Steve Berry - La búsqueda de Carlomagno

Здесь есть возможность читать онлайн «Steve Berry - La búsqueda de Carlomagno» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La búsqueda de Carlomagno: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La búsqueda de Carlomagno»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una civilización desconocida enterrada bajo el hielo de la Antártida esconde un misterio que Carlomagno dejó escrito. Un secreto revelador y de una gran importancia para la humanidad está a punto de ser descubierto…
Cotton Malone intenta descubrir la verdad sobre su padre, que murió en un submarino que se perdió en el Antártida en los años 70. Pronto aparecen otros involucrados en la búsqueda: dos gemelas alemanas y un aliado del presidente de los EE.UU. Pero cada uno de ellos tiene sus propios motivos. Después de investigar pistas en un par de iglesias antiguas en Alemania y Francia descubren pruebas de una civilización desconocida y muy avanzada que vivía en la Antártida antes de que desapareciera cubierta por el hielo.
Una novela trepidante, una búsqueda épica que llevará al lector desde Alemania, hasta Francia, EE.UU. y Antártida.

La búsqueda de Carlomagno — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La búsqueda de Carlomagno», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Vale la pena? -quiso saber él.

Ella se apartó del teléfono, apretando con fuerza el albornoz. Había llamado hacía media hora y le había pedido que fuese a su apartamento. Ramsey acababa de marcharse. Él no sabía por qué acudía siempre que lo llamaba.

– No quiere hacerlo -se excusó ella-. Su genio le puede. No le gusta que lo rechacen.

A Davis se le revolvieron las tripas al imaginarlos juntos, pero siguió escuchando, pues sabía que ella necesitaba aliviar su falsa culpabilidad.

– Hay que denunciarlo.

– No serviría de nada. Es un hombre influyente, Edwin, un hombre que tiene amigos. A nadie le importaría lo que yo tuviera que decir.

– A mí me importa.

Ella lo miró con gesto de preocupación.

– Me ha dicho que no volvería a hacerlo.

– Igual que la última vez.

– Ha sido culpa mía, lo he presionado. No debería haberlo hecho, pero lo he hecho.

Se sentó en el sofá y le indicó que tomara asiento a su lado. Cuando lo hizo, ella apoyó la cabeza en su hombro y a los pocos minutos se quedó dormida.

– Murió seis meses después -contó Davis, con la voz distante.

Stephanie no dijo nada.

– Paro cardíaco. Las autoridades de Bruselas dictaminaron que probablemente fuera genético. -Davis hizo una pausa-. Ramsey había vuelto a pegarle, tres días antes. Sin dejar marcas. Tan sólo unos puñetazos bien dados. -Calló-. Después pedí que me trasladaran.

– ¿Sabía Ramsey lo que sentías por ella?

Davis se encogió de hombros.

– No estoy seguro de lo que sentía, pero dudo mucho que a él le importara. Yo tenía treinta y ocho años e intentaba ascender dentro del Departamento de Estado. Asuntos Exteriores es muy parecido al Ejército: aceptas las cosas como vienen. Pero, como ya dije, con lo de mi falso hermano, me juré que si algún día llegaba a estar en situación de joder a Ramsey, lo haría.

– ¿Qué tiene que ver Ramsey con esto?

Davis echó la cabeza hacia atrás.

El avión se dispuso a aterrizar.

– Todo.

DIECIOCHO

Baviera 22.30 horas

Wilkerson cambió de marcha y redujo la velocidad del Volvo que conducía. La carretera descendía en dirección a un ancho valle alpino que se abría entre más cordilleras majestuosas. La nieve surgió de la oscuridad, barrida del cristal por los limpiaparabrisas. Se encontraba a unos quince kilómetros al norte de Füssen, en los negros bosques bávaros, no muy lejos de Linderhof, uno de los palacios de ensueño del demente rey Luis II.

Tras hacer un stop, se internó por un camino pedregoso que se adentraba más en los árboles, rodeado por una quietud balsámica. La casa apareció ante sus ojos, una construcción típica de la zona: tejado a dos aguas, colores vivos, muros de piedra, mortero y madera. Los verdes postigos de las ventanas de la planta baja estaban cerrados, justo como él los había dejado ese mismo día.

Aparcó y bajó del coche.

La nieve crujió bajo sus zapatos cuando se dirigió a la puerta principal. Una vez dentro encendió un par de lámparas y atizó el fuego de la chimenea. A continuación volvió al coche por las cajas de Füssen, que guardó en un armario de la cocina.

Listo.

Regresó a la puerta delantera y contempló la nevosa noche.

Tendría que informar a Ramsey en breve. Le habían dicho que en el plazo de un mes regresaría a Washington, a la central de los servicios de inteligencia de la Marina, con un puesto administrativo alto. Su nombre figuraría dentro del próximo grupo de oficiales que aspiraran a un ascenso, y Ramsey había prometido que para entonces él se hallaría en situación de garantizar un resultado satisfactorio.

Pero ¿sería así?

Sólo podía albergar esperanzas. Últimamente era como si toda su vida dependiera de otros. Y no le hacía ninguna gracia.

Las brasas se asentaron en el hogar con un siseo. Tenía que coger unos troncos de la leñera que había junto a la casa. Más tarde haría falta un fuego en condiciones.

Abrió la puerta.

Una explosión sacudió la noche.

Instintivamente se protegió la cara de un repentino destello de intensa luz y una brusca bofetada de calor abrasador. Levantó la cabeza y vio el Volvo ardiendo; a medida que las llamas devoraban el metal, del vehículo no quedaba gran cosa salvo los restos incendiados del bastidor.

Vio movimiento en la oscuridad. Dos bultos. Se dirigían hacia él. Armados.

Cerró la puerta.

El cristal de una de las ventanas se hizo añicos y algo cayó en el suelo de madera. Sus ojos se posaron en el objeto: una granada. De factura soviética. Se lanzó hacia la habitación de al lado justo cuando el proyectil estalló. Por lo visto, las paredes de la cabaña eran sólidas: el tabique que separaba ambas estancias dispersó el impacto, pero Wilkerson oyó que el viento se arremolinaba en lo que antes era un acogedor cuarto de estar, señal de que la explosión sin duda había derribado una pared exterior.

Se puso en pie a duras penas y se agazapó.

Se oían voces en el exterior. Dos hombres. Uno a cada lado de la casa.

– Busca el fiambre -dijo uno en alemán.

Oyó que alguien se paseaba por los negros escombros y un haz de luz atravesó la oscuridad. Los atacantes no se esforzaban nada por ocultar su presencia. Recobró el equilibrio apoyándose en la pared.

– ¿Ves algo? -inquirió uno de los hombres.

– Nein.

– Pues sigue.

Wilkerson se preparó para lo peor.

Un hilo de luz cruzó la puerta y de inmediato la linterna apareció en la habitación, seguida de una arma. Esperó a que entrara el hombre, agarró la pistola y descargó el puño contra el mentón del alemán al tiempo que se hacía con el arma.

El hombre se tambaleó hacia adelante sin soltar la linterna. Wilkerson no perdió el tiempo: mientras su agresor recuperaba el equilibrio, le disparó un tiro en el pecho y amartilló el arma cuando un nuevo haz de luz barrió el lugar.

Un objeto negro hendió el aire y se estrelló contra el suelo: otra granada.

Saltó por encima del respaldo de un sofá y se echó el mueble encima justo cuando el artefacto explotó, desatando una lluvia de cascotes. Reventaron más ventanas y otro muro, y el gélido aire nocturno irrumpió en la estancia. El triángulo que formaba el sofá tumbado lo protegió de la explosión, y él pensó que había pasado lo peor hasta que oyó un crujido y una de las vigas del techo se desplomó sobre el sofá.

Por suerte, no lo atrapó.

El de la linterna se acercó.

Durante el ataque, Wilkerson había perdido el arma, de manera que escudriñó la negrura: cuando la vio, salió de su refugio y avanzó hacia ella reptando.

El asaltante entró en la habitación sorteando los escombros.

Una bala rebotó en el suelo justo delante de él.

Wilkerson se ocultó tras otro montón de cascotes cuando otra bala fue en su busca. Se estaba quedando sin opciones. El arma estaba demasiado lejos, el frío viento le resecaba la cara. La linterna dio con él.

«Mierda.» Se maldijo y luego maldijo a Langford Ramsey. Se oyó un disparo.

El haz de luz zangoloteó y sus rayos enloquecieron. Un cuerpo cayó al suelo. Luego se hizo el silencio.

Él se levantó y vislumbró una silueta oscurecida -alta, curvilínea, femenina- en la puerta de la cocina; en sus brazos, una escopeta.

– ¿Te encuentras bien? -preguntó Dorothea Lindauer.

– Buen disparo.

– He visto que estabas en apuros.

Wilkerson se acercó hasta donde estaba Lindauer y la miró a través de la negrura.

– Supongo que esto disipa las dudas que pudieras abrigar acerca de tu almirante Ramsey y sus intenciones, ¿no? -preguntó ella.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La búsqueda de Carlomagno»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La búsqueda de Carlomagno» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La búsqueda de Carlomagno»

Обсуждение, отзывы о книге «La búsqueda de Carlomagno» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x