Dan Fesperman - El prisionero de Guantánamo

Здесь есть возможность читать онлайн «Dan Fesperman - El prisionero de Guantánamo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El prisionero de Guantánamo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El prisionero de Guantánamo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Vivo o muerto, el enemigo había llegado a la costa de Guantánamo y eso era motivo de alarma en La Habana. El cadáver de un soldado norteamericano alcanza la orilla al otro lado de la Base Naval entre las iguanas y los guardias fronterizos cubanos. ¿Qué está sucediendo en el Gitmo, el nombre preferido del Pentágono para denominar a la reconvertida cárcel de alta seguridad para los detenidos en la guerra mundial contra el terrorismo? ¿Quién está matando a soldados norteamericanos? Revere Falk, un arabista y agente del FBI destinado en Guantánamo para interrogar a los detenidos, se tendrá que hacer cargo de la investigación. Nada será igual desde aquel día, el mismo en el que ha logrado que su nuevo detenido, un yihadista yemení de 19 años, Adnan Al-Hamdi, confiese por fin el nombre de su protegido: Hussey. Pero Falk intuye que debe callarse. En los 116 kilómetros cuadrados de la base de Guantánamo no hay secretos. Y Falk podrá comprobar que el espionaje no sólo es cubano, sino que CIA, FBI y el propio Ejército norteamericano compiten por el control de la información. Y él deberá tener especial cuidado: tiene un vínculo común con el lugar, un vínculo con una historia extraña e inquietante que creía completamente olvidado. ¿Pero lo conoce alguien más?

El prisionero de Guantánamo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El prisionero de Guantánamo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Tal como yo lo recuerdo querías que las robara. Para borrar completamente el rastro.

– ¿Lo hiciste? -Estaba listo si creía que se lo iba a decir ahora.

– No pude. El policía militar estuvo allí todo el rato. Pero desde luego vi su rastro. Y supongo que ya sabes que mataron a Ludwig.

– Al menos lo sospechaba. No paraban de decir que tenían un infiltrado, alguien que les cubría las huellas y no incluía su nombre en los registros. Luego se acobardó, así que iban a intimidarle, a darle un susto de muerte.

– Pues desde luego lo consiguieron. La liaron con su banco y luego le llevaron a dar una vueltecita en bote.

– ¿Es eso lo que ocurrió?

– Lo encontraron en la playa. Luego seguramente lo llevaron hasta el límite sólo para estimularle un poco. Pero supongo que no sabían que solía desquiciarse en los barcos pequeños, así que debió tirarse por la borda. O tal vez lo empujaron. En cualquier caso, Son dos tontos muy tontos, como has dicho. ¿Por eso te enviaron a ti aquí en cuanto se enroló Endler? ¿A deshacer el lío e impedir que Fowler metiera las manos en el pastel?

– Sólo porque el doctor le dijo a los suyos que contaba con alguien aquí que podía ayudar.

– O sea, yo. Pero aún no tenían la información que querían. Así que decidiste involucrar a Pam.

– ¿Pam? -Bo se mostró primero perplejo y luego a punto de echarse a reír-. ¿Quieres decir por el último interrogatorio en Rayos X?

– Sí. -Falk no se reía.

– Lo siento. Una bromita mía.

– ¿A qué te refieres?

– Fue la primera noche que estaba aquí. Y… ¿cómo lo diría amablemente? Ella no había causado buena impresión. Así que cuando necesitamos un interrogatorio intensivo le dije a Van Meter que usara su número.

– Buen chico. -Falk procuró disimular el alivio que sentía. Al menos alguien no le había mentido-. ¿Pero cómo conseguiste su número? ¿Tyndall?

– ¿La Agencia? Ellos están fuera del círculo interno en esto.

– El Palacio Rosa, entonces. Supongo que como jefe de seguridad, Van Meter tenía los contactos.

– Cree lo que quieras. Ya he hablado bastante. Lamento que haya acabado así.

– ¿Por qué? Has conseguido lo que querías. Incluso trasladaste a Adnan al Campo Delta.

– Eso fue cosa de Fowler, para apartarlo de nosotros. Han estado exprimiendo al pobre desgraciado para averiguar lo que buscamos. No ha funcionado, por supuesto.

– Así que te aprovechaste de mí para entrar en Eco. Y ahora, déjame adivinarlo, Endler es el que tocó algunos resortes para que entregaran a Adnan. Dejáis que los yemeníes hagan el trabajo sucio por vosotros.

– Lo siento, Falk. No más explicaciones.

– Hasta que consigáis vuestra guerra. O lo que busquéis. Será un gran servicio público.

– ¿Eliminar a Castro? Sería perfecto. Y si un agente cubano se desvió lo suficiente para acostarse con un reclutador de al-Qaeda, ¿por qué no aprovecharlo al máximo? Ya te lo dije, no se trata de la información, sino de quién la controla. Y si la conseguimos antes que Fowler, lo tendremos.

– Castro morirá pronto, de todos modos. Creía que trabajabas para las personas, no para las causas.

– Trabajo por las personas, tú incluido. ¿Sabes lo que quería Endler? Se preocupaba por tu responsabilidad, así que quería que te arrestaran en cuanto acabaras con Paco en Miami. Una acusación falsa que le permitiría quitarte de en medio hasta que acabáramos nuestro trabajo. La única razón de que no lo hiciera fue que yo le disuadí.

– Por lealtad, claro.

– Demonios, sí, por lealtad.

– Pero no es así como convenciste a Endler.

– Pues claro que no. A él le dije que todavía te necesitábamos para llegar al fondo del asunto con Van Meter.

– ¿Estás seguro de que no era ésa tu verdadera razón?

– Puedes creer lo que quieras, pero estás aquí y no en la cárcel.

– Claro, y estoy mucho mejor fuera. En arresto domiciliario y a punto de ser destripado y descuartizado.

– Endler hará lo que pueda. Pero no esperes que sea de inmediato.

– Así que soy un hombre libre, siempre y cuando el doctor consiga su guerra. De lo contrario, adiós muy buenas.

– Tendrías que permanecer oculto un tiempo, eso es todo. Se le explicaría todo al FBI.

– ¿Y Van Meter? ¿Él se sale con la suya?

– Se ocuparán de él.

– Seguro. ¿Qué será, otro accidente en el mar, o muerto en acción en Irak?

– Mira, Falk, si necesitas culpar a alguien, puedes echarle la culpa al joven marine estúpido que decidió que sería estupendo pasar un fin de semana a La Habana. Pero Endler no te despachará porque yo no se lo permitiré. Ya sabes cómo funciona el cuerpo.

– Ya, nunca dejamos detrás a nuestros muertos. Supongo que ahora me toca a mí.

Bo negó, más enfadado de lo que Falk le había visto desde la instrucción.

Se marchó al poco rato, dejando a Falk desconsolado en el sofá para que considerara su futuro. Las alternativas parecían claras. Contárselo todo a Fowler y que le recogiera en la red la otra parte, y posiblemente enfrentarse a acusaciones de espionaje a cambio. O mantener la boca cerrada y esperar que llegara una pequeña guerra espléndida a salvarle el trasero. Nada como tener aquello en la conciencia, aunque las cosas no ocurran nunca. Lo más doloroso era que el último comentario de Bo fuese cierto: sólo podía culparse a sí mismo. Falk había aceptado el trato, y todavía lo estaba pagando.

Se levantó, vagó por la cocina, abrió la nevera y luego la cerró sin decidirse por nada. Se había desvelado. Volvió a la sala y miró la carta náutica que le había regalado el alférez Osgood. Era una preciosidad, el camino para pasar la vida en el mar. Tal vez debiera haber aguantado y haberse quedado en Maine. Podría haber acabado borracho o ahogado, pero era el tipo de vida a la que acompañaba una claridad reconfortante. El éxito o el fracaso se medían por el peso de tus trampas, y cada día que llegabas a casa a salvo era otra pequeña victoria.

Las ramas arañaron de nuevo la ventana con una fuerte ráfaga de viento, y Falk se sintió inspirado, se le ocurrió una idea. Era una insensatez, pero se apoderó de él como una corriente potente, exactamente el tipo de plan estúpido que cabría esperar del hijo de un langostero borracho después de unas copas para darse valor, sólo que Falk estaba ahora absolutamente sobrio.

Quitó las chinchetas de la pared, bajó con cuidado la carta y la colocó en la mesa. Luego sacó las otras dos cartas del tubo. Era poco más de la una de la madrugada.

Salió al pasillo y fue a preparar sus cosas.

29

El camino fue lento y difícil en cuanto Falk entró en la tormenta. Tenía que cubrir casi un kilómetro entre la maleza, cuesta abajo hacia la avenida Sherman. La ruta que seguía no era empinada, pero el terreno húmedo parecía moverse bajo sus pies. Perdió el equilibrio y se deslizó con los pies por delante en la base de un cactus enorme. El ruido de la lluvia era ensordecedor mientras permanecía en el suelo. Por suerte, ninguna espina le atravesó las suelas de los zapatos.

Mientras se debatía para levantarse, creyó oír que alguien se acercaba por detrás, por lo que esperó inmóvil un momento, con los nervios a flor de piel, otra vez el marine de patrulla. Llegó a la conclusión de que era el ruido de la tormenta que le había engañado y siguió el descenso; el agua saltaba en el ala del sombrero, embravecida con el viento y la lluvia.

La bolsa de lona que llevaba a la espalda no le facilitaba nada el avance. Había pasado media hora preparándose, primero haciendo el petate y luego trazando un curso aproximado en la mesa de la cocina.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El prisionero de Guantánamo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El prisionero de Guantánamo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El prisionero de Guantánamo»

Обсуждение, отзывы о книге «El prisionero de Guantánamo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x