– Al parecer lo que él quería hacer era revisar las pruebas sin mí. Yo no soy frágil, Rick. Sé lo que las cajas de evidencia contienen. En caso de que lo hayas olvidado, he sido detective durante varios años, he visto cadáveres… diablos, ¿quién crees que tomó las fotos de estas víctimas? -Ella señaló la pila sobre la mesa.
– Lo siento, Cass. Simplemente se me ocurrió buscar algo específico, y no quería que te perturbaras si lo encontrábamos. -Soltó un largo aliento-. Lo siento. Estuve definitivamente fuera de lugar. Debería haberlo pensado detenidamente. Si lo hubiera hecho, me habría dado cuenta de que no había necesidad de tratarte con condescendencia. Realmente lo siento. No sé qué más decir.
– ¿Lo hiciste?
– ¿Hice qué?
– ¿Encontrar lo que estabas buscando?
– No.
– ¿Y qué es, puedo preguntar?
– La cinta que sacaste del pelo a tu madre esa mañana.
– ¿No estaba ahí? -Ella frunció el ceño.
– Desapareció. El jefe recuerda que estaba allí después del juicio. Pero ahora ha desaparecido.
– Él la tomó. Él la tiene. -Cass miró a Rick, su ira dejada a un lado por ahora. -Las fibras que Tasha encontró… ella dice que es de cinta que no ha sido fabricada durante años…
– ¿Cómo encaja eso con su perfil, doctora McCall? -Denver preguntó.
Annie dejó su bolso en la mesa de conferencias y volvió a abrir el archivo. Sacó el sobre de fotografías que el jefe le había dado cuando llegó y esparció las imágenes a través de la mesa. Sin ser preguntado, Denver tomó una carpeta de una de las cajas y sacó una foto que entregó a Annie. Ella la estudió durante varios minutos, luego la puso sobre la mesa, delante de las demás.
– Esto lo pone todo en perspectiva, -dijo de forma directa-. Esto hace que todo tenga sentido.
Sus ojos pasaron de una foto a otra foto de la escena del crimen.
– Explíquemelo, entonces, porque no la sigo. -Denver cruzó sus brazos sobre el pecho-. ¿Cómo explica usted el hecho de que mató a todos los Burkes? Salvo tú, por supuesto, Cass, aunque Dios sabe lo intentó. -Hizo una pausa para preguntarle-, ¿estás segura de que puedes con esto? Sabes, nadie podría pensar menos de ti. Se trata de tu familia de la que estamos hablando aquí.
Cass apartó su preocupación y asintió. Ella nunca había visto las fotos de la escena del crimen de su propia casa, y, a pesar de su bravata, no pensaba con mucha ilusión en ello ahora. En aquel momento, su orgullo la mantuvo en su asiento y se concentró en las fotos en la mesa entre ella y Annie.
– Mire, yo digo que los homicidios Burkes no se ajustan a la pauta, doctora McCall. Jenny Burke fue atacada junto con toda su familia. Y Jenny Burke no fue violada. Todas las otras víctimas fueron atacadas solas -cada una de ellas violada y estrangulada- ninguna de ellas en sus hogares.
– Todo cae en su lugar cuando te das cuenta de que Jenny Burke fue su primera víctima. -Annie giró hacia Cass-. Anteriormente dijiste que tu padre siempre dejaba la casa muy temprano por la mañana. Que llevaba chárter de forma regular.
– Así es. El pescaba casi todos los días, llevaba chárter al menos cinco veces a la semana en los meses cálidos.
– ¿A qué hora llegaba por lo general a casa?
– Debe haber sido alrededor de las cuatro treinta, casi todos los días. No sé como podría decir la hora cuando tenía seis, pero recuerdo a mi madre diciendo, «Es hora de limpiar para la cena, papá estará en casa antes de que el reloj de las cinco». Sabiendo lo que ahora sé acerca de los chárter, me imagino que en el momento que regresaba al puerto deportivo y amarraba el bote, lo limpiaba del viaje para que estuviera listo para salir de nuevo al día siguiente, las cuatro y media podría estar más cerca. Si tenían realmente una buena mañana, no obstante, si los peces corrieran mucho y todos en el grupo capturaban lo que querían, habría traído el barco de vuelta más temprano. No habría habido ningún motivo para permanecer fuera.
– Lo que al parecer fue lo que sucedió ese día.
– De acuerdo a Henry Stone -trabajaba para Bob- volvieron al muelle a las doce treinta, y se marcharon a casa poco antes de la una, -le indicó Denver-. En realidad, cuando Bob fue atacado, él estaba de pie en el fregadero de la cocina, limpiando la captura de la mañana. Daba la espalda a la puerta.
– ¿Y a qué hora ocurrió el ataque? -Annie preguntó.
– Llegamos a la casa alrededor de las dos y media más o menos, creo. Por lo tanto, tuvo que ser antes de eso.
– Antes he dicho que pensaba que nuestro hombre era joven. Desorganizado. Que tal vez este había sido su primer asesinato. Ahora estoy convencida de que era el caso. -Annie se sentó en su asiento-. No creo que fuera a la casa de Burke con la intención de matar a nadie. Creo que fue allí para ver a Jenny… él la conoció en algún lugar. Creo que estaba totalmente encaprichado con ella. Tal vez se imaginó enamorado de ella. Tal vez se imaginó que ella estaba enamorada de él.
– Obsesionado, -Rick opinó.
– Exactamente. -Su mirada volvió a las fotos-. ¿Ves cómo el cuerpo de Jenny está colocado? Ella yace de lado, sus brazos están sobre su cabeza. Y cada una de sus víctimas posteriores se encuentra en la misma posición, las más recientes preparadas más cuidadosamente. Creo que ha llevado esa imagen -el recuerdo de Jenny- en su cabeza durante todos estos años.
– ¿Dices que piensas que está matándola una y otra vez? -Cass preguntó.
– Creo que es más exacto decir que cada vez espera que termine de otra manera, -Annie murmuró-. Creo que ataca a estas mujeres porque le recuerdan a Jenny, pero cada vez piensa, «Esta vez lo haré bien. Ella no luchará contra mí, y no tendré que lastimarla».
– ¿Cómo podría pensar que, posiblemente, una mujer no va a luchar mientras está siendo violada y estrangulada? -Cass preguntó.
– No piensa en ello como violación. Piensa que su víctima quiere intimar con él. Sólo la estrangula cuando ella no coopera, -explicó Annie.
– ¿Entonces piensas que creyó que mi madre quiso tener el sexo con él? -Cass preguntó, la indignación creciendo dentro de ella.
– Creo que creyó eso, sí. Lo cuál no es una crítica contra tu madre. Por favor, tenlo en mente, estamos hablando de una personalidad alucinatoria aquí. -Annie abrió el contenedor de espuma de poliestireno que contenía su helado, y casi inconscientemente comenzó a sacar pequeños bocados con la cuchara de plástico-. Suponiendo que hemos descubierto por qué, todavía tenemos que descubrir el quién.
Ella lamió la cuchara, con una lejana mirada en su cara.
– Con quién podría haber estado en contacto… alguien joven, inexperto…
– La secretaria del departamento y yo hemos estado revisando los anuarios, tratando de compilar una lista de quién habría estado por aquí en aquellos tiempos, quién está de vuelta en la ciudad ahora. Dentro de un cierto límite de edad, por supuesto. -Denver explicó a Annie que una gran reunión multi grados se estaba llevando a cado esa semana-. Estamos tratando de precisar algunos sospechosos probables, pero nuestra lista es sólo parcialmente completa.
– ¿Qué criterios está usando para reducir la lista?
– Bueno, ya que nos enteramos de que hubo otros asesinatos idénticos, en diferentes estados, -incluso países diferentes- a través de los años, pensamos en alguien cuyo trabajo le exige moverse mucho. O alguien en el ejército, tal vez, -dijo Denver.
– Peyton va a poner los nombres en la computadora de la Oficina, y ver lo que suelta, una vez que la lista esté completa, -dijo Rick.
Denver se mantuvo escéptico.
– Todavía no acepto cien por ciento su teoría de que los Burke fueron asesinados por el mismo hombre, doctora McCall. ¿Cómo explica usted el hecho de que Jenny no fue violada y todas las demás sí?
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