Yrsa Sigurðardóttir - Ceniza

Здесь есть возможность читать онлайн «Yrsa Sigurðardóttir - Ceniza» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Ceniza: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Ceniza»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La violenta erupción de un volcán en Islandia obliga a desalojar una pequeña isla. Las cenizas y la lava sepultan una población. Sus habitantes se ven en la necesidad de iniciar una nueva vida en duras condiciones, y muchos abandonan la isla.
Treinta años después aquel trauma parece superado, pero el proyecto Pompeya del Norte decide desenterrar algunas de las viviendas. En las excavaciones de una de las casas, junto a objetos y utensilios cotidianos, se realiza un hallazgo sorprendente: cuatro cadáveres habían quedado ocultos por las cenizas todo ese tiempo sin que nadie sospechara de su existencia. Una abogada se ve forzada a investigar qué había ocurrido realmente con aquellos cuerpos y cómo habían llegado allí. La evidencia de un antiguo crimen hará aflorar una sórdida historia de violencia que parece no haber finalizado todavía, estremeciendo la aparentemente tranquila vida de un pueblo de pescadores.

Ceniza — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Ceniza», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Bella parecía no prestar atención a lo que decía Þóra.

– ¿Recuerdas el cementerio por el que pasamos? -preguntó de repente-. El que tiene un arco en la entrada.

– Sí -respondió Þóra, que no veía la relación. ¿Quería ir a dar un paseo por el cementerio?

– A lo mejor, los cuerpos son de allí, ¿no? -dijo Bella-. Que los parientes o quien sea hayan intentado rescatar los cadáveres para que no desaparecieran en la erupción. El cementerio fue cubierto por la ceniza y más tarde lo desenterraron. ¿Puede ser que quienes hicieron la excavación no se dieran cuenta de que había pasado eso?

Þóra miró confundida a su secretaria.

– ¿Desenterrar unos cadáveres solo para meterlos en el sótano de una casa que iba a sufrir el mismo destino que el cementerio? Lo dudo mucho, pero que mucho.

Bella se encogió de hombros.

– A lo mejor era una sola persona quien tenía que hacerlo todo o no consiguió volver a sacar de ahí los cuerpos para llevárselos.

Þóra pensó cuál sería la mejor manera de poner punto final a aquellas especulaciones tan peregrinas, pero de momento no se le ocurrió nada.

– ¿No deberíamos irnos yendo? -se contentó con decir-. Tengo que acostarme temprano para ponernos a trabajar mañana temprano.

Bella miró su reloj y luego a Þóra, extrañada.

– ¿Estás bromeando? Yo no me he ido a la cama tan temprano desde que tenía tres años.

Las mejillas de Þóra se ruborizaron.

– No estoy hablando de dormir. Tengo que telefonear a mis hijos antes de que se haga más tarde.

Bella se encogió de hombros.

– Pues hazlo -volvió a mirar alrededor como buscando algo-. Yo voy a dar una vuelta por ahí a ver si encuentro algún bar, o mejor, varios.

Þóra pensó que era una idea absurda, pero sabía bien que carecía de toda autoridad sobre el tiempo libre de sus empleados.

– No hagas ninguna tontería -le dijo con alegría artificial en la voz-. Creo que iré a ver a los arqueólogos encargados de la excavación, y luego tenemos que ir al archivo. Y nunca se puede saber con qué nos podemos encontrar. Eso nos tendrá bastante ocupadas.

– No te preocupes por mí -dijo Bella, y se marchó en dirección contraria del hotel-. Seguramente no seré yo quien se levante tarde.

Þóra procuró que el comentario de Bella no la afectase. De la secretaria podían decirse muchas cosas, pero solía aparecer a trabajar a su hora. En cambio, Þóra se retrasaba con frecuencia porque era difícil salir de casa, y sacar a sus hijos de la cama, una mañana sí y otra también. Aunque la situación no era especialmente buena cuando solo tenía en casa a sus propios hijos, era mucho peor aún cuando se añadían la nuera y el nieto.

– Cuando estés por ahí de copas, no olvides que eso no entra en las dietas -le gritó Þóra a la secretaria-. El contable se negará a aceptar los recibos -no había hecho más que pronunciar esas palabras cuando las lamentó. ¿Habría podido escoger una réplica más ridícula?

Bella no se volvió, sino que siguió caminando, levantó una mano y le envió a Þóra una buena higa.

Capítulo 10

Lunes, 16 de julio de 2007

Þóra se cabreó al comprobar que Bella, efectivamente, había llegado antes que ella a desayunar. La secretaria acababa de instalarse junto a una ventana, y la mesa que tenía delante estaba rebosante de platos de todo lo que dicen que se come en los banquetes. Tenía tal cara de satisfacción que por un momento Þóra pensó sentarse en otro sitio. Al final se tragó el orgullo, fue a la mesa y se sentó delante de Bella.

– Bueno -dijo, cogiendo la jarra del café-, ¿te lo pasaste bien anoche?

Ella había subido directamente a su habitación y había llamado a su casa, pues sus padres se habían ido a casa de Þóra para ocuparse de los niños durante su ausencia. Eso representaba para sus padres un trastorno menor que llevarse toda la tropa a su casa, porque además esos días estaban también Orri y su madre. El padre de Þóra estaba en su elemento, se dedicó a hacer habitable el garaje, una idea que llevaba arrastrando mucho tiempo; pero su madre no estaba igual de feliz. Según ella, Þóra lo tenía todo patas arriba, el filtro de la lavadora estaba a punto de atascarse, en los armarios reinaba tal desorden que se le venía encima un auténtico tsunami cada vez que los abría para buscar alguna prenda para Sóley, y en el fondo del frigorífico apareció un frasco de mermelada que había caducado el siglo pasado. Así que Þóra tuvo que escuchar media hora de explicaciones sobre lo pésima ama de casa que era, cosa que ya sabía ella perfectamente sin necesidad de que se lo confirmara su madre. Al final había podido hablar con Sóley, que le dijo tan contenta que llevaba puestos unos calcetines enormes de Gylfi porque la abuela no había podido encontrar los suyos. Luego se puso Gylfi, que le dijo en voz baja que tenía que volver a casa: la abuela le estaba volviendo loco y deprimiendo a Sigga. Þóra le pidió que pensara solo en las cosas buenas y luego le dijo que también ella estaba empezando a contagiarse de la tristeza de su nuera. Después de la conversación encendió la televisión y estuvo zapeando por los canales sin encontrar nada que le apeteciera, como de costumbre. Terminó mirando a unos hombres con gafas de sol jugando al póquer, y se durmió sin llegar a entender del todo en qué consistía el juego.

– De miedo -dijo Bella cogiendo una gran rebanada de pan con mermelada. Naturalmente, había tal cantidad de mermelada que parecía más bien mermelada con pan, de modo que una esquina del pan se dobló por el peso y un pegote de mermelada de color violeta oscuro aterrizó en su mejilla. No por eso se cortó lo más mínimo, se lo quitó con el dedo índice y se lo chupó-. Conocí a un montón de gente estupenda.

– Qué bien -dijo Þóra echándose leche en el café-. ¿Era gente de tu edad?

– No les pedí el carnet de identidad -respondió Bella dispuesta a tomar un sorbo de café. Miró a Þóra desde su taza de café y frunció el ceño-. Me acosté con un hombre.

Þóra se atragantó con el café.

– ¿Cómo dices? -dijo entre toses.

– Ya sabes a lo que me refiero -dijo Bella triunfante-. Fue estupendo. Es obvio que los marineros son especiales.

– ¿Los marineros? -dijo Þóra, aún aturdida-. ¿Eran más de uno?

¿Cómo podía esa chica ser capaz de encontrar un compañero de cama, o varios, como si tal cosa, mientras que Þóra lo tendría difícil para encontrar un hombre interesado en una prisión masculina? En realidad no era realmente así, lo más habitual era que le faltara interés a ella más que a los hombres que conocía. De todos modos, aquello la puso de los nervios.

– No, fue uno solo -dijo Bella-. Pero si es por eso…, podría haberme llevado a dos perfectamente.

Þóra se quedó sin nada que decir y estuvo en silencio el resto del desayuno. En realidad no importó en absoluto, porque Bella no dejó la lengua quieta explicando todo lo sucedido esa noche, de modo que Þóra no habría podido meter baza aunque hubiera querido.

Dís escondió la cabeza en las manos.

– ¿Qué vamos a hacer ahora?

Aún no se había recuperado de haberse encontrado a Alda muerta. La primera noche, nada más encontrar el cuerpo, se había metido en la cama, exhausta de cansancio e incapaz de conciliar el sueño. No hacía más que darle vueltas a cómo era posible que ni ella ni su socio Ágúst se hubieran dado la más mínima cuenta de que su enfermera se encontraba mal. Toda la relación entre ellos, por lo que podía recordar, giraba en torno al trabajo, las próximas intervenciones o el estado de su pequeño almacén. Así que Dís no podía encontrar nada que anunciara algo como lo sucedido; en todo caso, no eran indicios significativos. Justo antes de que el sueño se apiadara de ella en las primeras horas de la madrugada, se había dicho que el tiempo curaba todas las heridas. Pero se tardaba más en recuperarse de una herida psicológica que de una enfermedad física. Por lo menos, no sería demasiado fácil acostumbrarse a la desaparición de Alda con el paso del tiempo. Si acaso, Dís se sentía peor que el día en que encontró a la enfermera. No se le iba de la memoria lo sucedido; tras informar de la defunción, se quedó en el dormitorio a esperar. Estuvo pensando si no sería más prudente esperar abajo, en el salón, o en la cocina, o incluso fuera, en el coche, pero en aquellos instantes le pareció un desprecio a la difunta, de modo que se sentó junto al pequeño tocador que había enfrente de la cama. Transcurrieron apenas diez minutos desde que llamó al teléfono de emergencias hasta que apareció la ambulancia, pero aquellos diez minutos fueron los más largos de su vida. Casi todo el tiempo estuvo rígida en la silla mirando el cuerpo de Alda, que tenía los ojos fijos clavados en el quicio de la puerta, como si allí pudiera encontrarse la gran verdad, y la boca exageradamente abierta, que parecía agarrotada en su agonía. A juzgar por los objetos que había en la mesilla de noche, se trataba de un suicidio; pero el cadáver indicaba otra cosa. Dís no tenía conocimientos suficientes de patología o medicina legal para saber el aspecto que tenían las personas fallecidas como resultado de una sobredosis de los medicamentos que había al lado de la cama, pero si esas pastillas habían sido la causa del óbito de Alda, estaba claro que no había preparado la combinación lo suficientemente bien. Tenía las manos crispadas y Dís se dio cuenta de que sus mejillas, siempre perfectamente tersas, estaban arañadas hasta sangrar, tan profundamente que la sangre había llegado a formar un charquito oscuro sobre el que reposaba su rostro.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Ceniza»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Ceniza» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Yrsa Sigurðardóttir - I Remember You
Yrsa Sigurðardóttir
Yrsa Sigurðardóttir - The Silence of the Sea
Yrsa Sigurðardóttir
Yrsa Sigurðardóttir - Het laatste ritueel
Yrsa Sigurðardóttir
Yrsa Sigurdardóttir - The Day Is Dark
Yrsa Sigurdardóttir
Yrsa Sigurdardottir - Ashes To Dust
Yrsa Sigurdardottir
Yrsa Sigurdardottir - Last Rituals
Yrsa Sigurdardottir
Yrsa Sigurðardóttir - Ladrón De Almas
Yrsa Sigurðardóttir
Yrsa Sigurðardóttir - El Último Ritual
Yrsa Sigurðardóttir
libcat.ru: книга без обложки
Yrsa Sigurðardóttir
Yrsa Sigurdardóttir - My Soul to Take
Yrsa Sigurdardóttir
libcat.ru: книга без обложки
Yrsa Sigurðardóttir
Fríða Á. Sigurðardóttir - Ninas Geschichte
Fríða Á. Sigurðardóttir
Отзывы о книге «Ceniza»

Обсуждение, отзывы о книге «Ceniza» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x