Harlan Coben - No Se Lo Digas A Nadie

Здесь есть возможность читать онлайн «Harlan Coben - No Se Lo Digas A Nadie» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

No Se Lo Digas A Nadie: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «No Se Lo Digas A Nadie»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Durante trece años,Elizabeth y David Beck han acudido al lago Charmaine para dejar testimonio,en la corteza de un árbol, de un año más de felicidad. Ya no es así. Fue la trece su última cita.Una tragedia difícil de superar. Han pasado ocho años, pero el doctor David Beck no consigue sobreponerse al horror de semejante desgracia porque, aunque Elizabeth esté muerta y su asesino en el corredor de la muerte, aquella última cita puso fin a algo más que a una vida.

No Se Lo Digas A Nadie — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «No Se Lo Digas A Nadie», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Qué clase de pruebas?

– Una coartada sólida.

– ¿Quién se la proporciona?

– Bueno -dije-, aquí está el detalle.

El agente especial Carlson cogió el móvil.

– ¿Sí?

– Hay algo -dijo su compañero Stone.

– ¿Qué?

– Hace unas horas que Beck ha visitado a un abogado de tres al cuarto de nombre Flannery. Iba acompañado de un negro, un tipo de la calle.

Carlson frunció el ceño.

– Creía que su abogado era Hester Crimstein.

– No buscaba un representante legal. Quería informarse de algunos datos sobre un caso antiguo.

– ¿Qué caso?

– Hace ocho años detuvieron a un golfo llamado González al que se acusaba de haber matado a Brandon Scope. Elizabeth Beck ofreció una coartada al chico. Beck estaba interesado en conocer detalles.

Carlson sintió que la cabeza le daba vueltas. ¿Cómo demonios…?

– ¿Algo más?

– Eso es todo -dijo Stone-. Oye, ¿dónde estás?

– Después hablamos, Tom. -Carlson colgó y marcó otro número.

Respondió una voz:

– National Tracing Center.

– Trabajas demasiado, Donna.

– Estoy intentando salir cuanto antes, Nick. ¿Qué quieres?

– Un favor realmente muy grande.

– ¡No! -dijo ella, pero después añadió con un suspiro-. ¿Qué?

– ¿Todavía tienes aquella treinta y ocho que encontramos en la caja de seguridad?

– ¿Qué pasa con ella?

Le explicó lo que quería y, cuando terminó, ella dijo:

– Estás de guasa, ¿no?

– Ya me conoces, Donna. No tengo sentido del humor.

– Lo sé -dijo con un suspiro-. Haré la petición, pero dudo que la satisfagan esta noche.

– Gracias, Donna. Eres la mejor.

Cuando Shauna entró en el vestíbulo del edificio, oyó una voz que la llamaba.

– Disculpe, ¿señorita Shauna?

Miró al hombre de cabellos engominados y traje carísimo y dijo:

– ¿Y usted es…?

– Soy el agente especial Nick Carlson.

– Pues que tenga muy buenas noches, señor agente especial.

– Sabemos que él le ha llamado.

Shauna se tapó la boca con la mano y fingió que bostezaba.

– Debe de estar orgulloso.

– ¿Ha oído alguna vez los términos instrumentación, instigación y encubrimiento?

– Mire, no me asuste -dijo Shauna en tono exageradamente monocorde- o me hago pipí ahora mismo sobre la mierda de alfombra que tengo debajo.

– Usted se figura que se trata de un farol, ¿verdad?

Avanzó las manos juntando las muñecas.

– Ande, deténgame, guapo -y añadió mirando detrás de él-. ¿Sus chicos no suelen trabajar por parejas?

– He venido solo.

– Ya lo veo. ¿Puedo marcharme ya?

Carlson se caló las gafas.

– Yo creo que el doctor Beck no ha matado a nadie.

Aquella frase la dejó muda.

– No interprete mal mis palabras. Hay multitud de pruebas que demuestran de sobra que él es el autor y mis compañeros están convencidos de que es culpable. Continúa un gran despliegue de caza.

– Ajá -dijo Shauna con un marcado matiz de desconfianza en la voz-. Pero en cierto modo, usted va más allá.

– Creo que aquí hay algo más que lo que se ve.

– ¿Como qué?

– Yo esperaba que usted me lo aclararía.

– ¿Y si yo sospecho que todo eso es una artimaña?

– Sobre eso poco puedo hacer -dijo Carlson encogiéndose de hombros.

Shauna se quedó pensativa.

– No tiene importancia -dijo-, porque en realidad yo no sé nada.

– Sabe dónde se esconde.

– No.

– Y si lo supiera, ¿qué?

– Pues no se lo diría. Pero eso ya lo sabe usted de sobra.

– Lo sé -dijo Carlson- y por eso sé también que no me va a decir nada sobre la conversación acerca del paseo del perro.

Shauna negó con un gesto.

– De todos modos, usted no tardará en descubrirlo todo.

– Usted sabe que esto lo dejará tocado. Su amigo atacó a un policía. Esto hace que se abra la veda para darle caza.

Shauna lo miró sin parpadear.

– En eso podré ayudarle muy poco.

– Lo supongo.

– ¿Puedo hacerle una pregunta?

– Dispare -dijo Carlson.

– ¿Qué le hace pensar que no es culpable?

– No estoy seguro. Una multitud de cosas, supongo -Carlson inclinó la cabeza a un lado-. ¿Sabía que Beck había reservado un pasaje para Londres?

Shauna dejó pasear sus ojos por el vestíbulo tratando de ganar uno o dos segundos. Entró un hombre que le dedicó una sonrisa de admiración. Pero ella no le hizo el más mínimo caso.

– Macho -se limitó a comentar.

– Vengo del aeropuerto -prosiguió Carlson-. La reserva se hizo hace tres días. Pero él no apareció, como es natural. Lo realmente extraño del caso es que la tarjeta de crédito utilizada para pagar el pasaje estaba a nombre de una tal Laura Mills. ¿Significa algo para usted este nombre?

– ¿Debería?

– No, probablemente no. Seguimos investigando, pero parece que es un seudónimo.

– ¿De quién?

Carlson se encogió de hombros.

– ¿Conoce usted a Lisa Sherman?

– No, ¿qué pinta en todo esto?

– Había hecho una reserva para el mismo vuelo a Londres. De hecho, iba a sentarse al lado de nuestro amigo.

– ¿Tampoco apareció?

– No exactamente. Se registró y, cuando anunciaron el vuelo, no embarcó. Muy extraño, ¿no le parece?

– No sé qué pensar -dijo Shauna.

– Por desgracia no ha habido nadie que pudiera darnos ningún dato sobre la identidad de Lisa Sherman. No registró equipaje y utilizó una máquina electrónica para el pasaje. Esto nos dio pie para iniciar una investigación sobre sus antecedentes. ¿Sabe qué descubrimos?

Shauna movió negativamente la cabeza.

– Nada -replicó Carlson-. Parece que se trata de otro seudónimo. ¿Le suena el nombre de Brandon Scope?

Shauna se puso tensa.

– ¿Quién demonios es?

– El doctor Beck, acompañado de un negro, ha visitado hoy a un abogado llamado Peter Flannery. Éste había defendido a un sospechoso del asesinato de Brandon Scope. El doctor Beck le ha hecho algunas preguntas en relación con este particular y con el papel de Elizabeth en la concesión de la libertad a dicha persona. ¿Sabe algo acerca de sus motivos?

Shauna comenzó a hurgar en el bolso.

– ¿Busca algo?

– Un cigarrillo -dijo-. ¿Tiene usted?

– Lo siento, pero no.

– ¡Pues vaya! -dejó de buscar y lo miró a los ojos-. ¿Por qué me pregunta todo esto?

– Porque tengo cuatro cadáveres y quiero saber qué pasa.

– ¿Cuatro?

– Rebecca Schayes, Melvin Bartola, Robert Wolf, los dos hombres que encontramos en el lago, y Elizabeth Beck.

– A Elizabeth la mató KillRoy.

Carlson negó con un ademán de cabeza.

– ¿Por qué está tan seguro?

Levantó el sobre de papel manila.

– En primer lugar, por esto.

– ¿Qué es?

– El informe de su autopsia.

Shauna tragó saliva. Sintió una oleada de miedo que le recorría el cuerpo, le temblaron las manos. Era la prueba final, en cualquier caso. Hizo un esfuerzo para hablar sin que le temblara la voz.

– ¿Puedo echarle un vistazo?

– ¿Por qué?

Shauna no contestó.

– Y lo que es más importante, ¿por qué Beck tenía tanta curiosidad por el informe?

– No sé a qué se refiere -dijo ella, aunque las palabras sonaron falsas a sus oídos y estaba segura de que también a los de él.

– ¿Sabe si Elizabeth Beck consumía drogas? -preguntó Carlson.

La pregunta la cogió por sorpresa.

– ¿Elizabeth? No, nunca.

– ¿Está segura?

– Completamente segura. Trabajaba con drogadictos. Estaba preparada para hacer ese trabajo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «No Se Lo Digas A Nadie»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «No Se Lo Digas A Nadie» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Harlan Coben - Don’t Let Go
Harlan Coben
Harlan Coben - W głębi lasu
Harlan Coben
Harlan Coben - Motivo de ruptura
Harlan Coben
Harlan Coben - Tiempo muerto
Harlan Coben
Harlan Coben - Play Dead
Harlan Coben
Harlan Coben - Caught
Harlan Coben
libcat.ru: книга без обложки
Harlan Coben
Harlan Coben - The Innocent
Harlan Coben
Harlan Coben - Just One Look
Harlan Coben
Harlan Coben - Bez Skrupułów
Harlan Coben
Harlan Coben - Tell No One
Harlan Coben
Harlan Coben - Jedyna Szansa
Harlan Coben
Отзывы о книге «No Se Lo Digas A Nadie»

Обсуждение, отзывы о книге «No Se Lo Digas A Nadie» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x