Steve Berry - La Traición Veneciana

Здесь есть возможность читать онлайн «Steve Berry - La Traición Veneciana» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Traición Veneciana: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Traición Veneciana»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Hay quién mataría por descubrir el secreto del poder de Alejandro Magno.
Copenhague, Ámsterdam, Venecia, Samarcanda; 7 días, el plazo para cambiar el curso de la historia. El mundo se enfrenta a la mayor amenaza biológica de la historia. Una sola mujer posee el arma defi nitiva para erradicar a sus enemigos. Y un solo hombre conoce la clave para desactivarlos y acabar con las grandes pandemias que asolan el planeta. Ambos carecen de moral y a la vez ambos comparten su talón de Aquiles: la ambición sin límite. ¿Podrán detenerlos dos hombres y dos mujeres a quienes sólo mueve el deseo de justicia y equidad? En el año 323 a. C. murió Alejandro Magno, el hombre que había logrado acaparar más poder que ningún otro. En la actualidad, una mujer dominada por su deseo de emular al gran conquistador busca lo que él se llevó a la tumba: el secreto de su poder.

La Traición Veneciana — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Traición Veneciana», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Pero Stephanie conocía la respuesta. Las piezas encajaban, y entonces cayó en la cuenta: los habían manipulado.

– Usted ordenó al guardia que pinchara las ruedas de nuestro coche -dijo-. Quería que cogiéramos el suyo porque podía rastrearlo.

– Era la forma más fácil que se me ocurrió de comprobar lo que sabían. Me enteré de su presencia en la cabaña por los sistemas de vigilancia que había instalado a su alrededor.

Pero Stephanie había matado al guardia.

– Ese hombre no tenía ni idea.

Zovastina se encogió de hombros.

– Hizo su trabajo. Si no dio lo mejor de sí mismo, fue error suyo.

– Pero lo maté -dijo ella, elevando el tono de voz.

La ministra parecía desconcertada.

– Se preocupa usted demasiado por una insignificancia.

– No era necesario que muriera.

– Ése es su problema. El problema de Occidente. No pueden hacer lo que hay que hacer.

Stephanie se daba cuenta ahora de que su situación era peor de lo que imaginaba, y súbitamente reparó en algo más: también lo era la de Malone y Cassiopeia. Vio que Henrik leía sus oscuros pensamientos.

Por detrás de Zovastina pasaban algunos soldados, cargando todos ellos con un extraño artilugio. Uno fue depositado en el suelo, junto a la mujer. Un embudo se extendió sobre él, y Stephanie vio que el dispositivo también tenía ruedas.

– Ésta es una casa enorme. Tardaremos un poco en prepararla.

– ¿Para qué? -preguntó ella.

– Para quemarla -respondió Thorvaldsen.

– Correcto -asintió Zovastina-. Mientras tanto, iré a visitar al señor Malone y a la señorita Vitt. No se vayan.

Y cerró de un portazo.

OCHENTA Y CUATRO

Malone inició el ascenso por la ladera y reparó en que, en algunos lugares, recientemente se habían excavado escalones en la misma roca. Cassiopeia y Viktor lo seguían, ambos vigilando la retaguardia. La casa, distante, seguía tranquila, y el enigma de Ptolomeo continuaba resonando en su mente: «Asciende por las paredes que esculpieron los dioses.» Ciertamente, eso las describía bien, aunque se imaginaba que el ascenso, en los tiempos de Ptolomeo, debía de haber sido muy distinto.

El sendero se suavizaba en una cornisa.

El tendido eléctrico seguía serpenteando hacia una oscura grieta abierta en la pared de roca. Estrecha, pero transitable.

«Cuando alcances la cima.»

Se adentró en el pasadizo.

Sus ojos no estaban acostumbrados a la escasa luz y necesitaron unos segundos para aclimatarse. El sendero era corto, quizá de unos seis metros, y usaba el tendido como guía. El corredor acababa en una cámara interior. La débil luz natural reveló que el cableado doblaba a la derecha y terminaba en una caja de conexiones. Malone se acercó y vio cuatro linternas apiladas en el suelo. Probó una y usó el brillante haz de luz para examinar la estancia.

La cámara medía unos nueve metros de largo y lo mismo de ancho; el techo estaba a unos seis. Entonces vio un par de estanques situados a unos tres metros de donde él se encontraba.

Oyó un clic y de pronto la habitación cobró vida con la luz artificial.

Se volvió y vio a Viktor en la caja de conexiones.

Malone apagó la linterna.

– Me gusta inspeccionar las cosas antes de actuar.

– ¿Desde cuándo? -dijo Cassiopeia.

– Echemos un vistazo -propuso él, acercándose a los estanques.

Ambos estaban iluminados por unos focos situados bajo el agua, alimentados a través de los cables del suelo. El de la derecha tenía forma oblonga y sus aguas eran de un tono ambarino. El otro irradiaba una luminiscencia verdosa.

– «Contempla el ojo ambarino» -dijo Malone.

Se acercó al estanque de aguas turbias y se dio cuenta de que éstas brotaban claras y que su color procedía del tinte de las rocas que estaban bajo la superficie. Se agachó y Cassiopeia lo imitó, a su lado. Tocó el agua.

– Caliente, pero no demasiado. Como un jacuzzi. Debe de ser termal. Estas montañas aún están activas.

Cassiopeia se llevó sus dedos mojados a los labios.

– No sabe a nada.

– Mira al fondo.

Observó a Cassiopeia mientras registraba lo que él mismo acababa de atisbar. A unos tres metros por debajo del agua cristalina, grabada en un bloque de piedra, se veía la letra Z.

Entonces se dirigió al estanque verde. Cassiopeia lo siguió. Más agua, clara como el aire, pero coloreada por las rocas. En el fondo, la letra H.

– El medallón -dijo él-. ZH. Vida.

– Parece que éste es el lugar.

Vio que Viktor aún seguía junto a la caja de conexiones, al parecer, poco interesado en su descubrimiento. Pero había algo más. Ahora sabía lo que significaba la última línea del acertijo.

«Atrévete a hallar el refugio remoto.»Malone volvió al estanque de aguas ambarinas.

– Recuerda el medallón y el manuscrito que Ely encontró. Aquel extraño símbolo.

Trazó la forma con el dedo en el suelo de arenisca.

La Traición Veneciana - изображение 13

– No podía determinar qué era. ¿Letras? ¿Dos B unidas a una A? Ahora sé exactamente de qué se trata. Ahí. -Señaló la roca que estaba unos dos metros por debajo de la superficie del estanque-. Mira esa abertura. ¿Te resulta familiar?

Cassiopeia se concentró en lo que él ya había detectado. La abertura tenía la forma de dos B unidas a una A.

– Se parece a ese símbolo.

– «Cuando alcances la cima, contempla el ojo ambarino y atrévete a hallar el refugio remoto.» ¿Sabes lo que significa?

– No, Malone, díganoslo usted.

Él se volvió.

Zovastina estaba de pie, en la entrada.

Stephanie se acurrucó junto a la puerta y escuchó atentamente los sonidos que procedían del otro lado. Oyó el zumbido de un motor eléctrico: arrancó, se paró, golpeó la puerta. Tras un momento de vacilación, el murmullo mecánico empezó de nuevo.

– Está claro -dijo Thorvaldsen-. Los robots están esparciendo la poción antes de estallar e incendiarlo todo.

Ella percibió un olor tan dulzón que mareaba; más intenso en la parte baja de la puerta.

– ¿Fuego griego? -preguntó.

Thorvaldsen asintió.

– Tu descubrimiento -le dijo a Ely.

– Esa chalada pretende freímos a todos -señaló Lyndsey-. Estamos atrapados aquí.

– Díganos algo que no sepamos -murmuró Stephanie.

– ¿Ha matado a alguien con eso? -preguntó Ely.

– No, que yo sepa -contestó Thorvaldsen-. Quizá tengamos el honor de ser los primeros. Aunque Cassiopeia ciertamente lo usó a su favor en Venecia. -El anciano vaciló-. Mató a tres hombres.

Ely parecía desconcertado.

– ¿Por qué?

– Para vengarte.

La amigable cara del joven se contrajo en una mueca de asombro.

– Estaba dolida, furiosa. Cuando descubrió que Zovastina estaba detrás de todo esto, no hubo modo de detenerla.

Stephanie examinó la puerta. Bisagras de acero arriba y abajo. Cerrojos sujetos con sólidas clavijas y ningún destornillador a la vista. Apoyó la mano en la madera.

– ¿Vincenti era el dueño de esta monstruosidad? -le preguntó a Lyndsey.

– Sí. Ella lo mató.

– Por lo que parece, está afianzando su poder -intervino Thorvaldsen.

– Es una loca -dijo Lyndsey-. Aquí están ocurriendo muchas más cosas. Yo podría haberlo tenido todo, el oro y el moro. Él me lo ofreció.

– ¿Vincenti? -quiso saber Stephanie.

Lyndsey asintió.

– ¿Y no lo tiene? -inquirió ella-. Zovastina está en posesión de los ordenadores con los datos, y tiene también sus virus. Incluso leha dicho que sólo hay un antígeno y dónde puede encontrarlo. Usted ya no es de ninguna utilidad para ella.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Traición Veneciana»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Traición Veneciana» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Traición Veneciana»

Обсуждение, отзывы о книге «La Traición Veneciana» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x