Gianrico Carofiglio - Testigo involuntario

Здесь есть возможность читать онлайн «Gianrico Carofiglio - Testigo involuntario» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Testigo involuntario: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Testigo involuntario»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El pequeño Francesco, de nueve años, es hallado muerto en el fondo de un pozo de la ciudad de Bari. Inmediatamente las investigaciones culpan a un senegalés indocumentado que vende baratijas en la playa. Las pruebas son categóricas. Parece evidente que es el autor del crimen. El juicio será un simple trámite. El acusado, condenado a cadena perpetua. Y caso cerrado. Sin embargo hay alguien dispuesto a demostrar su inocencia. Guido Guerreri, un abogado de mediocre y monótona existencia, asume la defensa del acusado más como un desafío para encauzar su vida y su profesión que como una búsqueda de justicia. Una justicia que podría llegar desde el testigo menos esperado… O que quizá no llegue jamás. Este sorprendente legal thriller a la italiana se atreve a deshacer de un plumazo los convencionalismos del género y consigue mantener en vilo al lector hasta la última página.

Testigo involuntario — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Testigo involuntario», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

En seguida había entrado en acción el segundo estereotipo. La mujer tenía un aspecto aristocrático y no parecía la mujer de un traficante.

Tenía razón. Su compañero no había sido arrestado por droga, sino por el secuestro y el homicidio de un niño de nueve años. Los cargos de la orden eran breves, burocráticos y terroríficos. Abdou Thiam, ciudadano del Senegal, era acusado:

a) del delito seg ú n el art. 605 del C. P. por haber deliberadamente privado de la libertad personal al menor Francesco Rubino induci é ndole a seguirlo con enga ñ o y reteni é ndole a continuaci ó n contra su voluntad.

b) del delito seg ú n el art. 575 del C. P. por haber ocasionado la muerte del menor Francesco Rubino, ejerciendo sobre é l indeterminados actos de violencia y posteriormente ahog á ndolo con modalidades y medios tambi é n indeterminados.

Ambos en el t é rmino de Monopoli del 5 al 7 de agosto de 1999.

c) del delito seg ú n el art. 412 del C. P por haber ocultado - tir á ndolo a un pozo - el cad á ver del menor Francesco Rubino.

En el t é rmino de Polignano, a 7 de agosto de 1999.

Francesco, nueve años, había desaparecido una tarde mientras jugaba a fútbol él solo, en una explanada delante del chalet de los abuelos junto al mar, en una zona de Monopoli en el sur de la provincia.

Dos días después, el cadáver del niño había sido hallado en un pozo, veinte kilómetros más al norte, en los campos de Polignano.

El forense que había efectuado la autopsia no había sido capaz ni de afirmar ni de negar el hecho de que el niño hubiera sufrido abusos sexuales.

Conocía a aquel forense. No habría sido capaz de decir si un niño -ni tampoco un adulto o un anciano- había sido violado aunque hubiera contemplado el estupro.

Las investigaciones se habían orientado desde el principio siguiendo la pista del homicidio de carácter sexual. La pista de la pedofilia.

Cuatro días después del hallazgo del cadáver, los carabineros y el fiscal habían contado triunfalmente en una rueda de prensa que el caso había sido resuelto.

El culpable era Abdou Thiam, vendedor ambulante senegalés de treinta y un años. Estaba en Italia con permiso regular de residencia y tenía algún precedente nimio por delitos relacionados con marcas falsificadas. En concreto: además de la mercancía normal, vendía falsas Vuitton, falsas Hogan, falsos Cartier. En verano en las playas, en invierno en los mercados y por las calles.

Las pruebas que le acusaban eran demoledoras, según los investigadores. Numerosos testigos habían dicho que lo habían visto hablar, en varias ocasiones y también durante mucho tiempo, en la playa con el pequeño Francesco. El responsable de un bar, al lado de la casa de los abuelos del niño, había visto a Abdou caminar, sin su habitual saco de mercancías más o menos falsificadas, pocos minutos antes de la desaparición del niño.

El senegalés que compartía la casa con Abdou, interrogado por los carabineros, había contado que en aquellos días -no había sido capaz de decir con precisión en qu é día- el sospechoso había llevado a lavar el coche. Por lo que recordaba, era la primera vez que aquello ocurría. Obviamente, esto fue considerado un elemento útil para la acusación: el sospechoso había lavado el coche para eliminar cualquier huella posible, es decir, para eludir las investigaciones.

Otro senegalés, también vendedor ambulante, había dicho que el día de la desaparición del niño, Abdou no había sido visto en la playa habitual. También esto fue considerado -precisamente- como un dato incriminatorio.

Abdou fue interrogado por el fiscal y cayó en numerosas y graves contradicciones. Al final del interrogatorio fue detenido por secuestro y homicidio. No le acusaron de violencia carnal porque no había pruebas de que el niño hubiera sido violado.

Los carabineros habían registrado su habitación y habían encontrado libros para niños, todos en versión original. Las novelas de Harry Potter, El peque ñ o pr í ncipe, Pinocho, El doctor Dolittle y algunos más. En especial, junto a los libros, encontraron y confiscaron una fotografía del niño en la playa, en bañador.

Los libros y la foto eran considerados, en el informe que la mujer me había entregado por encima del escritorio, «significativos elementos de integración del cuadro indiciario».

Cuando levanté la mirada hacia la mujer -se llamaba Abagiage Deheba- ella empezó a hablar.

Abdou, en su país -Senegal-, era maestro y ganaba el equivalente de unas doscientas mil liras al mes. Vendiendo las bolsas, los zapatos y las carteras ganaba diez veces más. Hablaba tres lenguas, quería estudiar psicología y deseaba quedarse en Italia.

Ella era agrónoma, oriunda de Assuan. Nubia. Egipto, en la frontera con Sudán.

Estaba en Bari desde hacía casi un año y medio y estaba terminando un curso de especialización en gestión del suelo y de los recursos de regadío. Al regresar a su país se iba a ocupar, por cuenta del gobierno, de llevar el agua al desierto del Sahara para transformar las dunas en campos de cultivo.

Pregunté qué tenía que ver Bari con el riego del desierto.

En Bari -me explicó- había un instituto superior de investigación y de formación agronómica. Centre International de Hautes É tudes Agronomiques M é diterran é ennes, se llamaba, y acudía gente de todos los países en vías de desarrollo del Mediterráneo para especializarse. Libaneses, tunecinos, marroquíes, malteses, jordanos, sirios, turcos, egipcios, palestinos. Vivían todos en el colegio mayor junto al instituto, estudiaban todo el día y de noche deambulaban por la ciudad.

Había conocido a Abdou en un concierto. En un local de la ciudad vieja -pronunció un nombre que no conocía- donde se encontraban por la noche griegos, negros, asiáticos, norteafricanos y también algún italiano.

Era un concierto wolof, la música tradicional del Senegal, y Abdou tocaba la percusión con otros compatriotas suyos.

Se detuvo algunos segundos, mirando hacia algún lado fuera de la habitación, fuera de mi despacho. Fuera.

Luego retomó la conversación y me di cuenta de que no estaba hablando conmigo.

Abdou era maestro, dijo sin mirarme.

Era maestro aunque ahora vendiera bolsas. Él amaba a los niños y no era capaz de hacerle daño a uno.

No era capaz de hacer daño a nadie.

Fue al llegar aquí cuando la voz controlada de Abagiage Deheba se resquebrajó. Su cara de princesa nubia se contrajo tras el esfuerzo por no llorar.

Lo consiguió, pero permaneció en silencio durante un minuto muy largo.

Después del arresto habían acudido a otro abogado, y nombró a uno al que yo conocía demasiado bien. Una vez, charlando, se había jactado de que declaraba dieciocho millones de impuestos al año.

De millones había pedido diez sólo para el recurso de solicitud de la libertad condicional. Los amigos de Abdou habían hecho una colecta y habían recogido casi toda la suma requerida. Mi colega -digámoslo así- se había conformado y se había embolsado el dinero. Por anticipado y en efectivo. Obviamente sin ninguna factura.

El recurso había salido mal. Para el recurso de casación hacían falta veinte millones. No tenían los veinte millones y Abdou se había quedado en la cárcel.

Ahora que se acercaba el juicio habían decidido venir a verme. Un joven de la comunidad senegalesa me conocía -la mujer pronunció un nombre del que no me acordaba en absoluto-, sabían que era alguien que no se preocupaba por el dinero y, de momento, podían entregarme dos millones, que era lo que habían logrado recoger.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Testigo involuntario»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Testigo involuntario» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Testigo involuntario»

Обсуждение, отзывы о книге «Testigo involuntario» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x