Jonathan Kellerman - Obsesión

Здесь есть возможность читать онлайн «Jonathan Kellerman - Obsesión» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Obsesión: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Obsesión»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Patty Bigelow pensaba que por fin había conseguido enderezar su vida, pero de repente, su rebelde hermana Leila abandona a su hija, Tanya, en la puerta de su casa. Tía y sobrina aprenden con dificultad a vivir juntas con la ayuda profesional del doctor Alex Delaware, psiquiatra. Ahora, quince años después, Tanya acude de nuevo a la consulta de Alex porque la única madre que ha tenido, Patty Bigelow, ha fallecido dejando a la joven un extraño legado: le confesó, en su lecho de muerte, haber matado a un hombre años atrás. Este acto de barbarie abrirá inevitablemente un túnel al pasado en el que los secretos, junto con los cadáveres, han sido profundamente enterrados.

Obsesión — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Obsesión», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Cuando salí de mi despacho, Patty acarició la mejilla de Tanya con dulzura. Tanya hizo un movimiento de cabeza serio, tan rápido que casi pareció un tic. Sus dedos, tan delicados como fideos, agarraron con fuerza la mano maciza de su madre. Un pie brillante daba golpecitos. El otro estaba quieto en la orilla de la costa imaginaria.

Me agaché a la altura de los ojos de la niña.

– Encantado de conocerte, Tanya.

Murmuró una respuesta. Todo lo que pude distinguir fue un «tú».

Patty dijo:

– Tanya ha elegido su ropa. Le gusta vestirse, tiene un gusto excelente.

– Muy guapa, Tanya.

Tanya suspiró, sentí el olor de la hamburguesa con cebolla.

– Vamos dentro -dije-. Tu mamá puede venir también, si quieres.

– No es necesario -respondió Patty. Abrazó a la pequeña y dio un paso atrás. Tanya no se movió.

– Estaré justo aquí, querida. Vas a estar bien, te lo prometo, de verdad.

Tanya la miró. Cogió aire profundamente, hizo otro pequeño movimiento serio con la cabeza y avanzó.

Observó los accesorios de la mesa de juego. Una casa de muñecas abierta por un lateral, figuritas de los miembros de la familia, lápices, lapiceros de colores, rotuladores, una pila de papel. Se quedó un rato mirando el papel.

– ¿Te gusta pintar?

Asintió con la cabeza.

– Si tienes ganas de pintar ahora, estaría bien.

Cogió un lápiz y dibujó lentamente un círculo pequeño. Se sentó y frunció el entrecejo.

– ¿Está muy desigual?

Sus pálidos ojos verdes me estudiaron. Dejó el lápiz.

– He venido aquí para cambiar mis hábitos.

– ¿Tu mamá te ha dicho eso?

– Me indicó que si yo quería, debía decírselo a usted.

– ¿Qué hábitos son los que más te molestan Tanya?

– Mi mamá ya se los dijo todos.

– Lo hizo. Pero me gustaría saber lo que tú piensas.

Mirada de desconcierto.

– Son tus hábitos -le dije-. Tú eres la encargada de todos ellos.

– Yo no quiero ser la encargada.

– Estás lista para dejar que desaparezcan.

Farfulló.

– ¿Cómo dices Tanya?

– Son malos.

– ¿Malos como si diesen miedo?

Movió la cabeza.

– Me mantienen ocupada.

El lápiz estaba a apenas un par de centímetros de donde estaba en un principio. Lo hizo rodar hasta su sitio. Colocó la punta y luego la goma. Volvió a colocar la punta e intentó, sin mucho éxito, alisar una esquina doblada del papel.

– Ese círculo desigual -dije-, podría ser el principio de la cara de una persona.

– ¿Puedo tirarlo?

– Claro.

Dobló y volvió a doblar la hoja a lo largo, la rompió lentamente por el pliegue, repitió el proceso con cada mitad.

– ¿Dónde? Por favor.

Apunté hacia la papelera. Tiró los trozos dentro, uno a uno, los vio caer y volvió a la mesa.

– Entonces, quieres cambiar tus hábitos.

Asintió con la cabeza.

– Mamá y tú estáis de acuerdo en eso.

– Sí.

– Mamá y tú sois un equipo.

Aquello pareció desconcertarla.

– Mamá y tú estáis casi siempre de acuerdo.

– Nos queremos.

– Quererse significa estar de acuerdo.

– Sí.

Dibujó un par de círculos. El diámetro de uno era el doble que el otro. Entrecerró los ojos, se encorvó y añadió varias figuras rudimentarias.

– Otra vez muy desigual -afirmó. Un nuevo viaje hasta la papelera.

– No te gustan en absoluto las cosas desiguales -le dije.

– Me gusta que esté bien.

Seleccionó una tercera hoja de papel, puso el lápiz encima y trazó unos círculos con el dedo. Miró hacia el techo. Daba golpecitos con los dedos de una mano, luego con la otra.

– ¿Qué tipo de cosas hacéis tu mamá y tú juntas?

Retiro el lápiz, lo giraba.

Cuando yo era pequeña, tuve una madre. Ella era demasiado débil y mi mamá se hizo cargo de mí… ella era la hermana de mi mamá.

– La otra madre.

– Se llamaba Lydia. Murió en un accidente. Mi mamá y yo nos ponemos tristes cuando nos acordamos de ella.

– ¿Piensas mucho en ella?

Apartó la pila de hojas, escogió una figurita femenina y la colocó en el salón de la casa.

– También tenemos un pez.

– ¿En casa?

– En la cocina.

– ¿En una pecera?

– No, no, en un cuenco.

– ¿Un pez de colores?

– No, no, los peces de colores son muy sucios, nos lo dijo el hombre.

– ¿Qué hombre?

– El de la tienda de animales. El señor Stan Park.

– ¿Qué tipo de pez os vendió el señor Stan Park?

– Un guppy. Muy pequeño.

– ¿El pececito tiene un nombre?

– Pensábamos que era una chica, pero la cola se le puso de color.

– Así que es un chico.

– Cambiamos el nombre.

– ¿De un nombre de chica a un nombre de chico?

– Era Charlotte y ahora es Charlie.

– ¿Qué piensa Charlie de ser un chico en vez de una chica?

– Es un pez. Él no piensa.

– ¿No piensa nunca en nada? Como «me pregunto cuando cambiará Tanya el agua».

– Su cerebro es muy pequeño para las palabras.

– Así que solo nada de aquí para allá y no se preocupa de nada -dije yo.

Silencio.

– ¿Te preocupa?

– Los peces tampoco tienen estómago -respondió-. La comida entra y sale, así que no hay que darles demasiada comida.

– Sabes mucho sobre peces.

– Estoy leyendo un libro.

Desvió sus diminutas manos hacia la pila de papel, arregló las esquinas.

– Yo también tengo algunos peces.

– ¿Guppies?

– No, se llaman koi. Son como guppies gigantes, pero con colores diferentes.

Me miró con escepticismo.

– ¿Dónde?

– Fuera, en un estanque. ¿Quieres verlos?

– Si mi mamá me deja.

Salimos y fuimos hasta el coche. Patty nos miró por encima del periódico.

– ¿Tan pronto?

– Tiene peces gigantes, mamá. -Los brazos de Tanya se abrieron de par en par.

– De verdad.

– Fuera, en un estanque gigante.

– Vamos a darles de comer -dije-. ¿Quiere venir con nosotros?

Mmm… -dudó Patty-. No. Mejor os dejo a los dos para que os conozcáis.

Capítulo 9

En Beverwil y Pico, a poco más de medio kilómetro de la casa de Tanya, mi busca sonó.

– Soy Flora, doctor. El detective Sturgis ha llamado. Estará fuera un rato, pero puede intentar llamarle de nuevo en un par de horas.

– ¿Comentó de qué se trataba?

– No, doctor. Solo era él, tal y como es él.

– Lo que significa…

– Ya sabe -respondió-. Como él es siempre, un graciosillo. Me sugirió que con esta voz, debería estar en la radio vendiendo apartamentos en primera línea de mar en Colorado.

– Tiene una voz muy bonita, Flora.

– La tenía -dijo-, si por lo menos pudiera dejar de fumar. Parece simpático, ¿no?

– Depende de su perspectiva.

***

La avenida Canfield era estrecha, oscura y tranquila, pero sin el más mínimo indicio de alarma.

Ninguna razón por la que estar allí. Acabé pensando que aquello era real.

Dame un misterio y apuesta por mí.

Hace años, fui el terapeuta perfecto para Patty y Tanya. No llegaron a conocer la razón real, nunca lo quisieron.

Alexander es muy brillante, pero parece sentir una necesidad por la perfección absoluta que puede conducir a alguna tensión en la sala. Muy raramente catalogo a un niño como demasiado serio, pero este podría ser el caso.

Alexander necesita comprender que no todo el mundo en tercer grado aprende tan rápido como él lo hace y que cometer errores es aceptable.

Alexander está trabajando bien con los jóvenes de los primeros años de secundaria, pero necesita trabajar en mostrar un autocontrol mayor cuando los planes no van como está previsto.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Obsesión»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Obsesión» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jonathan Kellerman - Devil's Waltz
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Billy Straight
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Test krwi
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Compulsion
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Dr. Death
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - True Detectives
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Evidence
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - The Clinic
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - The Conspiracy Club
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Rage
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Gone
Jonathan Kellerman
Отзывы о книге «Obsesión»

Обсуждение, отзывы о книге «Obsesión» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x