John Darnton - Ánima
Здесь есть возможность читать онлайн «John Darnton - Ánima» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Ánima
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Ánima: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Ánima»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Ánima — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Ánima», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Pero su estado mental era tan confuso que equivocó el camino y vagó junto a la fila de bollos cubiertos de azúcar de aspecto apetitoso y los platos de plástico con melocotones en almíbar y rodajas de piña. En un momento de absoluta confusión, se preguntó a qué había ido a ese lugar. Empezó a comprender que debía de ser como volverse loco: en su mente se estaban acumulando tantos pensamientos incoherentes que ya no era capaz de clasificarlos y separar lo importante de lo accesorio. Estaba perdido como un corcho en un mar tempestuoso.
Llevó el café a la mesa de siempre, en un rincón, y se sentó, revolviendo el líquido marrón con expresión ausente. Junto a él había una ventana y observó el tráfico que discurría por la avenida York. Llovía. Apenas advirtió la presencia de los tres hombres sentados a una mesa cercana. Sólo se volvió para mirarlos cuando su conversación le llamó la atención.
– Esto supera todo lo demás -dijo uno de ellos-. Le hace morder el polvo a todo el mundo.
– Como en Duke -comentó otro-. Nicolelis, sufre, tío. -Siempre que, por supuesto, funcione.
– Tíos, ¿de qué estáis hablando? -preguntó el tercero. Scott los estudió. Dos de ellos eran jóvenes y llevaban chaquetas blancas; uno tenía un porte profesional, acentuando por una barba bien cuidada, el otro llevaba el pelo largo y recogido detrás de las orejas. Era evidente que se trataba de residentes o médicos internos, a juzgar por sus aires de excesiva confianza. El tercero llevaba ropa de calle y su forma de actuar lo señalaba como un extraño en ese lugar; era el que había hecho la pregunta.
– Miguel Nicolelis, el neurocientífico en Duke. Dirigía un equipo que trabajaba con monos; algo fascinante. Ese mono tenía electrodos implantados en todo el cerebro. Un ordenador había registrado señales activadas para varios movimientos, de modo que podía reconocerlos. Cuando el mono empezaba a pensar en mover el brazo, sólo a pensar en llevar a cabo esa acción, el ordenador lo captaba y enviaba una señal similar a un robot, que entonces levantaba el brazo.
– Repítelo.
– El mono podía mover el brazo del robot con sólo pensarlo.
– Aparentemente -dijo el segundo médico-, descubrieron que las células en la parte de la corteza cerebral que controla el movimiento comienzan a actuar mucho antes de que el movimiento se produzca.
– Eso significa que tu cerebro está planeando anticipadamente toda clase de movimientos voluntarios. Esos movimientos pueden ser leídos y realizados por máquinas. Piensa en lo que significa que un robot pueda leer tu mente y obedecer tus órdenes.
– Lo que eso podría significar para los paralíticos es increíble -añadió el otro-. Podrías conseguir que un robot hiciera todo lo que tú quisieras. Podrías echarte a descansar y pintar tu apartamento. O crear una escultura.
– O bajarte la cremallera. -Tú pensarías en eso.
– En serio, es un primer paso.
– Sí, pero ¿un primer paso hacia qué?
– Conectar la inteligencia humana directamente a una máquina sin el intermediario humano: nuestro cuerpo. -No me jodas -repuso el más joven de los tres.
– No tienes ni idea de lo que está pasando en el campo de la neurología en este momento.
– ¿Y esto podría ser incluso más grande que eso? -Seguro. En términos de neurología significa que hemos cruzado una frontera. Estamos en un territorio completamente nuevo, somos pioneros en un campo donde casi todo es posible.
– Esto es historia en marcha-dijo el hombre de la barba. -Y tú estás allí -dijo su colega.
– ¿Qué significa eso para el hospital?
– Para Saramaggio, querrás decir. Para él, fama y fortuna. Tal vez incluso el premio Nobel.
– No -dijo su colega-. El Nobel lo conceden por investigación. Esto es medicina aplicada. Saramaggio no lo conseguirá, aun cuando todo el mundo reconozca que se lo merece.
– No estés tan seguro de ello.
– Irá a parar a gente como Gould y Gross. – ¿Quiénes son esas personas? -preguntó el tercero. -Elizabeth Gould y Charles Gross. De Princeton. Ellos descubrieron la neurogénesis. – ¿Qué es eso?
– Gould y Gross descubrieron que el cerebro continúa fabricando nuevas células. Ese descubrimiento significó un área de investigación completamente nueva. Antes de ese hallazgo se creía que simplemente llegaba un momento en que el cerebro dejaba de desarrollarse. Tenías cien mil millones de neuronas y eso era todo; envejecías, las células morían, tu cerebro se deterioraba, te volvías senil y te morías. Ahora, sabemos que se están produciendo nuevas neuronas constantemente.
El otro residente terció en la conversación.
– Este trabajo corresponde a una investigación realizada en la Universidad Rockefeller con canarios, aunque suene increíble. Un tío llamado Fernando Nottebohm demostró que los canarios desarrollaban nuevas neuronas para aprender canciones nuevas.
– Frank Sinatra, él sí que era un tío listo.
Los dos residentes ignoraron el comentario pretendidamente gracioso.
. -Y el otro dato interesante, teniendo en cuenta lo que está sucediendo hoy en este hospital, es que la misma región general, el hipocampo, es el lugar de donde proceden las células madre.
– ¿Y las células madre son…?
– La célula básica, la célula indiferenciada de la que se originan todas las demás células.
– Y son las células que ese tío, ese médico, aquí en el hospital, extraerá para que se reproduzcan y luego volver a implantarlas en el cerebro. ¿Es así?
– En pocas palabras, sí.
– ¿Y las posibilidades de que esa operación tenga éxito? Los dos internos se miraron.
– Considerando que jamás se ha intentado antes…
– Considerando que en este momento es algo principalmente teórico y nadie puede estar seguro de si esa teoría siquiera es correcta…
– Considerando todos esos factores, yo diría que las posibilidades de éxito son de aproximadamente una sobre cincuenta.
– Creo que estás siendo muy generoso. Yo diría que de una sobre cien.
– Y sólo estamos hablando de supervivencia. Ni hablar de la cuestión de recuperar las facultades.
– Según tengo entendido, el paciente ya es un vegetal. -Y ahora será un supervegetal. Genéticamente diseñado.
– ¡Joder! -exclamó el tercero-. ¿Y permiten que hagan esa clase de cosas?
– ¿Permitirlo? Ellos lo alientan. Ruegan que suceda. -Pero ¿por qué?
– Prestigio. Esta clase de operaciones significan prestigio, y prestigio significa dinero.
– Siempre que, naturalmente, tengan éxito. -Sí, claro, existe ese pequeño problema.
La conversación se estaba agotando. Pero no importaba, porque Scott no creía que pudiera seguir escuchando durante más tiempo.
Kate arrojó la bata quirúrgica dentro de un contenedor de acero inoxidable, que estaba destinado al lavado y la esterilización. Tras desvestirse, guardó sus cómodos zuecos de quirófano en el fondo de su taquilla. Cogió una toalla, se envolvió el cuerpo y se dirigió a las duchas. Después de una operación de varias horas era exactamente lo que necesitaba para relajarse: el potente chorro de agua caliente cayendo sobre ella y deshaciéndose de todo lo demás.
Saramaggio. Nuevamente se había sentido maravillada ante la destreza de ese hombre. Era un genio, se dijo mientras probaba la temperatura del agua con el codo izquierdo (como cualquier cirujano, se protegía las manos). Era nada menos que un milagro, la forma en que sus dedos finos se movían con esa pausada seguridad. Sondeando las vías, moviéndose para taponar una hemorragia, examinando con los dedos las áreas dañadas. Ni un solo movimiento superfluo. Pero, más allá de eso, Saramaggio demostraba ese instinto para ir directamente al lugar correcto, aun cuando estuviese oculto detrás de una masa de tejido cerebral, casi como si las puntas de sus dedos pudieran pensar por sí mismas. No tenía más remedio que reconocerlo.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Ánima»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Ánima» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Ánima» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.