Arnaldur Indriðason - La voz

Здесь есть возможность читать онлайн «Arnaldur Indriðason - La voz» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La voz: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La voz»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Gulli, el viejo portero de uno de los más conocidos hoteles de Reykjavik, aparece desnudo y acuchillado hasta morir en su miserable habitación en el sótano. Pero Gulli es mucho más que un simple portero que se disfrazaba de Papa Noel todas las navidades, es un completo misterio. Veinte años en el hotel y nadie le conoce realmente. Erlendur Sveinsson decide alojarse en el mismo hotel en busca de la asesina, que, también de eso cree estar convencido, aún debe permanecer muy cerca, pese a que las vacaciones de Navidad están ya encima y el hotel completo. Mientras que al director tan sólo le importa que el asesinato permanezca oculto y su reputación intacta. Erlendur, sin embargo, recibe la visita de su hija, que de nuevo se adentra entre las brumas de la droga y el alcohol, dejando al inspector al borde de la desesperación y la impotencia.

La voz — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La voz», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Sí.

– Dios mío -dijo Wapshott en un gemido.

– ¿Cómo conoció a Gudlaugur? -preguntó Erlendur.

Wapshott parecía desorientado, así que le repitió la pregunta.

– Hace años que le conozco -respondió por fin Wapshott, y en sus labios se dibujó una sonrisa que dejó ver unos dientes pequeños y amarillentos por el tabaco, algunos de la encía inferior con las puntas negras. Erlendur supuso que fumaría en pipa.

– ¿Cuándo se vieron por primera vez? -preguntó Erlendur.

– No nos hemos visto nunca -respondió Wapshott-. Nunca lo he visto. Hoy iba a verlo por primera vez. Para eso vine a Islandia.

– ¿Vino a Islandia para reunirse con él?

– Sí, entre otras cosas.

– Pero entonces, ¿de qué lo conocía? Si no se habían visto nunca, ¿qué tipo de relación había entre ustedes?

– No había relación -dijo Wapshott.

– No le comprendo -repuso Erlendur.

– Nunca existió relación -repitió Wapshott, dibujando unas comillas en el aire, en torno a la palabra «relación».

– ¿Y entonces? -preguntó Erlendur.

– Solamente una adoración unilateral -dijo Wapshott-. Por mi parte.

Erlendur le rogó que repitiera sus últimas palabras. No comprendía cómo aquel hombre, llegado desde Gran Bretaña y que nunca había conocido personalmente a Gudlaugur, podía ser un admirador suyo. De un portero de hotel. De un hombre que vivía en un cuartucho en el sótano del hotel y al que habían encontrado muerto con el cinturón desabrochado y una puñalada en el corazón. Lo adoraba unilateralmente. A un hombre que hacía de Papá Noel en las fiestas infantiles del hotel.

– No comprendo de qué me está hablando -dijo Erlendur. Entonces recordó que Wapshott le había preguntado, cuando estaban aún en el pasillo, si era coleccionista-. ¿Por qué me preguntó si yo era coleccionista? -preguntó-. ¿Qué clase de coleccionista? ¿A qué se refería?

– Pensé que sería coleccionista de discos -dijo Wapshott-. Como yo.

– ¿Cómo que coleccionista de discos? ¿De discos? ¿Se refiere a…?

– Colecciono discos antiguos -respondió Wapshott-. Discos antiguos de tocadiscos. Vinilos. Así conocí a Gudlaugur. Por eso conozco a Gudlaugur. Ahora por fin iba a conocerlo personalmente, ardía en deseos de hacerlo, de modo que comprenderá usted que haya sido un auténtico mazazo saber que ha muerto. ¡Y asesinado! ¿Quién habría querido asesinarlo?

Su asombro no parecía fingido.

– ¿Quizá lo vio usted ayer? -preguntó Erlendur.

En un primer momento, Wapshott no comprendió a qué podía referirse Erlendur, pero entonces se percató del significado de sus palabras y se quedó mirando boquiabierto al policía.

– ¿Quiere decir… quiere decir que cree que le estoy mintiendo? ¿Qué yo…? ¿Me está diciendo que sospecha de mí? ¿Qué cree que yo puedo haber participado en su muerte?

Erlendur lo miró sin decir nada.

– ¡Eso es absurdo! -dijo Wapshott, alzando la voz-. Hace mucho tiempo que estoy deseando conocer personalmente a ese hombre. Años. No puede haberlo dicho en serio.

– ¿Dónde estaba usted ayer a esta hora? -preguntó Erlendur.

– En la ciudad -respondió Wapshott-. Estaba en la ciudad. Estuve en una tienda para coleccionistas que hay junto a la calle comercial principal, y luego comí en un restaurante indio no muy lejos de allí.

– Lleva varios días en el hotel. ¿Por qué no se encontró antes con Gudlaugur?

– Pero… ¿no me acaba de decir que estaba muerto? ¿Qué quiere decir?

– ¿Por qué no intentó concertar una cita con él al registrarse en el hotel? Me ha dicho que ardía en deseos de conocerlo personalmente. ¿Y por qué esperó tanto para hacerlo?

– Fue él quien decidió el lugar, la fecha y la hora. ¡Dios mío, en qué lío me he metido!

– ¿Cómo se puso en contacto con él? ¿Y qué quiere decir eso de la adoración unilateral?

Henry Wapshott lo miró.

– Quiere decir que… -empezó Wapshott, pero Erlendur no le dejó concluir la frase.

– ¿Sabía usted que trabajaba en este hotel?

– Sí.

– ¿Cómo?

– Había hecho mis averiguaciones. Me esfuerzo por conocer a fondo todo lo relativo a mi negocio, al coleccionismo.

– ¿Y por eso se alojó en este hotel?

– Sí.

– ¿Le compraba usted discos? -continuó Erlendur-. ¿Fue así como se conocieron? ¿Dos coleccionistas con intereses comunes?

– Como le he dicho, yo no lo conocía. Ahora iba a conocerlo personalmente.

– ¿Qué quiere decir?

– Usted no tiene ni idea de quién era, ¿verdad? -dijo Wapshott. Parecía asombrado de que Erlendur no conociera a Gudlaugur Egilsson.

– Era portero, conserje y Papá Noel -respondió Erlendur-. ¿Hay algo más que necesite saber?

– ¿Sabe cuál es mi especialidad? -preguntó Wapshott-. Ignoro si sabe mucho o poco sobre coleccionismo en general, o sobre coleccionistas de discos en particular, pero la mayor parte de los coleccionistas se especializan en un campo determinado. La gente puede llegar a ser un tanto excéntrica en determinados temas. Es increíble lo que se dedica a coleccionar la gente. He oído hablar de un hombre que colecciona bolsas para vomitar de casi todas las compañías aéreas del mundo. Sé también de una mujer que colecciona pelo de muñecas Barbie.

Wapshott miró a Erlendur.

– ¿Sabe cuál es mi especialidad? -repitió.

Erlendur sacudió la cabeza. No estaba seguro de haber comprendido bien lo de las bolsas de vomitar. ¿Y qué era eso de las muñecas Barbie?

– Mi especialidad son los coros infantiles -dijo Wapshott.

– ¿Los coros infantiles?

– Y no solo los coros infantiles. Mi particular interés son los niños de coro.

Erlendur vaciló, no sabía si había comprendido lo que decía aquel hombre.

– ¿Niños de coro?

– Sí.

– ¿Colecciona discos de niños de coro?

– Sí. Naturalmente colecciono otros discos, pero los niños de coro son… ¿cómo expresarlo?… Mi pasión.

– ¿Y qué tiene que ver Gudlaugur con todo eso?

Henry Wapshott sonrió. Alargó un brazo para coger una cartera de cuero que llevaba consigo. La abrió y sacó una pequeña funda que envolvía un disco de 45 revoluciones.

Sacó sus gafas del bolsillo de la pechera y Erlendur vio que se le caía una hoja de papel al suelo. Se agachó a recogerla y vio el nombre Brenner's impreso en letras verdes.

– Muchas gracias -dijo Wapshott-. Una servilleta de un hotel alemán. El coleccionismo es una manía -añadió como para excusarse.

Erlendur asintió.

– Pensaba pedirle que me firmase un autógrafo en la funda -dijo Wapshott al tiempo que entregaba el disco a Erlendur.

En la parte delantera de la funda figuraba en letras doradas, formando un arco, Gudlaugur Egilsson, y había también una foto en blanco y negro de un jovencito de no mucho más de doce años, peinado y engominado primorosamente, y algo pecoso, que sonreía a Erlendur con una sonrisa un poco forzada.

– Poseía una voz asombrosamente sensible -dijo Wapshott-. Pero luego llega la pubertad y… -Se encogió de hombros, como rindiéndose ante lo inevitable-. En su voz se percibía tristeza y nostalgia. Me extraña que no haya oído hablar usted de él, que no sepa quién era, si está investigando su muerte. Tiene que haber sido un nombre conocidísimo en su época. Según mis averiguaciones, puede decirse que fue un niño prodigio muy conocido.

Erlendur levantó la vista hacia Wapshott.

– ¿Un niño prodigio?

– Sacó dos discos, uno cantando él solo, y otro en el que canta con una escolanía. Tiene que haber sido un nombre muy famoso aquí en Islandia. En su época.

– Un niño prodigio -repitió Erlendur-. ¿Cómo Shirley Temple, quiere decir? ¿Un niño prodigio de ese tipo?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La voz»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La voz» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Arnaldur Indridason - Silence Of The Grave
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indridason - Tainted Blood
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indriðason - Silence of the Grave
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Operation Napoleon
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Kältezone
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Engelsstimme
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indridason - Voices
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indridason - Arctic Chill
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indridason - The Draining Lake
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indriðason - Silencio Sepulcral
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Las Marismas
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Hypothermia
Arnaldur Indriðason
Отзывы о книге «La voz»

Обсуждение, отзывы о книге «La voz» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x