Deborah Crombie - Nadie llora al muerto

Здесь есть возможность читать онлайн «Deborah Crombie - Nadie llora al muerto» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Nadie llora al muerto: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nadie llora al muerto»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La muerte violenta del comandante de la policía Alastair Gilbert, a golpes de martillo, en la cocina de su casa, convulsiona la aparente tranquilidad de Holmbury St. Mary, un pueblecito de Surrey cercano a Londres. El historial opaco de la víctima, poco apreciada por sus convecinos y tampoco por algunos círculos de la policía, hace que el trabajo de los investigadores de Scotland Yard, el comisario Duncan Kincaid y la sargento Gemma James, emprenda dos direcciones. ¿La delicada esposa del comandante o alguno de los vecinos están implicados en el asesinato o es el entorno policial de Gilbert el que lo está?

Nadie llora al muerto — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nadie llora al muerto», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Will, que estaba hojeando un volumen en la mesa de ventas situada al lado de la caja, levantó la mirada.

– ¿Qué hora era?

Por un momento el chico olvidó su afectación mientras pensaba.

– Después de las cuatro, porque a esa hora es mi descanso y recuerdo que ya me lo había tomado. No puedo precisar más.

– Gracias -dijo Gemma haciendo un esfuerzo por sonar como si lo dijera en serio. Will le dio al chico una tarjeta con las instrucciones habituales de llamarlos si recordaba algo más.

– Imbécil -dijo Gemma entre dientes cuando abandonaron la tienda.

– Esta mañana no se siente muy benévola, ¿cierto? -preguntó Will mientras eludían a los compradores cargados con bolsas y paquetes-. Su propio hijo será así dentro de unos años.

Gemma se dio cuenta de que le estaba tomando el pelo y dijo:

– No lo quiera Dios -y sonrió-. Será mejor que no sea así. Odio a los hombres de mirada lasciva. Y a los chicos.

A medida que avanzaron en la lista de tiendas visitadas por las Gilbert, el chico con la cara llena de granos pareció más y más atractivo en retrospectiva. Nadie más recordaba a la madre o a la hija, juntas o separadas.

– Al menos no pasamos frío y no nos hemos mojado, lo cual es más de lo que otros pueden decir -sugirió Will, forzando así a Gemma a apartar la vista de un escaparate. Habían aparcado el coche en el aparcamiento de Bedford Road, igual que había hecho Claire, y habían cruzado Onslow Street hacia el Friary por el puente de peatones. Rachas de viento habían sacudido el puente cuando empezaron a caer las primeras gotas de agua sobre el pavimento.

– Umm -respondió fijando los ojos en el vestido del escaparate. Era corto, negro y se pegaba al cuerpo. La clase de vestido que ella nunca se compró y que nunca tuvo ocasión de llevar.

– Bonito vestido. Le sentaría muy bien. -Will la estudió y Gemma fue consciente de los pantalones y chaqueta tan corrientes que llevaba-. ¿Cuánto tiempo hace que no se compra nada que no necesite para el trabajo?

Gemma frunció el entrecejo.

– No lo recuerdo. Nunca he tenido un vestido como éste.

– Adelante -la animó Will sonriendo-. Dése el gusto. Eche un vistazo mientras llamo a la comisaría y doy parte.

– Es usted una mala influencia, Will. No debería, de verdad que no… -Seguía rezongando cuando Will le dijo adiós con la mano y se dirigió tranquilamente a la cabina telefónica. No tenía sentido continuar su queja sin público. Will había dado asombrosamente en el blanco. Ella se compraba ropa de calidad, práctica, lo suficientemente neutra como para poder llevarla una y otra vez, lo suficientemente conservadora como para no arruinar sus posibilidades de ascenso… Y de repente la odió.- En fin, me rindo -se dijo entre dientes y entró en la tienda.

Salió sintiéndose una década mayor -la dependienta adolescente había sido terriblemente condescendiente- y con una cuenta corriente considerablemente más vacía. Empujó la bolsa de plástico hacia Will y le dijo en tono acusador:

– No puedo ir por ahí haciendo interrogatorios con mis compras. ¿Qué voy a hacer ahora?

– Enróllela y métala en su bolso. -Will, paciente, le hizo una demostración-. Podría esconder un ejército en esta cosa. Nunca he entendido por qué las mujeres no quedan permanentemente torcidas de llevar todo el día el peso equivalente a una maleta. -Miró su reloj-. Todavía hemos de probar en Sainsbury’s, pero me muero de hambre. Tomemos algo de comer primero y entretanto quizás deje de llover.

Tras una breve discusión acordaron comer en el puesto de pescado y patatas fritas que había en la zona de restaurantes y llevaron sus bandejas a las mesas de plástico moldeado del área común. Will atacó su comida con deleite. Tras el primer mordisco de pescado, la rancia y resbalosa grasa bañó la boca de Gemma y bajó por su garganta amenazando con provocarle arcadas. Apartó la bandeja y cuando vio que Will levantaba la vista y fruncía el ceño dijo bruscamente:

– No me dé lecciones, Will. No tengo hambre. Y odio el puré de guisantes. -Empujó el desagradable potaje con los dientes del tenedor de plástico.

Cuando Will volvió a su comida sin hacer comentarios, Gemma sintió una ráfaga de vergüenza.

– Lo siento, Will. Normalmente no soy así. De verdad. Debe de ser algo relacionado con este caso. Me pone nerviosa. Y será peor cuando la prensa esté metida de lleno.

– Sensible, ¿no? -dijo Will mientras cargaba su tenedor con pescado y guisantes y añadía una patata frita para colmarlo-. Son su jefe y el mío quienes tendrán que andar con cautela. Podrían rodar cabezas si no se resuelve todo rápido, al gusto de los mandamases. No me gustaría estar en su lugar. Yo prefiero el trabajo puerta a puerta, bajo la lluvia. -Sonrió y Gemma sintió que se había restablecido el buen talante entre ellos.

Cuando Will dejó el plato limpio, Gemma dijo:

– ¿Sainsbury’s?

– Y después iremos a la comisaría y podrá conocer a los chicos de la unidad de investigación policial.

* * *

Ni el empleado de la charcutería ni la cajera de Sainsbury’s fueron de ninguna ayuda. Gemma y Will salieron a la calle principal desanimados, pero al menos Will había obtenido su deseo y la lluvia ya sólo era una mera llovizna. Las aceras estaban atestadas de compradores. Bajo una arcada había puestos de flores. Al pie de la empinada calle, Gemma pudo ver la suave tonalidad de los árboles que bordeaban la ribera.

– Tendría que ver esto en mejores circunstancias -dijo Will-. Es muy bonito cuando brilla el sol y en el castillo hay un museo de primera clase.

– Está leyéndome el pensamiento otra vez, Will. -Gemma esquivó a una mujer que blandía un paraguas-. A pesar de la lluvia es una ciudad muy bonita. Es un buen lugar donde crecer -dijo, y pensó en Toby aprendiendo a valerse por sí mismo en las calles de Londres.

– Pero yo no crecí aquí, en Guildford mismo. Vivíamos en un pueblo cerca de Godalming. Soy un chico de granja, ¿no lo nota? -Alargó la gran mano para que la inspeccionara-. ¿Ve todas esas cicatrices? Me pillé la mano en la empacadora. -Se tocó una raya pálida que atravesaba su ceja y añadió-: Esto fue alambre de espino. Mis padres debían de estar desesperados intentando hacerme llegar entero a la edad adulta.

– ¿Es hijo único? -adivinó Gemma.

– Una bendición tardía, solían decir a pesar de las muchas veces que tuvieron que llevarme al cirujano.

Gemma estuvo a punto de preguntar qué había sido de la granja, pero algo en la expresión de su cara la frenó. Caminaron en silencio el resto del camino al coche.

* * *

Después de haberle pedido a Will que la llevara de vuelta a Holmbury St. Mary por si la necesitaban, se sintió estúpida cuando el agente que hacía guardia en la puerta de los Gilbert le dijo que Kincaid y Deveney no habían regresado y que Kincaid no le había dejado ningún mensaje.

– He de hacer unas llamadas -aseguró a Will-. Esperaré en el pub. -Lo despidió con una sonrisa y cruzó la carretera lentamente. Había dejado de llover, pero el asfalto se notaba grasiento y había mucha humedad en el aire.

El olor a rancio del humo de cigarrillos persistía en el pub a pesar de que no había rastro alguno de presencia humana. Gemma esperó unos minutos y se calentó las manos sobre las ascuas del fuego encendido desde mediodía. El estómago vacío le hacía ruidos y al darse cuenta le entró un hambre canina. De repente recordó otro viaje a Surrey, un día en que Kincaid y ella compartieron bocadillos en el jardín de un salón de té y luego pasearon por la orilla del río.

Bajo las pestañas le escocieron lágrimas no derramadas.

– No seas una maldita estúpida -dijo en voz alta. Falta de sueño y niveles bajos de azúcar en la sangre. Eso era lo que le pasaba. Nada que un tentempié y una siesta no puedan arreglar. Lo menos que podía hacer era aprovechar este rato a solas. Se frotó los ojos y se dirigió al bar, pero de la misión de reconocimiento sólo consiguió un paquete de patatas fritas rancias. Tenía unas galletas en su bolsa de viaje. Tendría que arreglárselas con eso.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nadie llora al muerto»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nadie llora al muerto» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Deborah Crombie - Mourn Not Your Dead
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Leave The Grave Green
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Dreaming of the bones
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Necessary as Blood
Deborah Crombie
Deborah Crombie - A Share In Death
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Un pasado oculto
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Todo irá bien
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Vacaciones trágicas
Deborah Crombie
Deborah Crombie - All Shall Be Well
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Where Memories Lie
Deborah Crombie
Deborah Crombie - In A Dark House
Deborah Crombie
Отзывы о книге «Nadie llora al muerto»

Обсуждение, отзывы о книге «Nadie llora al muerto» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x