Louise Cooper - Espectros

Здесь есть возможность читать онлайн «Louise Cooper - Espectros» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Espectros: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Espectros»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Espectros — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Espectros», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Thia volvió el inexpresivo rostro diminuto en dirección a Índigo.

—Por favor, no te demores —dijo con gélida educación—. Malgastar el tiempo resultaría muy improductivo.

Con un gran esfuerzo, Índigo se sacudió de encima la inercia que se había apoderado de ella y, en cuanto la muchachita empezó a cruzar la plaza, corrió tras ella. Lanzarse al centro de aquella muchedumbre silenciosa y taciturna poseía una cierta cualidad amilanante, pero la oleada psíquica de hostilidad que Índigo preveía no se materializó. Una o dos miradas se posaron brevemente sobre la banda echada sobre su hombro, pero ni siquiera estas miradas resultaron abiertamente hostiles. Los habitantes del lugar sentían tan poco interés por la forastera como parecían sentirlo por cualquier otra cosa que no fuera algo que les atañera directamente.

Thia la condujo al extremo opuesto de la plaza, hasta una casa sobre cuya puerta sin pintar habían clavado un triángulo de madera. La adolescente golpeó la puerta con los nudillos con una seguridad que sorprendió a Índigo, y al cabo de un instante ésta fue abierta por una mujer menuda y arrugada. No lucía ninguna banda, y al ver a Índigo le dedicó una obsequiosa reverencia.

—Ésta es la viuda del doctor Huni —dijo Thia sin saludos ni preámbulos—. Ahora ya no tiene un puesto útil y por lo tanto dentro de poco abandonará la casa. Ejercerás tus artes curativas en la habitación que perteneció al doctor Huni. —Se volvió hacia la anciana—. Agradeceré nos muestres el camino.

Sin una palabra, la mujer se volvió hacia el interior de la casa, y ellas la siguieron. La anciana las hizo subir por una oscura escalera de estrechos peldaños, al final de la cual una puerta daba a una habitación de gran tamaño. Dos taburetes de madera, una mesa y una desvencijada alacena de dos puertas eran su único mobiliario; las paredes y el suelo estaban desnudos y la solitaria lámpara que ardía sobre la mesa despedía un olor malsano además de una tenue luz amarillenta. Había una ventana, pero daba directamente a la pared de otra casa. Toda la atmósfera de la habitación resultaba depresiva.

La anciana volvió a inclinarse y habló ahora por primera vez, aunque se dirigió a Thia y no a Índigo.

—Los primeros pacientes esperan abajo.

—Envía al primero... —empezó a decir Thia, pero Índigo la interrumpió. Se sentía repentinamente furiosa; furiosa ante el comportamiento arrogante de la chiquilla para con la viuda de Huni, y furiosa también ante la presunción de aquella criatura de que ella, Índigo, carecía de mente o voluntad propias.

—Gracias, Thia —dijo con aspereza—. Soy perfectamente capaz de responder por mí misma. —Sonrió a la viuda, y le dedicó una inclinación tan cortés que la anciana se mostró claramente sobresaltada.

«Necesitaré cinco minutos para instalarme, señora —declaró—. Luego, si sois tan amable, recibiré a mi primer paciente.

La viuda de Huni parpadeó perpleja. A lo mejor, pensó Índigo, no había esperado que una extranjera hablara tan bien su idioma. Luego, la anciana se encogió de hombros ligeramente.

—Será como desees —respondió, y se retiró acto seguido.

Índigo depositó su bolsa de hierbas sobre la mesa. La breve llamarada de cólera había descendido ahora por debajo del punto de ebullición, pero la actitud de Thia aún le dolía, por lo que se volvió hacia ella.

—Thia, te agradecería que en el futuro te mostrases menos descortés con la viuda del doctor Huni.

La chiquilla se mostró tan sorprendida como se había mostrado la mujer antes.

—¿En qué forma fui descortés, por favor, doctora?

—¿En qué forma? —repitió Índigo con incredulidad—

Hablarle a ella como si se tratara de una criada, hablarme a mí de ella como si ella no se encontrara presente, y no molestarte siquiera en presentarnos; ¡a eso me refiero, Thia!

La expresión de Thia no se alteró un ápice, y de improviso Índigo comprendió que su desconcierto era genuino.

—Pero —protestó la chiquilla— ¿qué función puede desempeñar la viuda del doctor Huni? Es demasiado vieja para realizar un trabajo útil.

«Madre Tierra de mi vida —pensó Índigo—. De modo que ése es el quid de la cuestión: función, utilidad, valor práctico... » Recordó algunas de las palabras utilizadas por tío Choai, primero cuando se encontraron en la carretera y luego en casa de Hollend; se había referido a «una profesión útil y valiosa» y había prometido «una estimación de su utilidad». Un realista sentido práctico que era casi una religión entre estas gentes; en realidad, pensó, esto podría ser literalmente cierto, ya que no parecían venerar a ningún dios o poder espiritual. Así pues la desdichada viuda del doctor Huni, demasiado vieja —como había dicho Thia— para poder realizar un trabajo, había sido degradada a la muerte de su esposo a la categoría de una molestia superflua y potencialmente onerosa. Y, lo que era peor, la anciana parecía aceptarlo sin dudas ni objeciones. Éste era el motivo de que se hubiera mostrado tan estupefacta ante la cortesía con que se le había dirigido Índigo.

—Creo —dijo Índigo en voz alta y con una sonrisa glacial— que tengo mucho que aprender sobre Alegre Labor.

Thia inclinó la cabeza.

—Esto les sucede a todos los extranjeros, doctora. Pero tío Choai ya ha dicho con gran sabiduría que los usos correctos se aprenden con el tiempo.

Índigo enarcó una ceja ante la clara implicación de que Choai había hablado de ella con Thia. Podría ser una adolescente, pero estaba claro que la muchacha poseía suficientes atributos «útiles» como para que se le otorgara mucha más categoría que a una simple extranjera. No obstante, le abstuvo de hacer comentarios y se volvió hacia la alacena. No estaba cerrada pero su contenido resultó una decepción: sólo dos vendas arrolladas, sin lavar desde la última vez que se utilizaron, y una colección de pequeños tarros de barro y botellas que contenían los restos de no se sabe que extrañísimos curalotodos a base de hierbas. Índigo volvió a cerrar la alacena apresuradamente. Tendría que arreglárselas lo mejor que pudiera con sus propias provisiones; al menos, se dijo con ironía, parecía que no tendría que

preocuparse demasiado por mantenerse al nivel del doctor Huni.

Bien, no había motivos para posponer lo inevitable más de lo necesario. Había llegado el momento de pagar a tío Choai por el bastoncillo de madera y demostrar su valía.

Abrió la bolsa y se sentó en el más cercano de los dos taburetes.

—Muy bien, Thia —anunció—. Estoy lista. Ve a buscar a mi primer paciente, por favor.

Cuando por fin anocheció aquel día, Índigo se encontraba completamente agotada. Treinta pacientes, había dicho Choai, pero la verdad es que habían sido unos cincuenta. La mayoría no padecían más que indisposiciones o lesiones menores; fiebres poco severas, toses persistentes, o pequeñas heridas recibidas en los campos que necesitaban atención si se quería evitar que se infectaran y robaran al paciente valioso tiempo laborable. A pesar de ello, Índigo se sentía totalmente exhausta, no por el trabajo en sí, ni tampoco por el número de pacientes que habían desfilado por su consulta, sino por la carga de tensión que suponía tener que tratar con las gentes de Alegre Labor.

Para empezar, estaba claro que desconfiaban de ella. Lo percibía en sus miradas, en la repentina reserva que aparecía en sus rostros cuando se daban cuenta de que debían explicar sus enfermedades a una forastera y no a uno de los suyos. Sin embargo, esta involuntaria actitud de atrincheramiento chocaba frontalmente con la deferencia —casi de orden reverencial— que el protocolo exigía que se demostrase a un médico como una cuestión de principios. Así pues uno tras otro se sentaban tiesos y silenciosos, o removiéndose nerviosos y en actitud evasiva, al otro lado de la mesa, mientras Índigo recurría a toda la paciencia que podía reunir para convencerlos de que le revelasen cuál era su problema. Pero resultó que, en contra de lo que esperaba, tuvo motivos para sentirse agradecida por la presencia de Thia; pues aquellos pacientes —y hubo unos cuantos— que se negaron en redondo a hablar directamente con la curandera extranjera estaban dispuestos a describir sus síntomas a la muchacha, y se estableció un procedimiento por el cual Thia transmitía con toda solemnidad a Índigo lo que le explicaban, y ésta indicaba a aquélla qué hierbas recetar como bebida o mezclar como cataplasma. La situación resultaba tan grotesca que Índigo sentía un enorme deseo de echarse a reír, aunque controló Con firmeza tal impulso. Thia, por su parte, no parecía encontrar nada de gracioso en aquella pantomima.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Espectros»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Espectros» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
Louise Cooper - El Proscrito
Louise Cooper
Louise Cooper - El Iniciado
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
Louise Cooper - Nocturno
Louise Cooper
Louise Cooper - Troika
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
Louise Cooper - Nemesis
Louise Cooper
Отзывы о книге «Espectros»

Обсуждение, отзывы о книге «Espectros» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x