Juan Aguilera - Rihla

Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Aguilera - Rihla» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Rihla: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Rihla»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En el año 890 de la Jégira, Lisán al-Aysar, erudito árabe del reino de Granada, convencido de la existencia de un mundo más allá del océano, se embarca en una gran expedición. En esta rilha le acompañarán aventureros árabes, corsarios turcos, caballeros sarracenos, un hechicero mameluco y un piloto vizcaíno, renegado y borracho. Descubrirán una tierra lujuriosamente fértil y deberán enfrentarse a sus extraños pobladores: hombres-jaguar, guerras floridas y sacrificios humanos. El viaje llevará a Lisán a alcanzar una nueva sabiduría, conocer la magia, recuperar el motor y vivir una gran aventura. Una original novela que nos sumerge en una emocionante y exótica aventura y nos invita a reflexionar sobre las culturas ajenas y la propia, del pasado y del presente.

Rihla — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Rihla», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Lo sabe , comprendió de inmediato el andalusí.

Desvió la mirada y se alejó de los guerreros, preguntándose cuál sería la costumbre de aquel pueblo para una situación semejante. Si Koos Ich le retaba a duelo no tendría ninguna posibilidad. En realidad, tanto daba que le cortara el cuello la próxima vez que se cruzaran.

Sac Nicte caminaba junto a un grupo de sacerdotes.

– Yo se lo hice saber a través de uno de sus guerreros -le dijo cuando el dzul le confió su impresión.

Lisán la miró atónito.

– ¿Por qué? -le preguntó.

– No es posible mentirles a los dioses. Y si ellos lo saben todo, lo demás carece de importancia.

– Bueno, para mí sí puede tener importancia. Koos Ich me va a matar.

Ma'. No tienes nada que temer. Hace mucho que él sabe lo que siento.

– ¿Desde cuándo?

– Antes de que te rescatáramos de los cocom.

– ¿Y a pesar de todo se arriesgó por mí?

Beey.

Lisán se tapó el rostro con las manos. Se sentía avergonzado y miserable al recordar el juramento sagrado que le había hecho a aquel hombre, y que había roto.

– Él me salvó la vida y yo lo he ofendido.

– Un guerrero-águila no puede recibir ofensas. En realidad, Koos Ich no posee nada, excepto una vida que vivir de acuerdo con sus códigos.

– Me dijiste que perdería su dignidad.

– Pero no como guerrero. Nada puede afectarle mientras sea nacom.

– ¿Y qué pasará cuando acabe esto?

– Tarde o temprano todos tenemos que afrontar las consecuencias de nuestras acciones. Siempre es así.

Las columnas de guerreros se abrían paso por la densa vegetación. Plumas, petos, armas de piedra y rodelas ricamente decoradas rozaban contra las hojas y las ramas, creaban un incesante murmullo que recordaba a las escamas de una inmensa serpiente que se deslizara a través de la selva.

Centenares de hombres, llegados de los poblados que rodeaban el territorio de Uucil Abnal, se les fueron uniendo por el camino. Como afluentes que engrosaran el cauce de un gran río.

– ¿Dónde crees que anda Kazikli? -preguntó Piri.

Lisán caminaba ahora junto a los turcos. Había decidido no contarles nada sobre la última conversación con su antiguo jefe. Las cosas se habían precipitado y ni siquiera él había tenido tiempo de poner en orden sus ideas.

– No lo sé -dijo.

– Quizás haya huido a través del mar con uno de esos comerciantes.

El andalusí anduvo en silencio un buen trecho, rumiando lentamente sus pensamientos. No deseaba enfrentarse a la muerte. No ahora. Quizás esto no le hubiera importado demasiado unos años atrás, pero en ese momento no quería otra cosa que estar lejos de allí, junto a Sac Nicte. Quería tener la oportunidad de vivir con ella en algún lugar remoto, apartado de las guerras, de los ÿinn y de los dioses.

– Quizá lo que ha hecho Baba sea lo más inteligente -dijo.

– ¿Huir? -le preguntó Dragut.

– Ésta no es nuestra guerra.

– Pues míralo a él -dijo el turco señalando hacia Jabbar, que caminaba junto a ellos con la mirada tan perdida como era habitual en él-. No sabe dónde está, ni por qué va a luchar, toda su vida es siempre el mismo día de batalla. Una y otra vez. Así nos sentimos nosotros, faquih . Es algo que sabemos hacer y no nos planteamos mucho más. Luchar es una forma más de vivir y aquí también podemos labrarnos un futuro a golpe de espada, aunque sea de madera.

– ¿Has olvidado tan pronto a los que asesinaron a nuestros hermanos? -le preguntó Piri.

– ¿Es eso lo que buscáis, venganza?

– Tú deberías desearla más que ninguno de nosotros, pues viste con tus propios ojos cómo mataban, descuartizaban y devoraban a los nuestros. Eso fue lo que nos contaste, ¿no? ¿Tan pronto has olvidado el destino de los Banu Sarray, del muchacho mawla y de tantos amigos? Al contrario de Jabbar, yo sí tengo memoria y sabe Allah que juré vengarlos a cualquier precio.

– No lo he olvidado. Pero no se puede vivir para el odio, y nada de lo que hagamos podrá borrar de mi mente el recuerdo de los amigos muertos.

– Tienes miedo -comprendió Piri-. Para ti fue muy fácil hablar en el consejo, pero ahora, cuando llega el momento de la verdad, estás asustado hasta la médula.

– Déjalo -dijo Dragut-, él no es un guerrero. No lo ha sido nunca y no es justo que lo juzgues como tal.

Lisán no respondió y se apartó de los dos turcos. Alzó la vista y contempló aquel astro maldito. El cometa que los había acompañado en su tragedia al llegar a aquellas costas y que ahora volvía a lucir sobre sus cabezas. De momento sólo él y los sacerdotes podían identificarlo en medio del laberinto de estrellas. Se preguntó si la actitud del joven turco cambiaría ante la llegada de aquel signo infausto. No hay opciones… Únicamente un destino que nos empuja, como los motores que mueven los astros allá arriba…

Al amanecer llegaron al lugar elegido por los mexica para combatir.

Allí les aguardaban ya sus aliados tutul xiu . Lisán observó que físicamente no eran muy diferentes de los itzá , quizás un poco menores de estatura y con la frente plana. Pero Sac Nicte le explicó que esto último no era un rasgo de nacimiento, pues las mujeres xiu ataban una tabla contra la frente de los bebés para provocarlo. Había otros detalles: como los cocom , también se limaban los dientes para tener un aspecto más fiero y se rapaban la cabeza dejando sólo algunos mechones sueltos que les caían sobre las sienes.

Los mexica estaban acampados sobre una colina. El terreno era una amplia explanada de una legua de largo en la ladera que se proyectaba hacia las marismas. Aparentemente, el desnivel favorecía a los mexica , pues ocupaban la zona más elevada, pero las marismas y el monte encerrarían por igual los flancos de los dos ejércitos. En realidad, comprendió Lisán, la llanura parecía demasiado estrecha para formar adecuadamente las tropas.

Le señaló esto a Sac Nicte, opinando que quizá los mexica habían cometido un grave error táctico al elegir el terreno.

– ¿Por qué piensas eso? -le preguntó ella.

– Esa colina… Si los mexica se vieran obligados a retroceder, aunque no fuera más que unos pasos, quedarían atrapados. El terreno entre ellos y su campamento es demasiado reducido como para permitirles un repliegue ordenado y rehacer sus líneas. Con tan poco espacio, sólo pueden hacer una cosa si los batimos: huir a la carrera para impedir que nuestros guerreros los aplasten contra las defensas de su propio campamento…

– No hay colinas en estas tierras -le dijo la mujer.

– ¿Qué? -El andalusí se volvió hacia ella.

– Esta tierra es plana por completo. No hay montañas ni colinas.

– Pero… -Señaló-. ¿Cómo le llamas a eso?

– Hay un viejo templo enterrado ahí. Ese lugar es un nudo de poder del chu'lel y los mexica han tenido buen cuidado de situarlo a su retaguardia.

Lisán volvió a mirar el montículo.

– ¿Estás segura?

– Sí, Lisán al-Aysar, esta guerra se va a desarrollar a varios niveles. Unos visibles y otros invisibles. Y la magia va a estar presente.

Ahuítzotl comía tras un biombo adornado con hilos de plata y oro entretejidos alrededor de escamas de jade. Era un hombre muy joven, con la piel oscura y una larga nariz aguileña. Llevaba una rica capa atada con un gran nudo sobre su hombro derecho, y sandalias bordadas de oro con piedras preciosas en el empeine. Su labio inferior estaba perforado por un gran bezote de jade, y lucía un tocado de plumas verdes de quetzal sobre los cabellos negros y ondulados. Los esclavos le iban trayendo un plato tras otro, de los que apenas tomaba algún bocado, dejando el resto a los sabios y sacerdotes que estaban sentados con él. Al otro lado del biombo montaban guardia un gran número de nobles armados, listos para defender la vida del tlatoani , y algunos músicos hacían sonar sus instrumentos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Rihla»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Rihla» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Rihla»

Обсуждение, отзывы о книге «Rihla» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x