Liz Fielding - Un Marido de Ensueño

Здесь есть возможность читать онлайн «Liz Fielding - Un Marido de Ensueño» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Un Marido de Ensueño: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un Marido de Ensueño»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Stacey estaba bien sola. El problema era que sus dos hijas querían un padre y habían decidido que fuera Nash Gallagher.
Nash era estupendo con las niñas y, además, besaba maravillosamente. Pero hacía falta mucho más que unos labios sugerentes para que Stacey se casara de nuevo. En esa ocasión, quería un marido en quien pudiera confiar y Nash no era lo que parecía ser…

Un Marido de Ensueño — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un Marido de Ensueño», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Has llegado un poco pronto, Lawrence. La niñera aún no está aquí.

– Lo siento -se disculpó-. No sabía exactamente dónde vivías y no quería llegar tarde -miró al reloj-. La recepción es a las siete.

– Tenemos mucho tiempo -le aseguró-. No conoces a mis hijas, ¿verdad? Son Clover y Rosie.

– Me llamo Primrose -la corrigió Rosie-. Mi madre nos puso nombre de flores silvestres. Mamá las cultiva, ¿lo sabía?

– ¿Sí? -Les habló en ese tono paternalista que usan los hombres que no están acostumbrados a los niños-. Si hubierais sido niños, ¿qué habríais hecho?

– Si hubiéramos sido niños nos habría llamado Lou sewort y Frogbit.

Stacey miró a las niñas en silencio, advirtiéndoles que se comportaran y luego sonrió a Lawrence.

– Vente a la cocina y cuéntame qué es exactamente lo que pasa esta noche -dijo ella, para salvarlo de sus hijas. Estaba claro que no le perdonaban que las hubiera privado de la compañía de Nash.

Llenó un jarrón con la intención de hacer que aquellas flores tan tiesas tuvieran un aspecto medianamente natural. Hizo lo que pudo y se volvió a él.

– Ha sido un detalle muy bonito, Lawrence…

Las palabras murieron en su boca al ver apostado en la puerta a Nash.

Tenía el pelo y la camisa mojados, los pantalones cortos sucios y las botas llenas de pintura amarilla. El contraste con la pulcra apariencia de Lawrence era innegable.

Lo único que ambos hombres tenían en común era su expresión de sorpresa, mezclada con la de desaprobación.

– Nash -dijo ella-. ¿Has venido a ver a la gata?

El apartó la vista de Lawrence y la miró a ella.

– Bonitas flores -afirmó, queriendo decir «caras, aburridas y predecibles». Exactamente lo mismo que ella pensaba-. Y te has arreglado el pelo. Antes no me di cuenta. Supongo que estaba distraído.

Se ruborizó por completo al recordar que era lo que lo había distraído.

– ¿Stacey? -Lawrence le tocó el codo como si tratara de darle seguridad, pero no ayudó en absoluto.

Ella no sabía qué hacer.

– ¿Qué quieres, Nash?

Le mostró un trozo de papel.

– Nada. Había venido a darte esto. Alguien vino esta mañana a ver la habitación -dijo él, con un la voz afilada como el filo de un cuchillo.

Ella no hizo ni el más mínimo amago de ir a por el papel, así que él se acercó y se lo puso en la mano.

Olía a tierra mojada y a césped y a pintura y ansió poder apretar su cuerpo contra el suyo y haber hecho que la besara y que el mundo desapareciera para siempre.

– Dejó su nombre y su número de teléfono.

– Nash -la cosa cada vez iba a peor-. Estaba buscando a alguien para mucho tiempo. Tú dijiste que estabas de paso.

– No necesito explicaciones, Stacey. Fue un error -miró a Lawrence-. Veo, exactamente, cómo son las cosas -se sacó las llaves del bolsillo-. Aquí están tus llaves.

– No.

– No voy a poder cuidar de la gata mañana.

Se dio la vuelta y salió.

– ¡Nash! -ella lo siguió, apartándose de Lawrence, sin importarle qué pensara.

Necesitaba explicarle a Nash lo de la habitación y lo de su cita.

– ¡Nash, maldito seas! -él no se volvió-. Yo soy la que tiene que cuidar de la gata, cuando procede de tu jardín.

Él se detuvo y se volvió, como si fuera a retroceder. Pero no lo hizo.

Miró por encima del hombro y vio a Vera aparecer por un lado de la casa con un vídeo y paquete de patatas.

– Si no te las arreglas bien, llévala al refugio de animales.

– ¡Jamás haría eso! -Stacey estaba furiosa.

Vera la miraba boquiabierta, mientras Lawrence miraba el reloj, claramente ansioso de haber podido estar en otro lugar en aquel momento.

Ella no tuvo más opción que dejarlo, al menos por el momento. Más tarde, iba a hacer que la escuchara.

– ¿Nos vamos? -le dijo a Lawrence.

El le abrió la puerta del coche, un Mercedes, por supuesto. Sabía que debía sentirse impresionada, pero no lo estaba. Le daba lo mismo.

Prefería caminar con Nash que disfrutar de todo el lujo del mundo con Lawrence, que no olía a otra cosa más que a colonia cara.

Quería aire fresco y ropa cómoda, y se sentía terriblemente mal porque Nash pensaba que iba a haber algo entre Lawrence y ella. Tal vez eso era lo que estaba en la agenda de su hermana, pero no en la suya.

Lawrence se aclaró la garganta.

– Todavía hace mucho calor, ¿verdad? No vendría mal un poco de lluvia para limpiar el aire.

¡Cielo santo! Estaba hablando del tiempo. El tema favorito de un convencional hombre inglés. Bueno, al menos no iba preguntarle quién era Nash. No. Era demasiado correcto.

– Supongo que no habrás oído el pronóstico del tiempo, ¿verdad?

– Pues no. Me lo he perdido – ¡maldición! Tenía que acordarse de oírlo para el sábado. Le daría un tema de conversación para la cena-. ¿Te importaría que abriera la ventana?

– No hace falta -le dio a un botón y la temperatura bajó a toda prisa-. Hay aire acondicionado-Stacey había sido capaz de darse cuenta de eso por sí misma. Cuando se disponía a explicarle que prefería abrir la ventana, él intervino una vez más-. Sé cuanto os molesta a las mujeres que se os revuelva el pelo.

No sabía nada.

Ella necesitaba que se le revolviera el pelo. Quería la cara libre de maquillaje, quería quitarse los zapatos y aquellas malditas medias, y tumbarse en el césped frío.

Pero no con Lawrence Fordham.

Capítulo 9

Nash llegó hasta el final del jardín de Stacey. Pero estaba temblando de tal manera, que no podía escalar el muro, así que se vio obligado a enfrentarse a sus sentimientos. No tenía ninguna duda de cuáles eran.

Estaba celoso. Y, de no haberse salido cuando lo hizo, habría acabado dándole un puñetazo al tipo de la camisa almidonada en el momento que le había tocado el codo.

Luego, le habría dicho que no necesitaba peluquerías, ni maquillajes ni trajes de seda para estar hermosa.

Estaba maravillosa con el pelo sujeto atrás en con una goma de Rosie, con una camiseta corta y unos pantalones anchos, y las uñas llenas de pintura azul.

Pero seguro que no quería saber nada de eso.

Teniendo en cuenta el claro esfuerzo que había hecho con su apariencia, estaba claro que estaba haciendo el gran número para el hombre de la camisa almidonada.

¿Y por qué no? Después de todo, estaba claro que tenía dinero.

El dinero era un fuerte incentivo. Su padre seguro que se había casado con su madre por dinero, pues había muy poco amor en su relación.

Pero él había pensado que Stacey quería algo más. Claro que el tipo de la camisa almidonada podría darle a Rosie y a Clover un montón de cosas caras, pero eso no podía sustituir al amor. Él era un experto en el tema.

Evidentemente, aquella recepción no era tan simple como ella le había dicho. Iba a haber muchos peces gordos.

Dio un puñetazo a la pared y ni siquiera notó el dolor, pues el de su corazón era el único con el que podía enfrentarse su cabeza.

Se había pasado toda la vida tratando de evitar aquello. Pero dicen que uno nunca oye la flecha cuando se va aproximando.

La verdad era que eso no era cierto. Había sabido que la herida era mortal desde el momento en que la había mirado por primera vez. Desde entonces, no había estado más que tratando de engañarse, diciéndose que podía manejar la situación.

Se tendría que ir al día siguiente. Alquilaría una habitación en la ciudad, daría su charla en la universidad y le diría adiós a Archie. Dejaría que construyeran las naves industriales o lo que quisieran. A Stacey le daría lo mismo, y a él también, ya que ella tenía otros planes.

Él se iba a marchar del país en cuanto tuviera la oportunidad.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Un Marido de Ensueño»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un Marido de Ensueño» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Un Marido de Ensueño»

Обсуждение, отзывы о книге «Un Marido de Ensueño» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x