• Пожаловаться

John Flanagan: Las ruinas de Gorlan

Здесь есть возможность читать онлайн «John Flanagan: Las ruinas de Gorlan» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Madrid, год выпуска: 2008, ISBN: 978-84-204-7303-1, издательство: Alfaguara, категория: Фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

John Flanagan Las ruinas de Gorlan
  • Название:
    Las ruinas de Gorlan
  • Автор:
  • Издательство:
    Alfaguara
  • Жанр:
  • Год:
    2008
  • Город:
    Madrid
  • Язык:
    Испанский
  • ISBN:
    978-84-204-7303-1
  • Рейтинг книги:
    5 / 5
  • Избранное:
    Добавить книгу в избранное
  • Ваша оценка:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Las ruinas de Gorlan: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Las ruinas de Gorlan»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Will es un chico de 15 años, bajo para su edad, pero ágil y lleno de energía. Toda su vida ha querido ser guerrero para seguir los pasos de ese padre que nunca llegó a conocer. Cuando le rechazan como aprendiz en la Escuela de Combate del castillo Redmont, se hunde en la desesperación, y aún más todavía cuando le asignan como aprendiz del enigmático Halt para formar parte del Cuerpo de Montaraces. Los montaraces La gente común y corriente teme a los montaraces y cree que son brujos, que su habilidad para moverse sin ser vistos tiene algo que ver con la magia negra. Will comparte ese temor supersticioso, pero mientras su entrenamiento progresa… descubre que las cosas son distintas de como siempre pensó. Cuando se ve envuelto en una conspiración, tiene que utilizar todo el talento para salvar a su compañero y mentor y no perecer en el intento…

John Flanagan: другие книги автора


Кто написал Las ruinas de Gorlan? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Las ruinas de Gorlan — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Las ruinas de Gorlan», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Conforme transcurrió el día y las sombras comenzaron a alargarse en los campos abiertos junto al bosque, llegó a una conclusión.

Tenía que saber qué había en el papel. Y tenía que saberlo esa noche.

Regresó cuando empezaba a oscurecer, evitando tanto a los aldeanos como a la gente del castillo, y se ocultó otra vez en las ramas de la higuera. Antes, se había deslizado en las cocinas sin que le vieran y se había hecho con pan, queso y manzanas. Las había mordisqueado de forma malhumorada, sin apenas saborearlas, según pasaba la tarde y el castillo comenzaba a acomodarse para la noche.

Observó los movimientos de los guardias, mientras se hacía una idea de lo que tardaban al hacer sus rondas habituales. Además de la vigilancia de la tropa, había un sargento de guardia en el camino a la puerta de la torre que conducía a los aposentos del barón Arald. Pero estaba demasiado gordo y somnoliento y era poco probable que supusiera un riesgo para Will. Al fin y al cabo, no tenía intención de utilizar la puerta o la escalera.

A lo largo de los años, su curiosidad insaciable y su afición por ir a sitios donde no se le suponía habían desarrollado en él la habilidad de moverse por espacios aparentemente abiertos sin ser visto.

Cuando el viento agitaba las ramas superiores de los árboles, éstas creaban formas en movimiento a la luz de la luna, formas que Will utilizaba ahora con un gran resultado. De manera instintiva ajustó sus movimientos al ritmo de los árboles, fundiéndose con facilidad con las sombras del patio, convirtiéndose en parte de él, y quedó así encubierto por éste. En cierto modo, la ausencia de una protección evidente facilitó su tarea. El sargento gordo no esperaba que nadie cruzase el espacio abierto del patio. Así que, como no esperaba ver a nadie, no consiguió hacerlo.

Sin aliento, Will se pegó a la áspera piedra de la pared de la torre. El sargento estaba apenas a cinco metros de distancia y Will podía oír su profunda respiración, pero un pequeño contrafuerte del muro le ocultaba de su vista. Estudió la pared que tenía delante, echando la cabeza hacia atrás para mirar arriba. La ventana del despacho del barón se hallaba a bastante altura, y más lejos, dando la vuelta a la torre. Para alcanzarla tendría que escalar, desplazarse después por la cara del muro hasta un punto más allá de la vertical de donde hacía guardia el sargento y ascender otra vez hasta la ventana. Nervioso, se humedeció los labios. Al contrario que las lisas paredes interiores de la torre, los enormes bloques de piedra que componían el muro exterior tenían grandes huecos entre sí. Escalar no sería ningún problema. Contaría con todo tipo de apoyos para manos y pies hasta arriba. Era consciente de que en algunos lugares la piedra se habría ido alisando por el clima al pasar los años y debería ir con cuidado. Pero ya había escalado las otras tres torres en alguna ocasión anterior y no esperaba encontrar ninguna verdadera dificultad con ésta.

No obstante, esta vez, si le veían no podría hacerlo pasar por una travesura. Estaría trepando en medio de la noche a una parte del castillo en la que no tenía ningún derecho a estar. Después de todo, el barón no había apostado guardias en la torre por diversión. Se suponía que la gente no debía acercarse a menos que tuviera algo que hacer allí.

Se frotó nervioso las manos. ¿Qué podrían hacerle? Ya le habían pasado por alto en la Elección. Nadie le había querido. Estaba condenado a una vida en el campo. ¿Qué podía haber peor que eso?

Pero una duda persistía en el fondo de su cabeza: no tenía la absoluta seguridad de estar condenado a esa vida. Aún le quedaba una débil llama de esperanza. Quizás el barón transigiera. Quizás, si Will se lo suplicara por la mañana y le hablara de su padre y de lo importante que era para él que le aceptasen en la Escuela de Combate, habría una muy ligera posibilidad de que se le concediera su deseo. Y entonces, una vez fuese aceptado, podría mostrar cómo su entusiasmo y dedicación le convertirían en un estudiante de mérito, hasta que diera el estirón.

Por otro lado, si le pillaran en los minutos siguientes, ni siquiera le quedaría esa pequeña oportunidad. No tenía ni idea de lo que le harían si le atrapaban, pero podía estar razonablemente seguro de que no incluiría el ser aceptado en la Escuela de Combate.

Vaciló, necesitado de un empujoncito extra que le pusiera en marcha. Fue el sargento gordo quien se lo dio. Oyó la profunda inspiración de aire, el arrastre de las botas tachonadas contra las losas mientras reunía el equipo, y se percató de que el sargento estaba a punto de comenzar uno de los recorridos irregulares de su ronda. Por lo general esto suponía desplazarse unos pocos metros alrededor de la torre, a ambos lados de la puerta, para volver después a su posición original.

Tenía más el propósito de mantenerse despierto que cualquier otra cosa, pero Will se dio cuenta de que aquello les llevaría a encontrarse cara a cara en los próximos segundos si no hacía algo.

Rápido, con facilidad, comenzó a trepar el muro. Recorrió los primeros cinco metros en cuestión de segundos, desplegándose por la piedra rugosa como una araña gigante de cuatro patas. Oyó entonces las fuertes pisadas a sus pies y se quedó quieto, pegándose al muro por si algún leve ruido alertaba al centinela.

De hecho, le dio la impresión de que el sargento había oído algo. Se detuvo justo bajo el punto del que Will colgaba, al tiempo que escudriñaba en la noche, intentando ver más allá de las sombras veteadas proyectadas por la luna y los árboles en su balanceo. Pero, tal y como Will pensó la noche anterior, la gente rara vez mira hacia arriba. Satisfecho con que no había oído nada significativo, continuó su marcha alrededor de la torre.

Aquélla era la oportunidad que Will necesitaba. También le dio la posibilidad de moverse por la cara de la torre. Así que se encontraba justo bajo la ventana que quería. Encontrando con facilidad donde agarrarse con las manos y los pies, se movió casi tan rápido como un hombre al andar, siempre más y más arriba en el muro de la torre.

En cierto punto miró hacia abajo y aquello fue un error. A pesar de su buena cabeza para las alturas, se le fue ligeramente la vista y vio lo lejos que había llegado y lo lejos que estaban las duras losas del patio del castillo bajo él. El sargento apareció de nuevo: una pequeña silueta vista desde esa distancia. Will se sacudió de los ojos el momento de vértigo y continuó escalando, algo más despacio, quizás, y con algo más de cuidado que antes.

Se produjo un momento de infarto cuando, a la vez que estiraba su pie derecho hasta otro apoyo, el izquierdo resbaló sobre el borde redondeado por la erosión de los bloques macizos y se quedó colgando sólo por las manos, mientras escarbaba otro apoyo desesperadamente. Se recuperó y continuó moviéndose.

Sintió una oleada de alivio cuando sus manos se aferraron por fin al antepecho de piedra de la ventana y con esfuerzo se elevó y se introdujo en la estancia, balanceando las piernas por encima del alféizar y cayendo dentro con ligereza.

Por supuesto, el despacho del barón estaba desierto. La luz de la luna en cuarto creciente penetraba a raudales por la gran ventana.

Y allí, sobre la mesa, donde el barón la había dejado, descansaba la hoja de papel que contenía la respuesta sobre el futuro de Will. Nervioso, echó un vistazo a la habitación. La enorme silla del barón, de respaldo alto, permanecía como un centinela tras la mesa. Los demás muebles se erguían oscuros e inmóviles. En una pared, un retrato de uno de los antecesores del barón le miraba acusador.

Se sacudió estas imaginaciones y avanzó rápidamente hacia el escritorio, sin hacer ruido con las suaves botas sobre los tablones desnudos del suelo. La hoja de papel, que brillaba blanca con el reflejo de la luz de la luna, estaba a su alcance. Sólo mirarla, leerla y salir, se dijo. Eso era todo cuanto tenía que hacer. Alargó una mano para cogerla.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Las ruinas de Gorlan»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Las ruinas de Gorlan» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Cecilia Ahern
Jillian Hunter: Perverso como el pecado
Perverso como el pecado
Jillian Hunter
Stephanie Laurens: La Dama Elegida
La Dama Elegida
Stephanie Laurens
Jennifer Greene: Ola de Calor
Ola de Calor
Jennifer Greene
Rachel Gibson: Daisy Vuelve A Casa
Daisy Vuelve A Casa
Rachel Gibson
Отзывы о книге «Las ruinas de Gorlan»

Обсуждение, отзывы о книге «Las ruinas de Gorlan» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.