Juan Atienza - La Maquina De Matar
Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Atienza - La Maquina De Matar» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:La Maquina De Matar
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
La Maquina De Matar: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Maquina De Matar»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
La Maquina De Matar — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Maquina De Matar», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Estaba decidido y, con esa decisión, logró conciliar el sueño después de quince noches de insomnio.
Se levantó tarde a la mañana siguiente y comenzó a elaborar su plan con todo detalle. Su primera sorpresa fue darse cuenta de que, después de años de trabajo rutinario, sin mirar más allá de lo inmediato, era aún capaz de concentrarse en una cuestión que le fascinaba. Más aún, se alegró dándose cuenta de que había algo -siquiera fuese aquella búsqueda de la que no saldría probablemente nada- que fuera capaz de despertar su entusiasmo hasta absorber totalmente su interés, por encima de la rutina diaria.
En primer lugar, los contactos entre él y Braunstein habían sido hasta entonces únicamente esporádicos y se habían limitado a una lejana presentación en no recordaba qué fiesta municipal y a algunos encuentros callejeros como el que le había abierto el camino de la sospecha que ahora quería comprobar. Lebeau recurrió discretamente a unos amigos comunes, el matrimonio Lind, él profesor adjunto de biología en la Universidad, ella encargada de un seminario de historia. La pareja, joven, había constituido para Braunstein en los últimos años una especie de sucedáneo de la familia perdida tanto tiempo atrás y el viejo profesor, según los mismos Lind le habían contado a Lebeau alguna vez, se escapaba muy a menudo de su trabajo diario para tomar con ellos una taza de té o un ponche caliente en las noches de invierno.
Lebeau se las ingenió lo mejor que supo para fomentar la esporádica amistad que le unía con los Lind y les visitó durante algunos días en su viejo apartamento cercado a la Universidad. El recuerdo de pasados tiempos de escuela secundaria sirvió fácilmente de pretexto y la soledad de Lebeau ayudó largamente a encontrarse a gusto entre sus amigos, hasta el día en que, casualmente, en una de sus ahora frecuentes visitas, se encontró con Braunstein y tuvo ocasión de departir largamente con él. No era difícil esto, por otro lado, puesto que Braunstein, acostumbrado a la soledad de su laboratorio, agradecía -como había agradecido ya en otra ocasión, al encontrarle en la calle- cualquier ocasión de hablar por los codos, con un humor que a Lebeau, de no tener tan arraigada su sospecha, le habría confirmado abiertamente la absoluta inocencia del profesor de física. En cualquier caso, le hizo pensar más bien que, si alguna culpabilidad había en Braunstein, se debería más al silencio por lo que pudiera saber que a una acción directa.
Lebeau, deseoso de escarbar en la vida anterior del profesor, habría querido que aquella conversación hubiera girado en torno a la vida del anciano treinta años antes, porque suponía que, si había en el algún odio recóndito, debería proceder de aquellas lejanas fechas. Sin embargo, Archibald Lind, seguramente sabedor de que a Braunstein le desagradaban o le entristecían aquellos viejos recuerdos, desvió las sugerencias de Lebeau hacia sus actuales trabajos de investigación física, en los que el viejo se sentía más a sus anchas. Braunstein, entusiasmado, se explayó en términos que a Lebeau le parecieron extraños e incomprensibles, muy lejanos de sus posibilidades de entendimiento y más lejanos aún de sus intenciones respecto al viejo investigador.
Pero, de pronto, como si el mismo Braunstein se hubiera dado cuenta de que tenía que ponerse al nivel científico de sus interlocutores, se puso a hablar de algo que hizo levantar el interés de Lebeau:
– … Por eso he querido mantener el secreto ante el gobierno, al menos por ahora…
– ¿Qué quiere usted decir, profesor? Esa distorsión del tiempo de la que hablaba…
– Justamente… -vaciló súbitamente Braunstein, como si se diera cuenta de que había dicho algo más de lo que él mismo habría querido.
– ¿Se puede acaso trastocar el tiempo?
– En teoría, se pudo hacer ya hace muchos años. En la realidad, es precisamente lo que he intentado ahora…
– Cambiar entonces el curso de la historia…
– ¡No!… Esa es nuestra equivocación de seres tridimensionales… La historia, el devenir del hombre no se puede distorsionar, ¡está ya distorsionado en cada segundo!… La historia que nosotros conocemos es una, pero la real es una serie infinita de posibilidades que se realizan en cada instante.
– Pero se realizan de un modo.
– Nosotros no conocemos más que una de sus realizaciones, pero eso no quiere decir que no existan más. De hecho, hay una sucesión infinita de mundos paralelos, dentro de nuestro mismo mundo, pero fuera de cualquier posibilidad física de entreverlos.
Braunstein comenzó a entusiasmarse, viendo el interés efectivo que ahora estaba despertando en sus interlocutores y se olvidó momentáneamente del secreto que parecía haberse juramentado a guardar.
– Pero la historia es una sola…
– La Historia es como un árbol que bifurca sus ramas a cada segundo. A Julio César le asesinaron, pero en otro lugar y en otra dimensión, su asesinato fracasó y pudo cumplir sus planes de conquista. ¿Se imagina usted cómo será la historia en esa otra dimensión?… ¿O en la dimensión en la que Hitler, precisamente por no haber seguido los consejos de Hanussen, consiguió la fisión atómica en Peenemünde?…
Y al decir esto, Braunstein cerró involuntariamente los ojos, presa de un terror momentáneo.
– Profesor, ¿quiere usted decir que hay un mundo en el que esto ocurrió?
– Hay mundos infinitos, tantos mundos como segundos tuvo la historia del Universo.
– ¿Y usted puede captarlos?
– Sería imposible captarlos todos. En cada uno de esos segundos, la energía se retrató en ondas magnéticas. Y nunca podríamos captar todas esas ondas.
– Pero alguna de ellas sería suficiente para demostrar que está usted en lo cierto.
– Sí, sería suficiente…
– Eso es entonces lo que usted busca…
– Lo estuve buscando hasta hace muy poco tiempo…
– ¿Y lo ha conseguido?
– No… Al menos no como yo habría querido… Las matemáticas son puras y nunca se equivocan… Pero la técnica del hombre está sujeta a taras tan sutiles que una desviación mínima o cualquier condicionamiento sin importancia pueden trastocarlo todo… para siempre.
Braunstein se detuvo un instante para añadir, casi para su coleto:
– Y, a veces, los resultados son tan horribles, que es preferible abandonar, si queremos que el mundo siga existiendo… tal como lo conocemos, o como nuestro camino histórico nos ha trazado.
Lebeau no consiguió más información del profesor Braunstein. El viejo se obstinó en su silencio después de aquella criptología de las palabras y sus esfuerzos no fueron tampoco secundados por los Lind, que respetaban demasiado al anciano para desviarle u obligarle con insistencias.
Y, sin embargo, el médico tuvo, más que nunca, la seguridad de que en aquellas palabras, en aquella conversación sostenida con Braunstein como una charada pluridimensional, estaba el secreto del enigma que toda la policía del país no había logrado descubrir.
Ya solo nuevamente, se trazó las posibilidades de su sospecha. Y esa sospecha, que en su mente no tenía fundamento, se aferraba a su subconsciente con una seguridad que él mismo no habría querido admitir por nada del mundo. Llegó a pensar que podía haber detrás de todo aquello una cuestión internacional en la que el propio Gobierno estuviera implicado y de la que ni siquiera la policía hubiera podido tener noticia. Pero aquella suposición le pareció tan absurda como el razonamiento de su propia sospecha, sin base sobre la que sustentarse.
Lebeau se aferró a su idea absurda como a la única salida para aquel misterio nauseabundo que le estaba rompiendo a tiras la existencia. Y el llegar al fin, aunque ese fin significase el fracaso, se estaba convirtiendo, sin él mismo darse cuenta, en la razón principal de su existencia. El, que no había cumplido con sus aspiraciones juveniles, se estaba ahora lanzando ciegamente sobre algo cuya finalidad no veía, pero que estaba cubriendo con creces una necesidad vital, una justificación del amor propio que ahora sentía por primera vez en su vida. Y, en el fondo también -aunque nunca se lo podría confesar abiertamente a sí mismo- una venganza contra el hombre que representaba, en cierto sentido, el triunfo que él habría deseado y al que había tenido que renunciar por no ser intelectualmente capaz de alcanzarlo. Su venganza sería descubrir – ¡y tenía que descubrirlo!- el punto flaco del hombre intocable, del viejo científico mimado del Gobierno y reconocido mundialmente como una de las máximas autoridades en el mundo de la investigación física; sacar a la luz que ese hombre respetado de todos no dudaba en colaborar en un asesinato tan horrible como el que estaba ahora sobresaltando a la opinión pública.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «La Maquina De Matar»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Maquina De Matar» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «La Maquina De Matar» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.