Stanislav Lem - El Invencible
Здесь есть возможность читать онлайн «Stanislav Lem - El Invencible» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Год выпуска: 1986, ISBN: 1986, Издательство: Minotauro, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:El Invencible
- Автор:
- Издательство:Minotauro
- Жанр:
- Год:1986
- ISBN:ISBN: 978-84-450-7062-8
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
El Invencible: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Invencible»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
El Cóndor.
El Cóndor,
El Invencible — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Invencible», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Los hombres que miraban la imagen panorámica transmitida por la telesonda observaron que sólo algunos centenares de metros separaban al monstruo de los vehículos que bloqueaban el desfiladero. El Cíclope no podía verlos aún. Una vez cumplidas las otras tareas, los remolcaría de vuelta hasta la base.
Los transportes vacíos, vistos desde lo alto, parecían pequeñas latas verdosas; adelante de uno de ellos yacía un cuerpo parcialmente carbonizado: el cadáver del hombre que Rohan atacara con el lanzallamas.
Justo antes del recodo donde se alzaban las aristas rocosas del desfiladero, el Cíclope se detuvo. Se acercó a una mata de vegetación metálica que llegaba casi al fondo del barranco. Todos seguían atentamente los movimientos del autómata. Había abierto ahora el campo de fuerza, y adelantaba la «mano», una barra metálica terminada en unos dedos ganchudos. Los dedos se cerraron sobre una mata de vegetación mineral, y aparentemente sin esfuerzo, la arrancó del zócalo rocoso. Luego, la máquina volvió a descender, en marcha atrás, hacia el fondo de la garganta.
Toda la operación se había desarrollado perfectamente. La sonda que sobrevolaba la garganta ayudó a restablecer el contacto radial con el cerebro del Cíclope; el cerebro informó que la muestra hormigueante de «insectos» negros había sido encerrada en un recipiente.
El Cíclope había llegado a cien metros del escenario de la catástrofe. Allí, apoyado contra una roca, se encontraba el ergo-robot de cola del grupo de Rohan; en el estrechamiento de la garganta estaban detenidos los dos transportes, y más lejos, delante de ellos, el segundo ergo-robot. El aire se estremecía levemente revelando que los dos ergo-robots seguían emitiendo el campo de fuerza que Rohan había levantado luego de la catástrofe. El Cíclope envió una señal interrumpiendo los Dirac de los ergo-robots; luego, acelerando los reactores, se elevó por los aires, pasó volando sobre las armazones de los vehículos, y se posó por último en las piedras de más allá del desfiladero.
En ese preciso instante, en la cabina de comando de El Invencible — a sesenta kilómetros de la gargantauno de los observadores lanzó un grito de alarma: del negro pelaje de las laderas brotó una especie de humareda que ahora avanzaba en oleadas hacia el Cíclope; el vehículo desapareció en seguida, como envuelto en un manto de hollín negro. Inmediatamente, los múltiples haces luminosos de un relámpago atravesaron la masa negra de la nube agresora. El Cíclope no había utilizado el mortero; el campo de fuerza emitido por la nube había chocado con la envoltura protectora del vehículo. Esa envoltura invisible parecía haberse materializado de pronto, envuelta en una espesa capa de un negro burbujeante, que se inflaba y se encogía como una inmensa bola de lava. Ese juego singular se prolongó un rato. Los observadores tenían la impresión de que la máquina, ahora invisible, trataba de dividir a las fuerzas enemigas, cada vez más numerosas, pues nuevas nubes se precipitaban a cada instante hacia el fondo de la garganta. Tampoco veían ya el brillo de la esfera del campo de fuerza. La fantástica batalla de las dos poderosas fuerzas inorgánicas proseguía en un oscuro silencio. Uno de los hombres que observaba la pantalla suspiró al fin. La temblorosa burbuja negra acababa de desaparecer en un cono de sombra. La nube, transformada en una especie de torbellino, se elevó por encima de las crestas de las rocas más altas. Aferrada abajo al invisible adversario, giraba en lo alto como un inmenso remolino de aguas azulosas. Nadie pronunció una palabra; todos comprendían que la nube trataba de aplastar al vehículo encerrado en la burbuja como una semilla en un carozo.
Rohan advirtió que el astronauta iba a preguntarle al ingeniero jefe si el campo de fuerza resistiría. Pero no dilo nada. No tuvo tiempo.
El torbellino negro, las paredes del barranco, la vegetación, todo desapareció en una fracción de segundo. Era como si un volcán hubiera estallado de pronto en el fondo del precipicio: una fuente de humo y de lava incandescente, fragmentos de rocas y por último una inmensa nube con un séquito de volutas de vapor. La columna se elevó hasta que el vapor — quizá de las hirvientes aguas del arroyo- llegó a los mil quinientos metros, la altura donde planeaba el satélite. El Cíclope había disparado el mortero antimateria.
Ninguno de los hombres se movió ni dijo una sola palabra, pero todos sintieron a la vez cierta satisfacción, como si hubiesen sido vengados. Se hubiera dicho que la nube había encontrado al fin un digno adversario. Desde el comienzo del ataque, toda comunicación directa con el Cíclope había quedado interrumpida. Ahora sólo veían la imagen transmitida por la sonda, a través de setenta kilómetros de atmósfera vibrante. Los hombres que trabajaban fuera de la cabina de mando ya se habían enterado de que se estaba librando un combate. La parte de la tripulación ocupada en desmontar las barracas de aluminio abandonó el trabajo. La línea del horizonte se iluminó al nordeste como si fuese a asomar un segundo sol, mucho más poderoso que el otro sol, ahora en el cenit; luego, una columna de humo que se transformó lentamente en un hongo gigantesco ocultó el resplandor.
Los técnicos que controlaban la sonda tuvieron que retirarla del campo de batalla y hacerla subir a una altura de cuatro mil metros, por encima de las violentas corrientes atmosféricas. Ya nada se veía: ni las rocas que amurallaban el barranco, ni las pendientes tupidas de matorrales, ni la nube negra. Lenguas de fuego burbujeantes y volutas de humo recorrían las pantallas, entrecruzándose con las parábolas de los escombros incandescentes. Los micrófonos acústicos de la sonda transmitían un fragor ininterrumpido, atenuado a ratos, por momentos intenso, como si un terremoto sacudiera la región.
Era asombroso que ese encarnizado combate pareciera no tener fin. Pocos segundos más, y el fondo del barranco y toda la zona que rodeaba al Cíclope alcanzarían el punto de fusión; las rocas se hundían, se desmoronaban, se transformaban en lava. Un torrente escarlata empezó a abrirse paso hacia la desembocadura del barranco, a pocos kilómetros de la zona de combate. Horpach se preguntó por un instante si los interruptores electrónicos del mortero no estarían trabados, pues le parecía inverosímil que la nube continuase resistiendo a semejante poder destructivo. Lo que vio en la pantalla le demostró que se había equivocado; obedeciendo a una nueva orden, la sonda se elevó todavía más alcanzando el límite de la troposfera.
El campo visual abarcaba ahora unos cuarenta kilómetros cuadrados. Todo el terreno socavado del barranco estaba moviéndose. Como filmadas en cámara lenta — efecto óptico causado por la distancia —, unas pendientes rocosas, cubiertas de un flujo negro, asomaban en hendiduras y cavernas. Unas volutas sombrías ascendían verticalmente y se unían para avanzar en línea recta hacia el centro del combate. Durante algunos minutos se tuvo la impresión de que las oscuras avalanchas que se precipitaban sin cesar hacia ese centro, dominarían al fuego atómico, lo sofocarían y lo aniquilarían. Pero Horpach conocía las reservas energéticas del monstruo construido por la mano del hombre.
Un trueno ensordecedor e interminable rugió en los altoparlantes y estremeció la cabina de comando, mientras llamas de tres mil metros de altura fulminaban el cuerpo de la nube agresora y empezaban a girar, como un molino incandescente; el aire vibraba en capas, que se curvaban cuando se movía el centro del calor.
El Cíclope, inexplicablemente, sin interrumpir la lucha ni un solo instante, retrocedía ahora hacia la entrada de la garganta. Quizá el cerebro electrónico había considerado la posibilidad de un desmoronamiento de las paredes de piedra, provocado por las explosiones atómicas. El Cíclope hubiera podido salir indemne de esa nueva calamidad aunque con un poder de maniobra disminuido. Sea como fuere, el Cíclope, sin cejar en la lucha, buscaba un terreno más despejado, y en ese bullente torbellino los observadores ya no podían distinguir entre el fuego del mortero y las columnas de humo, los jirones de nubes, o las crestas rocosas que se desmoronaban.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «El Invencible»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Invencible» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «El Invencible» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.