Harlan Coben - Última oportunidad

Здесь есть возможность читать онлайн «Harlan Coben - Última oportunidad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Última oportunidad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Última oportunidad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿Qué haríamos cualquiera de nosotros si uno de nuestros hijos fuera secuestrado?
El doctor Seidman, un cirujano plástico especializado en niños, se despierta de pronto después de doce días en coma en la cama de un hospital. Ha sobrevivido a los disparos que recibió en su casa la mañana en que su hija Tara, de seis meses, fue secuestrada y su mujer asesinada. Él es el sospechoso. A partir de entonces, este hombre acorralado por los recelos de la Policía, e inmerso en un sinfín de sentimientos contradictorios y dudas, se ve empujado por el escalofriante mensaje de quienes le exigen el rescate. «Si te pones en contacto con las autoridades, desapareceremos. No habrá otra oportunidad.» No puede hablar ni con la Policía ni con el FBI. No sabe en quién confiar. Seidman no descansará.

Última oportunidad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Última oportunidad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No puedes hablar en serio -dijo Bacard.

– ¡Chist!

Su plan era bastante sencillo. Lydia y Bacard irían velozmente al punto de encuentro mientras Heshy, que llevaba el localizador, daría vueltas. Cuando Lydia estuviera preparada, llamaría a Heshy al móvil. Sólo entonces se dirigiría Heshy al lugar de encuentro. Él llevaría el localizador. Esperaban que la mujer, la tal Rachel Mills, le siguiese.

Ella y Bacard llegaron allí en veinte minutos. Lydia vio un coche aparcado un poco más arriba. Se imaginó que era el de Pavel. Un Toyota Célica robado. A Lydia no le gustó. Los coches desconocidos aparcados en calles como aquélla llamaban la atención. Miró a Steven Bacard. Estaba pálido como la luna. Casi parecía que flotara, desprendido del cuerpo. Desprendía oleadas de miedo. Agarraba el volante con los dedos tensos. Bacard no tenía estómago para aquello. Sería un engorro.

– Puedes dejarme aquí -dijo ella.

– Quiero saber qué pasa -empezó él-, qué piensas hacer.

Ella se limitó a mirarlo.

– Dios mío.

– Ahórrame la demostración de indignación.

– Nadie tenía que salir herido.

– ¿Como Monica Seidman, por ejemplo?

– Nosotros no tuvimos nada que ver con aquello.

Lydia negó con la cabeza.

– Y la hermana, ¿cómo se llamaba?, ¿Stacy Seidman?

Bacard abrió la boca como si quisiera discutir. Pero luego bajó la cabeza. Ella sabía lo que había querido decir. Stacy Seidman era una drogadicta. Era inútil, prescindible, un peligro, destinada a la muerte, fuera cual fuera su justificación. Los hombres como Bacard necesitaban justificaciones. A su modo de ver, no vendía bebés. Creía realmente que estaba haciendo un servicio. Y si ganaba dinero -montones de dinero- con ello y violaba la ley…, bueno, estaba corriendo un riesgo enorme por ayudar a otros. ¿No deberían compensarle bien?

Pero a Lydia no le interesaba ahondar en su pensamiento ni consolarle. Había contado el dinero en el coche. Él la había contratado. Su parte era un millón de dólares. Bacard se quedaba con el otro millón. Se colocó en el hombro la bolsa de su dinero y del de Heshy. Bajó del coche. Steven Bacard miró hacia delante. No rechazó el dinero. No la llamó y le dijo que quería lavarse las manos de aquello. Tenía un millón de dólares en el asiento contiguo. Bacard lo quería. Ahora su familia tenía una gran casa en Alpine. Sus hijos iban a escuelas privadas. De modo que no, Bacard no se echó atrás. Simplemente miró al frente y puso en marcha el coche.

Cuando se marchó, Lydia llamó a Pavel con el dispositivo de radio del teléfono móvil. Pavel estaba escondido en unos arbustos calle arriba. Todavía llevaba la camisa de franela. Caminaba pesadamente. Sus dientes habían sufrido una vida de tabaco y costumbres poco saludables. Tenía la nariz torcida por demasiadas peleas. Era un producto de lo peor de los Balcanes. Había visto de todo en la vida. Pero le daba igual. Si no sabes lo que pasa, es como si no pasara.

– Tú -dijo, escupiendo la palabra-. Tú no me dices.

Pavel tenía razón. Ella no le contaba. Dicho de otro modo, él no sabía nada. Su inglés iba más allá del chapurreo, lo que lo había hecho perfecto para aquel delito. Había llegado de Kosovo hacía dos años con una mujer embarazada. Durante la primera entrega del rescate, Pavel había recibido instrucciones precisas. Le habían dicho que esperara a que un coche concreto entrara en el aparcamiento, que se acercara a él sin hablar con el hombre, que recogiera la bolsa, que se metiera en la furgoneta. Ah, y para confundirlo todo un poco más, le dijeron a Pavel que mantuviera el teléfono delante de la boca y simulara que hablaba con alguien.

Eso fue todo.

Pavel no tenía ni idea de quién era Marc Seidman. No tenía ni idea de lo que había en la bolsa, ni sabía nada del secuestro, ni del rescate, nada. No llevaba guantes -sus huellas dactilares no estaban archivadas en Estados Unidos- y no llevaba identificación.

Le pagaron dos mil dólares y lo mandaron de vuelta a Kosovo. Basándose en la descripción bastante concreta, de Seidman, la Policía había hecho circular un dibujo de un hombre que, a efectos prácticos, era imposible encontrar. Cuando decidieron volver a representar la entrega del rescate, Pavel les pareció el hombre necesario de forma natural. Iría vestido del mismo modo, parecería el mismo, jugaría con la mente de Seidman por si acaso éste decidía no ser tan dócil esta vez.

Pero Pavel era realista. Se adaptaba. Se había pasado la vida vendiendo mujeres en Kosovo. La trata de blancas disimulada en clubes nocturnos era un gran negocio, aunque Bacard se había inventado una nueva forma de utilizar a aquellas mujeres. Pavel, que no se asustaba por los cambios repentinos, haría lo que hiciera falta. Se puso un poco arrogante con Lydia, pero en cuanto ésta le pasó un fajo de cinco mil dólares, se calló. Ya no tenía ganas de discutir. Sólo había que saber tratarle.

Lydia entregó un arma a Pavel. Él sabía usarla.

Pavel se instaló cerca del paseo de la casa, con la radio abierta. Lydia llamó a Heshy y le dijo que estaban a punto. Quince minutos después, Heshy pasó junto a ellos. Lanzó el localizador por la ventana del coche. Lydia lo atrapó al vuelo y le mandó un beso. Heshy siguió conduciendo. Lydia llevó el localizador al patio de atrás. Sacó el arma y esperó.

La oscuridad de la noche empezaba a ceder ante el amanecer. Ella sentía el cosquilleo corriendo por las venas. Sabía que Heshy no estaba lejos. Le habría gustado participar, pero era el turno de Lydia. La calle estaba silenciosa. Eran las cuatro de la madrugada.

Cinco minutos después, oyó que un coche se detenía.

Capítulo 32

Algo andaba realmente mal.

Las calles eran cada vez más familiares, tanto que apenas me fijaba en ellas. Estaba concentrado, alerta, y casi no sentía el dolor de las costillas. Rachel estaba absorta en su Palm Pilot. Cambiaba pantallas con el lápiz óptico, inclinaba la cabeza, cambiaba los ángulos de visión. Buscó en el asiento trasero y encontró un mapa de carreteras de Zia. Con el capuchón del bolígrafo en la boca, Rachel empezó a marcar la ruta, intentando discernir la pauta, supongo. O a lo mejor sólo ganaba tiempo, para que no le preguntara lo inevitable.

Pronuncié su nombre suavemente. Ella me miró un instante, pero volvió a dedicar su atención a la pantalla.

– ¿Sabías algo de aquel CD antes de venir aquí? -le pregunté.

– No.

– Había fotos de ti delante del hospital donde trabajo.

– Eso me has dicho.

Volvió a cambiar la pantalla.

– ¿Las fotos son reales? -pregunté.

– ¿De verdad?

– Quiero decir si fueron alteradas digitalmente o algo así, o si estabas de verdad frente a mi consulta hace dos años.

Rachel siguió con la cabeza baja, pero por el rabillo del ojo pude ver que bajaba los hombros.

– A la derecha -dijo-. Sube.

Estábamos en la avenida Glen. Aquello me ponía nervioso. Mi viejo instituto estaba a la izquierda. Lo habían remodelado hacía cuatro años, añadiéndole una sala de pesas, una piscina, y otro gimnasio. Habían revestido la fachada y le habían dado aire de antigüedad con una hiedra que le infundía un carácter propiamente académico, como recordando a los jóvenes de Kasselton lo que se esperaba de ellos.

– ¿Rachel?

– Sí lo son, Marc.

Asentí para mí mismo. No sé por qué. A lo mejor yo también quería ganar tiempo. Me encaminaba hacia algo peor que unas aguas sin cartografiar. Sabía que las respuestas volverían a alterarlo todo, a embrollarlo, cuando yo lo que quería era ordenar mi mundo.

– Creo que me debes una explicación -dije.

– Es cierto. -No dejó de mirar la pantalla-. Pero ahora no.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Última oportunidad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Última oportunidad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Harlan Coben - Don’t Let Go
Harlan Coben
Harlan Coben - W głębi lasu
Harlan Coben
Harlan Coben - Motivo de ruptura
Harlan Coben
Harlan Coben - Tiempo muerto
Harlan Coben
Harlan Coben - El último detalle
Harlan Coben
Harlan Coben - Play Dead
Harlan Coben
Harlan Coben - Caught
Harlan Coben
libcat.ru: книга без обложки
Harlan Coben
Harlan Coben - Bez Skrupułów
Harlan Coben
Harlan Coben - Tell No One
Harlan Coben
Harlan Coben - Jedyna Szansa
Harlan Coben
Отзывы о книге «Última oportunidad»

Обсуждение, отзывы о книге «Última oportunidad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x