• Пожаловаться

Rachel Gibson: Simplemente Irresistible

Здесь есть возможность читать онлайн «Rachel Gibson: Simplemente Irresistible» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современные любовные романы / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Rachel Gibson Simplemente Irresistible

Simplemente Irresistible: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Simplemente Irresistible»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Georgeanne Howard, una encantadora belleza sureña, deja a su prometido plantado en el altar cuando se da cuenta de que no es capaz de casarse con un hombre que podría ser su abuelo… por mucho dinero que éste tenga. John Kowalsky, inconscientemente, la ayuda a escapar… hasta que se percata de que se está fugando con la novia de su ¡¡¡jefe!!!… pero ya es demasiado tarde para dar marcha atrás. En lo más alto de su carrera, esta rebelde estrella del hockey no quiere ser el salvador de nadie -salvo de sí mismo- y no importa lo bella que la dama en cuestión pueda ser. Lo malo es que les espera una larga noche por delante -una noche demasiado ardiente como para resistirse a la tentación. Años más tarde, Georgeanne y John vuelven a encontrarse. Ella está tratando de convertirse en una encantadora ama de casa de Seattle y él ha dejado atrás sus días de juerga. Pero se queda completamente asombrado cuando se entera de que esa noche inolvidable con ella tuvo como fruto una niña -su hija-, y está decidido a formar parte de su vida. Georgeanne ha amado a John desde el momento en que se metió en su Corvette rojo siete años atrás, pero no quiere volver a arriesgar su corazón en el intento. ¿Realmente se ha convertido en un hombre nuevo? ¿Será capaz de enfrentarse a la furia de su jefe, perdiendo su última oportunidad de alcanzar la gloria, para demostrar que esta vez su amor será para siempre?

Rachel Gibson: другие книги автора


Кто написал Simplemente Irresistible? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Simplemente Irresistible — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Simplemente Irresistible», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Adónde vas?

– A la casa que tengo en Copalis.

– Al señor Duffy no va a gustarle.

– Qué pena -fue el comentario despreocupado de John cuando rodeó la mansión de ladrillo de tres pisos dirigiéndose hacia el Corvette del 66 que estaba aparcado enfrente. El descapotable había sido el regalo que se había hecho a sí mismo un año antes, al fichar por los Chinooks firmando un contrato millonario con el equipo de hockey de Seattle. John amaba su Corvette clásico. Adoraba aquella gran máquina y todo su poderío. Ya se imaginaba quemando rueda sobre la autopista.

Cuando se despojó de la chaqueta azul, un destello rosado en lo alto del camino adoquinado reclamó su atención. Lanzó la chaqueta al asiento de atrás del brillante coche rojo y se detuvo para observar a la mujer que, con un corto vestido rosa, se escabullía entre las macizas puertas dobles. Golpeó el neceser beige contra la dura madera y una corriente de aire le alborotó docenas de tirabuzones oscuros sobre los hombros desnudos. Parecía envuelta en raso desde las axilas hasta la mitad de los muslos. El largo lazo blanco que adornaba el corpiño del traje hacía poco por ocultarle el pecho. Tenía las piernas largas y bronceadas, y calzaba unas sandalias de tacón alto sin correas.

– Oiga, señor, espere un momento -lo llamó jadeante con un acento claramente sureño. Los tacones de sus ridículos zapatos hacían un ligero «clic-clic» mientras bajaba a saltitos la escalera. El vestido era tan ceñido que tenía que descender de lado y, con cada paso apresurado, le presionaba los pechos que sobresalían por la parte superior.

John pensó en decirle que se detuviera antes de lastimarse. Pero lo único que hizo fue cambiar el peso de un pie a otro, cruzar los brazos y esperar hasta que se paró al otro lado del coche.

– Creo que no debería correr con eso -aconsejó.

Bajo dos cejas perfectamente arqueadas, unos ojos verde pálido se clavaron en los de él.

– ¿Es usted uno de los jugadores de hockey de Virgil? -preguntó, quitándose las sandalias y agachándose para recogerlas. Algunos de los brillantes rizos oscuros se le deslizaron sobre los hombros bronceados y le rozaron la parte superior de los pechos y el lazo blanco.

– John Kowalsky -se presentó. Con esos labios exuberantes que invitaban a besarlos y ojos brillantes, le recordaba al mito sexual favorito de su abuelo: Rita Hayworth.

– Necesito salir de aquí. ¿Puedes llevarme?

– Claro. ¿A dónde te diriges?

– A cualquier sitio lejos de aquí -contestó ella, lanzando el neceser y los zapatos al suelo del coche.

Una sonrisa se insinuó en los labios de John mientras se deslizaba en el Corvette. No había planeado tener compañía, pero tener a Miss Enero en el coche no era tan malo. Cuando ella se acomodó en el asiento del pasajero, arrancó el motor y se puso en marcha. Se preguntó quién era y por qué tenía tanta prisa.

– Oh, Dios -gimió ella mientras miraba cómo se alejaban de la casa de Virgil-. Dejé a Sissy allí sola. Fue a recoger su ramo de lilas y rosas, ¡y salí corriendo!

– ¿Quién es Sissy?

– Mi amiga.

– ¿Estabas invitada a la boda? -preguntó. Cuando ella asintió con la cabeza, John imaginó que sería una dama de honor o algo por estilo. Aceleró al llegar a los abetos y cuando atravesaron un camino de granjas con rododendros rosados, la estudió por el rabillo del ojo. Un bronceado saludable le teñía la piel suave y, al mirarla bien, se dio cuenta de que era más bonita de lo que había pensado en un principio, y bastante más joven.

Ella miró hacia delante otra vez, el viento le alborotó el pelo que le revoloteó sobre la cara y los hombros.

– Oh, Dios mío. Esta vez he metido bien la pata -gimió, alargando las vocales.

– Si quieres te llevo de vuelta -ofreció él, preguntándose qué habría sucedido para que esa mujer dejara plantada a su amiga.

Ella negó con la cabeza, y las perlas que colgaban de sus pendientes le rozaron suavemente la mandíbula.

– No, es demasiado tarde. Ya lo hice. Quiero decir, hace un rato que lo hice… o sea, esto… es algo que ya está hecho.

John centró la atención en la carretera. En realidad, que la mujer derramara lágrimas no le molestaba demasiado, pero odiaba la histeria y tenía el mal presentimiento de que esa mujer estaba a punto de ponerse histérica en su presencia.

– Eh… ¿cómo te llamas? -preguntó, esperando evitar una escena.

Ella inhaló profundamente, tratando de soltar el aire lentamente mientras se apretaba el estómago con una mano.

– Georgeanne, pero todo el mundo me llama Georgie.

– Bien, ¿Georgie qué?

Ella se colocó la palma de la mano en la frente. Llevaba la manicura francesa.

– Howard.

– ¿Y dónde vives, Georgie Howard?

– En McKinney.

– ¿Justo al sur de Tacoma?

– Acabaré por lamentarlo -gimió, respirando agitadamente-. No puedo creer lo que he hecho. No quiero creerlo.

– ¿Te estás mareando?

– Creo que no -sacudió la cabeza y tomó aire-. Pero no puedo respirar.

– ¿Estás hiperventilando?

– No… Sí… ¡No lo sé! -Lo miró con ojos asustadizos y húmedos. Comenzó a arañar con los dedos la tela de raso que le cubría las costillas y el dobladillo del vestido se le subió un poco más por los muslos suaves-. No me lo puedo creer. No me lo puedo creer -gimió entre grandes hipidos entrecortados.

– Pon la cabeza entre las rodillas -le ordenó, mirando brevemente a la carretera.

Ella se inclinó un poco hacia adelante, luego se dejó caer hacia atrás en el asiento.

– No puedo.

– ¿Por qué demonios no puedes?

– ¡Tengo el corsé demasiado apretado… ¡Dios mío! -Su arrastrado acento sureño se hizo más acusado-. La he liado bien esta vez. No me lo puedo creer… -continuó con la letanía ya familiar.

John empezaba a pensar que ayudar a Georgeanne no había sido tan buena idea después de todo. Pisó hasta el fondo el acelerador, impulsando el Corvette a través del puente que cruzaba por encima de la bahía de Puget Sound y rápidamente dejaron atrás Bainbridge Island. Las sombras verdes se deslizaron cada vez más rápido mientras el Corvette recorría la autopista 305.

– Sissy no me lo perdonará nunca.

– No me preocuparía por tu amiga -dijo, un tanto decepcionado de que su acompañante fuera tan blandengue como un cruasán-. Virgil le comprará algo bonito y se olvidará de todo lo demás.

Ella frunció el ceño.

– Creo que no -dijo.

– Seguro que lo hará -infirió John-. Probablemente la llevará a uno de esos sitios tan caros…

– Pero a Sissy no le gusta Virgil. Piensa que es un viejo verde.

A John se le erizaron los pelos del cogote y tuvo un presentimiento muy, pero que muy malo.

– ¿Pero Sissy no es la novia?

Ella clavó los ojos grandes y verdes en él y sacudió la cabeza.

– La novia soy yo.

– No tiene gracia, Georgeanne.

– Lo sé -gimió-. ¡No puedo creer que plantara a Virgil en el altar!

El nudo en la garganta de John se le subió a la cabeza, recordándole la resaca. Pisó el freno y desvió el Corvette a la derecha, deteniéndolo a un lado de la carretera. Georgeanne cayó contra la puerta donde se sujetó con ambas manos.

– ¡Jesús! -John aparcó de forma brusca el coche en el arcén y se quitó las gafas de sol-. ¡Dime que estás bromeando! -exigió, lanzando las Ray-Ban al salpicadero. No quería ni imaginar qué pasaría si realmente estaba atrapado con la novia fugitiva de Virgil. Pero entonces supo que ni siquiera tenía que imaginárselo, sabía lo que pasaría. Lo traspasarían a otro equipo en menos que canta un gallo. Y a él le gustaban los Chinook. Le gustaba vivir en Seattle. Lo último que quería era que lo traspasaran.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Simplemente Irresistible»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Simplemente Irresistible» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Christie Ridgway: Amor a ciegas
Amor a ciegas
Christie Ridgway
Rachel Gibson: Daisy Vuelve A Casa
Daisy Vuelve A Casa
Rachel Gibson
Susan Mallery: Dulces problemas
Dulces problemas
Susan Mallery
Отзывы о книге «Simplemente Irresistible»

Обсуждение, отзывы о книге «Simplemente Irresistible» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.