• Пожаловаться

Bob Shaw: El palacio de la eternidad

Здесь есть возможность читать онлайн «Bob Shaw: El palacio de la eternidad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, год выпуска: 1971, ISBN: 978-84-7255-005-6, издательство: Veron, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Bob Shaw El palacio de la eternidad

El palacio de la eternidad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El palacio de la eternidad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El libro relata las aventuras y desventuras de Mack Tavernor, un terrestre que vive en un planeta alejado de las rutas comerciales de la Federación Terrestre. Mack resulta ser un veterano de la guerra que los terrestres mantienen con los psitcanos, una raza alienígena que persigue nuestro exterminio. También aparecen en escena los “egones” que vienen a ser como las almas de los humanos, que viven en el espacio sideral. Aquí es donde el libro está mejor logrado, pues esto de los egones es una idea creo bastante original. Es bonito ver como estos seres tienen un papel crucial en la guerra contra los psitcanos, aunque su desenlace no esté bien resulto desde el punto de vista argumental.

Bob Shaw: другие книги автора


Кто написал El palacio de la eternidad? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El palacio de la eternidad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El palacio de la eternidad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Tavernor estalló de furia contenida interiormente, sin poder articular palabra, contra los pitsicanos, maldiciéndolos por tan prolongado ritual del acto de matar a un ser humano. Pensó que el balazo que disparó al exterior tendría que haber tenido mejor uso. «Lo siento Bethia», pensó, al ver que otro de los extraños desarmados hacía gestos dirigiéndose a ella.

Entonces ocurrió algo increíble.

Con suavidad y el más exquisito cuidado, y con toda la apariencia de una gran ternura, los dos guerreros que sostenían a Bethia levantaron su rígido cuerpo y lo sacaron por la ventana hacia el lugar en donde habían aterrizado. Tavernor intentó gritar; pero su paralizada garganta no emitió sonido alguno. Viendo a Bethia desaparecer de su vista, se quedó tan sorprendido que apenas si se dio cuenta de que a el también lo levantaban y lo sacaban fuera de la estancia.

Después de setenta años de estado de guerra, en los que habían asesinado a más de dos billones de seres humanos, los pitsicanos hacían sus dos primeros prisioneros vivos.

7

Hubo veces en que Tavernor observaba el cuerpo desnudo de Bethia con un deseo que surgía, no de la sexualidad, sino de su sentimiento de soledad y aislamiento. Despertó de un sueño sin descanso a un mundo de formas sombrías y sin significado, en una oscuridad movediza y al sonido de la lluvia. Pero, a veces, distinguía un cuadrado distante del que surgía un resplandor amarillento. Bethia se movía en su interior, con lentitud y abstraídamente, con la perfección de desnudez que se traducía en zonas de gran luminosidad alternándose con sombras por las paredes de cristal que les separaba. Disminuida por la perspectiva, ella podría haber sido el lánguido habitante de un acuarium, o incluso una figura abstracta, móvil, reflejo de la llama de un fuego que ardiese en un corazón de cristal.

En tales ocasiones, Tavernor encendía su propia luz; pero sólo conseguía aumentar su soledad, ya que Bethia no parecía nunca mirar en su. dirección…

El navío pitsicano sé hallaba inmóvil en algo cercano a su máxima configuración de masa útil.

Conforme el viaje progresaba, las secciones delanteras irían siendo desmanteladas, reducidas a trozos de chatarra con los que alimentar los convertidores de popa. La tasa de autoconsumo iría siendo grandemente incrementada si el perfil del vuelo demostraba ser irregular, implicando retardos que condujesen la nave por debajo de la zona de velocidad de 0.6C. Con una masa total de un mil ón de toneladas o más, moviéndose a velocidades superlumínicas, cualquier ligero cambio de ruta implicaba un prodigioso gasto de la preciosa masa de reacción, Por esta razón, los cosmonautas pitsicanos elegían volar en vastas curvas laxodrómicas [2] Curva laxodrómica. Curva que en la superficie terrestre forma un mismo ángulo en su intersección con todos los meridianos y que sirve para navegar con nimbo constante. Son igualmente aplicables al espacio. . Y allí donde el rumbo tenía que ser modificado, empleaban, hasta donde resultaba practicable, campos gravitacionales estelares, a veces pasando como sombras fantasmales por los mundos recubiertos de hielo de los límites más externos de los sistemas solares y en otras cruzando órbita tras órbita para pasar a pocos millones de millas de los infiernos de calor de las estrellas.

En los primeros días de su confinamiento en prisión, Tavernor no hacía otra cosa que recordar tales hechos, puesto que no tenía evidencia sensorial de tales movimientos. Según podía apreciar, la sección de la nave donde había sido alojado era una habitación circular de unas cien yardas de longitud por unas cincuenta de altura. Una lluvia artificial chapoteaba constantemente procedente de conductos situados sobre su cabeza, recogida después, presumiblemente para un sistema de recirculación, por canales dispuestos en la cubierta. Visibles a través de las movedizas cortinas de agua, estaban en continua alerta las figuras de huso de los pitsicanos, a veces febrilmente activas y otras increíblemente inmóviles, como unas pesadillas realizadas en obsidiana.

El 5cubo de cristal en que vivía tendría como unos veinte pies de lado. Estaba calentado y disponía de una cama, una mesa y una silla, con facilidades higiénicas. Todos aquellos artículos habían sido diseñados para uso humano, pero de manufactura extraterrestre. No había ningún otro artefacto en el cubo, excepto una microbiblioteca, que daba la impresión de ser de origen humano, aunque sin nombres en los «casettes». Estos contenían la suficiente escritura como para haberle permitido estar leyendo durante la vida entera corriente de cualquier ser humano.

Bethia vivía en otro cubo idéntico, a poco menos de un centenar de yardas de distancia. La existencia de los cubos le bahía proporcionado a Tavernor todo un shock, ante la comprobación que tanto Bethia como e1 habían sido capturados vivos. Mientras se hallaron en tránsito desde la villa hasta la nave nodriza, se había convencido a sí mismo de que todo aquello no era más que una aberración temporal por parte de los pitsicanos, para dilatar cruelmente el golpe de gracia. Pero aquellas celdas de cristal obviamente habían sido preparadas con anticipación. Los pitsicanos tenían que saber, sin duda, que iban a hacer dos prisioneros mucho antes de atacar el planeta. Y, entonces, la nave les estaba transportando a un destino que sólo podía hallarse en la zona del espacio controlado por los pitsicanos. Pero… — ¿por qué?

¿Por qué?

El interrogante no cesaba de vagar por el cerebro de Tavernor, mientras yacía silencioso en el rectángulo de plástico que constituía la cama, esperando la comida que, según calculó, debía corresponder al almuerzo. Su reloj le había sido quitado junto con toda la ropa. En el cubo de cristal no existían relojes de ninguna clase; pero la comida que esperaba era la intermedia de las tres que le traían durante cada ciclo de luz/oscuridad. Un sonido en la entrada del cubo le avisó que la comida había llegado. Se puso en pie y se dirigió hacia la puerta interior. La exterior ya había sido abierta y un pitsicano se hallaba en el espacio intermedio, poniendo su bandeja de alimentos en el suelo. Diversos reflejos se movían con aceitosa lentitud en el complicado cuerpo del ser extraterrestre y las bocas respiratorias se agitaban sobre los hombros.

Tavernor examinó a aquella extraña criatura a través del cristal, para estar seguro de que era la misma que le había traído las otras comidas. Permaneció de pie un momento frente a él, con sus nublados ojos fijos en los suyos y, como anteriormente, tuvo una sensación de horror. Aquel bípedo provisto de aquellos ojos sin vida era un miembro de las especies que habían demostrado ser superiores a la humanidad en la forma en que los hombres comprendían: la fuerza tecnológica de las armas. Pero por la misma razón, había demostrado su evidente inferioridad, porque el Hombre — sin importar su pasada historia — no hubiera exterminado al único vecino inteligente en el Cosmos para satisfacer simplemente su continua envidia y resentimiento. El estudio implicado en las tablas modificadas de van Hoerner era tan ampliamente envolvente que los hombres hubieran aceptado la presencia de los pitsicanos como medio de intercambio cultural. Todo el inmenso Proyecto Talkback, y su único objetivo, había sido el poder intercambiar un simple pensamiento y, entonces, Tavernor comprendió la desesperada necesidad de hacerlo. Si los pitsicanos situados al otro lado del cristal del cubo hubieran hecho un signo, un gesto de reconocimiento de Tavernor como un compañero de viaje en el espacio-tiempo, después…

El extraño se volvió y se alejó con su marcha peculiar parecida al aire de un camello por el desierto, causado por la complicada acción de sus piernas divididas en tres segmentos. Observándole de cerca, Tavernor vio la retorcida cicatriz en la parte de atrás de su brazo izquierdo en funciones, y conoció que era el mismo de antes. Hizo un gesto de aprobación con la cabeza. Ningún hombre antes que él había tenido la oportunidad de estudiar vivo a un pitsicano, y aunque los resultados de sus modestos experimentos jamás fuesen conocidos en la Tierra, aquella actividad mental le preservaba de volverse loco.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El palacio de la eternidad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El palacio de la eternidad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «El palacio de la eternidad»

Обсуждение, отзывы о книге «El palacio de la eternidad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.