Michael Peinkofer - La llama de Alejandría

Здесь есть возможность читать онлайн «Michael Peinkofer - La llama de Alejandría» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La llama de Alejandría: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La llama de Alejandría»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En 1882, la joven aristócrata inglesa Sarah Kincaid viaja a un simposio sobre arqueología en París. Allí, gracias al hipnotizador Maurice du Gard, descubre que su padre, quien realiza una misión secreta para el gobierno británico, corre peligro, y pese a las reticencias de lord Kincaid decide salir en su rescate. De París a Alejandría, pasando por Malta, y perseguida por un misterioso asesino, Sarah encuentra finalmente a su padre. En una Alejandría rota por la guerra, en plena revuelta de Urabi y bombardeada por los británicos, padre e hija se adentrarán en las catacumbas de la ciudad en busca del que quizá sea el mayor misterio de la Antigüedad: la Biblioteca sumergida de Alejandría.

La llama de Alejandría — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La llama de Alejandría», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No.

– ¿Por qué?

En la penumbra de la mazmorra, el padre de Sarah lanzó una mirada penetrante a su hija.

– No me lo preguntarías si confiaras en mí.

– Confiaba en ti, padre. Pero en las últimas semanas no he parado de toparme con un hombre al que no conocía. Hay tantas cosas que no sabía de él… ¿Por qué, padre? ¿Por qué no me has contado nunca nada de esas cosas?

– Tenía mis razones.

– Estoy convencida de ello. -Sarah asintió con la cabeza-. Por un motivo que desconozco, me retiraste tu confianza. Hubo una época en que me ponías al corriente de todo y en que no habrías iniciado ningún proyecto sin hacerme partícipe.

– Eso es cierto -admitió Gardiner-. Pero esa época ha acabado irremisiblemente.

– ¿Por qué, padre? ¿Por qué he perdido tu confianza?

– No es cuestión de confianza, Sarah. Tenía que tomar una decisión y la tomé, sin ti. Puede que no te resulte fácil comprenderlo, pero así fue.

– Pero yo podría haberte ayudado.

– ¿Igual que me has ayudado con el codicubus?

Sarah se estremeció como si hubiera recibido un latigazo. Durante los últimos días y semanas, no había dejado de pensar en su padre, había temido por su vida y se había imaginado cómo sería reencontrarse con él después de tanto tiempo, volver a abrazarlo por fin. Pero nunca había supuesto que el encuentro transcurriría de aquella manera…

– Tenías razón con tus conjeturas, Sarah -añadió el viejo Gardiner en voz baja y ronca-. Este asunto va mucho más allá de lo que puedas imaginar.

Entonces fue Sarah la que miró al suelo compungida, sintiéndose descubierta y amonestada como una criatura a la que han sorprendido haciendo una travesura. El reproche de su padre le dolió y meditó bien su respuesta, eligió las palabras con sumo cuidado.

– Perdona, padre -dijo finalmente-. Sé que te he decepcionado. Píe defraudado tus expectativas y he actuado contra tu voluntad. Debería haber conservado el codicubus en vez de querer indagar su secreto y debería haber confiado en tu palabra en vez de intentar salvarte. He cometido todos esos errores y, en mi defensa, solo puedo disculparme diciendo que te quiero con todo mi corazón y que la idea de perderte me resultaba insoportable.

– Hija mía… -El semblante de lord Kincaid se distendió, se suavizó y se volvió más afable-. Está bien. No te aflijas más. Lo pasado pasado está; no podemos…

– Pero -prosiguió Sarah impasible- yo no soy la única que ha cometido errores.

– ¿Qué?

– Por más vueltas que le des, padre, fue un error no incluirme en tus planes y, aun así, hacerme partícipe de una parte. Porque, como ves, estoy aquí, da igual si requerías mi ayuda o no. Tendrías que haber sabido que reaccionaría así y que emprendería tu búsqueda, porque soy tu hija y me has educado según tus principios. Y aquí estoy, padre, y exijo respuestas.

– ¿Exiges… qué?

– Maurice du Gard me ha seguido incondicionalmente a pesar de todos los riesgos y Ali Bey se ha vuelto contra su propio pueblo por ayudarme. Incluso el doctor Hingis ha abandonado su escritorio y ha pasado privaciones para encontrarte.

– Actuando por móviles totalmente altruistas, de eso estoy seguro -se burló Gardiner, para disgusto de Hingis.

– Eso da igual -dijo Sarah esquivando el tema-. Nos han perseguido y nos han secuestrado, y hemos escapado por muy poco de la muerte. Hemos superado el bloqueo y nos hemos enfrentado a los soldados, y todo con el único objetivo de estar aquí. No te pido que te alegres ni que muestres agradecimiento, puesto que he cometido errores. Pero quiero respuestas, padre. Mis compañeros y yo tenemos derecho a saber por qué hemos arriesgado nuestras vidas.

– Tú ya lo sabes desde hace tiempo o ese carroñero no estaría aquí -contestó Gardiner señalando a Hingis.

– Sabemos que estás buscando el Museion -admitió Sarah-. Pero ¿quiénes son los enemigos a los que nos enfrentamos? ¿Quién es ese tal Caronte? ¿Y al servicio de quién está?

Gardiner Kincaid suspiró profundamente.

– No lo sé -confesó al final.

– ¿No… no lo sabes?

– Solo puedo decir que la organización para la que trabaja es antigua, tan antigua que sus raíces se remontan a los comienzos de la civilización. La humanidad la había olvidado, pero el abismo de los tiempos la ha devuelto, igual que hace el estómago con una comida indigesta.

– Una comparación muy gráfica, en verdad -reconoció Hingis sarcástico-. Quizá debería ganarse la vida explicando cuentos y no trabajando de científico, mi querido Kincaid. No le creo una palabra.

– Allá usted. -El viejo Gardiner se encogió de hombros, indiferente-. Es su decisión, no la mía.

– ¿De qué tipo de organización estás hablando, padre? -quiso saber Sarah-. ¿Qué significa todo esto?

No obtuvo respuesta y eso no le gustó en absoluto. Un mal presentimiento la asaltó.

– Conoces a esa gente, ¿verdad? -insistió-. ¿Es cierto que has colaborado con ellos?

Entonces fue su padre quien se estremeció lastimosamente.

– ¿Te lo dijo Caronte?

– Efectivamente -asintió Sarah-. Y también afirmó que seguías a su servicio.

– ¡Eso no es verdad!

– Dijo que habías renegado de ellos, pero que seguías trabajando para ellos sin saberlo.

– E… eso es imposible… -Gardiner Kincaid sacudió la cabeza con terquedad; en la frente se le formaron profundas arrugas.

– Sean quienes sean, padre, creo que los has infravalorado. Y no comprendo cómo pudiste mezclarte con ellos.

– Por el mismo motivo por el que tú te has aliado con mi enemigo -respondió Gardiner señalando a Hingis-. Necesitaba su ayuda. Tenían la información que yo había estado buscando en vano durante décadas, por eso accedí a ello.

– Hay una diferencia -objetó Sarah con determinación-. Friedrich Hingis puede ser un intrigante y un tiralevitas…

– Pero ¿qué se ha creído? – se acaloró el injuriado-. ¡No le consiento que me insulte!

– … pero también es un representante versado de nuestra ciencia y quiere lo mismo que nosotros. Esa gente, en cambio, pisotea todo lo que siempre ha impulsado a la arqueología. No les interesa la investigación ni la verdad. Solo pretenden hacerse con los conocimientos del pasado, preservarlos celosamente y ocultarlos a los demás.

– Eso no es verdad -la contradijo su padre, resuelto-. Es posible que sigan métodos extraños, pero también están interesados en investigar el pasado y preservarlo para la posteridad, igual que nosotros.

– ¡Deja de soñar, padre! -exigió Sarah-. Solo lo dices para convencerte, porque se trata de hacer realidad un sueño arqueológico, de conseguir honores científicos… Y tú me tachas de vanidosa.

– Aunque así fuera, ¿crees que tenía elección? Si yo no hubiera ayudado a la organización, lo habría hecho otro -dijo mirando de reojo a Hingis-, y no se habría ganado nada. Era una alianza puntual, nada más. Los necesitaba para dar con algún indicio sobre el paradero de la biblioteca secreta.

– Pero tú sabías qué se proponían, ¿verdad? Sabías que querían encontrar el Museion por un solo motivo: destruirlo, igual que destruyeron todas las grandes bibliotecas de la Antigüedad.

– ¿Qué? -Hingis cogió aire-. ¡Eso no es posible!

– Lo es -insistió Sarah-. ¿Nunca se ha preguntado por qué todos los fondos científicos del mundo clásico han sido pasto de las llamas?

– Nunca pretendí hacer causa común con ellos -se defendió Gardiner Kincaid con encono-. Yo solo quería utilizarlos para mis propios fines.

– Puede, pero en realidad ha sido al revés. Tus enemigos estaban bien informados de cada uno de tus pasos. Te han estado observando, igual que a mí, y ahora estamos aquí los dos, condenados a la inactividad, mientras el bando contrario tiene el camino allanado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La llama de Alejandría»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La llama de Alejandría» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Michael Peinkofer - Das Buch Von Ascalon
Michael Peinkofer
Michael Peinkofer - Las puertas del infierno
Michael Peinkofer
Michael Peinkofer - Trece Runas
Michael Peinkofer
Michael Connelly - Llamada Perdida
Michael Connelly
Ana María Alonso Ramos - Una misión llama-da A.M.A.R
Ana María Alonso Ramos
Raúl Micieli - Llama Violeta
Raúl Micieli
Saint Germain - La Llama Violeta
Saint Germain
Annabelle Sami - Llama Out Loud!
Annabelle Sami
Rose Impey - Llama Drama
Rose Impey
Отзывы о книге «La llama de Alejandría»

Обсуждение, отзывы о книге «La llama de Alejandría» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x