Harlan Coben - Última oportunidad

Здесь есть возможность читать онлайн «Harlan Coben - Última oportunidad» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Última oportunidad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Última oportunidad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿Qué haríamos cualquiera de nosotros si uno de nuestros hijos fuera secuestrado?
El doctor Seidman, un cirujano plástico especializado en niños, se despierta de pronto después de doce días en coma en la cama de un hospital. Ha sobrevivido a los disparos que recibió en su casa la mañana en que su hija Tara, de seis meses, fue secuestrada y su mujer asesinada. Él es el sospechoso. A partir de entonces, este hombre acorralado por los recelos de la Policía, e inmerso en un sinfín de sentimientos contradictorios y dudas, se ve empujado por el escalofriante mensaje de quienes le exigen el rescate. «Si te pones en contacto con las autoridades, desapareceremos. No habrá otra oportunidad.» No puede hablar ni con la Policía ni con el FBI. No sabe en quién confiar. Seidman no descansará.

Última oportunidad — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Última oportunidad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Primero, ella habría sabido cómo llevar una operación de secuestro profesional -añadió Regan, levantando un dedo. Luego levantó otro-. Dos, ella sabría cómo matar a alguien sin que la pillaran. Tres, sabría cómo no dejar pistas. Cuatro, conocería a la hermana de Marc, Stacy. Cinco -había llegado al pulgar-, podría utilizar sus antiguos contactos para encontrar a la hermana y tenderle una trampa.

– Dios del cielo. -Tickner levantó la cabeza-. Y lo que ha dicho antes. Lo de haber visto algo tan terrible que Seidman no lo recuerda.

– ¿Qué tal ver como el amor de tu vida te dispara? O le disparan a tu esposa. O…

Los dos callaron.

– Tara -dijo Tickner-. ¿Cómo encaja la pequeña en todo esto?

– Una forma de extorsionar por dinero.

A ninguno de los dos les convencía. Pero las otras respuestas que se les ocurrían aún les gustaban menos.

– Podemos añadir otra cosa -dijo Tickner.

– ¿Qué?

– La treinta y ocho desaparecida de Seidman.

– ¿Qué?

– Su arma estaba en una caja fuerte en el armario -dijo Tickner-. Sólo alguien muy cercano a él podía saber dónde la escondía.

– O -añadió Regan, viendo algo nuevo-, quizá Rachel Mills trajo su propia treinta y ocho. Recuerde que se utilizaron dos.

– Pero esto plantea otra pregunta: ¿para qué querría dos armas?

Los dos hombres fruncieron el entrecejo, pensaron cada uno por su lado sus propias teorías, y llegaron a una sólida conclusión.

– Seguimos pasando algo por alto -dijo Regan.

– Sí.

– Tenemos que volver y hacer algunas preguntas.

– ¿Como cuáles?

– Como por qué Rachel se salvó del asesinato de su esposo.

– Puedo enterarme -dijo Tickner.

– Hágalo. Y ponga a alguien a vigilar a Seidman. Ahora ella tiene cuatro millones de dólares. Podría ser que quisiera eliminar a la única persona que puede vincularla a esto.

Capítulo 30

Zia encontró mi ropa en el armario. Tenía manchas de sangre en los vaqueros, decidí entonces ponerme una bata de médico encima. Zia salió a buscar una. Encogido por el dolor de las costillas rotas, me la puse y até a la cintura. No podía moverme muy deprisa. Zia comprobó que no hubiera moros en la costa. Tenía un plan por si los federales estaban vigilando. Un amigo suyo, el doctor David Beck, se había visto metido en un importante caso federal hacía unos años y conocía a Tickner. Beck estaba avisado. Por si lo necesitábamos, estaba esperando en el pasillo e intentaría distraerlos con alguna clase de reminiscencia.

Al final, no necesitamos a Beck. Sencillamente salimos caminando. Nadie nos preguntó nada. Cruzamos el Harkness Pavilion y salimos al patio norte de la avenida Fort Washington. El coche de Zia estaba estacionado en el aparcamiento de la calle 165 y Fort Washington. Me movía cautelosamente. Me dolía todo, pero básicamente estaba bien. Correr una maratón y levantar pesas estaba descartado, pero el dolor era controlable y podía moverme con normalidad. Zia me había dado un frasco de Vioxx de cincuenta miligramos. Podía tomarlas porque no producían somnolencia.

– Si me preguntan algo -dijo ella-, les diré que he venido en transporte público y que tengo el coche en casa. Estarás a salvo unas horas.

– Gracias -dije-. ¿Me cambias también el móvil?

– Claro, ¿por qué?

– No lo sé, podrían intentar localizar el mío.

– ¿Pueden hacerlo?

– No tengo ni la más remota idea.

Se encogió de hombros y me dio su móvil. Era diminuto, como un espejito de bolsillo.

– ¿De verdad crees que Tara está viva?

– No lo sé.

Bajamos rápidamente por los escalones de cemento del garaje. Como siempre, la escalera olía a orina.

– Esto es una locura -dijo-. Ya lo sabes, supongo.

– Sí.

– Tengo el busca. Si quieres que te recoja o lo que sea, llámame.

– De acuerdo.

Nos paramos junto al coche. Zia me dio las llaves.

– ¿Qué? -pregunté.

– Tienes un ego muy grande, Marc.

– ¿Te parece una buena forma de darme ánimos?

– No quiero que te hagan daño -dijo Zia-. Te necesito.

La abracé y subí al coche. Me dirigí al norte por Henry Hudson, y marqué el número de Rachel. El cielo estaba despejado y quieto. Las luces del puente hacían que el agua oscura pareciera un cielo repleto de estrellas. Oí dos timbres y luego Rachel descolgó. No dijo nada y entonces me di cuenta de por qué. Seguramente tenía un identificador de llamadas y no reconocía el número.

– Soy yo -dije-. Tengo el móvil de Zia.

– ¿Dónde estás? -preguntó Rachel.

– A punto de entrar en el Hudson.

– Sigue por el norte hasta el Tappan Zee. Crúzalo y dirígete al oeste.

– ¿Dónde estás tú?

– Junto al gran centro comercial de Palisades.

– En Nyack.

– Sí. Mantente en contacto. Buscaremos un sitio para encontrarnos.

– Voy para allá.

Tickner hablaba por teléfono con O'Malley. Regan entró corriendo en la sala.

– Seidman no está en su habitación.

Tickner puso cara de enfado.

– ¿Qué quiere decir con que no está en su habitación?

– ¿Cuántas interpretaciones pueden dársele a esto, Lloyd?

– ¿No habrá ido a rayos X o algo así?

– Según la enfermera, no -dijo Regan.

– Maldita sea. El hospital tiene cámaras de seguridad, ¿no?

– En todas las habitaciones, no.

– Pero las tendrán en las salidas.

– Este hospital tiene docenas de salidas. Tardaremos mucho en tener todas las cintas y mirarlas…

– Vale, vale -Tickner lo pensó. Volvió a llevarse el teléfono al oído-. O'Malley.

– Diga.

– ¿Le ha oído?

– Sí.

– ¿Cuánto tardará en tener los registros de llamadas del teléfono de la habitación y el móvil del doctor Seidman? -preguntó Tickner.

– ¿Las últimas llamadas?

– Tiene que haber sido en los últimos quince minutos, sí.

– Cinco minutos.

Tickner apretó el botón de «fin de llamada».

– ¿Dónde está el abogado de Seidman?

– No lo sé. Creo que dijo que se marchaba.

– Deberíamos llamarle.

– No me pareció muy dispuesto a colaborar -dijo Regan.

– Eso era antes, cuando creíamos que su cliente era el asesino de su esposa e hija. Ahora tenemos la teoría de que es un hombre inocente cuya vida corre peligro. -Tickner pasó a Regan la tarjeta que Lenny le había dado.

– Lo intentaremos -dijo Regan, y empezó a marcar.

Alcancé a Rachel justo en la ciudad de Ramsey, en la frontera norte de Nueva Jersey y sur de Nueva York. Utilizando los teléfonos logramos encontrarnos en el aparcamiento del Buen Motel, en la Ruta 17 de Ramsey, Nueva Jersey. El motel era anodino, adornado con un rótulo que anunciaba orgullosamente ¡TV color! (como si los demás moteles utilizaran televisores en blanco y negro) y todas las letras (y los puntos de exclamación) eran de colores diferentes, por si alguien no sabía lo que significaba la palabra color. Siempre me había gustado ese nombre. Buen Motel. No somos estupendos, ni somos un asco. Somos buenos y basta. Honestidad en publicidad.

Entré en el aparcamiento. Estaba asustado. Tenía millones de preguntas que hacerle a Rachel pero, en definitiva, todas eran variaciones de la misma. Quería enterarme de lo de la muerte de su esposo, claro, pero más que nada, quería saber lo que pasaba con las malditas fotos del detective privado.

El aparcamiento estaba a oscuras, y la poca luz que tenía procedía de la autopista. La furgoneta robada estaba junto a una máquina de Pepsi al fondo del lado derecho. No vi a Rachel bajar de la furgoneta, pero en cambio la vi subir al asiento del pasajero de mi coche.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Última oportunidad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Última oportunidad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Harlan Coben - Don’t Let Go
Harlan Coben
Harlan Coben - W głębi lasu
Harlan Coben
Harlan Coben - Motivo de ruptura
Harlan Coben
Harlan Coben - Tiempo muerto
Harlan Coben
Harlan Coben - El último detalle
Harlan Coben
Harlan Coben - Play Dead
Harlan Coben
Harlan Coben - Caught
Harlan Coben
libcat.ru: книга без обложки
Harlan Coben
Harlan Coben - Bez Skrupułów
Harlan Coben
Harlan Coben - Tell No One
Harlan Coben
Harlan Coben - Jedyna Szansa
Harlan Coben
Отзывы о книге «Última oportunidad»

Обсуждение, отзывы о книге «Última oportunidad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x