sábana de abajo. Seguramente descubriría el teléfono. O Sophie se despertaría y lo sentiría.

– Parece que se le ha quitado el sonrojo -dijo para distraerlo mientras rozaba con suavidad la frente de la niña-. ¿Crees que ya no tiene fiebre?

– Sólo necesita descansar y tiempo para recuperarse.

– Y la arrastrarás contigo por el campo en medio de una tormenta por la noche.

– No, por eso la he traído aquí -replicó dándose la vuelta-. Bueno, ¿dónde está?

Dora se quedó helada.

– ¿El qué?

Apenas pudo evitar mirar a la cama, donde estaba segura de que el teléfono debía abultar.

– La cuchilla de afeitar.

– Está aquí -alcanzó la bolsa que había dejado en la mesilla de noche-. Te la dejaré en el baño.

Se dirigió hacia la puerta ansiosa por salir de la habitación antes de que él notara nada. Pero Gannon la detuvo.

– Tranquila, Dora. Ya me las puedo arreglar solo.

Agarró el jabón, la cuchilla y la brocha. Al hacerlo, le rozó el seno con el dorso de la mano y ella dio un respingo.

– No hay motivos por los que no puedas irte a dormir ya.

Ella lo miró con la boca abierta.

– ¿Crees que podría dormir? Debes estar de broma.

Gannon sonrió.

– Si te portas bien, estarás a salvo, te lo prometo. Pero ya que Sophie ha ocupado tu cama, acuéstate con ella si te sientes más segura.

– ¿No quieres quedarte tú con ella?

– Estoy segura de que la cuidarás bien, Dora. Yo me echaré en el sofá de abajo -no tenía prisa por irse y, alargando la mano, alcanzó su bolso-. Pero no te importará que me lleve esto conmigo, ¿verdad? Solo por precaución.

Ella sacudió la cabeza sin decir nada. Con qué facilidad habría perdido su única posibilidad de ponerse en contacto con el mundo exterior si no hubiera aprovechado la oportunidad…

– No. Como quieras.

– Espero no tener que hacerlo, pero si es necesario, te dejaré firmado un pagaré por cada cosa que me lleve.

– Estupendo. Llévate lo que quieras.

Por ella como si se llevaba hasta el fregadero con tal de que se fuera. Dora estaba segura de que su hermana lo entendería y Gannon se lo explicaría él mismo a Richard en cuanto lo viera.

Miró hacia la cama. Al menos si dormía con la niña, Gannon no se la llevaría en mitad de la noche. Y en cuanto bajara, ella podría pedir ayuda por teléfono.

«No mires a la cama»

– ¿Quieres que te meta yo? -preguntó él sin prisa por irse-. Ya que Richard no está aquí…

Dora sintió un fuerte ardor en las mejillas. El sonrojo se estaba empezando a convertir en un serio problema.

– Creo que me las arreglaré yo sola. Gracias, de todas formas. ¿Puedes cerrar la puerta al salir? -él no se movió-. Por favor.

Gannon se encogió de hombros y se dirigió a la puerta, pero se dio la vuelta en el umbral.

– ¿Qué es lo que prefieres por la mañana, té o café? -ella lanzó una carcajada ahogada-. Sólo estaba intentando ser un invitado considerado.

– Lo más considerado que puedes hacer es irte. Ahora.

– Lo siento, Dora. No puedo ser tan considerado. Sophie necesita un largo descanso.

– Entonces, ¿por qué no te vas y nos dejas en paz? Yo cuidaré a Sophie.

– ¿Lo harás? -se quedó mirándola fijamente un momento-. Venimos los dos en el mismo paquete, Dora. No puedes tener al uno sin el otro. Si intentas separarnos, te buscarás más problemas de los que puedas imaginar.

Entonces cerró la puerta y la dejó en la oscuridad.

Podría haber despedido a la policía, pero necesitaba algún tipo de ayuda para salir de aquel lío.

Sarah provenía de una larga línea de mujeres que habían dedicado su vida a organizar el Imperio. Ella sabría qué hacer.

Se sentó en el borde de la cama y metió la mano entre las sábanas. Sophie se movió y ella contuvo el aliento. Un sólo murmullo de la niña haría que Gannon volviera al instante.

Abrió la tapa y deslizó los dedos temblorosos por el botón de conexión.

Nada.

Lo intentó de nuevo.

Nada de nuevo. Se había quedado sin batería.

Capítulo 4

Cuando Gannon cerró la puerta, los dedos todavía le cosquilleaban del roce de su seno cubierto de satén. ¿Qué diablos le estaba pasando?

Había pasado su décimo tercer cumpleaños en un agujero de zorros lleno de nieve mientras le disparaban sin cesar, por Dios bendito. Era demasiado mayor como para reaccionar como un adolescente sólo por rozar a una cálida mujer y haberle provocado una inesperada y evidente respuesta.

Pero de una cosa estaba seguro: Dora no parecía una recién casada. Al menos no una recién casada feliz. Y era muy raro que un marido se fuera dejando a su reciente esposa sola. ¿Se habría trasladado ella fuera de la habitación matrimonial antes o después de la partida de Richard? Antes, decidió. Ninguna mujer hubiera dejado una habitación decorada por ella misma a menos que se viera obligada. Apretó la mandíbula.

Y después estaba la forma en que lo había mirado cuando se había desvestido delante de ella en el baño. Él había supuesto que se quedaría al otro lado de la puerta y sin embargo, había entrado en el baño como si no pudiera esperar y se había quedado mirándolo fijamente con aquellos increíbles ojos. Por un momento se había sentido tentado de tomarla por lo que había visto allí. Incluso con un par de costillas rotas había tenido que hacer un gran esfuerzo por no mandar el honor al infierno.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Huyendo del destino»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Huyendo del destino» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Liz Fielding: Cena para Dos
Cena para Dos
Liz Fielding
Liz Fielding: El Milagro del Amor
El Milagro del Amor
Liz Fielding
Kate Hoffmann: En la Noche
En la Noche
Kate Hoffmann
Susan Mallery: El Seductor Seducido
El Seductor Seducido
Susan Mallery
Julia Quinn: Te Doy Mi Corazón
Te Doy Mi Corazón
Julia Quinn
Отзывы о книге «Huyendo del destino»

Обсуждение, отзывы о книге «Huyendo del destino» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.