P. Cast - Diosa Por Elección

Здесь есть возможность читать онлайн «P. Cast - Diosa Por Elección» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Diosa Por Elección: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Diosa Por Elección»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Por fin, Shannon Parker se había reconciliado con la vida en el mundo mítico de Partholon. Amaba a su marido centauro y se había acostumbrado a su conexión con la diosa Epona y los beneficios que conllevaban ambas cosas. Casi había olvidado su antigua vida en la Tierra… sobre todo, cuando descubrió que estaba embarazada…
Pero entonces una súbita explosión de poder la envió de vuelta a Oklahoma. Sin la magia, Shannon no podía regresar a Partholon, así que tendría que buscar ayuda. El problema era que esa ayuda tomó la forma de un hombre tan tentador como su marido. Y, durante el camino, Shannon descubriría que ser una diosa por error era mucho más fácil que ser una diosa por elección…

Diosa Por Elección — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Diosa Por Elección», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Te veo -susurró él.

– Epona nunca me viste adecuadamente -dije yo.

– Y yo le doy las gracias por ello.

Sonreí suavemente y le dije lo que mi diosa estaba transmitiéndome.

– Y Epona va a asegurarse de que vuelva a casa.

– ¡Cuándo! -exclamó angustiado.

– Yo… no lo sé.

– Tienes que volver. La ausencia de la Amada de Epona ha pasado una terrible factura a nuestro mundo.

– ¡No! -grité-. No me he ido para siempre. Diles a las gentes que Epona no los va a abandonar.

– ¿Cuándo? -repitió él.

– Ha ocurrido algo en mi antiguo mundo -dije-. Nuada me ha seguido hasta aquí.

Él entrecerró los ojos. Era demasiado sabio como para cuestionar el hecho de que, de alguna manera, nuestro enemigo hubiera sido reanimado.

– ¡Tu diosa no permitirá que esa criatura te haga daño!

– ¡No! No estoy preocupada por mí misma. Él va a atacar a la gente a la que quiero. Creo que sé cómo puedo volver a Partholon, pero tienes que entender que no puedo marcharme de aquí hasta que sepa que la gente a la que dejo atrás está segura.

Su preciosa cara se ensombreció, y noté que había tensión en sus palabras cuando volvió a hablar.

– He visto al hombre del claro. El hombre que tenía mi cara.

– Sí.

– ¿Es mi reflejo en tu mundo?

– Sí.

– Entonces, estás protegida, a salvo -dijo entre dientes.

– Sí -repetí yo, sintiéndome desleal, inepta y muy, muy culpable.

Él siguió mirándome fijamente a los ojos.

– ¿Está bien nuestra hija?

Yo sonreí.

– Todavía me hace sentir muchas náuseas.

– Entonces, está bien.

Alzó una mano hacia mí, y me rogó:

– Vuelve conmigo, Shannon.

– Lo haré, mi amor -respondí, y noté que se me iba a escapar un sollozo de la garganta mientras mi cuerpo comenzaba a ascender de nuevo-. Dile a Alanna que no pierda la esperanza… -mi voz se desvaneció y se evaporó en la noche.

El túnel de llamas se abrió ante mí, y me preparé para el viaje de vuelta, aunque no pude evitar emitir el grito de mi alma aterrorizada…

Y me encontré de nuevo en el asiento del Hummer.

– ¡Shannon! -Clint me estaba zarandeando por el hombro. Su expresión era de pánico-. ¡Dios mío, Shannon! ¿Estás despierta ahora?

– Estoy… estoy bien -balbuceé. Sentía la horrible desorientación de moverse entre dos mundos.

– Primero gritaste mucho, y después te quedaste inmóvil -me dijo él, que estaba muy pálido-. No respirabas apenas.

– Ha sido el Sueño Mágico. Es una visión que Epona me envía a veces, en sueños -dije, como si estuviera explicándole algo lógico.

– ¡Maldita sea, Shannon! ¡El Sueño Mágico! ¿De qué demonios…?

– ¡Para! -le grité.

– ¿Qué?

– ¡Que pares el coche! ¡Voy a…!

No pude terminar. Con una sola mirada a mi cara verdosa, Clint debió de darse cuenta de lo que ocurría. Frenó suavemente y yo tuve tiempo de abrir la puerta y saltar a la nieve. A dos pasos del vehículo comencé a vomitar.

Me sentía como si fuera a morirme. Odio vomitar.

– Tranquila, tranquila -me dijo él, y me agarró por la cintura para que no me cayera hacia delante.

Cuando terminé, Clint me entregó un puñado de pañuelos de papel.

– Gracias… -susurré.

Después me limpié la boca y la nariz.

– De nada, mi niña -dijo él, mientras me llevaba de vuelta al Hummer.

– ¡No! -exclamé-. Necesito un poco de aire fresco. Me voy a quedar aquí un momento.

– No mucho tiempo -dijo él-. Hace demasiado frío y te mojarías.

Asentí y me concentré en respirar con normalidad.

– ¿Puedes mantenerte en pie? -me preguntó.

– Sí -respondí con un hilo de voz.

– Ahora mismo vuelvo.

Clint me soltó la cintura y se dirigió hacia la parte trasera del coche.

Aquello significaba que el bebé estaba bien. El bebé estaba bien. El bebé estaba bien.

Era una frase que se repitió en mi mente como una letanía.

– Aclárate la boca y bebe un poco -me dijo Clint, y me entregó una de las botellas de agua que habíamos empaquetado con la comida. Estaba muy fría, y me quitó el mal sabor de boca.

– ¿Mejor?

– Sí, muchas gracias. Sólo necesito quedarme aquí un minuto.

Esperamos juntos unos instantes, bajo la nieve, hasta que Clint decidió que me había recuperado lo suficiente y me guió hacia el coche. Cuando estábamos de nuevo en marcha, él me miró y me preguntó:

– ¿Esas visiones siempre te afectan tan violentamente?

– No siempre -dije yo.

– ¿Y adónde te ha llevado tu diosa?

– A casa. A Partholon.

– Ah. ¿Y qué te mostró?

– Mi templo no está bien en mi ausencia. La gente… bueno, no quiero parecer una engreída, pero necesitan a la Amada de Epona.

Clint asintió como si estuviera intentando entenderme. Con los ojos fijos en la carretera, me preguntó:

– ¿Has visto a… ClanFintan?

– Lo he visto y he hablado con él. Le dije que volvería en cuanto nosotros consiguiéramos resolver el problema de Nuada.

– ¿Nosotros?

– ClanFintan también te vio en el claro. Tiene la certeza de que tú te ocuparás de que no me ocurra nada malo.

– Está en lo correcto.

– Te lo agradece.

– ¿Y tú?

– ¿Yo qué?

– ¿Agradeces tú el hecho de que yo prefiera morir antes de permitir que te ocurra algo malo?

– Sí -le respondí con franqueza. Sin embargo, antes de que él pudiera seguir haciéndome preguntas, cambié de tema-: ¿Dónde estamos?

Clint me miró como si quisiera decirme que estaba al tanto de mis tácticas, pero no me presionó.

– Faltan unos diez minutos para la salida de Broken Arrow. ¿Adónde voy desde allí?

– Mi padre vive a unos quince kilómetros al este de la salida de Kenosha -le informé. Después me miré y suspiré por aquella ropa rara que además tenía manchas de vómito y estaba húmeda-. Demonios, no quisiera aparecer así.

– Antes estaba bromeando pero ahora hablo en serio: ¿hay algún Wal-Mart cerca?

– Sí, pero… ¿crees que estará abierto con esta nevada?

– ¿Wal-Mart? -preguntó Clint con una carcajada-. Ni siquiera cerraría por una guerra nuclear.

– Entonces, debemos pasar la salida de Kenosha y llegar a la de la calle ciento cuarenta y cinco. Hay un Wal-Mart a un kilómetro de la carretera. Podemos comprar algo de ropa y volver a Kenosha. Llegaremos a casa a la hora de la cena -dije, aunque el hecho de pensar en comer me produjo náuseas otra vez.

– Tus deseos son órdenes para mí -me dijo con una mirada irónica-. Tú eres la diosa aquí.

Yo le devolví una sonrisa tirante. El problema se trataba de que yo no era la diosa de verdad.

La salida del Wal-Mart estaba tan desierta como el resto de la carretera, aunque cuando llegamos al aparcamiento de los grandes almacenes, nos encontramos un gran número de coches. Había una vieja pickup Ford intentando dar marcha atrás porque no había conseguido meterse en el sitio al que había tratado de deslizarse, y un Impala girando los neumáticos inútilmente, atascado en la nieve, bloqueando la parte delantera de la tienda. Por supuesto, aquel gran Wal-Mart tenía muchas puertas, así que nadie había entrado en estado de pánico.

Clint rodeó con facilidad al coche atascado y yo vi que había varios hombres poniéndoles cadenas a las ruedas para intentar ayudar al conductor.

Clint aparcó y me ayudó a bajar del Hummer. Nos acercamos a la entrada de los grandes almacenes, donde un operario estaba intentando apartar la nieve con una pala y varios sacos de sal. Había bastante gente entrando en el edificio, y yo me encaminé hacia las puertas de cristal cuando una risa musical llamó mi atención. Me resultaba muy familiar. Al ver a una pareja que salía de la tienda, me quedé inmóvil. Nosotros íbamos tomados del brazo, así que Clint se tropezó y se detuvo repentinamente a mi lado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Diosa Por Elección»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Diosa Por Elección» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Diosa Por Elección»

Обсуждение, отзывы о книге «Diosa Por Elección» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x