Clifford Simak - Caminaban como hombres

Здесь есть возможность читать онлайн «Clifford Simak - Caminaban como hombres» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1963, Издательство: Edhasa, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Caminaban como hombres: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Caminaban como hombres»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Parker Graves, periodista, llega una noche a su casa para descubrir que ante su puerta se ha dispuesto una trampa. Para horror suyo, esta trampa se convierte en una bola, de esas de bolera, y huye. Muy pronto, toda la ciudad se transforma en el escenario de extraños sucesos — os edificios son comprados por sumas fabulosas, no se renuevan las licencias de arrendamientos, los negocios establecidos son cerrados, y nadie encuentra un lugar donde poder vivir.

Caminaban como hombres — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Caminaban como hombres», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Evidentemente — replicó —. Usted está en… ¿cómo le llaman? En la planto baja; ¿está bien?

—Pero quizás en un convenio como éste…

—Escuche, señor Parker. No debe hacerse ilusiones. Creo que se las hace, pero debe librarse de ellas. Nada hay que pueda detenernos. Lo operación, simplemente, ya ha llegado demasiado lejos. Hubo un momento, quizás, en que nos habrían podido detener. Pero ya, no. Créame, señor Parker, es demasiado tarde.—Desde el momento que es demasiado tarde, ¿por qué se molestan conmigo?

—Tenemos necesidad de usted — dijo —. Hay ciertas cosas que usted puede hacer para nosotros. Los humanos, una vez que sepan lo que está sucediendo, se sentirán enfadados por ello. ¿No es verdad, señor Parker?

—Hermana — le dije —, no sabe la mitad de lo que sucederá.

—Pero nosotros, usted comprenderá, no deseamos tener contratiempos. O los menos posibles. Creemos que estamos al lado de la moral y de la ley, que estamos dentro de todas las normas impuestas por su propia sociedad. No hemos violado ninguna de las leyes y no deseamos que se nos fuerce a tener que llevar a cabo un programa de pacificación. Estoy segura que los humanos tampoco lo desearían, porque, le puedo asegurar, sería una cosa muy dura, extremadamente dura. Deseamos terminar con este proyecto y seguir con otras cosas. Debemos darlo por terminado en la forma más suave que nos sea posible. Y usted nos puede ayudar en ello.

—¿Pero por qué yo debo ayudarles?

—Señor Graves — dijo —, usted estaría efectuando un servicio, no solamente para nosotros, sino también para la raza humana. Todo lo que usted pueda hacer para que esto marche suavemente para nosotros, será de beneficio para su pueblo también. No hay razón alguna para que ellos se vean sometidos a horribles experiencias para que podamos alcanzar el fin. Considere esto: usted es un experto en la comunicación a las masas…

—No tan experto como cree — dije.

—Pero usted está en conocimiento de los métodos y las técnicas. Puede escribir convincentemente…

—Hay otros que podrían ser más convincentes.

—Pero, señor Graves, es a usted a quien tenemos.

No me gustó la forma en que lo dijo.

—Lo que ustedes desean que yo haga — dije — es mantener en silencio a la gente. No despertarlos de su letargo.

—Eso, y cualquier consejo que pueda facilitarnos para enfrentamos a otras situaciones. Un puesto consultivo, podríamos decir.

—Pero ustedes lo saben. Tan bien como yo.

—Usted está pensando, señor Graves, quizás, que nosotros hemos asimilado totalmente los puntos de vista humanos. Que podemos discurrir como lo hacen los humanos y actuar como ellos. Pero, simplemente, ese no es el caso. Ciertamente, sabemos lo que ustedes denominan negocios bastante bien. Estamos muy al tanto de vuestras leyes. Quizás usted esté de acuerdo en que nosotros lo sabemos Pero hay muchos otros aspectos que no hemos alcanzado a estudiar. Conocemos la naturaleza humana hasta cierto punto, más concretamente, su reacción en el mundo comercial. Pero en los otros aspectos, nuestro conocimiento es bastante imperfecto. No tenemos ningún concepto formado de cómo reaccionarán los humanos cuando sepan la verdad.

—¿Tienen miedo? — pregunté.

—No, no tenemos miedo. Estamos preparados a ser tan despiadados como sea necesario. Pero tomaría mucho tiempo. No deseamos esperar tanto.

—Está bien. Quedemos en que yo escriba esos artículos. ¿Qué ventaja se sacaría de ello? ¿Quién los editaría? ¿Cómo se distribuirían al público?

—Escríbalos — dijo este témpano rubio —. De ahí en adelante el trabajo estará en nuestras manos. Nosotros lo haremos llegar al público. Lo distribuiremos. No se preocupe por eso. :

Yo estaba asustado. Quizás un poco furioso. Pero, mayormente, asustado. Porque hasta este momento no había comprendido la implacabilidad férrea de estos seres extraterrenales. No eran vengativos, no guardaban rencor. Escasamente se podía decir que eran enemigos, en nuestro sentido de la palabra. Eran una fuerza maligna y no había ruego que pudiera conmoverlos. Simplemente, no les importaba. Para ellos, la Tierra no era más que un trozo de propiedad y el ser humano, poco más o menos.

—Usted me está pidiendo — le dije —, que sea un traidor a mi raza.

Aun al decirlo, estaba totalmente seguro que el término traidor no tenía ningún significado para ellos. Lo reconocían en su contextura misma, pero, si el menor significado. Porque, estas cosas, no tenían la misma moral que la raza humana; tenían otros moldes de ética, probablemente, pero, tan incomprensibles para nosotros, como los nuestros para ellos.

—Llevémoslo, — dije ella —, a términos más prácticos. Nosotros le estamos dando una oportunidad. O continúa al lado del resto de la humanidad y tendrá que compartir su destino fatal, o se une a nosotros y comparte un destino bastante mejor. Si se niega, no nos hará gran daño. Si acepta, se ayudará usted mismo, grandemente, y a los de su misma raza, quizás, en una extensión mayor. Tiene la oportunidad de ganar y, créame, la humanidad nada perderá.

—¿Cómo podré asegurarme que ustedes mantendrán el convenio?

—Un convenio es un convenio, — respondió secamente. —Y pagarán bien, supongo. —Muy bien — dijo.

Una bola, procedente de ninguna parte que yo hubiera visto, rodó por el suelo. Se detuvo a casi un metro de donde yo estaba sentado en la silla.

La muchacha se puso en pie y dio la vuelta al escritorio. Se detuvo en uno de sus bordes, mirando a la bola.

La bola se hizo estriada, finamente estriada, como un retículo de difracción. Después, comenzó a separarse por todas esas delgadas líneas. Cambió de color negro a verde y se dividió, y en vez de una bola, había un montón de billetes apilados sobre el suelo.

No dije una palabra. No podía.

Ella se agachó y cogió uno de los billetes alargándomelo.

Lo miré. Ella esperó. Lo miré una vez más. —Parece dinero — le dije.

—Es dinero. ¿Cómo cree, entonces, que obtuvimos todo el dinero que necesitábamos?

—Y ustedes se ciñeron a las leyes — comenté. —No comprendo.

—Violaron una ley. La ley más importante. El dinero es una medida de lo que uno hace, del camino que ha construido o del cuadro que uno ha pintado o de las horas que se ha trabajado.

—Es dinero — dijo ella —. Eso es todo lo que necesita. Se agachó nuevamente y recogió todo el montón de billetes. Lo puso sobre el escritorio y comenzó a ordenarlos.

Era inútil, pensé, el tratar de hacerle comprender. No era que se comportara cínicamente. Tampoco era deshonesta. Era falta de comprensión: el punto negro de estos seres. El dinero era un producto, no un símbolo. No podía ser otra cosa.

Lo separó en ordenados fajos. Se agachó y recogió los pocos billetes que se habían caído cuando ella los había cogido del suelo. Puso estos en los fajos.

El billete que yo tenía en mis manos era un de veinte dólares, y muchos de los otros parecían ser, también, de veinte, a pesar que había de diez y uno que otro de cincuenta.

Juntó todos los fajos de dinero y me los alcanzó.

—Es suyo — dijo.

—Pero, si no he dicho…

—Trabaje o no para nosotros, es suyo. Y ya pensará acerca de lo que le he dicho.

—Lo pensaré — le dije.

Me puse de pie y cogí el dinero que me ofrecía. Lo introduje en mis bolsillos. Estos quedaron bastante abultados.

—Llegará un día — dije, golpeando suavemente los bolsillos —, en que esto no valga nada. Llegará un día en que nada se podrá hacer con él.

—Cuando ese día llegue — dijo ella —, habrá otras cosas. Lo que usted necesite.

Me quedé pensando, y en la única cosa que pude pensar fue que ahora ya tenía dinero para pagarle al conductor del taxi. A excepción de eso, mi mente estaba totalmente en blanco. La enormidad de este encuentro me había hecho abandonar todo otro pensamiento, excepto un sentimiento de pérdida total; eso y el hecho que ahora podía pagar el taxi.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Caminaban como hombres»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Caminaban como hombres» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Clifford Simak - Spacebred Generations
Clifford Simak
Clifford Simak - Shadow Of Life
Clifford Simak
Clifford Simak - The Ghost of a Model T
Clifford Simak
Clifford Simak - Skirmish
Clifford Simak
Clifford Simak - Reunion On Ganymede
Clifford Simak
Clifford Simak - Halta
Clifford Simak
Clifford Simak - Camminavano come noi
Clifford Simak
libcat.ru: книга без обложки
Clifford Simak
libcat.ru: книга без обложки
Clifford Simak
Отзывы о книге «Caminaban como hombres»

Обсуждение, отзывы о книге «Caminaban como hombres» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x