P. James - Muerte en la clínica privada

Здесь есть возможность читать онлайн «P. James - Muerte en la clínica privada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Muerte en la clínica privada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Muerte en la clínica privada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cuando la prestigiosa periodista de investigación Rhoda Gradwyn ingresa en Cheverell-Powell, en Dorset, para quitar una antiestética y antigua cicatriz que le atraviesa el rostro, confía en ser operada por un cirujano célebre y pasar una tranquila semana de convalecencia en una de las mansiones más bonitas de Dorset. Nada le hace presagiar que no saldrá con vida de Cheverell Manor. El inspector Adam Dalgliesh y su equipo se encargarán del caso. Pronto toparán con un segundo asesinato, y tendrán que afrontar problemas mucho más complejos que la cuestión de la inocencia o la culpabilidad.

Muerte en la clínica privada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Muerte en la clínica privada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Es probable que Lucy nunca recibiese sus postales -dijo Dalgliesh-. Pensamos que Shirley las interceptó. Las hemos encontrado cortadas por la mitad y enterradas junto a una de las Piedras de Cheverell.

No explicó qué eran las piedras. Pero claro, pensó Kate, no hacía ninguna falta.

– Al cabo de un tiempo dejé de enviarlas, pensando que Lucy me había olvidado o estaba ocupada con su vida escolar, que yo había sido una influencia importante durante un tiempo, pero no de carácter duradero. Y lo tremendo es eso: en cierto modo me sentía más tranquilo. Tenía un porvenir profesional que forjarme, y acaso Lucy hubiera sido no sólo una alegría sino también una responsabilidad. Y yo buscaba un amor adulto… ¿no nos pasa a todos en la juventud? Me enteré del asesinato estando en Sri Lanka. Durante unos momentos me sentí físicamente enfermo por el horror y la conmoción y, lógicamente, apenado por la niña que había amado. Pero más adelante, cuando recordaba ese año con Lucy, era como un sueño, y el pesar una dispersa tristeza por todos los niños maltratados y asesinados y por la muerte de la inocencia. Quizá porque ahora yo tenía un hijo. No escribí a la madre ni a la abuela para darles el pésame. Nunca mencioné a nadie que yo conocía a la familia. No sentía absolutamente ninguna responsabilidad por su muerte. No tenía ninguna. Sí me avergonzaba y lamentaba no haber intentado seguir en contacto, pero esto ya pasó. Cuando regresé a casa, ni siquiera la policía vino para interrogarme. ¿Por qué iban a hacerlo? Shirley había confesado, y las pruebas eran abrumadoras. La única explicación que llegó a darse fue que había matado a su hermana por ser demasiado bonita.

Hubo un silencio momentáneo. Luego habló Dalgliesh.

– ¿Cuándo se puso Shirley Beale en contacto con usted?

– El 30 de noviembre recibí una carta suya. Al parecer había visto un programa de televisión sobre enseñanza secundaria en el que salía yo. Me reconoció y anotó el nombre de la escuela donde trabajaba… donde trabajo aún. La carta decía tan sólo que me recordaba, que aún me amaba y que necesitaba verme. Propuso que nos viéramos. Me dijo que estaba trabajando en la Mansión Cheverell y me explicó cómo llegar allí. Aquello me dejó horrorizado. No comprendí qué quería decir con que «aún me amaba». Ella nunca me había amado ni había mostrado la menor señal de afecto hacia mí. Ni yo hacia ella. Reaccioné de forma débil y poco sensata. Quemé la carta y traté de olvidarme del asunto. Fue inútil, desde luego. Diez días después, ella volvió a escribir. Esta vez era una amenaza. Dijo que debía verme, y que, si no iba, alguien le contaría al mundo que yo la había rechazado. Aún no sé cuál habría sido la respuesta adecuada. Seguramente decírselo a mi esposa, incluso informar a la policía. Pero ¿podía hacerles creer la verdad sobre mi verdadera relación con Lucy o con Shirley? Decidí que lo mejor, al menos al principio, sería verla e intentar quitarle de la cabeza sus falsas ilusiones. Me había dicho que me esperaría a medianoche en un aparcamiento situado al lado de la carretera que pasa junto a las Piedras de Cheverell. Incluso me mandó un pequeño mapa, dibujado con esmero. La carta terminaba así: «Es maravilloso haberte encontrado. No debemos separarnos nunca más.»

– ¿Conserva la carta? -dijo Dalgliesh.

– No. En esto también me comporté como un estúpido. La llevé conmigo a Stoke Cheverell y cuando llegué al aparcamiento, la quemé con el encendedor del coche. Supongo que desde que llegó la primera carta me negué a ver la realidad.

– ¿Y se vieron?

– Sí, nos vimos, y en las piedras, tal como ella había dispuesto. No la toqué ni siquiera para estrecharle la mano, aunque a ella no pareció sorprenderle. Me repugnaba. Propuse que volviéramos al coche, donde estaríamos más cómodos, y nos sentamos uno al lado del otro. Me dijo que me había amado incluso cuando yo estaba encaprichado con Lucy…, ésa es la palabra que utilizó. Había matado a Lucy porque estaba celosa, pero ya había cumplido su condena. Eso significaba que era libre para amarme. Quería casarse conmigo y ser la madre de mis hijos. Todo lo dijo con mucha calma, casi sin emoción aunque con una voluntad tremenda. Con la vista fija al frente, creo que mientras hablaba ni me miró. Expliqué con todo el tacto posible que estaba casado, que tenía un hijo, y que entre nosotros nunca podría haber nada. No le ofrecí ni siquiera mi amistad, a quién se le ocurre. Mi único deseo era no volver a verla nunca más. Aquello era inaudito, un horror. Cuando le dije que estaba casado replicó que esto no impediría que estuviéramos juntos. Yo podía divorciarme. Tendríamos hijos propios y ella cuidaría de mi otro hijo.

Mientras hablaba, Collinsby había permanecido con la vista baja, las manos agarradas a la mesa. Ahora alzó la cara hacia Dalgliesh, y éste y Kate vieron el pavor y la desesperación en sus ojos.

– ¡Cuidar de mi hijo! La mera idea de tenerla en casa, cerca de mi familia, me horrorizaba. Supongo que volvió a fallarme la imaginación. Debía haber percibido su necesidad, pero lo único que sentí fue miedo, el impulso de huir de ella, ganar tiempo. Lo hice mintiendo. Dije que hablaría con mi mujer pero que ella no debía albergar ninguna esperanza. Al menos dejé esto claro. Luego dijo adiós, también sin tocarme, y se fue. Me quedé mirando mientras desaparecía en la oscuridad, siguiendo un puntito de luz.

– ¿Entró usted en algún momento en la Mansión? -dijo Dalgliesh.

– No.

– ¿Le pidió ella que entrara?

– No.

– Mientras estaba aparcado, ¿vio u oyó a alguien?

– A nadie. Arranqué momentos después de que Shirley se apeara. No vi a nadie.

– Aquella noche fue asesinada una paciente de la Mansión.

¿Shirley Beale le dijo algo que le indujera a usted a pensar que ella pudiera ser la responsable?

– Nada.

– La paciente se llamaba Rhoda Gradwyn. ¿Shirley Beale citó este nombre, le habló de ella, le contó algo de la Mansión?

– Nada, excepto que trabajaba allí.

– ¿Era la primera vez que oía usted hablar de la Mansión?

– Sí, la primera vez. En las noticias no han dicho nada, seguro, y desde luego no ha salido en los periódicos del domingo. No lo habría pasado por alto.

– Probablemente saldrá mañana por la mañana. ¿Ha hablado con su esposa sobre Shirley Beale?

– Todavía no. Creo que he estado negando la realidad, esperando, aun sin verdadera esperanza, no tener más noticia de Shirley, haberla convencido de que juntos no teníamos ningún futuro. El conjunto del incidente era descabellado, absurdo, una pesadilla. Como ya sabe, pedí prestado el coche de Michael Curtís para el viaje y decidí que, si Shirley escribía otra vez, se lo confiaría a él. Tenía una necesidad desesperada de contárselo a alguien, y sabía que Michael sería prudente, comprensivo y sensato, y al menos me aconsejaría algo. Sólo entonces hablaría yo con mi esposa. Me doy cuenta, naturalmente, de que si Shirley hiciera público el pasado, arruinaría mi carrera.

Ahora volvió a hablar Kate.

– No si se aceptara la verdad, desde luego. Usted fue bondadoso y afectuoso con una niña evidentemente sola y necesitada. Tenía entonces sólo veintidós años. No podía saber de ninguna manera que su amistad con Lucy desembocaría en su muerte. Usted no es culpable de esa muerte. No lo es nadie salvo Shirley Beale. Ella también estaba sola y necesitada, pero usted no era responsable de su infelicidad.

– Sí fui responsable. Indirectamente y sin mala intención. Si Lucy no me hubiera conocido, ahora estaría viva.

– ¿Está seguro? Piense que habría podido surgir otro motivo de celos. -Ahora la voz de Kate era apremiante, imperiosa-. Sobre todo cuando hubieran llegado a la adolescencia y Lucy hubiera tenido novios, la atención, el amor. Es imposible saber qué habría pasado. No podemos responsabilizarnos moralmente de los resultados a largo plazo de nuestras acciones.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Muerte en la clínica privada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Muerte en la clínica privada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Muerte en la clínica privada»

Обсуждение, отзывы о книге «Muerte en la clínica privada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x