Poul Anderson - La nave de un millón de años

Здесь есть возможность читать онлайн «Poul Anderson - La nave de un millón de años» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1997, ISBN: 1997, Издательство: Ediciones B, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La nave de un millón de años: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La nave de un millón de años»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Desde las primitivas tribus escandinavas, desde la antigua China y la Grecia clásica, hasta nuestros días y todavía más allá, hacia un tuturo de miles y miles de años, pasando por el Japón Imperial, la Francia de Richelieu, la América indígena y la Rusia estalinista...
La nave de un millón de años

La nave de un millón de años — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La nave de un millón de años», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

»¿He de hablarte de batallas, saqueos, incendios, banquetes, hambre, frío, camaradas, mujeres, ofrendas a los dioses, luchas contra la tormenta y la mala suerte cuando los dioses se encolerizaban con nosotros, reyes a quienes servimos y reyes a quienes derrocamos? Los años se confunden dentro de mí como restos de naufragio en un arrecife.

»Frodhi, rey de Hleidhra, me acogió cuando me fui a pique. Me puso al mando de las tropas de su palacio, y yo le convertí en el mayor de los señores de su tiempo. Pero su hijo Ingjald resultó ser debilucho, perezoso y glotón. Se lo reproché y abandoné la comarca disgustado. Pero en ocasiones regresé para empuñar la espada por hombres más dignos de la casa Skjoldung. Harald fue el mejor de ellos. Fue el primero de los reyes de toda Dinamarca y Gautlandia, e incluso de Suecia; pero ahora Harald ha caído, y su obra se ha desmoronado, y estoy solo de nuevo.

Se aclaró la garganta y escupió. Tal vez era su forma de no llorar.

—Me dijeron que Harald era viejo —dijo Gest—. Tuvo que viajar a Bravellir en carreta, y estaba casi ciego.

—¡Murió como un hombre!

Gest asintió, calló y preparó la cena. Comieron en silencio. Luego aplacaron de nuevo la sed en el manantial y se alejaron para orinar. Cuando Starkadh regresó a la fogata encontró a Gest de vuelta, agazapado. Había anochecido por completo. El Carro de Thor relucía enorme, desnudo sobre las copas de los árboles, y la Estrella del Norte estaba más alta que una punta de lanza.

Starkadh se plantó ante el fuego, las piernas separadas, los brazos en jarras, y bramó:

—Estoy ya harto de tus arteras evasivas. ¿Qué quieres? Dilo, o te abatiré.

Gest alzó los ojos.

—Una última pregunta ——dijo—. Luego lo sabrás. ¿Cuándo naciste, Starkadh?

El gigante escupió una maldición.

—¡Preguntas y preguntas y preguntas, pero nada dices! ¿Qué clase de criatura eres? Te sientas en cuclillas como un hechicero finés.

Gest negó con la cabeza.

—Aprendí esto más hacia el este —replicó con voz mansa—, y muchas cosas más, pero nada de hechicería.

—¡Aprendiste a portarte como una mujer! ¡Llegaste tarde al campo de batalla y te quedaste mirando mientras yo luchaba con seis hombres!

Gest se levantó, enderezó la espalda, miró a través de las llamas.

—Ésa no era mi guerra, y no habría perseguido a hombres que ya no me amenazaban —dijo con una voz que parecía acero deslizándose en la vaina. En la fluctuante penumbra, bajo las estrellas y el Camino del Invierno, de pronto parecía tan alto como el guerrero, o más aún—. Oí decir que eres formidable en la batalla, pero que estás condenado a hacer malos actos, cosas despreciables una y otra vez. Dicen que Thor te impuso esto porque te odia. Dicen que el dios que te profesa buena voluntad es Odín, padre de la brujería. ¿Es verdad?

El gigante jadeó intimidado. Alzó las manos y las agitó en el aire.

—Cháchara vacía —gruñó—. Nada más.

Gest continuó su embestida.

—Pero has cometido traiciones. ¿Cuántas, en todas las vidas que has vivido?

—¡Contén la lengua! —bramó Starkadh—. —Tú qué sabes de no tener edad? Calla, o te partiré en dos como el insecto que eres.

—Tal vez no sea tan fácil —murmuró Gest—. Yo también he vivido un largo tiempo. Mucho más que tú, amigo mío.

Starkadh respiró roncamente. Lo miró boquiabierto.

—Bien —dijo secamente Gest—, nadie en estas comarcas lleva la cuenta de los años, como en el sur o en el este. Oí decir que habías vivido las vidas de tres hombres. Eso debe significar simplemente que la gente recuerda que sus abuelos hablaron de ti. Supongo que cien años es una buena estimación.

—Yo… pensaba que era más.

De nuevo Gest miró a Starkadh de hito en hito. Habló con voz más suave pero más sombría, trémula como una brisa en la noche.

—Yo no sé qué edad tengo. Pero en mi infancia aún no conocían el metal en estas tierras. De piedra eran los cuchillos, las puntas de hacha, de lanza y de flecha y las cámaras funerarias. No fueron los gigantes quienes levantaron esos dólmenes que se yerguen sobre la tierra. Fuimos nosotros, tus antepasados, quienes poníamos nuestros muertos a descansar y ofrendábamos a nuestros dioses. Aunque esos «nosotros» ya no existen. Los he sobrevivido, sólo yo, así como he sobrevivido a sucesivas generaciones de hombres… hasta hoy, Starkadh.

—Has encanecido —dijo el guerrero, con un gemido que era una negación.

—Encanecí cuando era joven. Les ocurre a algunas personas. En nada más he cambiado. Nunca he estado enfermo, y las heridas sanan deprisa, sin dejar cicatriz. Cuando se me caen los dientes, crecen otros nuevos. ¿Te sucede lo mismo?

Starkadh tragó saliva y asintió.

—Supongo que has sufrido más heridas que yo, con la vida que llevas ——dijo Gest con tono reflexivo—. Yo he sido tan pacífico como me permitían los demás, y tan cauto como cualquier viajero. Cuando los carros irrumpieron en lo que hoy llamamos Dinamarca… —Frunció el ceño—. Eso está olvidado, sus guerras, sus hazañas y su misma lengua. La sabiduría perdura. Eso es lo que he buscado a través del mundo.

Starkadh se estremeció.

—Gest —murmuró—, ahora recuerdo que en mi juventud se contaban historias sobre un viajero que… Nornagest. ¿Eres tú? Pensé que era sólo una historia.

—A menudo me fui del norte por cientos de años. Siempre sentía ganas de volver. Mi última estancia aquí fue ochenta años atrás. Una ausencia más breve que las anteriores, pero… —Gest suspiró de nuevo,_. Cada vez me canso más de deambular por la tierra entre los vientos. Conque las gentes me recordaron por un tiempo, ¿eh?

El aturdido Starkadh sacudió la cabeza.

—Y pensar que yo estaba vivo entonces. Pero debía de estar viajando… ¿Es verdad que las Nornas contaron a tu madre que morirías cuando se agotara una vela, y que ella la apagó y tú aún la llevas contigo?

Gest sonrió.

—¿Tú crees que Odín te ha dado longevidad? —Adoptó un semblante grave—. No sé por qué ambos somos lo que somos. Es un enigma tan oscuro como la muerte del resto de los hombres. ¿Nornas, dioses? El hambre de saber me llevó hasta los confines del mundo, además de la esperanza de encontrar a otros como yo. Oh, ver a una amada esposa marchitarse, y ver que nuestros hijos la siguen… Pero en ninguna parte hallé a alguien a quien el tiempo perdonara, ni encontré ninguna respuesta. En cambio, oí demasiados consejos, conocí demasiados dioses. Allende el mar invocan a Cristo, pero si viajas muy al sur está Mahoma; y en el Oriente está Gautama Buda, salvo allá donde dicen que el mundo es un sueño de Brahma, o hacen ofrendas a una hueste de dioses y fantasmas, y elfos como los de nuestras tierras del norte. Y casi todos los hombres a quienes pregunté me dijeron que su gente sabía la verdad mientras que los demás estaban confundidos. Si tan sólo pudiera oír una palabra que tuviera al menos un viso de certeza…

—No te inquietes por eso —dijo Starkadh, con renovada arrogancia—. Las cosas son lo que son, y ningún hombre escapa a su destino. La libertad consiste en dejar un alto nombre detrás.

—Me preguntaba si estaba solo, si mi inmortalidad era una maldición lanzada sobre mí por alguna culpa horrenda que he olvidado —continuó Gest—. Pero eso parecía erróneo. Ocurren nacimientos extraños. A menudo son inválidos o deformes, pero de vez en cuando surge una criatura que puede florecer, como un trébol de cuatro hojas. ¿Seremos los inmortales algo parecido? Seríamos muy pocos. La mayoría bien podría morir en guerras o accidentes antes de descubrir que son distintos. Otros podrían morir en manos de vecinos que temen que sean brujos. O quizá huyan, adopten nuevos nombres, aprendan a ocultar lo que son. Yo hice esto, y rara vez permanecí mucho tiempo en el mismo lugar. De cuando en cuando hallé gente dispuesta a aceptarme tal como soy, hombres sabios del Oriente, o toscos habitantes del bosque como mis nórdicos, pero al final siempre había demasiada pena, el peso agobiante de los recuerdos, y también debí marcharme.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La nave de un millón de años»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La nave de un millón de años» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Poul Anderson - The Shield of Time
Poul Anderson
libcat.ru: книга без обложки
Poul Anderson
Poul Anderson - Flandry of Terra
Poul Anderson
Poul Anderson - Delenda est
Poul Anderson
Poul Anderson - Az egyetlen játék
Poul Anderson
Poul Anderson - De Tijdpatrouille
Poul Anderson
libcat.ru: книга без обложки
Poul Anderson
Poul Anderson - Komt Tijd
Poul Anderson
Poul Anderson - Le bouclier du temps
Poul Anderson
Poul Anderson - Pod postacią ciała
Poul Anderson
Отзывы о книге «La nave de un millón de años»

Обсуждение, отзывы о книге «La nave de un millón de años» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x