Sue Grafton - C de cadáver

Здесь есть возможность читать онлайн «Sue Grafton - C de cadáver» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

C de cadáver: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «C de cadáver»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Kinsey Millhone acepta ayudar y proteger a Bobby Callahan, un reservado joven que conoció en el gimnasio. Él está convencido de que, tras el accidente que le dejó amnésico y con el cuerpo zurcido de cicatrices, alguien quiere matarle, aunque nadie le cree. Pero tres días después Bobby aparece muerto. Y ahora a Kinsey le toca encontrar al asesino.

C de cadáver — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «C de cadáver», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Hizo una mueca.

– La señora de la limpieza vendrá mañana -dijo-. No es que haga mucho, pero mis padres la tuvieron durante muchos años y yo no tengo valor para despedirla.

– ¿Viven con usted?

Negó con la cabeza.

– Murieron. De cáncer.

– ¿Los dos?

– Suele ocurrir -dijo con un encogimiento de hombros.

Cuánto amor por la familia.

Llenó un vaso y me lo tendió. Por la etiqueta de la botella vi que se trataba del mismo tarquín de reserva especial que solía beber yo antes de hacerme adicta a los envases de cartón con una viña dibujada en primer término. Estaba claro que ni ella ni yo teníamos ni paladar ni presupuesto para nada que valiese la pena.

Se instaló en el sillón con el vaso en la mano. Saltaba a la vista que había cambiado de actitud. Algo bueno había tenido que maquinar en la cocina. Tomó un sorbo de vino y me miró por encima del borde del vaso.

– ¿Ha hablado con Derek hace poco? -preguntó.

– Se presentó en mi oficina esta tarde.

– Ha tenido que mudarse. Cuando Glen volvió de San Francisco, ordenó a la doncella que empaquetara sus cosas y se las dejara en la puerta. Luego cambió las cerraduras.

– Qué cosas tiene la vida -dije-. ¿Sabe por qué?

– En vez de preocuparse por mí, le resultaría más productivo hablar con él.

– ¿Por qué dice eso?

– Porque él tenía un motivo para matar a Bobby. Yo no; en caso de que sea eso lo que anda usted buscando.

– ¿A qué motivo se refiere?

– Glen se ha enterado de que hace dieciocho meses suscribió a nombre de Bobby una póliza de seguros muy cuantiosa.

– ¿Qué? -El vaso se me volcó y el vino me chorreó por la mano. No podía ocultar que estaba sorprendida, pero no me gustó la cara de listilla que puso para darme en la boca.

– Lo que oye. La compañía de seguros la localizó para solicitarle una copia del acta de defunción. Es probable que el agente leyese lo de Bobby en la prensa y se acordara del nombre. Así se enteró Glen.

– Creí que no se podía suscribir una póliza a nombre de otra persona sin contar con la firma de ésta.

– Técnicamente eso es verdad; pero se puede hacer.

Me limpié el vino derramado con un pañuelo de papel. Mientras lo hacía se me encendió una de esas bombillas que aparecen en la cabeza de los personajes de las películas de dibujos animados y caí en la cuenta de que aquella mujer detestaba profundamente a Derek.

– Explíquemelo -dije.

– Pues nada, que lo han cogido con los pantalones en los tobillos. El dice que suscribió la póliza hace un siglo, después de que Bobby destrozara el coche un par de veces. Pensó que acabaría autodestruyéndose. Ya se sabe cómo son estos jóvenes, un accidente tras otro y al final al cementerio. Acaba por ser una forma de suicidio socialmente aceptada. Personalmente, no creo que Derek fuera tan previsor. Bobby bebía como una esponja y estoy convencida de que tomaba drogas. Tanto él como Kitty eran un desastre. Ricos, malcriados, caprichosos…

– Tenga cuidado con lo que dice, Sufi. A mí me caía muy bien Bobby Callaban. Creo que tenía voluntad y decisión.

– Sí, todos lo sabemos -dijo. Me hablaba ahora con un tono de superioridad que me sacaba de quicio, pero en aquel momento no me podía permitir el lujo de replicarle. Cruzó las piernas y balanceó un pie. El pelo de la babucha se agitó al chocar contra el aire-. Le guste o no, es la verdad. Y eso no es todo. Parece que Derek suscribió también una póliza a nombre de Kitty.

– ¿Por cuánto?

– Medio millón de dólares por cabeza.

– Vamos, Sufi, eso es absurdo. Derek no mataría a su propia hija.

– Que yo sepa, Kitty no ha muerto, ¿verdad?

– ¿Pero por qué iba a matar a Bobby? Tendría que estar loco. Lo primero que hará la policía será cogerlo por banda e investigarlo por los cuatro costados.

– Kinsey -dijo con tranquilidad absoluta-. Nadie ha dicho jamás que Derek tenga dos dedos de frente. Es tonto de remate. Un bobo.

– No hasta ese extremo -dije-. De lo contrario no habría podido planear nada, ni siquiera cómo salir bien librado.

– Es que no hay ninguna prueba de que haya hecho nada. Del primer accidente no se sacó nada en claro, y Jim Fraker, por lo visto, piensa que el segundo se produjo porque Bobby sufrió un ataque. ¿Cómo se va a achacar a Derek una cosa así?

– Pero ¿por qué iba a hacerlo? Tiene mucho dinero.

– Glen es quien lo tiene. Derek no tiene ni un céntimo. Y haría cualquier cosa que le independizara de su mujer. ¿Se percata?

Lo único que pude hacer fue mirarla con fijeza mientras procesaba en mi ordenador mental la información recibida. Tomó otro sorbo de vino y me sonrió, satisfecha del efecto que me había producido.

– No lo creo -dije al cabo de un rato.

– Puede usted creer lo que guste. Lo único que yo le digo es que haría bien en comprobarlo.

– Usted no traga a Derek, ¿verdad que no?

– La verdad es que no. Es el cretino más grande que ha habido en la historia. No sé qué vería Glen en él. Es pobre. Idiota. Vanidoso. Y le menciono sólo sus buenas cualidades -dijo con vehemencia-. Por lo demás, es un sujeto cruel e inhumano.

– A mí no me parece cruel e inhumano -dije.

– Usted no lo conoce tanto como yo. Haría cualquier cosa por dinero, y sospecho que ya ha hecho muchas de las que preferiría no hablar. ¿De verdad no le parece a usted un hombre con pasado turbio?

– ¿En qué sentido?

– No estoy segura. Pero apostaría lo que fuera a que su estupidez es una especie de coartada.

– ¿Insinúa que dio el pego a Glen? Pensaba que era una mujer más inteligente.

– Es inteligente en todo, salvo en lo que se refiere a los hombres. Derek es su tercer marido. Lo sabía, ¿no? El padre de Bobby era un inútil. Al marido número dos no lo conocí. Glen vivía en Europa cuando se casó con él y sólo sé que no duró mucho.

– Volvamos a usted, si no es molestia. El día del entierro de Bobby me dio la sensación de que usted no quería que yo siguiera investigando. Y ahora me da pistas. ¿A qué se debe el cambio?

Estuvo unos instantes toqueteándose el cordón de la bata, aunque no por ello dejó de hablar.

– Pensé que lo único que hacía usted era aumentar el dolor y los quebraderos de cabeza que ya tenía Glen -dijo, alzando los ojos para mirarme en aquel punto-. Ahora está claro que por más que le diga no va a cambiar de idea, así que prefiero contarle lo que sé.

– ¿Por qué se veía con Bobby en la playa? ¿Pasaba algo malo?

– ¿Qué va a pasar? Nada en absoluto -dijo-. Me lo encontré por casualidad un par de veces y le dio por meterse con Derek. Bobby tampoco lo aguantaba y sabía que yo le daría la razón. Eso es todo.

– ¿Y por qué no lo dijo cuando se lo pregunté?

– Porque no tengo por qué darle a usted cuenta de mis actos. Se presenta en mi casa sin que nadie la llame y me bombardea a preguntas. No es asunto suyo, de modo que no tengo por qué responderle. Me da la sensación de que no sabe usted comportarse a veces.

Se me subieron los colores, aunque me lo tenía merecido. Apuré lo que quedaba en el vaso. No acababa de creerme su versión sobre los encuentros con Bobby, pero estaba claro que ya no iba a sonsacarle más cosas y aunque no me hizo ni pizca de gracia, decidí dejarlo estar por el momento. Si se había limitado a escuchar las quejas de Bobby, ¿por qué no lo había dicho a las primeras de cambio?

Un vistazo al reloj me reveló que sólo eran las once pasadas y se me ocurrió la idea de probar fortuna con Glen. Improvisé una disculpa y me fui. Estoy segura de que no lamentó mi partida.

Hay ocasiones en que las cosas empiezan a aclararse por la más pura casualidad. Lo digo porque no quiero atribuirme el mérito de lo que sucedió a continuación. Cuando llegué al Cucaracha me di cuenta de que hacía frío. Subí al vehículo, cerré la puerta, eché el seguro, según tengo por costumbre, me giré y me puse a revolver el atestado asiento trasero, en busca de una camiseta que había dejado allí. Acababa de ponerle las manos encima e iba a sacarla de debajo de un montón de libros cuando oí arrancar un coche. Miré a mi derecha. El Mercedes de Sufi reculaba por el sendero del garaje. Me agaché inmediatamente para que no me viera. No sabía si Sufi conocía mi coche o no, pero tuvo que pensar que ya me había ido porque accedió a la calzada sin más preámbulos. Nada más hacerlo, me instalé ante el volante y busqué las llaves. Encendí el motor, arranqué, hice una rápida maniobra en forma de herradura y aún tuve tiempo de ver sus luces traseras en el momento en que giraba a la derecha, rumbo a State Street.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «C de cadáver»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «C de cadáver» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Sue Grafton - T de trampa
Sue Grafton
Sue Grafton - U Is For Undertow
Sue Grafton
Sue Grafton - I de Inocente
Sue Grafton
Sue Grafton - H is for Homicide
Sue Grafton
Sue Grafton - P is for Peril
Sue Grafton
Sue Grafton - O Is For Outlaw
Sue Grafton
libcat.ru: книга без обложки
Sue Grafton
Sue Grafton - F is For Fugitive
Sue Grafton
Sue Grafton - C is for Corpse
Sue Grafton
Sue Grafton - E Is for Evidence
Sue Grafton
Sue Grafton - K Is For Killer
Sue Grafton
Sue Grafton - Z Jak Zwłoki
Sue Grafton
Отзывы о книге «C de cadáver»

Обсуждение, отзывы о книге «C de cadáver» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x