David Liss - El asesino ético

Здесь есть возможность читать онлайн «David Liss - El asesino ético» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El asesino ético: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El asesino ético»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cuando Lem acepta el puesto de vendedor de enciclopedias para poder costearse sus estudios, poco sospecha que será testigo presencial de un crimen, y que el criminal lo implicará directamente a él. A partir de ahí, Lem tendrá que desentrañar una compleja trama de corrupción y tráfico de animales que lo obligará a conocer al peculiar asesino, una especie de Robin Hood inteligente y socarrón que libra su propia cruzada en un mundo hostil y corrompido.

El asesino ético — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El asesino ético», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

¿Discutían? ¿Era posible que me hubiera mentido tan descaradamente sobre su relación con Ronny Neil? ¿Era tan estúpida? ¿Era yo tan estúpido como para haberla creído?

– Hoy he conseguido una doble -oí que decía Ronny Neil.

Me acerqué un paso más.

– Sí, eso está bien, pero me has traído aquí con engaños. No quiero quedarme.

– Claro que quieres, nena.

– No, no quiero. Quítame la mano de encima. No quiero quedarme.

– Dame un beso. Vamos. No es tan difícil.

Sabía que aquello era una oportunidad de oro. Podía acercarme a la máquina expendedora y ser un héroe. Si rescataba a Chitra, no habría vuelta atrás. El único problema es que no sabía cómo rescatarla. Ojalá Melford hubiera estado conmigo, con su pistola, su valor y su serenidad. Melford habría sabido exactamente lo que había que hacer.

Miré a mi alrededor, como si pensara que podía encontrar una respuesta por allí cerca. Me llegaban voces de la piscina, risas, el sonido del mobiliario de jardín que arrastraban por el suelo. Y estaba aquel pálpito en mi cabeza, las venas, las arterias o lo que fuera que tenía en las sienes, que martilleaban y martilleaban como un gong de cobardía. Estaba convencido de que me iría. Chitra podía cuidarse solita unos minutos más, mientras yo iba a buscar ayuda. Mi papel sería mucho menos heroico, pero ella estaría a salvo y el riesgo quedaría repartido más equitativamente.

Estaba convencido de que me iría, pero no me fui. Me abrí paso entre los arbustos y vi a Chitra acorralada contra la máquina de Coca-Cola. Tenía la cabeza contra la superficie roja de la máquina, la cola de caballo chafada y en el rostro una expresión de miedo y desprecio. Ronny Neil estaba delante, ligeramente inclinado sobre ella, sujetándola con fuerza por la muñeca.

Yo quería gritar algo absurdo y melodramático, pero se me atragantaron las palabras; la cuestión era que Melford podía estar loco, podía ser un freak asesino, pero seguía sabiendo un par de cosas sobre el mundo y la naturaleza humana.

– Eh, chicos -dije-. ¿Qué hacéis? -pasé por delante de Chitra en dirección a la máquina de refrescos y me metí la mano en el bolsillo para sacar cambio. Las manos me temblaban de mala manera, pero estaba seguro de que podía controlarlo. Me volví hacia Chitra-. ¿Me dejas un momento?

Ella se apartó de la máquina y yo metí las monedas en la ranura y apreté el botón del Sprite.

No es que importara la bebida. Podía haber apretado el botón de meado de cabra y habría servido lo mismo. Pero el caso es que el Sprite aterrizó con un sonido hueco y metálico y yo lo cogí, tiré de la anilla y me volví hacia aquellos dos.

– ¿Qué os pasa? -pregunté. Conseguí mantener la vacilación de mi voz al mínimo.

– ¿Por qué no te piras? -dijo Ronny Neil.

Yo me encogí de hombros, como si me hubiera preguntado por mis planes para el fin de semana.

– No sé. No lo había pensado.

– ¿Qué dices? -preguntó Ronny Neil con desprecio.

– Que no sé por qué no me piro -le expliqué-. Creo que no estoy de humor para pirarme en estos momentos. -Miré a Chitra-. ¿Te apetece dar un paseo?

Una leve sonrisa apareció en sus labios, como si de pronto hubiera comprendido el juego.

– Sí. -La sonrisa aumentaba-. Me gustaría mucho.

Miré a Ronny Neil.

– Nos vemos luego en la habitación.

Y así, sin más, nos fuimos.

Pasamos por recepción, donde Sameen me dedicó una mirada de curiosidad, y seguimos hacia la piscina. Aunque no dijimos nada, los dos supusimos que si íbamos hacia allá Ronny Neil no nos seguiría. Me paré para tirar el Sprite y coger un par de cervezas de la nevera, porque, Jesús, necesitaba una cerveza. Le pasé una a Chitra y abrí la mía. En realidad no sabía tan diferente del Sprite, pero estaba bien. Lo necesitaba. Nunca antes había necesitado beber de una forma tan masculina.

Me sentía más tranquilo de lo que esperaba, más quizá de lo que me convenía. El corazón me latía con fuerza y las manos aún me temblaban, pero no me importaba. La calidez que emanaba de Chitra, su silencio apreciativo, su sonrisa aliviada y divertida, eran como el péndulo de un hipnotizador.

Pasamos de largo junto a la piscina y volvimos a la protección del motel. No tenía ni idea de adónde íbamos, y creo que Chitra tampoco. Nadie de los grupos de ventas se alojaba en aquella parte del motel. Subimos la escalera y caminamos por la galería de la primera planta mirando por la barandilla, que estaba pintada de blanco pero ya empezaba a oxidarse. Nos detuvimos donde el edificio giraba y el ala tomaba la forma de un bumerán. Allí había otro par de máquinas expendedoras -de comida y bebida- y una máquina de hielo.

Chitra volvía a estar apoyada contra una máquina expendedora y yo estaba algo inclinado ante ella, como Ronny Neil antes. Solo que esta vez ella sonreía. Me cogió de las manos.

– Eres muy listo.

– Entonces ya somos dos. ¿Qué hacías detrás de los arbustos con ese idiota?

Chitra se rió y su piel color caramelo se oscureció por el rubor.

– Me dijo que en la máquina había un refresco indio. No entiendo cómo pude creerle.

– Yo tampoco. Uau.

Rió de nuevo.

– Sé que suena idiota, pero resulta que los propietarios de este motel son indios. No sé, tampoco sería tan raro.

– Cierto. Se puede comprar chutney en la máquina del vestíbulo.

Seguía riéndose.

– Deja de burlarte de mí.

– Vale. Quizá lo haga.

Durante un rato no dijimos nada. Ella me mantenía la mirada y sonreíamos. Yo sabía que tenía que besarla. Lo sabía. Pero era de la India. ¿Cómo hacían estas cosas allí? A lo mejor la ofendía. A lo mejor besarse era lo último que Chitra tenía en la cabeza, quizá estaba enzarzada en algún misterioso ritual hindú de agradecimiento y si intentaba algo me odiaría. Sería tan malo como Ronny Neil.

Pero de pronto Chitra ya no estaba sujetándome las manos. Me había cogido por los brazos y me los frotaba arriba y abajo. Di un paso al frente, Chitra me puso las manos detrás del cuello y tiró de mí para besarme.

Tenía los labios suaves y cálidos, sentía su aliento formando pequeños remolinos en mi boca. Y entonces se apartó. Y sonrió.

Yo… no sé, esperaba algo más apasionado y desgarrador. Por otra parte, me gustó su dulzura.

– Me alegra que hayas sido tú quien me ha salvado -dijo Chitra-. No me habría gustado tener que besar a Scott de esta forma.

– A mí tampoco. Mira, Chitra. Estás muy guapa a la luz de esta máquina de Coca-Cola. No me malinterpretes. Pero, me estaba preguntando si podíamos ir a algún sitio más… ya sabes, más privado.

– ¿No estarás tratando de llevarme a tu habitación?

Se me escapó una risa nerviosa que incluso a mí me pareció idiota.

– Oh, ¿para que nos encontremos con Ronny Neil otra vez? No, la verdad, no era eso lo que tenía en mente. Había pensado en un sitio con sillas. Podríamos llamar a un taxi y salir a tomar algo. El caso es salir de aquí.

– ¿Quieres una hamburguesa?

– No -dije-. La verdad es que no.

– Yo tampoco. Ya vale de tomarte el pelo. Sabes, es sorprendente que no te fijes en las cosas que te rodean. No imaginas las posibilidades que se abren ante ti, ni siquiera cuando las tienes delante.

Me la quedé mirando. Sonaba demasiado parecido a algo que hubiera podido decir Melford.

– Chitra, me gustas mucho. Pero, de verdad, no sé qué pretendes decirme.

Sus grandes ojos, oscuros y muy abiertos, se clavaron en los míos.

– Lo que pretendo decirte es que en este motel hay habitaciones que cuestan treinta y nueve dólares la noche.

Me sentí como si me hubiera dado una patada en la barriga el pie más maravilloso de la Tierra. Estaba asustado, aterrado. Quería decir que no, pisar el freno, pero esa habría sido otra forma de cobardía, y yo lo sabía.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El asesino ético»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El asesino ético» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El asesino ético»

Обсуждение, отзывы о книге «El asesino ético» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x