• Пожаловаться

Lois Bujold: Fronteras del infinito

Здесь есть возможность читать онлайн «Lois Bujold: Fronteras del infinito» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, год выпуска: 1992, ISBN: 84-406-2526-X, издательство: Ediciones B, категория: Космическая фантастика / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Lois Bujold Fronteras del infinito

Fronteras del infinito: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Fronteras del infinito»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Miles Vorkosigan, el entrañable personaje que se dio a conocer en , emprende gracias a la habilidad de la exitosa escritora de Lois McNaster Bujold nuevas aventuras. En esta ocasión se abordan asuntos de gran interés: los prejuicios sociales y sus consecuencias, una posible reflexión antirracista nacida en torno a la manipulación genética y una amena exploración de temas cuya conjunción resulta particularmente curiosa: religión, supervivencia y estrategia militar. Incluye los relatos: Las Montañas de la Aflicción Laberinto Fronteras del Infinito Premio Hugo a la mejor novela corta 1990 por .

Lois Bujold: другие книги автора


Кто написал Fronteras del infinito? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Fronteras del infinito — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Fronteras del infinito», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Thorne lo ayudó a vestirse cuando vio que no podía con una sola mano.

—¿Dónde diablos está mi equipo de comunicaciones de comando? —preguntó Miles.

—Nos dijeron que estabas herido y en estado de agotamiento absoluto. Te marcamos para evacuación inmediata.

—No sé quién fue, pero es un presuntuoso y un… —Miles se tragó la rabia. No había tiempo para mandar a nadie a buscar nada. Además, si hubiera tenido el equipo, se habría sentido tentado de dar órdenes y todavía no conocía lo suficiente las complejidades internas de la operación desde el punto de vista de la flota. Así que se resignó a quedar como observador sin ningún otro comentario. Por lo menos, eso lo dejaba libre para ocuparse de la retaguardia.

Pronto apareció el soldado con Beatrice y otros cuatro prisioneros que llevaban a Suegar en la manta. Lo dejaron a los pies de Miles.

—Que venga mi doctora —dijo Miles.

El soldado salió a buscarla. Cuando llegó se arrodilló junto al semiinconsciente Suegar y le quitó el código de la espalda. Un nudo de tensión se desató en el cuello de Miles al oír el siseo familiar del hiproespray con sinergina.

—¿Mal? —preguntó.

—No está bien —admitió la doctora, controlando el visor de diagnóstico—. El brazo roto, hemorragia en el estómago. Mejor será que éste vaya directo a cirugía en la nave de comando. Auxiliar… —hizo un gesto a un Dendarii que esperaba con los guardias el regreso de los transbordadores y le dio instrucciones incomprensibles. El hombre envolvió a Suegar en una película fina productora de calor.

—Me aseguraré de que llegue allí pronto —prometió Miles. Tembló un poco, envidiando la envoltura ahora que la niebla fría y ácida le perlaba el cabello y se le metía en los huesos.

La expresión y la atención de Tung se dirigieron de pronto a un mensaje que recibía de su equipo. Miles, que le había devuelto el equipo al teniente Murka para que siguiera con sus obligaciones, se paró y se puso a cambiar el peso de un pie al otro, impaciente por recibir las noticias. Elena. Elli. Si las han matado…

—Bien. Muy bien hecho —oyó a Tung—. Informad al punto de bajada A7. —Un movimiento de mandíbula para cambiar de canal—. Sim, Nout, volved con las patrullas a los perímetros del punto de bajada de vuestro transbordador. Las han encontrado.

Miles descubrió que estaba inclinado con las manos sobre las rodillas, esperando que se le aclarara la cabeza mientras el corazón le corría en círculos enloquecidos.

—¿Elli y Elena? ¿Están bien?

—No han pedido un médico… ¿Seguro que tú no necesitas uno? Estás blanco.

—Estoy bien. —El corazón de Miles se regularizó un poco. Se puso de pie y miró los ojos de Beatrice, llenos de interrogantes—. Beatrice, ¿buscarías a Tris y a Oliver? Necesito hablarles antes de que vuelvan a subir los transbordadores.

Ella asintió sin entender y se alejó. No saludó. Por otra parte, tampoco se negó a cumplir la orden. Miles se sintió absurdamente feliz.

El ruido atronador que había habido al principio en el círculo de la cúpula se había convertido ahora en un silencio con gemidos ocasionales de armas de fuego pequeñas, algún grito humano o alguna voz confusa amplificada artificialmente. A lo lejos, ardían fuegos, brillos anaranjados en la niebla. No era una operación quirúrgicamente limpia… Los cetagandanos iban a sentirse muy furiosos cuando contaran sus bajas. Era hora de irse. O más bien, ya se estaba haciendo tarde para irse. Trató de pensar en los códigos envenenados para contrarrestar la imagen de los empleados y los técnicos de los cetagandanos aplastados en medio de sus edificios en llamas, pero las dos pesadillas parecían potenciarse una a la otra en lugar de neutralizarse mutuamente.

Ahí llegaban Tris y Oliver, los dos aún un poco atónitos. Beatrice se colocó a la derecha de Tris.

—Felicitaciones —empezó Miles antes de que ellos pudieran abrir la boca. Tenía mucho que decirles y muy poco tiempo para hacerlo—. Ahora tenéis un ejército. —Hizo un gesto con el brazo para mostrar a los prisioneros, ex prisioneros, mejor dicho, en sus grupos de transporte alrededor del campo. Todos esperaban en silencio, muchos sentados en el suelo. ¿O eran los cetagandanos los que habían conseguido esa paciencia? Fuera quien fuere.

—Temporalmente —dijo Tris—. Creo que es porque están aturdidos. Si las cosas se ponen calientes, s, pierdes uno o más transbordadores, si alguien se aterroriza y empieza a cundir el panico…

—Puedes decirle a cualquiera que veas a punto de estallar que tiene permiso para subir conmigo si eso le ayuda. Ah… y será mejor que les digas que yo voy en el último transporte —puntualizó Miles.

Tung, que prestaba una atención dividida a esa confabulación y al equipo de comunicaciones que llevaba puesto, hizo una mueca de exasperacion ante esa novedad.

—Eso los tranquilizará —dijo Oliver.

—Por lo menos, les dará algo en qué pensar —concedió Tris.

—Ahora yo voy a daros algo en qué pensar a vosotros. La nueva resistencia de Marilac. Vosotros sois esa resistencia —dijo Miles—. Originariarmente, mi patrón me contrató para rescatar al coronel Tremont. Él iba a organizar un nuevo ejército para la lucha. Cuando lo encontré. … se estaba muriendo y tuve que decidir si seguía la letra de mi contrato y enviaba un cadáver o un hombre en estado catatónico, o más bien, seguía el espíritu y enviaba un ejército. Elegí eso último y os elegí a vosotros para llevarlo a cabo. Debéis continuar el trabajo del coronel Tremont…

—Yo sólo era teniente —empezó a decir Tris, horrorizada, a coro con Oliver— — Soy soldado raso, no oficial. El coronel Tremont era un genio …

—Pero vosotros sois sus herederos. Yo lo digo. Mirad a vuestro alrededor. ¿Os parece que cometí algún error al elegir a mis subordinados?

Después de un momento de silencio, Tris dijo:

—Aparentemente, no.

—Tenéis que establecer un estado mayor. Buscad a los genios en táctica, a los técnicos, y ponedlos a trabajar para vosotros. Pero las decisiones, el impulso y la dirección deben estar en vuestras manos. Recordaréis este lugar y recordaréis por qué hacéis lo que hacéis, siempre…

Oliver habló en voz baja y tranquila.

—¿Y cuándo vamos a salir de ese ejército, hermano Miles?

Mi servicio se terminó durante el sitio de Núcleo Dormido. Si hubiera estado en cualquier otro lugar, me habría ido a casa. —Hasta que el ejército de los cetagandanos hubiera arrasado las calles, claro.

—Incluso así. Las posibilidades no son buenas.

—Las posibilidades eran peores para Barrayar en su época y se sacaron a los cetagandanos de encima. Les llevó veinte años y más sangre que la que habéis visto en vuestras vidas, pero lo hicieron —aseguró Miles.

Oliver pareció más impresionado por ese antecedente histórico que Tris, que dijo escépticamente:

—Barrayar tenía a esos guerreros Vor, todos locos. Corrían a la batalla a toda velocidad, les gustaba morir. Marilac no tiene ese tipo de tradición cultural. Nosotros somos civilizados… o lo éramos, hace tiempo…

—Déjame contarte algo sobre los Vor de Barrayar —cortó Miles—. Los locos que buscaban una muerte gloriosa la encontraron muy pronto, te lo aseguro. Eso limpió de locos la cadena de mando. Los supervivientes fueron los que aprendieron a pelear sucio y a vivir para pelear otro día más y ganar. Los que sentían que nada, ni la comodidad, ni la seguridad, ni la familia, ni los amigos, ni su alma inmortal era más importante que ganar. Supervivencia y victoria. No eran superhombres ni inmunes al dolor. Sudaban llenos de dudas y confusión. No tenían ni la mitad de los recursos físicos que posee Marilac, incluso ahora. Y ganaron. Los Vor —dijo Miles y bajó la velocidad del discurso— no saben rendirse.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Fronteras del infinito»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Fronteras del infinito» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Fronteras del infinito»

Обсуждение, отзывы о книге «Fronteras del infinito» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.