Michael Crichton - Latitudes Piratas

Здесь есть возможность читать онлайн «Michael Crichton - Latitudes Piratas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Latitudes Piratas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Latitudes Piratas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Jamaica, en el año 1665, es una pequeña colonia británica rodeada de territorios españoles y franceses. El Caribe es el gran escenario de las batallas y las luchas entre estos colonizadores. Entre ellos, los corsarios atacan, roban, raptan y matan para hacerse con los tesoros ajenos. Por lo tanto, cuando el gobernador inglés de la isla se entera de la proximidad de un galeón español cargado de riquezas, encarga al corsario Charles Hunter y a sus bucaneros que asalten el barco. Será una difícil y temeraria aventura, pues el comandante de El Trinidad es el sanguinario comandante Cazalla, el favorito del rey español Felipe IV. Esta novela es una espléndida recreación de la vida de la época en Port Royal, aquella ciudad peligrosa, capital de Jamaica, poblada de burdeles, tabernas y de hombres sin ley. En una demostración de su gran talento, Michael Crichton narra la acción trepidante en tierra y mar: raptos y traiciones, huracanes y sorprendentes abordajes.

Latitudes Piratas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Latitudes Piratas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No deberíais vestiros así, con tantos hombres rondando por aquí.

– Hacía demasiado calor para dormir -dijo ella-. Además, me sentía inquieta. Lo que he presenciado hoy… -Se le quebró la voz.

– ¿Os ha angustiado?

– No había visto cometer tal brutalidad ni a un monarca. Ni siquiera Carlos es tan despiadado, tan arbitrario.

– Carlos tiene otras cosas en la cabeza. Sus placeres.

– No queréis entenderme deliberadamente. -Incluso en la penumbra, los ojos de la mujer brillaban con una especie de rabia.

– Señora -dijo Hunter-. En esta sociedad…

– ¿Sociedad? ¿A esto le llamáis… -hizo un gesto con la mano abarcando el barco y a los hombres dormidos en cubierta-… le llamáis sociedad?

– Por supuesto. Siempre que hay hombres conviviendo, existen reglas de conducta. Las de estos hombres tal vez sean distintas de las de la corte de Carlos, o de Luis, o las de la colonia de Massachusetts, sin ir más lejos, donde nací yo. Pero siempre hay reglas que deben respetarse, y castigos cuando se violan.

– Estáis hecho todo un filósofo. -Su voz en la oscuridad sonaba sarcástica.

– Hablo de lo que conozco. En la corte de Carlos, ¿qué os habría sucedido si os hubierais negado a hacer una reverencia al monarca?

Ella soltó una risita burlona viendo el derrotero que tomaba la conversación.

– Aquí sucede lo mismo -dijo Hunter-. Estos hombres son fieros y violentos. Si yo estoy al mando, ellos deben obedecerme. Si van a obedecerme, tienen que respetarme. Si deben respetarme, tienen que reconocer mi autoridad, que es absoluta.

– Habláis como un rey.

– Un capitán es un rey, para su tripulación.

Ella se le acercó.

– ¿Y también os concedéis algún placer, como hace un rey?

El solo tuvo un momento para reflexionar antes de que ella lo rodeara con sus brazos y le besara en la boca, con intensidad. Él le devolvió el beso. Cuando se separaron, ella dijo:

– Estoy aterrada. Es todo tan extraño para mí.

– Señora -dijo Hunter-. Es mi obligación devolveros sana y salva a vuestro tío y amigo mío, el gobernador sir James Almont.

– No es necesario ser tan pomposo. ¿Sois puritano?

– Solo por nacimiento -dijo él y la besó otra vez.

– Tal vez os vea más tarde -comentó ella.

– Tal vez.

La mujer volvió abajo, pero antes le lanzó una última mirada en la oscuridad. Hunter se apoyó en uno de los cañones y observó cómo se marchaba.

– Impetuosa, ¿verdad?

Se volvió. Era Enders sonriendo.

– A algunas mujeres de buena familia les basta con cruzar la línea para perder la cabeza.

– Eso parece -dijo Hunter.

Enders miró la hilera de cañones, y dio un manotazo a uno de ellos con la palma de la mano. Resonó.

– Es desesperante -se lamentó-. Tantas armas y no podemos utilizarlas por falta de hombres.

– Id a dormir un rato -dijo Hunter bruscamente, y se marchó.

Pero lo que había dicho Enders era cierto. Mientras seguía paseando por las cubiertas, Hunter se olvidó de la mujer y sus pensamientos volvieron a los cañones. Una parte de su cerebro, inquieta, no cesaba de darle vueltas al problema, una y otra vez, buscando una solución. Estaba convencido de que había alguna manera de utilizar aquel armamento. Algo que había olvidado, algo que sabía desde hacía tiempo.

Era evidente que la mujer lo consideraba un bárbaro, o peor, un puritano. Sonrió en la oscuridad solo de pensarlo. De hecho, Hunter era un hombre educado. Había recibido lecciones en todos los campos principales del saber, tal como se definían desde la época medieval. Conocía historia clásica, latín y griego, filosofía natural, religión y música. Aunque en aquella época, nada de eso había despertado su interés.

Ya en su juventud le atraía más el conocimiento empírico y práctico que la opinión de unos pensadores que llevaban mucho tiempo muertos. Todos los colegiales sabían que el mundo era mucho mayor de lo que Aristóteles podía haber soñado. El mismo Hunter, sin ir más lejos, había nacido en una tierra que los griegos ni siquiera sabían que existía.

Sin embargo, en ese momento, ciertos elementos de esa formación clásica le rondaban la cabeza. No dejaba de pensar en Grecia, algo sobre Grecia o sobre los griegos, pero no sabía qué ni por qué.

Entonces recordó la pintura al óleo colgada en el camarote de Cazalla, a bordo del navio de guerra español. En aquel momento Hunter apenas se había fijado en ella. Y tampoco la recordaba claramente. Pero había algo en la presencia de un cuadro a bordo de un barco que lo intrigaba. Por algún motivo, era importante.

¿Qué importancia podía tener? No sabía nada de pintura; consideraba que era un arte menor, útil únicamente como elemento decorativo, interesante solo para algunos aristócratas vanidosos y ricos dispuestos a pagar para hacerse un retrato halagador. Además, Hunter estaba convencido de que los pintores eran personas vulgares que vagabundeaban como gitanos de un país a otro en busca de un mecenas que patrocinara su trabajo. No tenían hogar ni raíces, eran hombres frivolos que no sentían ningún apego fuerte y sólido por su tierra natal. Hunter, a pesar de que sus padres habían emigrado de Inglaterra a Massachusetts, se consideraba totalmente inglés y un protestante apasionado. Estaba en guerra contra un enemigo español y católico y no comprendía que alguien no fuera tan patriótico como él. Preocuparse solo de la pintura le parecía un empeño absolutamente vacuo.

Y, sin embargo, los pintores seguían vagabundeando. Había franceses en Londres, griegos en España e italianos por todas partes. Incluso en tiempos de guerra, los pintores se movían libremente, sobre todo los italianos. Abundaban los italianos.

¿Por qué le importaba?

Siguió andando por el barco a oscuras, yendo de cañón en cañón. Tocó uno de ellos. En la culata tenía grabado un lema.

SEMPER VINCIT

Aquellas palabras se burlaban de él. No siempre, pensó. Sin hombres para cargar, apuntar y disparar, no. Tocó las letras, pasando los dedos sobre la inscripción, sintiendo la suave curva de la S, las líneas bien definidas de la E.

SEMPER VINCIT

Había mucha fuerza en la concisión del latín: dos breves palabras, duras, marciales. Los italianos habían perdido esta cualidad; los italianos eran blandos y ceremoniosos, y su lengua había cambiado para reflejar esa blandura. Había pasado mucho tiempo desde que César había dicho secamente: Veni, vidi, vici.

VINCIT

Esa palabra parecía sugerirle algo. Miró las líneas nítidas de aquellas letras y, de repente, en su mente aparecieron otras líneas, líneas y ángulos, y volvió a los griegos y a la geometría euclidiana, aquella que tan mal se lo había hecho pasar de niño. No había logrado entender nunca por qué era importante que dos ángulos fueran iguales a otro o que la intersección de dos líneas estuviera en un punto o en otro. ¿Qué diferencia había?

Recordó la pintura de Cazalla, una obra de arte en un navio de guerra, fuera de lugar, completamente inútil. Ese era el defecto del arte: no era práctico. Con el arte no se vencía a nadie.

VINCIT

Vence. Hunter sonrió por la ironía de aquel lema, inscrito en un cañón que no serviría para vencer absolutamente a nadie. Aquella arma, para él, era tan inútil como el cuadro para Cazalla. Inútil como los postulados de Euclides. Se frotó los ojos cansados.

Todos aquellos pensamientos no lo habían llevado a ninguna parte. Estaba girando en círculos sin sentido, sin objetivo, sin destino, solo movido por la persistente inquietud de un hombre frustrado que estaba atrapado y buscaba en vano una salida.

En aquel momento oyó el grito que los marineros temen más que ningún otro.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Latitudes Piratas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Latitudes Piratas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Michael Crichton - Drug of Choice
Michael Crichton
Michael Crichton - Gold - Pirate Latitudes
Michael Crichton
libcat.ru: книга без обложки
Michael Crichton
Michael Crichton - Esfera
Michael Crichton
Michael Crichton - Beute (Prey)
Michael Crichton
Michael Crichton - The Terminal Man
Michael Crichton
libcat.ru: книга без обложки
Michael Crichton
libcat.ru: книга без обложки
Michael Crichton
libcat.ru: книга без обложки
Michael Crichton
libcat.ru: книга без обложки
Michael Crichton
Michael Crichton - The Andromeda Evolution
Michael Crichton
Отзывы о книге «Latitudes Piratas»

Обсуждение, отзывы о книге «Latitudes Piratas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x