Louise Cooper - Nocturno

Здесь есть возможность читать онлайн «Louise Cooper - Nocturno» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Nocturno: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nocturno»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nocturno — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nocturno», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Flexionó las anchas manos, y sin que ejerciera un control consciente sobre sus dedos éstos se doblaron en un gesto familiar ante sus ojos. Madera y resina; y el arco en su mano, y las cuerdas vibrando bajo sus dedos...

Constan lanzó un alarido de sorprendida alegría mientras el violín, su propio violín, estropeado y rayado y precioso para él, se materializaba en sus manos, y escuchó cómo su voz se elevaba para mezclarse con la flauta de Fran.

—¡Más fuerte! —rugió a Fran, arrastrado por su éxito—. Vamos, muchacho, ¿dónde tienes los pulmones? ¡Más fuerte y más rápido! ¡Bailad, muchachas... ! ¡Bailad hasta convertir a ese engendro en polvo!

La luz hizo su aparición de pronto al encenderse de nuevo las dos antorchas más cercanas al escenario, galvanizadas por el esfuerzo conjunto de Fran y Esti, y su brillante iluminación cayó sobre el rostro de Índigo. El fuego luchó contra el hielo por un instante, y entonces la nieve, la ilusión, se desvaneció, y la conciencia regresó con una violenta sacudida. El Innominado... Pero no, se había marchado, jamás había existido...

«¡Indigo, levántate! ¡Levántate! ¡Hemos de ayudar a, Constan!»

Grimya saltaba a su alrededor describiendo un círculo, las orejas pegadas a la cabeza y mostrando los dientes, excitada. Medio deslumbrada por la luz de las antorchas, Índigo intentó apuntalarse, se incorporó, se tambaleó...

La música. Constan y Fran. Sus dedos volaban sobre sus instrumentos mientras Esti y Cari giraban como derviches presas de demencial energía. Y el demonio...

El demonio se había convertido en un negro torbellino, una elevada columna de furia que se alzaba ante el escenario. Durante una milésima de segundo Índigo clavó sus ojos en él, y entonces, sin advertencia previa, su visión se deslizó a otra dimensión, a otro espectro, y vio en el interior de aquel ser; a través del humo y de la sombra su mirada penetró hasta su mismo centro. No había nada allí. Nada excepto un vacío, un vórtice, un espacio vacío sin vida y sin significado.

—¡MALDITO SEAS! —Su voz aulló por encima de la salvaje danza y del ruido de los pies de los Brabazon—. ¡NO EXISTES!

Grimya lanzó un gañido y retrocedió cuando, como un árbol que estallara en llamas, la figura de Índigo se iluminó con los cegadores colores del arco iris. Una cabellera plateada cayó sobre sus hombros, unos ojos dorados aparecieron en su rostro, y se convirtió en la criatura-demonio y en la representación de la diosa y en una virgen y en una madre y en una vieja bruja, y también en la representación del ser humano imperfecto y en constante superación.

El demonio lanzó un alarido, y veinte esqueléticos reptiles de gigantescas proporciones aparecieron por encima de los tejados de las casas de la plaza de Bruhome, y saltaban y aullaban y agitaban las alas membranosas mientras resbalaban por las tejas. Los ardientes ojos de Índigo se volvieron hacia ellos, y los reptiles se desvanecieron en medio de una llamarada. Mientras sus llameantes pedazos caían sobre los adoquines y se disolvían, las chimeneas de cinco casas empezaron a humear...

El demonio volvió a gritar. En un callejón, se agitó una enorme sombra. El Caminante Pardo surgió de entre la oscuridad, ululando y agitando su gran garrote, con un centenar de Ahuyentadores que chirriaban y farfullaban alrededor de su único y monstruoso pie.

—¡NO! —exclamó Índigo; y allí donde había estado el Caminante Pardo, se encendieron las luces en cuatro ventanas superiores, y un fantasmal fragmento de alegres risas resonó desde una lejana taberna en el mismo instante en que los Ahuyentadores se disolvían en la nada.

El remolino en que la sombra que era el demonio se había convertido empezó a girar a más velocidad, alargándose y adquiriendo un negro tan intenso que parecía absorber toda la luz que lo rodeaba. Ahora gemía, una aguda y débil nota letal que se abría paso por entre la música, intentando romperla y hacerla pedazos, Índigo se volvió y la voz del Emisario gritó, ahogando el diabólico chillido:

—¡Val!, ¡Lanz!

Constan oyó cómo se gritaban los nombres de sus hijos por encima del estrépito producido por el demonio, y una excitación salvaje e incontrolable se apoderó de él.

—¡Val! —vociferó—. ¡Lanz! ¿Dónde estáis, perezosos fanfarrones? ¡Tocad! ¡Si valoráis vuestras pieles, TOCAD!

Unas vagas formas aparecieron en el borde del escenario, y una segunda flauta y un organillo añadieron sus espectrales voces a la danza. Val, pecoso y sonriente, estaba doblado sobre su instrumento; Lanz, echándose hacia atrás los cabellos empapados de sudor, mantenía los ojos cerrados con fuerza mientras tocaba la flauta. Se solidificaban;

eran reales... y mientras ellos adquirían consistencia, Índigo vio a través de ojos que eran azul-violeta y dorados y plateados a la vez, cómo el demonio se retorcía, escuchó su grito de furia, de frustración, de creciente y horrorizado temor.

Giró sobre sí misma, y su reluciente mirada se clavó en la taberna del Tonel de Manzanas. La luz apareció en las ventanas de la planta baja, y por entre la puerta abierta les llegó el sonido de charlas y risas, mientras que sombras —sombras mortales de seres humanos— se movían detrás de los cristales. Se volvió otra vez: y encima del balcón de la Casa de los Cerveceros aparecieron los estandartes de tres gremios de Bruhome: una hoz atravesada sobre un cayado de pastor, una pirámide de toneles envueltos en guirnaldas de lúpulo, una manzana escarlata sobre un campo verde. Levantó los ojos, y el firmamento, que había recuperado su monótono color hojalata, se llenó de pronto de estrellas, de las familiares y benefactoras constelaciones del sudoeste.

A lo lejos, un perro se puso a ladrar con entusiasmo, feliz por el mero hecho de estar vivo.

—¡BRUHOME! —era la voz de Índigo y también un centenar, un millar de otras voces unidas—. ¡BRUHOME!

—¡Bruhome!

Los Brabazon repitieron el grito y Esti lanzó un agudo trino tirolés lleno de triunfante entusiasmo. Ella y Cari se separaron, y de repente allí estaba Honi, y también Gen, y Piedad, uniéndose a ellas, faldas y melenas ondeando al viento, Índigo echó la cabeza hacia atrás en una sonora carcajada, y una mano dorada señaló.

Las hermanas lanzaron un agudo chillido, y, cogidas de las manos, saltaron del escenario para aterrizar en el suelo de la plaza. Formaron un anillo alrededor de la arremolinada columna negra, y empezaron a saltar y a bailar al tiempo que se burlaban del demonio que luchaba por abrirse paso. Y a su alrededor, débiles como apariciones pero cada vez más sólidas con cada momento que pasaba, un grupo de personas empezaba a surgir de la noche a medida que más y más antorchas se encendían para iluminar la escena. Borrachínes y bailarines, novios y mirones: toda la marea de una humanidad viva y alborozada. Sobre la plaza aparecían nuevas luces, en las ventanas y sobre las puertas adornadas de guirnaldas. Flores y adornos brotaban de la nada para balancearse y girar a la luz de las antorchas; las puertas de las casas se abrían, y figuras sonrientes más sustanciales que simples fantasmas salían de sus casas para unirse a la fiesta...

Bruhome regresaba. No la cruel parodia de una ciudad de fantasmas sino la próspera y bulliciosa realidad, que festejaba la cosecha, festejaba a su Diosa, festejaba la misma vida.

Y Constan, Fran, Val y Lanz tocaban, y Esti, Cari, Honi, Gen y Pi giraban y giraban a toda velocidad, sus cabellos una rueda de fuego, sus faldas un glorioso caleidoscopio de colores mientras daban vueltas alrededor de la aullante y aterrorizada sombra: a medida que el color y la solidez y la realidad penetraban con energía en el mundo del demonio para desgarrar su ilusoria textura y arrojarla al limbo del que provenía.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nocturno»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nocturno» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
Louise Cooper - El Proscrito
Louise Cooper
Louise Cooper - El Iniciado
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
Louise Cooper - Troika
Louise Cooper
libcat.ru: книга без обложки
Louise Cooper
Louise Cooper - Nemesis
Louise Cooper
Отзывы о книге «Nocturno»

Обсуждение, отзывы о книге «Nocturno» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x