Steve Berry - La búsqueda de Carlomagno

Здесь есть возможность читать онлайн «Steve Berry - La búsqueda de Carlomagno» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La búsqueda de Carlomagno: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La búsqueda de Carlomagno»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una civilización desconocida enterrada bajo el hielo de la Antártida esconde un misterio que Carlomagno dejó escrito. Un secreto revelador y de una gran importancia para la humanidad está a punto de ser descubierto…
Cotton Malone intenta descubrir la verdad sobre su padre, que murió en un submarino que se perdió en el Antártida en los años 70. Pronto aparecen otros involucrados en la búsqueda: dos gemelas alemanas y un aliado del presidente de los EE.UU. Pero cada uno de ellos tiene sus propios motivos. Después de investigar pistas en un par de iglesias antiguas en Alemania y Francia descubren pruebas de una civilización desconocida y muy avanzada que vivía en la Antártida antes de que desapareciera cubierta por el hielo.
Una novela trepidante, una búsqueda épica que llevará al lector desde Alemania, hasta Francia, EE.UU. y Antártida.

La búsqueda de Carlomagno — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La búsqueda de Carlomagno», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Sabemos qué está haciendo Wilkerson ahora?

– Probablemente decidiendo quién puede resultarle más útil, si nosotros o ellos.

Cuando Ramsey supo que Stephanie Nelle se había hecho con el informe de la comisión de investigación sobre el NR-1A y cuál era su destino final, envió inmediatamente mercenarios al Zugspitze sin informar a Wilkerson de su presencia a propósito. El jefe de la sección de Berlín pensaba que era el único que se hallaba allí, y había recibido instrucciones de vigilar a Malone e informar.

– ¿Ha llamado Wilkerson?

Hovey negó con la cabeza.

– No.

Se oyó el zumbido del intercomunicador y su secretaria le informó de que la Casa Blanca estaba al teléfono. Ramsey despachó a Hovey y lo cogió.

– Tenemos un problema -aseguró Diane McCoy.

– ¿Cómo que «tenemos»?

– Edwin Davis anda desatado.

– ¿Acaso no lo puede frenar el presidente?

– No, si no quiere hacerlo.

– ¿Te da esa impresión?

– He logrado que Daniels hablara con él, pero lo único que ha hecho ha sido escuchar no sé qué perorata de la Antártida, desearle un buen día y colgar.

Él pidió detalles y McCoy le explicó lo que había sucedido. Después Ramsey preguntó:

– ¿El presidente no le ha dado importancia a nuestras preguntas sobre el archivo de Zachary Alexander?

– Por lo visto, no.

– Puede que haga falta aumentar la presión. Precisamente ésa era la razón por la que había enviado a Charlie Smith.

– Davis ha hecho piña con Stephanie Nelle.

– No es una persona de peso.

A Magellan Billet le gustaba pensar que era alguien dentro del espionaje internacional. De ninguna manera. ¿Doce abogaduchos? Por favor. Ninguno valía un carajo. ¿Cotton Malone? Ese había sido otra cosa, pero ahora estaba retirado, lo único que le preocupaba era su padre. A decir verdad, en ese preciso instante estaría cabreado, y nada ofuscaba más que la ira.

– Nelle no será un estorbo.

– Davis fue directo a Atlanta. No es impulsivo.

– Cierto, pero así y todo…

– No conoce el juego, las reglas ni las apuestas.

– Eres consciente de que probablemente haya ido en busca de Zachary Alexander, ¿no?

– ¿Alguna cosa más?

– No metas la pata.

Ella sería la viceconsejera de Seguridad Nacional, pero él no era ningún subalterno al que dar órdenes.

– Lo intentaré.

– También es mi pellejo, no lo olvides. Que tengas un buen día, almirante.

Y colgó.

Aquello iba a ser arriesgado. ¿Cuántos globos podía mantener bajo el agua a la vez? Miró el reloj.

Al menos uno de los globos estallaría en breve.

Echó un vistazo al New York Times del día anterior, que tenía sobre la mesa, y a un artículo de la sección nacional relativo al almirante David Sylvian, cuatro estrellas y vicepresidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor. Treinta y siete años de servicio en el Ejército, cincuenta y nueve años de edad. En la actualidad, hospitalizado tras sufrir un accidente de moto hacía una semana en una carretera helada de Virginia. Era de esperar que saldría de ésa, pero su estado revestía gravedad. La Casa Blanca le deseaba una pronta recuperación al almirante. Sylvian era un defensor de la eficacia y había reescrito por completo los presupuestos y los procedimientos de adjudicación de contratos del Pentágono. Submarinista. Querido. Respetado. Un obstáculo.

Ramsey no sabía cuándo llegaría su momento, pero ahora que era así, estaba preparado. A lo largo de la semana anterior todo había ido encajando. Charlie Smith se ocuparía de todo allí.

Era hora de pensar en Europa. Cogió el teléfono y marcó un número internacional. Al otro lado sonó cuatro veces antes de que lo cogieran.

– ¿Qué tiempo hace? -preguntó.

– Nublado, frío y deprimente.

La respuesta adecuada. Estaba hablando con quien debía.

– Esos paquetes navideños que pedí, me gustaría que los envolvieran bien y los enviaran.

– ¿Servicio urgente o correo normal?

– Urgente. Las vacaciones están a la vuelta de la esquina.

– Si quiere puede tenerlos antes de una hora.

– Estupendo.

Colgó.

Sterling Wilkerson y Cotton Malone pronto estarían muertos.

SEGUNDA PARTE

DIECISÉIS

White Oak, Virginia 17.15 horas

Charlie Smith consultó las diminutas agujas fluorescentes de su reloj de Indiana Jones de coleccionista y acto seguido miró por el parabrisas del Hyundai aparcado. Qué ganas tenía de que llegase la primavera y cambiara el tiempo. Le tenía cierta alergia psicológica al invierno; había comenzado cuando era adolescente, y empeorado cuando vivió en Europa. Había visto un reportaje sobre la enfermedad en el programa de televisión «Inside Edition». Noches largas, poco sol y temperaturas bajas. No podía ser más deprimente.

La entrada principal del hospital aguardaba a treinta metros; el rectángulo de estuco gris tenía tres plantas. En el asiento del acompañante descansaba abierto el expediente, listo para ser consultado, pero su atención volvió a centrarse en el iPhone, en el episodio de «Star Trek» que se había descargado. El capitán Kirk y un alienígena con pinta de lagarto luchaban en un asteroide deshabitado. Había visto tantas veces cada uno de los setenta y nueve episodios originales que por regla general se sabía los diálogos. Y hablando de titis, Uhura estaba cañón. Vio que el lagarto alienígena acorralaba a Kirk, pero apartó la vista de la pantalla justo cuando dos personas abrieron las puertas y se dirigieron hacia un Ford híbrido color café.

Comparó la matrícula con la que figuraba en el expediente: el vehículo pertenecía a la hija y a su marido.

Otro hombre salió del hospital -treinta y tantos, cabello rojizo- y fue hacia un todoterreno Toyota color zinc.

Comprobó la matrícula: el hijo.

Tras él iba una señora mayor: la esposa. Su rostro encajaba con el de la fotografía en blanco y negro del expediente. Qué gusto daba estar preparado.

Kirk echó a correr como un poseso para huir del lagarto, pero Smith sabía que no llegaría muy lejos: se avecinaba el enfrentamiento.

Igual que allí.

La habitación 245 debía de estar ahora vacía.

Smith sabía que el hospital era regional, los dos quirófanos se utilizaban las veinticuatro horas, urgencias recibía ambulancias de al menos otros cuatro condados. Mucha actividad, todo lo cual permitiría a Smith, vestido de celador, moverse a sus anchas.

Salió del coche y entró por la puerta principal.

En admisiones no había nadie. El sabía que el responsable terminaba la jornada a las cinco de la tarde y no volvería hasta las siete de la mañana del día siguiente. Algunas visitas iban hacia el aparcamiento. Las horas de visita finalizaban a las cinco, pero el expediente le había recordado que la mayoría de la gente no se iba hasta casi las seis.

Pasó por delante de los ascensores y continuó caminando por el brillante terrazo hasta llegar al otro extremo de la planta baja y detenerse en la lavandería. Cinco minutos más tarde salía confiado del ascensor de la segunda planta, las suelas de goma de sus Nurse Mates silenciosas en el bruñido embaldosado. Los pasillos que tenía a izquierda y derecha estaban tranquilos, las puertas de las habitaciones ocupadas, cerradas. Justo delante, en el puesto de las enfermeras, había dos mujeres de edad avanzada entretenidas con historias clínicas.

Smith llevaba un montón de sábanas dobladas con esmero. Abajo, en la lavandería, había averiguado que las habitaciones 248 y 250, las más próximas a la 245, necesitaban sábanas limpias.

Las únicas decisiones difíciles que había tenido que tomar ese día fueron qué cargar en su iPhone y qué método emplearía para matar. Por suerte, el ordenador central del hospital le había facilitado el acceso a las historias clínicas de los pacientes. Aunque el traumatismo interno del almirante bastaba para justificar un fallo cardíaco o hepático -sus dos métodos preferidos-, la tensión baja parecía ser la principal preocupación de los médicos. Ya se había prescrito la medicación adecuada para resolver el problema, pero una nota advertía que esperarían a la mañana siguiente antes de administrar la dosis para que el paciente tuviera tiempo de recobrar fuerzas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La búsqueda de Carlomagno»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La búsqueda de Carlomagno» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La búsqueda de Carlomagno»

Обсуждение, отзывы о книге «La búsqueda de Carlomagno» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x