John Connolly - Todo Lo Que Muere

Здесь есть возможность читать онлайн «John Connolly - Todo Lo Que Muere» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Todo Lo Que Muere: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Todo Lo Que Muere»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

John Connolly posee todas las cualidades con las que cualquier editor sueña a la hora de dar a conocer a un autor: una primera novela que conmociona, una historia terrorífica muy bien tramada, personajes sólidos y complejos (que además aparecerán en otras entregas), una aguda visión de la sociedad y un gran talento y fuste literarios. Éste es, ni más ni menos, el caso de Todo lo que muere y del escritor irlandés Connolly. Que se preparen los adictos a la buena novela policíaca. Una noche, Charlie «Bird» Parker, inspector del Departamento de Policía de Nueva York, discute por enésima vez con su mujer y sale a tomar unas copas; cuando vuelve a casa, se encuentra a su mujer y a su hija de tres años salvajemente asesinadas. Entre los sospechosos figura el propio Parker, pero el crimen no podrá resolverse. Incapaz de superar los sentimientos de culpabilidad y expulsado del cuerpo de policía, Parker se convierte en un hombre atormentado, violento y deseoso de venganza. Cuando su ex jefe le pide ayuda para resolver el caso de una joven desaparecida, Parker acepta y se embarca en una investigación que le llevará hasta el sur de Estados Unidos, donde se las verá con el crimen organizado, con una extraña anciana que dice oír voces de ultratumba y con el «Viajero», un despiadado asesino en serie.

Todo Lo Que Muere — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Todo Lo Que Muere», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Otra cosa -dijo-. He tenido unas palabras con esos chicos del bar, pero recuerde: no hay ninguna razón por la que usted vaya a despertarles especial simpatía. Para serle sincero, sospecho que muchos pensarán como ellos cuando sepan por qué ha venido. Y se enterarán. Así que ándese con pies de plomo mientras esté en el pueblo.

– Vi que uno, Gabe creo que se llama, llevaba una camiseta del Ku Klux Klan -comenté-. ¿Hay mucho de eso por aquí?

Martin hinchó los carrillos y resopló.

– No hay ninguna célula organizada del Klan, pero en un pueblo pobre los tontos siempre buscan a alguien a quien culpar de su pobreza.

– Uno en particular…, su ayudante lo llamó Clete, no parecía tan tonto.

Martin me miró por debajo del ala del sombrero.

– No, Clete no es tonto. Es concejal y dice que sólo lo sacarán de allí a punta de pistola. Darle una paliza a usted podría suponerle unos veinte o treinta votos más si tuviera intención de hacerlo. En fin, puede que en la campaña le envíe incluso una pegatina de su candidatura. Pero, en cuanto al Klan, esto no es Georgia ni Carolina del Norte, ni siquiera Delaware. No le dé excesiva importancia. Puede pagar el café.

Dejé un par de dólares junto a la caja y salí en dirección al coche, pero Martin ya había arrancado. Vi que había vuelto a quitarse el sombrero dentro del coche; sencillamente no se sentía cómodo con él. Volví a entrar en el restaurante, telefoneé a la única compañía de taxis de Haven y pedí otro café.

21

Pasaban de las seis cuando regresé al motel. Las direcciones del domicilio y del bufete de Connell Hyams figuraban en el listín, pero cuando pasé por su oficina, las luces estaban apagadas. Llamé a Rudy Fry al motel y me dio indicaciones para llegar a Bale's Farm Road, donde no sólo vivía Hyams sino también el sheriff Earl Lee Granger.

Conduje con cautela por las tortuosas carreteras, buscando la entrada oculta mencionada por Fry y echando algún que otro vistazo al retrovisor por si el 4 x 4 rojo daba señales de vida. No lo vi. Pasé de largo ante la entrada de Bale's Farm Road y tuve que retroceder. La señal estaba medio tapada por la maleza e indicaba un camino sinuoso e irregular invadido de matojos, que al cabo de un rato daba a una hilera de casas pequeñas pero cuidadas con jardines alargados y lo que parecía un amplio patio en la parte trasera. La vivienda de Hyams era una de las últimas, una casa de madera grande y blanca de dos pisos. Había un farol encendido junto a la mosquitera, antepuesta a una maciza puerta de roble con un montante de cristal esmerilado en forma de abanico, y una luz en el zaguán.

Cuando aparqué, un hombre de pelo cano, con una chaqueta roja de lana, una camisa a rayas sin corbata y pantalones grises, abrió la puerta interior y me observó con relativa curiosidad.

– ¿El señor Hyams? -pregunté al acercarme a la puerta.

– ¿Sí?

– Soy detective. Me llamo Parker. Deseo hablar con usted sobre Catherine Demeter.

Permaneció en silencio durante un largo rato con la mosquitera entre ambos.

– ¿Sobre Catherine o sobre su hermana? -preguntó por fin.

– Sobre las dos, supongo.

– ¿Puedo saber por qué?

– Busco a Catherine. Es posible que haya vuelto aquí.

Hyams abrió la mosquitera y se apartó para dejarme pasar. Dentro los muebles eran de madera oscura y amplias alfombras de aspecto caro cubrían el suelo. Me llevó a un despacho al fondo de la casa, donde el escritorio estaba lleno de papeles y resplandecía el monitor de un ordenador.

– ¿Le apetece una copa?

– No, gracias.

Alcanzó una copa de coñac de la mesa y me señaló una silla al otro lado antes de sentarse. Ahora lo veía con mayor claridad. Tenía un aspecto circunspecto y aristocrático, las manos largas y estilizadas, las uñas bien cuidadas. La habitación estaba caldeada, y me llegaba el olor de su colonia. Se notaba que era cara.

– Eso ocurrió hace mucho tiempo -dijo-. La mayoría de la gente preferiría no hablar del tema.

– ¿Está usted entre esa «mayoría»?

Hizo un gesto de indiferencia y sonrió.

– Tengo mi sitio en esta comunidad y desempeño un papel. He vivido aquí casi toda mi vida, excepto cuando fui a la universidad y durante una época que ejercí en Richmond. Mi padre ejerció aquí durante cincuenta años, hasta el día de su muerte.

– Era médico, según tengo entendido.

– Médico, terapeuta, asesor jurídico e incluso dentista en ausencia del dentista oficial. Hacía de todo. Los asesinatos le afectaron de manera especial. Participó en las autopsias de los cadáveres. Creo que nunca lo olvidó, ni siquiera en sueños.

– ¿Y usted? ¿Estaba por aquí cuando ocurrieron?

– Por aquel entonces trabajaba en Richmond, así que iba y venía de un sitio a otro. Yo estaba al tanto de todo, sí, pero preferiría no hablar de ello. Murieron cuatro niños, y sus muertes fueron horrendas. Mejor dejarlos descansar en paz.

– ¿Se acuerda de Catherine Demeter?

– Conocía a la familia, sí, pero Catherine era más joven que yo. Se marchó después de graduarse en el instituto, si no recuerdo mal, y creo que ya no volvió salvo para asistir a los funerales de sus padres. Hace como mínimo diez años que estuvo aquí por última vez, y después la casa de su familia se vendió. Yo supervisé la venta. ¿Por qué cree que habría de volver ahora? Aquí no le queda nada, al menos nada bueno.

– No sabría decirle. Recientemente hizo unas llamadas al pueblo y desde entonces no ha vuelto a dar señales de vida.

– Eso no significa gran cosa.

– No -admití.

Hizo girar la copa entre los dedos, observando cómo se agitaba el líquido ambarino. Tenía los labios apretados en un gesto ponderativo, pero en realidad miraba a través del cristal y me observaba a mí.

– ¿Qué puede decirme de Adelaide Modine y de su hermano?

– Puedo decirle que, desde mi punto de vista, no había ningún motivo para sospechar que eran asesinos de niños. Su padre era raro, una especie de filántropo, supongo. Cuando murió dejó casi todo su dinero inmovilizado en un fondo fiduciario.

– ¿Murió antes de los asesinatos?

– Unos cinco o seis años antes, sí. Dejó instrucciones para que los intereses del fondo se repartieran entre determinadas organizaciones benéficas a perpetuidad. Desde entonces el número de organizaciones benéficas receptoras de donativos ha aumentado considerablemente. Es mi obligación saberlo, ya que administro el fondo, con la ayuda de una pequeña comisión.

– ¿Y los hijos? ¿Quedaron bien cubiertos?

– Sí, de sobra, según tengo entendido. -¿Qué pasó con el dinero y las propiedades cuando murieron?

– El estado emprendió acciones para quedarse con las propiedades y los bienes. Las impugnamos en nombre del municipio y, al final, se llegó a un acuerdo. Las tierras se vendieron y los bienes se incorporaron al fondo, destinándose una parte a financiar nuevos proyectos urbanísticos en el pueblo. Por eso contamos con una buena biblioteca, una moderna oficina del sheriff, una escuela excelente, un centro médico de primera. Este pueblo no tiene gran cosa, pero lo poco que tiene es gracias al fondo.

– Lo poco que tiene, sea bueno o no, es gracias a la muerte de cuatro niños -repuse-. ¿Puede decirme algo más acerca de Adelaide y William Modine?

Hyams contrajo ligeramente los labios.

– Como he dicho, ha pasado mucho tiempo y preferiría no entrar en detalles. Yo apenas los conocí. Era una familia rica, y los hijos iban a un colegio privado. Pero siento decirle que no nos relacionamos mucho.

– ¿Conocía su padre a la familia?

– Mi padre trajo al mundo a William y a Adelaide. Recuerdo un detalle curioso, pero no creo que le sea de gran ayuda: Adelaide tenía un hermano gemelo que no llegó a nacer y su madre murió a causa de las complicaciones del parto poco después. La muerte de la madre sorprendió a todos. Era una mujer fuerte y autoritaria. Mi padre pensaba que nos enterraría a todos. -Tomó un largo sorbo de su copa y entornó los ojos al recordar algo-. ¿Sabe usted algo de las hienas, señor Parker?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Todo Lo Que Muere»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Todo Lo Que Muere» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Todo Lo Que Muere»

Обсуждение, отзывы о книге «Todo Lo Que Muere» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x