Batya Gur - Piedra por piedra

Здесь есть возможность читать онлайн «Batya Gur - Piedra por piedra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Piedra por piedra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Piedra por piedra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una madre hace saltar por los aires la tumba de su propio hijo. Éste murió durante el servicio militar, víctima de una macabra broma. En la tumba se habían esculpido las usuales palabras anónimas que se emplean en estos casos: «Caído en acto de servicio». Pero la madre no lo acepta. En la tumba de su hijo tiene que ser grabada, bien visible para todos, la verdad: «Asesinado por sus superiores».
Éste es el comienzo de una larga serie de desesperados intentos por parte de Rajel para que se haga justicia. Como en otras novelas de Batya Gur que no pertenecen a la serie policiaca de Michael Ohayon, por la que es conocida en España, se ponen al descubierto las contradicciones y el lado oscuro de la sociedad israelí.

Piedra por piedra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Piedra por piedra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

9

Las madres permanecieron sentadas en silencio y sin agitar ninguna pancarta cuando Rinat Hayot subió al estrado de los testigos. Desde la altura de su asiento, el juez Neuberg se quedó absorto mirando aquella cabeza morena, con un pelo tan rapado que dejaba al descubierto, aquí y allá, como unas pequeñas islas de cuero cabelludo, aquellos ojos grises con la línea negra pintada bien marcada, la ceñidísima camisa que le marcaba las caderas a conciencia, igual que los bronceados muslos que asomaban de una cortísima minifalda, los zapatos de tacón, y sobre todo se quedó mirando aquella manera de mascar tan rítmica que ni siquiera abandonó cuando empezó a responder a las preguntas. Contestó, pues, y dijo su nombre, el de sus padres, su dirección, su graduación en la reserva, la fecha de licenciatura y las de su periodo de servicio. El abogado del teniente Yitzhak Alcalay le susurró algo, ocultándose los labios con la mano, al abogado del teniente Noam Lior. Este último abogado, que se encontraba detrás de la pequeña mesa de la defensa, se rascó la oreja, asintió, apoyó con fuerza las palmas de las manos en la inestable mesa, alzó los hombros hasta juntarlos con ambos lados de su cabeza calva y le preguntó a la testigo por su ocupación actual.

– Trabajo en la televisión como investigadora -respondió Rinat Hayot, con voz ronca- y estudio derecho en Tel Aviv.

El juez Neuberg se enderezó en su asiento, esforzándose por comprender qué era lo que le hacía que una cara fuera tan rara, hasta que descubrió que por encima de los ojos saltones, adornados por el marco negro del liner, no tenía cejas. Desde la distancia a la que se encontraba no podía decidir si las llevaba depiladas a propósito, pero aquel descubrimiento le produjo una leve conmoción, y el hecho de mirar aquel rostro, que parecía desnudo de un modo que lo empujaba a mirarlo a pesar del rechazo que le producía esa visión, fue lo que lo llevó a preguntarse a sí mismo hasta qué punto de bajeza habrían caído los estudiantes de derecho si podían presentarse así ante un tribunal y declarar como testigo, con ropas tan baratas y provocativas y, encima, mascando tan groseramente un chicle de color rosa con una expresión de absoluta indiferencia. Volvió a inclinarse con esfuerzo sobre la mesa de los jueces, siguió con la mirada la pantalla del ordenador y se preguntó cuánto tardaría en dejar aquel rítmico mascar, tan provocativo y repugnante a la vez, y si no sería mejor que le pidiera ya desde ahora que se sacara el chicle de la boca. Le dedicó una significativa mirada a aquellos ojos oscuros, de pestañas muy cortas, y cuando se lo iba a pedir, descubrió en ellos para su sorpresa un destello de temor y confusión, por lo que optó por no decirle nada.

El abogado le preguntó si conocía a los acusados, y ella asintió con la cabeza y dijo:

– Sí, el teniente Noam Lior empezó a ser oficial de instrucción durante mis últimos meses en la base, y con el teniente Yitzhak Alcalay el trato ha sido de más de medio año.

El abogado defensor le preguntó qué función desempeñaba en el ejército.

– Yo era la secretaria de la oficina del comandante de la base -dijo, y con un movimiento rápido se sacó de la boca el chicle y lo guardó en la palma de la mano que luego cerró hasta formar un puño que dejó caer pegado al cuerpo.

– ¿Conoce usted el juego llamado «la ruleta de la red»? -preguntó el abogado.

Ella asintió con la cabeza.

– Le ruego que responda con palabras explícitas -le ordenó el juez Neuberg, al ver que los dedos de la mecanógrafa se habían detenido indecisos sobre el teclado.

– Conozco ese juego -dijo, bajando los ojos. Al cubrir los párpados los ojos, el rostro casi parecía estar esculpido en piedra, un rostro muerto y estático.

– Cuéntele al tribunal por qué lo conoce -le pidió el abogado.

– Primero, porque todos lo conocían -dijo la testigo-, todos los que se encontraban en la base mientras yo estuve de servicio, y porque yo misma participé en él.

– ¿Qué quiere decir con eso? Aquí se nos ha dado a entender que sólo los reclutas que terminaban el curso de instrucción, a modo de divertimento final, tomaban parte en él.

– Yo fui la excepción -dijo con voz temblorosa.

– ¿Y eso por qué? ¿Cómo es que tuvo esa suerte?

– Porque había una chica que en el último momento no quiso hacerlo.

– ¿Que no se avino a participar? -le preguntó el mayor Weizmann desde el estrado de los jueces, sin apartar la vista de la pantalla del ordenador.

La testigo asintió con la cabeza.

– Usted, como estudiante de derecho que es, ya debería saber que hay que responder a las preguntas con palabras.

– No se avino -dijo la testigo, y apretó con fuerza el puño que encerraba el chicle.

– ¿Por qué no se avino? -preguntó el abogado.

– Porque le dio miedo. Tenía vértigo.

– ¡Señoría! -gritó el fiscal poniéndose de pie.

– Perdón -le dijo entonces Rina Hayot al juez Neuberg-, yo respondo a lo que se me pregunta, yo no tengo que decidir cuándo se trata de un testimonio de oídas y todas esas cosas, todo el mundo sabía que tenía vértigo.

– Tenga a bien borrarlo -le dijo el juez a la mecanógrafa.

– En resumidas cuentas, ¿la llamaron a usted para que participara en el juego? ¿Se trataba de un juego?

– Sí -dijo la testigo.

– ¿Dónde se encuentra la chica que se negó a participar? -preguntó el mayor Weizmann con mucho interés, y el juez Neuberg torció la boca detrás de la mano en la que apoyaba la barbilla, porque durante las últimas reuniones el mayor Weizmann no había dejado de importunarlo con todo tipo de preguntas acerca de los testigos, que, en su opinión, sería conveniente llamar a declarar.

– En Canadá, señoría, aunque todavía podríamos localizarla si fuera necesario después de la declaración de la testigo -le aseguró el abogado.

– Pero ¿esto qué es? ¿Todos están de viaje? ¿Es que nadie se queda en el país después del servicio militar? -dijo asombrado el juez Neuberg, al tiempo que veía que el mayor Weizmann volvía a escribir algo en el cuadernito que llevaba siempre a mano, una libreta de cubierta blanda y naranja en la que anotaba sus observaciones. A veces se humedecía el dedo y pasaba las hojas frenéticamente, ojeando lo que había escrito como si quisiera cerciorarse de algo, y al momento le hacía una pregunta a uno de los testigos o al mismo juez, que ya se había temido de antemano los problemas que esas anotaciones le iban a traer. Ahora, sin embargo, el juez pidió al abogado que continuara con su interrogatorio.

– ¿Así es que la llamaron a usted para que participara en el juego? -volvió a preguntarle el abogado.

– Sí, vinieron a verme hacia el atardecer, cuando regresaban del último ejercicio, y me preguntaron si estaría dispuesta a tumbarme en la red.

– Si lo he entendido bien -dijo el abogado-, la red se encuentra al final de la pista, a una distancia que tenía que recorrer en un vehículo, y usted, si lo he entendido bien, se encontraba cumpliendo con su deber en la oficina del comandante de la base, ¿no es cierto?

– En principio sí -dijo la testigo, mirando de repente a los acusados, que se encontraban sentados en el banquillo, los primeros, a una mínima distancia de ella.

– ¿Así es que fueron hasta donde usted estaba en coche para llamarla y llevarla al final de la pista?

– No fue exactamente así -dijo Rinat Hayot mientras tiraba de los bordes de su corta blusa-. Es que yo ya estaba allí.

– ¡Ah! -exclamó el abogado-. ¿O sea que usted ya estaba allí? ¿Y cómo es eso?

– Media base estaba allí, por lo de la red, estábamos esperando -explicó ella-. Se trataba de una tradición, y después del juego de la red había una especie de fiesta, con comida y bebida, champán, se brindaba -miró a los jueces adjuntos y añadió-: Así se hacen las celebraciones en el Ejército del Aire.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Piedra por piedra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Piedra por piedra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Piedra por piedra»

Обсуждение, отзывы о книге «Piedra por piedra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x