Keith Ablow - Asesinato suicida

Здесь есть возможность читать онлайн «Keith Ablow - Asesinato suicida» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Asesinato suicida: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Asesinato suicida»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

John Snow es un brillante inventor que trabaja en la indistria aeronáutica; tiene dinero, familia, e incluso una amante que no le da problemas. Pero sufre una enfermedad rara y terrible: una extraña forma de epilepsia que afecta su cerebro. La única posibilidad de curarse pasa por someterse a cirugía, pero el precio que ha de pagar es muy alto y a cambio de su salud perderá la memoria, el recuerdo de los suyos y el acceso a sus secretos. Cuando toma por fin la decisión de operarse, aparece asesinado de un disparo. El psiquiatra forense Frannk Clevenger deberá ahondar en la mente de Snow para atrapar descubrir si este se suicidó o bien fue asesinado.

Asesinato suicida — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Asesinato suicida», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Clevenger quería salir de la cama y estar con él, pero recordó la rigidez con la que Billy había recibido su abrazo. Y tenía que admitir que había cosas que uno no podía hacer por su hijo, como borrar sus errores. Podías sufrir con él, pero no en su lugar.

Billy volvió a moverse. Pero esta vez sus pasos se acercaban.

Llamó al marco de la puerta.

– Hola, colega -dijo Clevenger. Se apoyó en un codo y encendió la lámpara de la mesita-. Pasa.

Billy se quedó donde estaba. Parecía estar peor que hacía una hora; más pálido, incluso más asustado.

– Una noche dura -dijo Clevenger-. Creo que ninguno de los dos va a dormir mucho. Quizá deberíamos ponernos los vaqueros e ir a Savino's a comernos unas tortitas.

Billy no respondió.

– Podríamos ver un DVD -intentó Clevenger.

– Tengo que contarte algo más -dijo Billy.

A Clevenger se le cayó el alma a los pies. Se sentó en el borde de la cama.

– Te escucho.

– Te he mentido.

Clevenger esperó.

– No miré sólo los archivos de tu ordenador -dijo Billy. Bajó la vista al suelo y luego volvió a mirar a Clevenger-. Saqué copias.

– ¿De los disquetes? ¿Sacaste copias?

– De los disquetes y del diario.

Clevenger tuvo una sensación de fatalidad inminente. Lo que había llevado a Billy a su puerta, fuera lo que fuera, le preocupaba lo suficiente como para eclipsar el pánico de haber dejado embarazada a su novia-. ¿Por qué ibas a sacar copias de los disquetes? -le preguntó.

– Para Jet -dijo Billy.

– ¿Disculpa?

– Las saqué para el doctor Heller. Se las di a él.

Clevenger se había puesto de pie.

– ¿Le diste las copias a Heller? ¿Te lo pidió él?

– Me pidió que le contara todo lo que pudiera averiguar sobre el caso Snow.

– ¿Te dijo por qué quería que lo hicieras?

– Me dijo que quería saber quién había matado a su paciente. Quería ayudar a encontrar al asesino. Dijo que quien había matado a Snow había matado a todos aquellos que habrían venido tras él, a todos los que habrían podido someterse a la operación que iban a realizarle a él.

Parecía un motivo noble, y difícil de creer. La explicación más sencilla era que a J. T. Heller le preocupaba estar implicado en el asesinato de Snow y quería estar al tanto de la investigación. Eso no significaba que fuera culpable, pero le hacía escalar posiciones rápidamente en la lista de sospechosos.

– Lo siento -dijo Billy.

Parecía que lo decía en serio, pero que lo sintiera no arreglaba nada.

– ¿Por qué lo hiciste? -le preguntó Clevenger.

– No lo sé. Nunca nadie se ha portado tan bien conmigo como tú. Como esta noche. Pensé que me echarías o algo así. Pero no lo has hecho. Así que quería contarte la verdad sobre lo que hice.

El Clevenger psiquiatra comprendía dos cosas acerca de Billy: que era indudable que estaba poniendo a prueba el amor de Clevenger, y que era vulnerable a los planes de otros hombres que se relacionaban con él de un modo paternal. Si Jet Heller hubiera sido corredor de apuestas, seguramente Billy se habría pasado horas y horas cogiendo boletos en un bar de Chelsea en lugar de sujetando los retractores en el quirófano del Mass General.

Pero otra parte de Clevenger, la más vulnerable, quizá la más humana, aún sentía las cosas a un nivel más visceral que cerebral. Y esa parte suya estaba furiosa por haber sido traicionada por alguien a quien tanto se había esforzado en ayudar.

– Me has mentido -dijo-. Y has puesto en peligro la investigación de un asesinato.

– ¿Quieres que me marche? -preguntó Billy.

Clevenger lo miró y vio que aquella pregunta no se refería a irse de la habitación, sino a irse del loft. Billy estaba poniendo a prueba los límites de su amor por él, pero también su capacidad de poner límites, de moldear la personalidad de Billy en la medida en que eso fuera posible a la edad de dieciocho años.

– No quiero que te marches -le dijo Clevenger-. Te quiero. Que esto no funcionara sería, sin duda, lo peor que podría pasarme en la vida. -Se quedó callado unos segundos para que aquellas palabras calaran en él-. Pero si vas a robarme y a dinamitar mi trabajo, no nos quedará otra salida. -Miró a Billy fijamente a los ojos-. No podrás seguir viviendo aquí.

– No volverá a suceder. Nunca.

Clevenger asintió.

– No hablarás con Jet Heller. ¿Entendido? No tenía ningún derecho a utilizarte de ese modo. No es tu amigo. Y no sé por qué quería seguir la investigación tan de cerca. En realidad, no lo conozco de nada. Y tú tampoco.

– De acuerdo -dijo Billy.

Clevenger se preguntó si sólo lo decía para complacerle. Pero que Billy le hubiera trasladado de forma voluntaria la información sobre Heller lo dejó más tranquilo. Había asumido esa responsabilidad.

– Intenta dormir un poco -dijo-. Lo superaremos. Y pensaremos en cómo afrontar el tema de Casey.

– Sé que no merezco que me ayudes.

– ¿Sabes qué? -dijo Clevenger-. Ya va siendo hora de que dejes de intentar demostrarlo.

Capítulo 21

08:00 h

Clevenger no llegó a dormitar más de diez minutos seguidos; en total, durmió menos de una hora. A las cinco se levantó definitivamente, llamó a una agencia de alquiler de coches del aeropuerto de Logan y encargó que le llevaran un Ford Explorer. Ya sabía adonde quería ir primero.

Llamó a la consulta de Jet Heller y habló con Sascha Monroe.

– Soy Frank Clevenger -dijo.

– Me alegra oírte.

– Lo mismo digo -dejó que pasara un instante para remarcar la inmensa conexión que ambos evidentemente tenían-. Necesito pasar a ver a Jet.

– No está.

– ¿No estará en todo el día?

– Ha dicho que volvería a las once. Ha anulado la primera intervención. Estaba programada para las seis.

– No sabía que el gran Heller anulara intervenciones.

– No había anulado ni una en los cinco años que hace que lo conozco.

– ¿Se encuentra bien?

– Deberías preguntárselo a él cuando vengas.

– Te preocupa.

– Perdió a una niña. La del aneurisma que presenció Billy.

– Ya lo sé.

– De todas formas, me parece que no es sólo eso.

– ¿Qué quieres decir?

– Todo empezó cuando perdió a John Snow. -Sascha hizo una pausa-. No sé por qué te lo cuento. No eres su psiquiatra. Y yo tampoco.

– Te preocupas por él -dijo Clevenger-. Como también te preocupabas por John Snow.

Eso sirvió para que Monroe siguiera hablando.

– No es el de siempre. No para de decir que a John lo asesinaron, vuelve sobre el tema una y otra vez. Que si he leído algo en el periódico, que si he visto algo por la televisión. Está obsesionado.

– ¿Por qué crees que es?

– ¿Con franqueza? Creo que veía en John partes de sí mismo.

– ¿Como por ejemplo…?

– La idea de superar el pasado, de olvidar a la gente que te ha hecho daño y a la gente a la que tú has hecho daño. Creo que quería curarle los ataques a John Snow, pero que estaba incluso más entregado a liberarlo de los recuerdos.

– ¿Por qué le importaba tanto?

– Creo que por lo que le pasó de joven.

Clevenger recordaba la historia: los padres biológicos de Heller lo abandonaron, hacía novillos en el colegio y los servicios sociales lo encerraron por agresión.

– Me contó que descubrir la neurocirugía le cambió la vida -añadió Clevenger.

– Se la habría cambiado cualquier cosa que le diera la oportunidad de salvar vidas. Jet no quería pegarle un tiro a aquel niño, entiéndeme. Sólo tenía once años. Era un chaval con problemas. Pero creo que en el fondo él no lo ve así. Creo que nunca se ha perdonado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Asesinato suicida»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Asesinato suicida» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Asesinato suicida»

Обсуждение, отзывы о книге «Asesinato suicida» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x