Francisco Umbral - Ramón Y Las Vanguardias
Здесь есть возможность читать онлайн «Francisco Umbral - Ramón Y Las Vanguardias» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Биографии и Мемуары, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Ramón Y Las Vanguardias
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Ramón Y Las Vanguardias: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Ramón Y Las Vanguardias»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Ramón Y Las Vanguardias — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Ramón Y Las Vanguardias», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Se ha convertido en un escritor viejo, asustado, desterrado, con poco dinero y mucho trabajo, aprensivo y enfermo. Su proyecto de felicidad ha fracasado en lo gris. Su literatura pura tiene poco interés en un mundo muy politizado. Las vanguardias optimistas de principios de siglo están muy lejos.
Pitigrilli, compañero juvenil de audacias, le visita una vez -ya lo hemos dicho-, y queda entre ambos como una sombra, como un vacío, como una duda. Pitigrilli, Dino Segre, ha triunfado por una vía mondaine y burguesa. Ramón ni eso. Se mantiene más puro y más pobre. Equivocado respecto del mundo, como lo estuvo siempre, sólo que antes su equivocación valía más que el mundo mismo. Y ahora ya no.
Ramón es humorista hasta la muerte, pero la vida cotidiana se le acidula y el mundo insólito se le fatiga. Sus libros últimos se van llenando de una gracia negativa y crítica, de una ironía a veces negra, aparte los desahogos ingenuos contra la política o a favor de la religión.
En 1972 se publica en España, como Diario póstumo de Ramón, un libro cuyas últimas anotaciones son de 1956. Parece que se trataba de dos Diarios (escritos, como ya hemos dicho, en los grandes libros Diarios de la contabilidad). El primero de ellos lo destruyó Ramón en gran parte por toda clase de prejuicios y miedos: religiosos, políticos, familiares. El segundo lo mutila su mujer, Luisa Sofovich, por ser demasiado Diario, demasiado íntimo, demasiado auténtico.
Desarbolados estos libros de su contenido confidencial, nos queda poco más que una serie de greguerías, que quizá Ramón utilizó como punto y aparte en su Diario. Pero no deja de transparecer por eso la amargura y el desencanto que informa ya la prosa del escritor. Su proyecto de felicidad sencilla o vida insólita, proyecto doble y nunca resuelto ni armonizado, está ya lejos.
Ramón, con la misma técnica literaria de siempre, nos da ahora las equivalencias tétricas entre las cosas. Contrasta el tono de estos últimos libros ramonianos con el de sus colaboraciones de prensa de la misma época, pues sin duda mantenía en el trabajo público la inercia y la imagen del hombre que trabaja y juega, mientras que se desahogaba en los Diarios íntimos. Aparte de colaboraciones de prensa, yo no conozco casi nada de lo que escribiera Ramón entre 1956 -última anotación de lo que se ha llamado su Diario póstumo- y 1963, fecha de su muerte. Son siete u ocho años en blanco, al menos para mí.
Nos habla Ramón de sus enfermedades y de las medicinas que toma. Nos habla del cáncer como una fácil premonición, cuando aún no tenía síntomas de él. «Mientras, cada cual está cuidando su cáncer, mimándole, llevándole al teatro, dándole pan…» El cáncer, que en sí es una cosa viva, sinies-tramente viva, queda aquí animizado por Ramón, convertido en un animal maligno que cuidamos inocentemente.
Fiel a la greguería, aún escribe algunas que son puro juego verbal: «Catalejo: aparato para ver un conejo.» Habla mucho de su mujer, en estos libros, y casi siempre con cariño, pero luego hay otras observaciones sobre la mujer en general que son negativas, lo que hace suponer que algunos fragmentos del Diario los arrancó la mano de la venganza. En todo caso, la mujer-metáfora se ha venido abajo. La mujer es ya un ser usual, como en Laforgue, que acompaña, ayuda, traiciona y, como cualquier otro ser con el que se conviva, nos recuerda la muerte, pues nuestra propia muerte siempre se hace más evidente en el espejo de otra cara.
Ramón habla a veces de tiros en la noche, reflejando vagamente el Buenos Aires del peronismo. Una variante que ensaya mucho, inspirado sin duda por la especial característica de los libros en que escribe, es la contabilidad poética: «Esperanzas perdidas, 2.000.000 de pesos. Esperanzas nuevas, 10.000 pesos.» Habla bastante de Dios, metido y comprometido en un pietismo absurdo de viejo con miedo a la muerte. Recuerda libremente cosas de la infancia, como el palentino Cristo del Otero. De pronto se le estropea la pluma con que está trabajando y así lo anota. Habla mucho de las plumas, en un volverse sobre sí mismo que es muy ramoniano y singular. Es como si el pintor pintase el pincel con que está pintando. Nos describe cómo es cada pluma, las dificultades que tienen. Y suelta tacos que sin duda abundaban más en el original, y que nos devuelven al madrileño malhablado: «Las plumas son unas hijas de puta.»
Este escribir sobre la pluma con que está escribiendo me parece a mí la culminación del ramonismo, el momento en que el escritor se reúne consigo mismo definitivamente, algo que sólo podía ocurrirle en la madurez ya muy entrada. Los filósofos existencialistas hablan del proceso de individuación o identificación de uno consigo mismo. Ramón, cuando ya por fin ha expresado el mundo -su locura literaria de expresarlo todo- y cuando por otra parte el mundo le ha decepcionado y en buena parte abandonado, se pone a escribir de la pluma con que escribe, porque ya no tiene de qué escribir ni seguramente le importa nada. Es la locura literaria llevada a sus últimas consecuencias, una identificación de vida y obra, de menester e instrumento, que roza ya el absurdo y nos pone frente a la gratuidad absoluta del escribir.
Sabemos que todo está dicho y todo está por decir. La escritura no es sino un silencio casi elocuente. El hombre que escribe sobre la pluma con que está escribiendo cierra totalmente el círculo de la gratuidad. No es más trascendente escribir sobre Dios o sobre la Historia. Escribir es un acto que termina en sí mismo y el mundo podría pasarse igual sin la cultura. El Ramón tardío llega a esta perfección última que era su destino -perfección del absurdo- de escribir sobre la pluma que escribe. El idioma no dice nada sino que se dice a sí mismo, como más o menos ha deducido la moderna ciencia lingüística. Ramón, el hombre que más ha escrito, escribe sobre lo que está escribiendo. Su pluma, como el lenguaje humano entero, sólo se dice a sí misma.
36. DIARIO PÓSTUMO
En la Nochebuena de 1952, se queja Ramón de estar sin dinero. Espera ocho mil pesetas de España que no le llegan. España, su gran tema, se ha quedado reducida para él a una referencia bancaria: «España no paga.»
También espera lo que él llama el Nobel español, que era un premio de quinientas mil pesetas -mucho para entonces- que daba el banquero Juan March. Al fin, el dinero se lo dan a Azorín, contra el que ya venía escribiendo Ramón de vez en cuando, y al que llama «chufero valenciano». Azorín, al que ha dedicado una de sus más logradas biografías -y por supuesto el mejor libro que se ha hecho sobre el alicantino-, se le torna ruin y oportunista en la hora de los desencantos. De estas rectificaciones está llena la historia chismosa de la literatura, pero no por eso deja de ser significativa la caída de los valores en el mundo de Ramón. Ha visto con el tiempo que Azorín fue siempre un oportunista, un hombre que supo aprovechar lo que él no supo ni quiso aprovechar. Y lo dice.
Con la caída del mito azoriniano, cae para Ramón, quizá sin que él lo sepa, el ideal contemplativo, el «ver volver», porque la vida empieza a ser tediosa y porque el tiempo está lleno de traiciones. No sólo ha fallado su proyecto vital de ser feliz, sino que le han fallado los modelos de vida y escritura: Azorín.
El 14 de abril de 1953, su mujer le regala unos guantes amarillos para que no se le enfríen las manos. Asiste de lejos a la muerte de su hermano Pepe, que está en Chile. Su hermano era masón. Confiesa que ambos fueron «desgraciados y huérfanos» en el colegio palentino de infancia, aunque no es esa la versión de aquella remota época infantil que nos da en su Automoribundia . Ramón, que ha hecho toda la vida un sonriente esfuerzo por conseguir que la vida se optimice, incluido el pasado, está entrando ya en esa sinceridad seca de la vejez y el desencanto. En noviembre del 53 pierde sus colaboraciones de Venezuela y se va dando cuenta, al fin, de que su periodismo ya no interesa, de que la literatura por la literatura ha pasado. Ha pasado del periodismo, claro, que es lo que a él le da de vivir.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Ramón Y Las Vanguardias»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Ramón Y Las Vanguardias» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Ramón Y Las Vanguardias» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.