Joseph Conrad - Nostromo

Здесь есть возможность читать онлайн «Joseph Conrad - Nostromo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Nostromo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nostromo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nostromo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nostromo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Torturado y muerto de un tiro que le ha atravesado el pecho. Se está quedando frío.

Esta información tranquilizó al capataz. Una de las candelas paveseó vacilante en el cañón de su soporte y se extinguió.

– ¿Quién ha hecho esto? -preguntó Nostromo.

– Sotillo, a no dudarlo. ¿Quién otro habría de ser? Torturado… pase. Pero ¿por qué matarle?

El doctor miró fijamente a Nostromo, que se encogió de hombros ligeramente.

– Y observe usted -prosiguió Monygham-; se le ha matado de pronto en un arrebato. Es evidente. Desearía saber que misterio hay aquí.

Nostromo, que había avanzado, se inclinó un poco para examinar el cadáver.

– Me parece haber visto esta cara en alguna parte -murmuró. -¿Quién es?

Él doctor volvió a fijar en él los ojos.

– Todavía puede ocurrirme que llegue a envidiar su suerte. ¿Qué piensa usted de esto, capataz, eh?

Pero Nostromo ni siquiera oyó las palabras anteriores. Tomó la candela que seguía ardiendo y la puso bajo de la cabeza caída, mientras el doctor, olvidándose del muerto, continuaba sentado, con la mirada perdida en el espacio. De repente el pesado candelero de hierro chocó en el suelo con estrépito, como arrancado de la mano de Nostromo.

– ¿Qué pasa? -interrogó el doctor, mirando sobresaltado.

Oyó la respiración anhelosa del capataz, que vaciló, apoyándose en la mesa, y al extinguirse la luz en la habitación, los cuadros negros de las ventanas aparecieron tachonados de estrellas.

– ¡Claro! ¡Es claro! -musitó para sí el doctor en inglés. -El espectáculo es bastante horrible para hacer crujir las coyunturas.

Nostromo sintió que el corazón le palpitaba en la garganta. Sentía vértigo. ¡Hirsch! ¡El hombre era Hirsch! Y, al reconocerle, se asió con fuerza al borde de la mesa.

– Se había escondido en la gabarra -dijo con voz alterada, casi voceando. Y luego siguió, bajando el tono: -En la gabarra, y… y…

– Y Sotillo le trajo aquí -añadió el doctor. -Usted se espanta de verle tanto como yo me espanté de verle a usted. Lo que desearía saber es qué atrocidades hizo con el finado para mover a alguna alma compasiva a matarle de un tiro.

– Entonces Sotillo sabe… -empezó Nostromo en una entonación más tranquila.

– Lo sabe todo -interrumpió el doctor.

Oyóse al capataz golpear la mesa con el puño.

– ¿Todo? ¿Qué me está usted diciendo? ¡Todo! ¿Lo sabe todo? ¡Es imposible! ¿Todo?

– Por supuesto. ¿A qué llama usted imposible? Le participo a usted que he oído interrogar a ese Hirsch la noche pasada, aquí, en este mismo cuarto. Tuvo noticia de usted, de Decoud, y de todo lo relativo al traslado de la plata… La gabarra fue partida en dos pedazos por la proa del vapor. La víctima de Sotillo se arrastraba ante él, presa de un terror abyecto, pero pudo recordar todo esto. ¿Qué más necesita usted? Menos cuenta daba de su propia persona. Le hallaron agarrado al áncora. Debió asirse a ella en el momento de irse al fondo la gabarra.

– ¿De irse al fondo? -repitió Nostromo lentamente. -¿Sotillo ha creído eso? ¡ Bueno !

El doctor, algo impaciente, no acertaba a imaginar qué otra cosa podía nadie creer. Si. Sotillo creía que la gabarra se había ido a pique, y que el capataz de cargadores junto con Martín Decoud y tal vez uno o dos políticos fugitivos se habían ahogado.

– Con razón le dije a usted, señor doctor -contestó a esto el otro-, que Sotillo no lo sabía todo.

– ¡Cómo! ¿Qué quiere usted decir?

– Ignoraba por ejemplo, que yo no había muerto.

– Y nosotros le creíamos a usted ahogado, como lo creía Sotillo.

– Y a ustedes -a ninguno de ustedes, los caballeros que estuvieron en el muelle- les importó nada embarcar a un hombre de carne y hueso como ustedes con un encargo desatinado que no podía acabar bien.

– Olvida usted, capataz, que yo no estuve en el muelle, y que me pareció mal el traslado de la plata. No tiene usted, pues, motivo para culparme de ello. Pero le diré, amigo mío, que en aquellas circunstancias no estábamos para pensar en la muerte: a todos nos seguía de cerca. Usted había partido…

– Sí, por cierto, partido -interrumpió Nostromo. -Y ¿en beneficio de quién? Dígame usted.

– ¡Ah! Ese es asunto suyo -replicó el doctor con aspereza. -No me pregunte usted a mí.

El rumor de este diálogo se interrumpió en la oscuridad. Sentados sobre el borde de la mesa, con los rostros algo vueltos, cada uno al lado opuesto, sentían sus hombros en contacto y conservaban la vista dirigida a una forma erecta, casi indistinta en las tinieblas del local, y que, al proyectar hacia delante cabeza y hombros con la inmovilidad de un espectro, parecía estar atenta a coger todas las palabras de la conversación.

– ¡Muy bien! -musitó al fin Nostrorno. -Sea como usted dice. Teresa tenía razón. Ese es asunto mío.

– Teresa ha muerto -manifestó el doctor distraídamente, mientras en su mente se sucedían nuevas ideas sugeridas por lo que podía llamarse la resurrección de Nostromo.

– Sí, murió la pobre mujer.

– ¿Sin un sacerdote? -preguntó el otro con ansiedad.

– ¡Qué pregunta! ¿Quién hubiera podido procurarle un sacerdote la noche aquella?

– ¡Dios haya acogido su alma! -exclamó Nostromo con fervor sombrío y desesperado; y antes que el doctor Monygham tuviera tiempo de maravillarse, el capataz volviendo a su anterior tema, continuó en tono siniestro: -Sí, señor doctor. Como usted decía, es asunto mío. Y un asunto de lo mas desesperado.

– No hay en esta parte del mundo dos hombres capaces de salvarse a nado, como lo ha hecho usted -dijo el doctor en tono admirativo.

Y los dos hombres quedaron de nuevo en silencio. Ambos reflexionaban; y la diversidad de genios hacía que sus pensamientos se desenvolvieran en líneas divergentes. El doctor, impedido por su lealtad a los Goulds a tomar determinaciones arriesgadas, meditaba complacido en la combinación de circunstancias fortuitas que habían determinado la vuelta de aquel hombre para prestar su concurso valiosísimo en la empresa de salvar la mina de Santo Tomé. El doctor estaba pronto a sacrificarse por ella. A sus ojos de cincuentón se le representaba en forma de una mujer menudita, envuelta en fina bata de luenga cola, de cabeza graciosamente recargada por una profusa mata de cabello rubio, y con una alma de preciosa delicadeza, mezcla de gema y flor, que se revelaba en todos los gestos y posturas de su persona.

Al paso que se multiplicaban los peligros alrededor de la mina de Santo Tomé, esa ilusión adquiría fuerza, permanencia y autoridad. ¡Al fin sentía solicitado su concurso por el ideal a que rendía silencioso culto! Y este llamamiento, exaltado por un desasimiento espiritual de las sanciones ordinarias de esperanza y recompensa, daba por resultado el que los pensamientos, las acciones y la misma individualidad del doctor fueran en extremo peligrosos, tanto para él como para los demás, porque todos sus escrúpulos se desvanecían ante el vanidoso sentimiento de que su abnegación era la única barrera alzada entre una mujer admirable y un espantoso desastre.

Era una especie de embriaguez que, mientras embotaba la sensibilidad impidiéndole lamentar la desgracia de Decoud, le dejaba clara la inteligencia para comprender el alcance de su idea política. Era un proyecto magnífico; y Barrios el único instrumento con que podía realizarse. El alma del doctor, desecada y oprimida por la vergüenza de una desgracia moral, se desahogaba dando rienda suelta a sus predilecciones con una vehemencia implacable.

El regreso de Nostromo era providencial. No consideraba esa contingencia, animado de sentimientos humanitarios, alegrándose de que un semejante suyo hubiera escapado a las garras de la muerte. En el capataz sólo veía el único mensajero posible que enviar a Cayta. El hombre capaz de tal empresa. La desconfianza misantrópica que el doctor sentía por la humanidad (cuya amargura se fundaba en un fracaso personal) no le eximía totalmente de incurrir en las flaquezas comunes. Hallábase también dominado por el ascendiente de una reputación establecida. La fidelidad de Nostromo, propalada a son de trompeta por el capitán Mitchell, robustecida con la repetición y arraigada en el sentimiento general, no había sido puesta nunca en duda por el doctor Monygham, como un hecho positivo. Menos había de discutirla ahora que la necesitaba a todo trance. Aceptaba, como todo el mundo, la opinión corriente sobre la incorruptibilidad del capataz, sencillamente porque no había palabra ni acción que la contradijeran. Parecía formar parte del hombre, como sus patillas o sus dientes. Era imposible concebirle de otro modo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nostromo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nostromo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Nostromo»

Обсуждение, отзывы о книге «Nostromo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x