Mark Billingham - En la oscuridad

Здесь есть возможность читать онлайн «Mark Billingham - En la oscuridad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

En la oscuridad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «En la oscuridad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Durante una noche de lluvia, Theo Shirley, un chico de diecisiete años, dispara al coche de una mujer cumpliendo así con la ceremonia de iniciación para formar parte de una banda. Ella no muere, pero su coche se estrella contra una parada de autobuses, matando a un policía.
La novia de éste, también policía, no acepta que su muerte haya sido un accidente. En su deseo por descubrir la verdad, llevará a cabo su propia investigación e irá descubriendo oscuros secretos que nos conducirán a un sorprendente giro final de la historia.

En la oscuridad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «En la oscuridad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Me pareció bonito -dijo Laura. -Suelen ser… bonitos, ¿no? -Frank había llevado una bandeja con las cosas del desayuno al jardín de invierno. Hacía una mañana preciosa y le gustaba mirar el jardín mientras comía y hojeaba un par de periódicos-. Pero lo «bonito» es tan… seguro -dijo-. ¿No crees?

– A la gente le gusta sentirse segura cuando acaba de perder a alguien. ¿De qué otro modo te gustaría que se sintiesen?

– Sólo por una vez, me gustaría ver un funeral que diga algo de la persona que ha muerto, ¿sabes? Que te cuente un poco de cómo era realmente.

– A mí me pareció que lo que dijo aquel agente de policía era muy conmovedor, y las lecturas…

– Sí, fue bonito, ya lo sé -Frank sacudió la cabeza-. Ese poli probablemente dijo lo mismo que dice en todos los funerales. No me malinterpretes, no quiero decir que la gente debería ponerse a bailar o contar chistes o algo así, pero debería haber un poco más de… celebración o lo que sea. Y un poco menos de Dios metiendo las narices tampoco estaría mal.

Laura sonrió.

– A mí también me gusta todo eso.

– Paul no tenía nada de religioso, y su novia tampoco me parece ninguna beata, así que, ¿qué sentido tiene? -Dio un mordisco a su tostada y se reclinó en la silla-. Paul habría odiado todo aquello. Se habría sentado allí riéndose del vicario o intentando no dormirse.

– Creo que alguien se ha levantado con el pie izquierdo.

– Sí, no he pasado buena noche -miró más allá de donde estaba ella, al césped. El jardín tenía buen aspecto, aunque tenía que decirle al vago que lo arreglaba que fuese más cuidadoso por los bordes-. Voy a echarle muchísimo de menos, eso es todo. A mi edad, necesito a todos los amigos que tengo.

– No eres viejo, Frank.

– A veces siento que lo soy.

– Por supuesto que vas a echarle de menos -dijo Laura-. Yo también.

– Habría sido estupendo si lo de ayer fuese un poco más sobre él, es lo único que digo. Sobre su personalidad, ¿sabes? -Se quitó unas migas de la camisa y las echó en el plato-. A lo mejor me estoy volviendo raro con la edad.

Ella se acercó y se sentó a su lado.

– A lo mejor has estado en demasiados funerales.

La sucursal del Workz de Clapham probablemente era muy similar a todos los demás gimnasios y clubes de salud de lujo que había en la ciudad: metal cromado, acero y cristales ahumados; toallas súper esponjosas y artículos de aseo repipis; una elevada cuota anual que suponía un buen incentivo para acudir dos veces por semana durante unos meses, hasta que te dabas cuenta de que la vida es demasiado corta para perder el tiempo en una máquina de remo.

Helen se sentó en una esquina del bar de ensaladas y batidos, hojeando un folleto mientras esperaba. Había estado hablando por teléfono desde antes de las siete, organizando las cosas, y se sentía bien por tener el día programado ya. Esta sería una buena forma de empezarlo.

Vio a Sarah Ruston bajar las escaleras del vestuario femenino; la vio dejar una bolsa en una silla y acercarse a la barra para pedir algo. Llevaba el pelo recogido, húmedo y vestía un elegante chándal negro con vivos rojos. Su cara parecía haber mejorado mucho, incluso desde cierta distancia, aunque todavía llevaba el brazo en cabestrillo. Pero tenía bastante buen aspecto, dadas las circunstancias.

Ruston se dio la vuelta, chupando la pajita de su bebida, y vio a Helen levantarse y saludarla con la mano. Abrió los ojos de par en par y, tras unos segundos, recogió su bolsa y se acercó.

– ¿Qué está…? -Miró su reloj-. No tengo mucho tiempo, me temo. Tengo que reunirme con Patrick.

– Está bien -dijo Helen-. Yo sólo tengo un par de minutos.

Ruston se sentó en el borde de una silla. Mantuvo los ojos bajos y se fijó en el folleto de encima de la mesa.

– ¿Está pensando en apuntarse?

– Bueno, estaría bien recuperar la forma en cuanto me deshaga de esto -Helen sonrió-. Pero por seiscientas libras al año, creo que me limitaré a tratar de caminar un poco más. A lo mejor tiro la casa por la ventana y me compro un vídeo de ejercicios.

– Sí, es un poco excesivo -dijo Ruston-. Yo no me molestaría, pero la suscripción viene con el puesto. Hay uno de estos cerca de la oficina y podemos utilizarlos todos, así que…

– ¿Por qué no?

– ¿Por qué no?

– Pero es usted un poco impaciente, ¿no? -Helen indicó el cabestrillo con la cabeza.

Ruston intentó sonreír y levantó el brazo.

– En realidad, me lo quité mientras entrenaba, y sólo he hecho una hora de cinta. Probablemente me libre de él para siempre la semana que viene.

– Aun así.

Ruston dio un trago a su zumo.

– A mí siempre me parece extraño -dijo Helen-, venir a un sitio como este, sudar como una cerda e intentar mantener un cuerpo bonito cuando lo estás llenando de mierda el resto del tiempo -buscó una reacción-. ¿Qué es? ¿Pasta base? Coca también, imagino.

– ¿Perdone?

– Quiero decir que no se le ocurriría bajarse de la cinta y meterse en una pastelería, ¿no? No tiene ningún sentido -una empleada con una bata blanca ajustada se acercó a la mesa. Ruston levantó la vista, expectante, pero Helen no le prestó atención a la mujer-. Aunque yo diría que es rebajarse un poco eso de irse hasta Lewisham para comprar el material. ¿No había ningún agradable chico de la City vestido de Armani que pudiese proveerla?

La sangre había abandonado rápidamente la cara de Ruston; los moretones casi descoloridos parecían un poco más pálidos repentinamente.

– Debía de deberles mucho -dijo Helen-. Es decir, tienes que tener a alguien bien pillado para conseguir que haga lo que usted hizo. Algo así. O tal vez estaba tan hasta arriba que ni siquiera se lo pensó…

Ruston lloró durante casi un minuto. Se presionó los ojos con las palmas de las manos y mantuvo la cabeza baja; no hizo demasiado ruido. Helen la observó y le encantó.

– No necesito oír ninguna historia lacrimógena -dijo cuando Ruston levantó la vista por fin-. Ya sabe, antes de que empiece a malgastar saliva. Teniendo en cuenta dónde estuve ayer, creo que no soy la persona adecuada para que lo intente, ¿no cree?

Dejaría que le sacasen todos los detalles luego, en una sala de interrogatorios, pero Helen podía aventurar una buena hipótesis. Una ambiciosa profesional de la City con un estilo de vida difícil de mantener y un hábito muy caro. Tarjetas de crédito agotadas y deudas acumulándose, hasta que al proveedor al que le debes un montón de dinero se le ocurre una forma novelesca de que le pagues tus deudas. La preciosa casa de la esquina probablemente estaba hipotecada hasta el techo, a menos que la media naranja mayor y más rica se ocupase de ella.

En ese momento, Helen se preguntó cuánto sabía Patrick -No tenía elección -dijo Ruston.

Helen habría sido capaz de saltar por encima de la mesa y abalanzarse sobre ella, decirle que, normalmente, la elección entre pagar una factura y matar a alguien debería hacer que una persona se parase a pensar. Hubiera sido capaz de meterle cada palabra en la cabeza a puñetazos.

– Amenazaron con hacerle daño a mi familia.

– ¿Qué cree que le hizo usted a la mía?

Ahora Ruston luchaba por hablar por encima de sus sollozos, agarrándose al brazo de la silla y sacudiendo la cabeza, limpiándose los mocos con la manga.

– No sabía que iban a matar a alguien. No me dijeron nada. Sólo me enseñaron dónde… a qué velocidad conducir… yo no sabía quién… era…

– ¿Quién era el objetivo? -Ruston abrió la boca, pero lo único que salió de ella fue un gemido rasgado, como una uña sobre una pizarra-. Cuando empotras tu coche contra una persona, suele hacer un montón de daño.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «En la oscuridad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «En la oscuridad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Mark Billingham - Lazybones
Mark Billingham
Mark Billingham - Scaredy cat
Mark Billingham
Mark Billingham - From the Dead
Mark Billingham
Mark Billingham - Lifeless
Mark Billingham
Mark Billingham - The Burning Girl
Mark Billingham
Mark Billingham - Sleepyhead
Mark Billingham
Mark Billingham - Good as Dead
Mark Billingham
libcat.ru: книга без обложки
Mark Billingham
Mark Billingham - Buried
Mark Billingham
Mark Billingham - Death Message
Mark Billingham
Mark Billingham - Bloodline
Mark Billingham
Mark Billingham - Ein Herz und keine Seele
Mark Billingham
Отзывы о книге «En la oscuridad»

Обсуждение, отзывы о книге «En la oscuridad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x