Robert Doherty - La Cuarta Cripta

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La Cuarta Cripta: краткое содержание, описание и аннотация

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El experimento más escalofriante de todos los tiempos está a punto de comenzar. El presidente lo ignora por completo. La prensa también. Se trata de un experimento secreto, que se está llevando a cabo en una base militar de Nuevo México y que puede resultar catastrófico. Nadie sabe nada tampoco sobre el inquietante hallazgo de un arqueólogo en la Gran Pirámide de Egipto, que puede cambiar el mundo. Lo único cierto en esta cadena de enigmas y revelaciones que hielan la sangre es que algo terrible está por ocurrir, una catástrofe que la consejera en asuntos científicos del presidente deberá evitar, cueste lo que cueste.

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– ¿Qué es? -preguntó Gullick.

– Un helicóptero. Está por debajo del radar pero lo captamos desde arriba.

– Compruebe la señal -ordenó Gullick refiriéndose a la señal que indicaba si una nave militar era amiga o enemiga.

– Es uno de los nuestros -informó Quinn. Tecleó rápidamente varios botones-. Es un Blackhawk asignado a la unidad 325 de pararrescates de Nellis.

– Dígales que hagan el puto favor de largarse de mi espacio aéreo -dijo bruscamente Gullick.

Volvió a la visualización táctica de tierra y vio que la policía aérea detenía siete de los trece vehículos que penetraban. Los otros seis se encontraban ahora en el perímetro interno. Habían pasado el cordón del la policía aérea y se habían dispersado por dos sectores de seguridad.

– Nos están llamando, -anunció Hawerstaw-. Nos van a ordenar regresar.

– No les haga caso -ordenó Duncan.

– Sí, señora.

– El Blackhawk no responde, señor -informó Quinn. Gullick se frotó la frente.

– ¿Autorizo a Landscape a atacar cuando estén al alcance? -preguntó Quinn.

– Dígales que lo sigan, pero que se abstengan de disparar hasta que yo dé la orden.

– Nightscape, listo para despegar, -dijo Quinn.

Kelly dio un golpe brusco con el volante de la camioneta y levantó una nube de polvo detrás de las ruedas traseras. Podía ver las luces del complejo de Groom Lake a menos de tres kilómetros por delante.

– Lo conseguiremos -dijo Nabinger en el asiento situado al lado.

Unas luces intermitentes se alejaban de las luces fijas que señalaban los edificios. Las luces ascendían.

– Lo ha dicho demasiado pronto. Creo que vamos a tener compañía.

– Intentaré hacer algo para ayudar -dijo Von Seeckt desde atrás trabajando rápidamente en el teclado de la consola del ordenador que estaba conectada a la consola de comunicaciones.

Cuando Turcotte tocó con sus botas una superficie dura, empezó a deslizarse rápidamente por la pista. Se sentía desnudo y, por instinto, inclinó la barbilla contra el pecho y se agazapó, casi esperando que un disparo surgiera desde la oscuridad. En el extremo alejado de la pista, a unos quinientos metros, en la base de la ladera de la montaña, advirtió una masa oscura que se recortaba contra las rocas. Era una red de camuflaje que cubría alguna cosa. Al ver aquello, se animó. Por lo menos parecía que la sospecha de Von Seeckt era cierta.

– Hay alguien en la pista -anunció Quinn.

– Póngalo en la pantalla principal -dijo el general Gullick.

El campo de la imagen del radar de la montaña cercana tenía una resolución de 300 y mostraba claramente un hombre corriendo.

– ¿Cómo es posible que no hayamos captado su señal térmica antes? -preguntó Gullick.

Quinn tecleó y cambió la imagen. La figura del hombre desapareció y mostró un pequeño punto rojo moviéndose por la pantalla.

– Es la imagen térmica del objetivo. Lleva una especie de protector térmico. -Quinn cambió la imagen y mostró un mapa del Área 51 vista desde arriba-. Va hacia la zona de ingeniería fuera del hangar dos.

– Separe una nave de Nightscape -ordenó Gullick-. Detener a ese hombre, prioridad número uno.

– Sí, señor. -Quinn habló por el micrófono y luego se giró de repente hacia el general-. Tenemos interferencias, señor. No puedo hablar con Nightscape. Alguien está interrumpiendo la radio.

En la parte trasera de la camioneta, Von Seeckt sonrió mientras oía las voces nerviosas de los pilotos de Nightscape que intentaban comunicarse con el Cubo y entre sí para coordinar sus acciones. Pulsó el botón de transmisión de la radio de alta frecuencia de la camioneta y luego lo dejó unos segundos. Luego volvió de nuevo a pulsarlo.

Gullick miraba el mapa del Área 51 e intentaba entender cada uno de los símbolos. Tenía tres amenazas: un hombre que se acercaba a la zona de ingeniería, el helicóptero que se aproximaba al interior y los vehículos que entraban desde el desierto. Era, sin duda, una acción coordinada y él no podía arriesgarse más. Incluso sin radio podía controlar todavía las cosas. Dio las órdenes en voz alta.

– Informen a los puntos antiaéreos de Landscape por línea de tierra de que se encuentran en un estado de libre de armas.

– Sí, señor.

– Avise al centro de ingeniería de la infiltración de un hombre en su posición. Tiene que detenerse con la sanción más alta.

– No tenemos línea de tierra con el centro de ingeniería -informó Quinn-. Su red de protección es la frecuencia de Nightscape. No podemos conectar con ellos.

– ¡Maldita sea! -bramó Gullick en su frustración.

Una exclamación de sorpresa resonó en el auricular de la doctora Duncan. Arriba, delante de la cabina, brilló una luz roja en el panel de control.

– ¡Lanzamiento de misil! -exclamó la teniente Hawerstaw-. ¡Maniobras de evasión! Hancock y Murphy, vigilad por detrás y preparaos si se trata de uno de los térmicos.

El Blackhawk se volvió sobre su lado izquierdo y luego adoptó de nuevo su posición. La doctora Duncan vio que los dos miembros de la tripulación de la parte trasera abrían las puertas de la nave y dejaban entrar aire frío. Llevaban unos arneses sobre sus cuerpos y se inclinaron fuera de la nave para mirar hacia abajo.

– Veo un lanzamiento -dijo Murphy-. En la posición horaria de las cuatro. Subiendo rápidamente.

Murphy sostuvo una bengala, la disparó hacia el exterior y hacia arriba con la esperanza de que el calor desviara el misil. Al mismo tiempo, Hawerstaw pulsó bruscamente los mandos hacia adelante y enseguida empezaron a perder algo de altura.

El misil pasó cerca del lado derecho del helicóptero y perdió el extremo exterior de las hojas de su rotor a menos tres metros.

– Esto es lo que se dice cerca -dijo Hawerstaw por el intercomunicador constatando algo obvio, mientras tiraba del paso de rotor y del mando y detenía el descenso casi sobre el suelo del desierto.

– Esto fue cerca -dijo la doctora Duncan mirando el suelo, a menos de seis metros por debajo.

– No creo que seamos bienvenidos aquí -dijo secamente Hawerstaw.

– Póngame con la radio de sus oficinas -indicó la doctora Duncan.

– Imposible -replicó Hawerstaw-. La frecuencia de Groom Lake está repleta de interferencias.

– ¡Alto! -exclamó una voz en la oscuridad a la derecha de Turcotte. Distinguió a una figura con gafas de visión nocturna y una metralleta que le apuntaba.

Como respuesta, Turcotte disparó dos veces, los dos tiros hacia abajo, de forma que hirió al hombre en las piernas y lo hizo caer. No había necesidad de más muertes. Se arrepentía de lo ocurrido en el laboratorio. Las circunstancias y la rabia habían movido su mano en aquella ocasión. Se precipitó sobre él, le quitó la metralleta Calicó y también las gafas.

– ¡Mierda! -dijo el hombre, mientras buscaba su arma. Turcotte le dio un golpe en la cabeza con el cañón de la Calicó y el hombre quedó inconsciente. Turcotte comprobó las heridas, ninguna arteria afectada. Rápidamente aplicó a cada muslo un vendaje para detener la hemorragia con la misma chaqueta de combate del hombre y luego continuó su camino.

Un helicóptero Little Bird AH6 sobrevolaba justo por encima de sus cabezas. Kelly pulsó el acelerador a fondo. Las luces del complejo estaban a poco menos de un kilómetro.

– Las puertas del hangar están cerradas -dijo Nabinger.

– ¿Qué piensas hacer?

– Sólo quiero salir de aquí de una sola pieza. Luego ya inventaré algo -respondió Kelly.

– El helicóptero todavía no ha sido abatido -informó Quinn-. Quienquiera que lo conduzca es muy bueno. Vuela por debajo del seguimiento de un radar de tierra. Todavía no podemos fiarnos del seguimiento de satélite a los puntos AA a causa de las interferencias.

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