Kim Robinson - Marte rojo

Здесь есть возможность читать онлайн «Kim Robinson - Marte rojo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1996, ISBN: 1996, Издательство: Minotauro, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Marte rojo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Marte rojo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Siglo XXI. Durante eones, las tormentas de arena han barrido el estéril y desolado paisaje del planeta rojo. Ahora, en el año 2026, cien colonos, cincuenta mujeres y cincuenta hombres, viajan a Marte para dominar ese clima hostil. Tienen como misión la terraformación de Marte, y como lema: “Si el hombre no se puede adaptar a Marte, hay que adaptar Marte al hombre”. Espejos en órbita reflejarán la luz sobre la superficie del planeta. En las capas polares se esparcirá un polvo negro que fundirá el hielo. Y grandes túneles, de kilómetros de profundidad, atravesarán el manto marciano para dar salida a gases calientes. En este escenario épico, habrá amores y amistades y rivalidades, pues algunos lucharán hasta la muerte para evitar que el planeta rojo cambie.

Marte rojo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Marte rojo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Cierto —concedió Arkadi—. Pero piensa en el resultado. En la Antártida nadie puede ser propietario de tierras. Ningún país u organización puede explotar los recursos naturales del continente sin el consentimiento del resto de los países. Nadie puede proclamarse dueño de esos recursos, o llevárselos y vendérselos a terceros para obtener algún beneficio mientras otros pagan por usarlos. ¿No ves lo radicalmente distinto que es eso de lo que pasa en el resto del mundo? Y ésa es la última zona de la Tierra que ha sido organizada, que ha recibido una jurisprudencia. Representa lo que todos los gobiernos que trabajan juntos sienten de forma instintiva que es justo, manifestado en una tierra libre de reivindicaciones de soberanía o, en realidad, del peso de la historia. ¡Es, para decirlo llanamente, el mejor intento de la Tierra por crear leyes de propiedad justas! ¿Lo ves? ¡Así es como debería organizarse todo el planeta si fuéramos capaces de liberarlo de la camisa de fuerza de la historia!

Sax Russell parpadeó con suavidad y dijo:

—Pero Arkadi, ya que Marte va a ser gobernado por un tratado basado en el viejo de la Antártida, ¿qué es lo que desapruebas? El Tratado del Espacio Exterior declara que ningún país puede reclamar tierra en Marte, que no se permitirán actividades militares, y que todas las bases están abiertas a la inspección de cualquier país. Ningún recurso marciano puede convertirse en propiedad de una única nación. Se supone que la UN va a establecer un régimen internacional para supervisar cualquier explotación minera o de otra clase. Si se llegara a hacer algo así, lo que me parece dudoso, entonces será compartido entre todas las naciones del mundo. —Volvió la palma de la mano hacia arriba.— ¿No es eso lo que pretendes y que ya se ha conseguido?

—Es un comienzo —dijo Arkadi—. Pero hay ciertos aspectos que no has mencionado. Por ejemplo, las bases construidas en Marte pertenecerán a los países que las construyan. Nosotros estaremos levantando bases norteamericanas y rusas, de acuerdo con lo que dispone la ley. Y eso nos devuelve a las pesadillas de la legislación y la historia terranas. Las empresas norteamericanas y rusas tendrán el derecho de explotar Marte, mientras los beneficios se compartan con todas las naciones que son del tratado. Puede que esto sólo implique una especie de porcentaje pagado a la UN, aunque en realidad no será otra cosa que un soborno. ¡No creo que debamos aceptarlo ni siquiera por un momento!

Siguió un paréntesis de silencio y Ann Clayborne dijo:

—El tratado nos obliga también a que evitemos la destrucción del medio ambiente. Así decía, creo. Está en el Artículo Siete. Me parece que eso prohíbe de manera expresa la terraformación de la que tanto se habla.

—Yo diría que deberíamos desatender también esa disposición —se apresuró a intervenir Arkadi—. Nuestro propio bienestar depende de eso. Ese punto de vista era más popular que otros del mismo Arkadi, y así se lo dijeron.

—Pero si están dispuestos a pasar por alto un artículo —señaló Arkadi—, deberían estar dispuestos a hacerlo con el resto. ¿Correcto?

Hubo una pausa incómoda.

—La evolución será inevitable —dijo Sax Russell, encogiéndose de hombros—. Estar en Marte nos cambiará.

Arkadi sacudió la cabeza de costado, lo que hizo que girara un poco en el aire por encima de la mesa.

—¡No, no, no, no! ¡La historia no es evolución! ¡La analogía es falsa! La evolución es una cuestión de entorno y suerte, que actúa a lo largo de millones de años. ¡Pero la historia es una cuestión de entorno y elección, que actúa en el tiempo de una vida, y a veces durante años, meses, horas! ¡La historia es moldeable! ¡De modo que si elegimos establecer ciertas instituciones en Marte, estarán ahí! ¡Y si elegimos otras, entonces ésas estarán ahí! —con un movimiento de la mano los abarcó a todos, a la gente sentada a las mesas y a la gente que flotaba entre las parras.— Decidamos nosotros mismos en vez de dejar que decida por nosotros esa gente de la Tierra. En realidad, gentes muertas desde hace tiempo.

—Tú quieres una especie de utopía comunal, y eso no es posible — dijo con acritud Phyllis—. Pensé que la historia rusa te había enseñado algo.

—Y así ha sido —dijo Arkadi—. Y ahora llevo a la práctica lo que me ha enseñado.

—¿Defendiendo una revolución mal definida? ¿Fomentando una situación de crisis? ¿Irritando y enemistando a todos?

Muchos asintieron, pero Arkadi los desechó con un ademán.

—Me niego a aceptar la responsabilidad de los problemas de todo el mundo en este punto del viaje. Sólo he dicho lo que pensaba, a lo cual tengo derecho. Si alguno de vosotros se siente incómodo, no es mi problema. Las implicaciones de lo que digo no gustan a nadie, pero no son capaces de rebatirlas.

—Algunos de nosotros no somos capaces de entenderte —exclamó Mary.

—¡Lo único que digo es que hemos venido a Marte para siempre! — exclamó Arkadi, mirándola con ojos desorbitados—. Vamos a hacer no sólo nuestros hogares y nuestra comida, sino también nuestra agua y el aire mismo que respiramos… todo en un planeta donde fallan esas cosas. Podemos hacerlo; tenemos una tecnología que manipula la materia hasta el nivel molecular. ¡Una capacidad en verdad extraordinaria! Y, sin embargo, algunos de los que están aquí pueden aceptar transformar la total realidad física de este planeta sin intentar cambiarnos a nosotros mismos o nuestra manera de vivir. Somos científicos del siglo veintiuno en Marte pero, al mismo tiempo, vivimos dentro de un sistema social del siglo diecinueve, basado en las ideologías del siglo diecisiete. Es absurdo, es disparatado, es… es… —Se agarró la cabeza con las manos, rugió:— ¡No es científico ! Y digo que entre todas las cosas que transformaremos en Marte, tendríamos que estar nosotros y nuestra realidad social. No sólo hemos de terraformar Marte: tenemos que terraformarnos nosotros mismos.

Nadie se aventuró a rebatirlo; en estas ocasiones Arkadi prácticamente no tenía oposición, y muchos se sentían genuinamente estimulados y sólo necesitaban tiempo para pensar. Otros estaban contrariados, pero no querían alborotar demasiado en esta cena en particular, que se suponía era una celebración. Parecía más fácil poner los ojos en blanco y beber acompañando el brindis.

—¡Por Marte! ¡Por Marte!

Pero mientras flotaban después del postre, Phyllis se mostró desdeñosa.

—Primero tenemos que sobrevivir —dijo—. Con tantas disensiones, ¿qué posibilidades podemos tener? Michel Duval trató de tranquilizarla.

—Muchos de estos desacuerdos son síntomas del vuelo. Una vez en Marte, trabajaremos juntos. Y tenemos más de lo que hemos traído a bordo del Ares… dispondremos de lo que los transbordadores no tripulados ya han traído: cargamentos de equipo y comida por toda la superficie y en las lunas. Todo está ahí para nosotros. El único límite será nuestra propia resistencia. Y este viaje es parte de lo mismo… una especie de preparación, de prueba anticipada. Si fallamos aquí, ni siquiera podremos intentarlo en Marte.

—¡Exactamente lo que yo quería decir! —dijo Phyllis—. Estamos fallando aquí.

Sax se levantó con expresión de aburrimiento, y se impulsó hacia la cocina. En la sala había un rumor de caracolas: muchas discusiones pequeñas, algunas de tono cáustico. Era evidente que muchos estaban furiosos con Arkadi; y otros estaban furiosos con ellos por haberse enfadado.

Maya siguió a Sax a la cocina. Mientras limpiaba la bandeja él suspiró.

—La gente es tan emocional… A veces tengo la sensación de que estoy atrapado en una representación interminable de la Puerta Cerrada.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Marte rojo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Marte rojo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Kim Robinson - Flucht aus Katmandu
Kim Robinson
Kim Robinson - Blauer Mars
Kim Robinson
Kim Robinson - Le rêve de Galilée
Kim Robinson
Kim Robinson - Aurora
Kim Robinson
Kim Robinson - Shaman
Kim Robinson
Kim Robinson - Błękitny Mars
Kim Robinson
Kim Robinson - Marte azul
Kim Robinson
Kim Robinson - Marte Verde
Kim Robinson
Kim Robinson - La Costa dei Barbari
Kim Robinson
Отзывы о книге «Marte rojo»

Обсуждение, отзывы о книге «Marte rojo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.