Keith Ablow - Asesinato suicida

Здесь есть возможность читать онлайн «Keith Ablow - Asesinato suicida» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Asesinato suicida: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Asesinato suicida»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

John Snow es un brillante inventor que trabaja en la indistria aeronáutica; tiene dinero, familia, e incluso una amante que no le da problemas. Pero sufre una enfermedad rara y terrible: una extraña forma de epilepsia que afecta su cerebro. La única posibilidad de curarse pasa por someterse a cirugía, pero el precio que ha de pagar es muy alto y a cambio de su salud perderá la memoria, el recuerdo de los suyos y el acceso a sus secretos. Cuando toma por fin la decisión de operarse, aparece asesinado de un disparo. El psiquiatra forense Frannk Clevenger deberá ahondar en la mente de Snow para atrapar descubrir si este se suicidó o bien fue asesinado.

Asesinato suicida — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Asesinato suicida», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Te culpas de su muerte -dijo Heller, mirando fijamente a Clevenger.

¿Qué tenía Jet Heller que contribuía a la camaradería inmediata, a la confianza instantánea? ¿Era su propia disposición a abrirse? ¿Era porque carecía de límites rígidos: pasaba a verlo a altas horas de la noche, invitaba a Billy al quirófano? O quizá sólo era por lo cómodo que parecía con todo, incluida la muerte. ¿Habría algo que pusiera nervioso a un hombre que se ganaba la vida abriendo la cabeza de otras personas todos los días?

– Hay algunas preguntas que no le he hecho -dijo Clevenger. No le comentó que no estaba seguro de si Baxter se había suicidado.

– Vamos, Frank. De médico a médico. Crees que la has matado.

Clevenger se aclaró la garganta.

– Verbalizó un contrato no suicida.

Heller asintió con la cabeza.

– He perdido a veintisiete pacientes en la mesa de operaciones -dijo-. ¿Quieres saber con cuántos la fastidié yo? -Escucha, no tienes que…

– Seis. Posiblemente siete. Están muertos por culpa de mis limitaciones para curar.

Clevenger vio que estaba esforzándose por escuchar a Heller más como si fuera su psiquiatra que su paciente.

– ¿Y qué piensas al respecto? -le preguntó.

– Pienso que tengo un trabajo muy jodido, que resulta que me encanta, y pienso que soy humano, digan lo que digan de mí los periódicos. Si no puedo digerir mis fracasos, no tengo derecho a meterme en la cabeza de nadie.

Clevenger tragó saliva.

– ¿Y tú, Frank? ¿Eres humano? ¿O comienzas a creerte tu propia prensa, que puedes curar a todo el mundo, resolverlo todo? -Extendió la mano y apretó el brazo de Clevenger.

Cuando creces con un padre que no te demuestra ni pizca de amor, que un hombre te toque puede paralizarte o ablandarte. Clevenger apartó la mirada al tiempo que se le humedecían los ojos.

– Respuesta correcta, amigo -dijo Heller-. Me he ido a casa igual que como te sientes tú ahora media docena de veces, y me iré a casa sintiéndome así una docena más antes de que sea demasiado viejo como para que no me tiemble el bisturí.

Clevenger respiró hondo y lo miró de nuevo.

– Gracias -le dijo.

– Mantenme al día sobre el asunto, si no supone infringir las normas -le pidió Heller-. Y si acabas creyendo que el que lo hizo no fue Snow y necesitas más pasta para pillar a ese cabrón, pídemela. Si alguien le robó la vida, también me ha robado a mí.

– Te informaré si surge algo importante -dijo Clevenger. Tuvo que recordarse que en realidad no conocía demasiado a Jet Heller-. Y que no esté clasificado. Lo entiendes, ¿no?

– Todos tenemos nuestros códigos -dijo Heller-. Nunca te pediría que infringieras los tuyos. -Señaló la habitación de Billy con la cabeza-. A tu hijo le irá bien, por cierto. Tiene muy buen corazón. -Se encogió de hombros-. Nunca se sabe, debajo de esa mata de pelo y los piercings podría ser neurocirujano.

– Nunca se sabe.

– Buenas noches.

– Buenas noches.

Heller se dio la vuelta y salió.

Clevenger caminó hacia el cuarto de Billy. La puerta estaba cerrada. No salía luz por debajo. O estaba dormido, o fingía estarlo. Clevenger se quedó ahí quieto unos segundos; quería entrar y despertarlo, intentar que se le diera mejor compartir el entusiasmo de Billy por Heller y verlo operar. Pero sabía que obtendría la respuesta de siempre: «Más tarde, ¿vale? Estoy molido».

Se dirigió a su mesa frente a los ventanales que daban al puente Tobin, se sentó y abrió el sobre que le había dado Jet Heller. Pasó las hojas hasta llegar al informe de ingreso y al reconocimiento médico, escritos por un tal doctor Jan Urkevic, y leyó la sección titulada «Historial de enfermedades actuales».

El doctor Johnathan Snow, de 54 años de edad, casado y padre de dos hijos, epiléptico, queda ingresado para una evaluación de sus capacidades antes de someterse a una neurocirugía que supone riesgos potenciales muy graves, incluida la ceguera y la pérdida del habla. El paciente ingresa voluntariamente y declara ceder a los deseos de su familia, en especial de su mujer, al someterse a esta evaluación. «Necesita saber qué pienso racionalmente, que al decidir si seguir o no adelante con la operación, he sopesado los beneficios y riesgos que ésta conlleva, aunque no está de acuerdo con mi postura.»

El doctor Snow describe la intervención programada como «experimental». El doctor J. T. Heller extirpará partes concretas de su cerebro en un intento de eliminar los focos de los ataques responsables de la epilepsia que padece el doctor Snow, una enfermedad que él describe como «una cadena perpetua, estando la prisión en mi interior». Declara: «Mi cerebro es defectuoso. Sufre un cortocircuito cuando mi mente genera las mejores ideas. Mis vías neuronales no pueden con la corriente eléctrica que genera mi imaginación».

Al afirmar lo anterior, el doctor Snow comprende que está utilizando una metáfora para describir su estado. Es plenamente consciente de que eliminar de su cerebro los focos de los ataques, aunque esta operación le cure la epilepsia, puede o no resultar en un aumento de la función intelectual. Está dispuesto a aceptar los riesgos de la operación (que enumera con precisión), experimente o no beneficios en este terreno.

El doctor Snow es doctor en ingeniería aeronáutica y trabaja de inventor en una empresa de la que es cofundador (Snow-Coroway Engineering). No hay indicios de que no sea apto para realizar tareas que requieran memoria, concentración o tomar decisiones racionales.

Clevenger pasó a la sección titulada «Historial psiquiátrico pasado» y observó que Snow negaba haber sufrido enfermedades psiquiátricas en el pasado, o haber hecho terapia con un psiquiatra. Debajo de «Examen del estado mental», Urkevic había anotado que Snow declaraba no haber tenido pensamientos suicidas u homicidas ni alucinaciones. En sus conclusiones, consideraba a Snow capaz, a espera de las pruebas psicológicas.

Clevenger pasó las hojas hasta que encontró un «Informe de pruebas psicológicas» realizado por el doctor Kenneth Sklar. Formaba parte del historial médico que proporcionaría la mejor ventana a su intelecto y su vida emocional interior, incluyendo cualquier deseo consciente e inconsciente de morir que pudiera tener. La evaluación incluía una batería de pruebas: pruebas objetivas de inteligencia, perfil de la personalidad y pruebas objetivas de manchas de tinta.

Comenzó a leer.

PROCEDIMIENTOS DE EVALUACIÓN:

Entrevista

Test de Rorschach de manchas de tinta 95 Test de apercepción temática (TAT)

MMPI-2

WAIS-III (Escala de inteligencia de Wechsler para adultos)

Test Bender-Gestalt (TBG) con memoria. Escala de evaluación de demencia-2

OBSERVACIONES DE CONDUCTA:

Visité al doctor Snow en mi consulta del edificio Ellison 7 en el Hospital General de Massachusetts para realizarle todas las pruebas. Es un hombre alto y atractivo que se mostró afable a lo largo de todas nuestras sesiones. Su flujo de ideas era normal y mostró una ausencia marcada de ansiedad (ver más abajo). Tenía curiosidad por la razón de cada una de las pruebas que se le realizaban, pero no era indiscreto. Sí que mostró una tendencia a cuestionar que este evaluador estuviera cualificado para el examen psicológico, incluyendo preguntas sobre mi historial académico y años de experiencia. Dicho esto, se mostró dócil y comunicativo en todos los aspectos.

RESULTADOS DE LAS PRUEBAS:

Los resultados del test WAIS-III realizado al doctor Snow revelan que es un hombre extremadamente brillante e intelectual. Su razonamiento verbal y no verbal alcanza niveles sumamente dotados y tiene un coeficiente intelectual que se sitúa en los niveles de genio, en 165.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Asesinato suicida»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Asesinato suicida» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Asesinato suicida»

Обсуждение, отзывы о книге «Asesinato suicida» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x