—No veo ningún riesgo en que Chorian esté aquí —le dije suavemente —. Ese muchacho es uno de nosotros. Llegué a conocerle muy bien cuando estuvo en Mulano conmigo.
—Pero es el rom particular de Sunteil…
—No es de Sunteil. Sólo deja que Sunteil lo crea así.
—Quizá sólo deje que tú y Damiano penséis que no lo es.
—Polarca —dije, sonriendo suavemente, masajeando su brazo —. Ah, Polarca. Esto no es más que una mierda paranoide, y tú lo sabes.
—Yakoub, te digo que…
—Polarca —dije, un poco menos suavemente.
Pese a todo, hubo otra ronda o dos de gruñidos al respecto. Pero al final sabía que tendría que ceder, y eso hizo. Chorian se sintió rebosante de alivio y gratitud: sabía que la discusión había estado centrada en él y en decidir si podía quedarse. Y prácticamente espumaba de alegría ante el hecho de verme de nuevo. Sin embargo, pese a todo su ímpetu juvenil, parecía ahora menos ingenuo, de alguna forma más maduro, que cuando había estado en Mulano. Estaba empezando a sentir confianza en sí mismo. De todos modos, parte de aquella ingenuidad no había sido probablemente más que camuflaje: pero no cabía ninguna duda de que estaba ganando rápidamente confianza en estos días, y debía sentir menos necesidad de ocultarse detrás de su juventud. Iba a resultar útil. Damiano había hecho bien trayéndole. De tanto en tanto, durante las conferencias de los días siguientes, vi a Polarca meditando aún, como si todavía estuviera absolutamente seguro de que habíamos invitado a un espía del Imperio entre nosotros; pero incluso él dejó de preocuparse por Chorian al cabo de un tiempo.
A su debido momento apareció Valerian. O más bien el espectro de Valerian, debería decir: Valerian no se atrevía a poner el pie en ningún mundo del Imperio, no con la recompensa de diez mil cerces puesta por su cabeza. Incluso un toro se hubiera sentido tentado por aquello. Valerian tenía muchos enemigos entre nosotros, después de todo; los gaje no son las únicas víctimas de su piratería. Pero Valerian o espectro de Valerian, eso no tenía mucha importancia, porque el espectro de Valerian tenía tanto vigor que no resultaba fácil distinguirlo del auténtico Valerian. Excepto que el espectro, como la mayoría de los espectros, tenía una forma de derivar un poco por encima del suelo, y emitir una cierta crepitación eléctrica de tanto en tanto.
Valerian es un hombre extremadamente teatral. Hay un aura de gran drama a su alrededor, que le precede un centenar de metros allá donde vaya. Alardea, ruge, gesticula, hace llamear sus ojos y adopta poses. Posee un tremendo estilo y prestancia, pero es un estilo y una prestancia directamente salidos de las grandes óperas de hace mil quinientos años. Valerian se ve a sí mismo como el heredero ideológico directo de Barbanegra y Sir Francis Drake y el capitán Kidd y Robin Hood y cualquier otro bucanero que alguna vez haya robado un penique a alguien, y como la mayoría de ellos exhibe las mismas vehementes justificaciones para razonar sus depredaciones. Por supuesto, sólo es un criminal. Si buceamos una capa por debajo de su idealismo encontraremos que lo que ama realmente es el peligro y la emoción de vivir fuera de la ley. Si buceamos un poco más descubriremos que se ve secretamente a sí mismo como un hombre de negocios, un empresario de los caminos estelares preocupado principalmente pon la relación riesgo-recompensa. Si buceamos un poco más abajo de eso, creo que encontraríamos un puro caos en el fondo de su alma.
Es un hombre completamente sin escrúpulos. Pero nunca tuve razón alguna para dudar de su lealtad hacia mí. Yo salvé su culo, o al menos su cuello, cuando fue traído bajo graves acusaciones ante el gran kris de Galgala, y siempre se ha sentido agradecido hacia mí por eso.
Después de él llegó Thivt, que es la gran anomalía de mi vida y posiblemente la gran anomalía de la galaxia. Considero a Thivt mi primo y a veces, como Polarca, mi hermano de sangre. Está profundamente versado en las costumbres roms y las tradiciones roms, y lo acepto sin vacilar como un toro. Pero no es ron, no realmente. No quiero decir que sea gaje tampoco. Ni siquiera estoy seguro de que sea humano.
En realidad fue tomado por los roms cuando era un niño y se educó junto a ellos, como el folklore gaje nos ha hecho creer que era nuestra costumbre durante los tiempos medievales. Un grupo explorador lo encontró vagando solo en un planeta del sistema de Thanda Banadareen. Parecía tener cinco o seis años. La única palabra que sabía decir era la que se supone que era su nombre. No se halló a sus padres por ninguna parte, ni ninguna nave espacial que se hubiera estrellado, ni la menor huella de la utilización de un relé de tránsito, ni nada. De alguna forma, se aceptó la idea de que era el único superviviente de una expedición autónoma no registrada. Cuando los exploradores abandonaron Thanda Banadareen se lo llevaron consigo de vuelta a Iriarte, que es donde lo encontré un centenar de años o así más tarde. Por aquel entonces había ascendido enormemente en los consejos roms y hablaba el romani como un auténtico phral de la sangre. Incluso había aprendido cómo espectrar: por todo lo que sé, es el único no rom que lo haya conseguido nunca. Thivt había logrado el hecho, único en la historia, de convertirse en un toro por adopción. Hay muchos que piensan que tiene que ser realmente toro por nacimiento, debido a que puede espectrar. No sé nada al respecto. Thivt parece rom y suena rom y vive rom, y los toros confían en él como en uno de ellos; pero capto un aura a su alrededor, una vibración, que es algo completamente distinto, algo muy extraño. No soy el único que lo siente, además.
¿Es posible que haya seres alienígenas ocultos en los lugares aún no cartografiados de Thanda Banadareen, y que nos hubieran enviado a Thivt camuflado de humano como una especie de observador, o incluso emisario? Nadie, por todo lo que sé, ha regresado nunca al mundo donde fue hallado Thivt para echar una nueva mirada. No parece que sea un mundo particularmente invitador o útil. La galaxia es muy amplia y nosotros somos muy pocos; el rumbo de las exploraciones se ha trasladado a otras partes, a lugares que son considerados más prometedores. A veces me pregunto acerca de aquel mundo. Me pregunto acerca de Thivt.
Ahora que Thivt estaba a mano, el grupo que había convocado se hallaba completo. Pero entonces, en el último minuto, apareció valseando Syluise, el segundo de los huéspedes no invitados.
Polarca entró bruscamente mientras yo me hallaba en el baño y me dijo que había llegado. En el momento mismo en que entró en la habitación supe que había ocurrido algo desacostumbrado, porque sus ojos azules y rojos parecían haber derivado espectro arriba con irritación o sorpresa, y aquellas extrañas y velludas orejas se estremecían como las de un animal. Era el síndrome del sálvese quien pueda. Polarca considera a Syluise como algo parecido a una serpiente…, una serpiente de la clase más mortífera, cuyos colmillos son venenosos pero que igualmente puede optar por estrangularte con sus anillos por el simple placer de hacerlo.
—Adivina quién ha venido —dijo ominosamente.
—¿Shandor? —aventuré —. ¿Sunteil?
—Peor.
—¿Tenemos que jugar a las adivinanzas, Polarca?
— Ella está aquí. El gran amor de tu vida.
Polarca desea fervientemente que yo jamás me hubiera mezclado con Syluise. Incluso haciendo concesiones a su actitud a veces súper-protectora hacia mí, es posible que Polarca tenga algo de razón. Pero también tiene un pequeño problema con las mujeres de voluntad fuerte, y eso puede explicar algo de su desagrado hacia ella.
—¿De veras? ¿Syluise?
Estaba recorriendo el baño arriba y abajo.
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