• Пожаловаться

Mark Billingham: En la oscuridad

Здесь есть возможность читать онлайн «Mark Billingham: En la oscuridad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Детектив / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Mark Billingham En la oscuridad

En la oscuridad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «En la oscuridad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Durante una noche de lluvia, Theo Shirley, un chico de diecisiete años, dispara al coche de una mujer cumpliendo así con la ceremonia de iniciación para formar parte de una banda. Ella no muere, pero su coche se estrella contra una parada de autobuses, matando a un policía. La novia de éste, también policía, no acepta que su muerte haya sido un accidente. En su deseo por descubrir la verdad, llevará a cabo su propia investigación e irá descubriendo oscuros secretos que nos conducirán a un sorprendente giro final de la historia.

Mark Billingham: другие книги автора


Кто написал En la oscuridad? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

En la oscuridad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «En la oscuridad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Vale, Tiger Woods -dijo Theo.

Easy volvió a lanzar. Esta vez la bola fue poco más lejos que el amasijo de barro y hierba.

Ambos se giraron al oír el grito; vieron a un hombre mayor gesticulando hacia ellos desde la puerta de la pequeña cabaña que había junto a la entrada.

– ¿Qué le pasa?

Theo escuchó y le respondió con un gesto.

– Tienes que reponer tus divots.

– ¿Mis qué?

Theo se acercó para recuperar uno de los terrones, volvió al punto de donde se había desprendido y lo colocó con el pie.

– Es el protocolo, ¿me entiendes?

– ¿Qué coño de palabra es esa?

– La forma en que haces algo. La forma correcta de hacerlo, ¿vale?

La cara de Easy se ensombreció. Nunca se le había dado bien que le dijesen cómo hacer las cosas.

– Así es como lo dicen, ¿vale? -dijo Theo.

Easy escupió y se subió el pantalón del chándal. Buscó otro palo y echó a andar hasta donde estaban desperdigadas las demás bolas.

– ¿Qué coño haces?

Easy se giró y golpeó la bola, enviándola con fuerza y a poca altura hacia el viejo.

– Así es como yo hago las cosas.

El viejo volvió a gritar, pero más alarmado que enfadado, saltando hacia un lado mientras la bola se estrellaba contra el lateral de la cabaña, por detrás de él. Easy volvió a apuntar; esta vez falló por más distancia, pero parecía más que contento con seguir lanzando. Otra bola chocó contra la cabaña mientras el encargado de mantenimiento desaparecía rápidamente en su interior.

– Va a llamar a alguien, tío.

– Que le den.

– Yo sólo te lo digo.

Easy ya estaba intentando encontrar más bolas, soltando tacos por lo bajo mientras rebuscaba en la bolsa.

Theo se quedó parado mirándole, pensando que su amigo era un tarado, pero riéndose como un loco de todas formas.

Tres

Jenny vivía al norte del río, en Maida Vale, y Helen cruzó la ciudad para reunirse con ella en un café que había frente a la estación. No era un viaje barato, con el peaje urbano y el codicioso parquímetro, además de los tés a casi dos libras la taza, pero Helen no podía digerir el metro desde su segundo mes de embarazo.

Se sentaron en una mesa junto a la ventana, viendo pasar a la gente como cucarachas bajo sus paraguas. Jenny saludó a un par de mujeres al entrar, charlaron brevemente sobre las vacaciones que se avecinaban. Tenía dos hijos estudiando en un colegio cercano y solía reunirse en aquel sitio con otras madres cuando iban a llevarlos o recogerlos.

Sólo habían pasado un par de horas desde el desayuno, pero Helen engulló gran parte de los dos cruasanes de almendra antes de terminarse la primera taza de té. Jenny señaló la barriga de su hermana:

– ¿Estás segura de que sólo hay uno ahí dentro?

– Creo que había dos, pero este se ha comido al otro.

Helen siempre hablaba en masculino, aunque no sabía el sexo de su hijo. Les habían preguntado si querían que se lo dijesen en la ecografía de la duodécima semana, pero Helen había dicho que quería llevarse la sorpresa. Se había dado cuenta inmediatamente de que era una tontería; se había girado para mirar a Paul, que miraba con gesto imperturbable el monitor, y había estrechado su mano.

Él sólo quería saber una cosa, y ninguna ecografía se la iba a decir.

– Te sienta bien -dijo Jenny-. Antes te veía un poco delgada, la verdad.

– Ya.

Jenny siempre tenía algo positivo que decir, pero últimamente no hacía que Helen se sintiese mucho mejor. La línea que separaba el mirar el lado bueno de las cosas y desbarrar era muy fina. Jenny le había dicho que los cambios de humor hormonales te hacían más interesante y mantenían a los hombres a raya. Le había dicho lo infrecuente que era vomitar durante todo el embarazo, como si hubiese de sentirse especial por ello.

Últimamente, sin embargo, no había sido tan positiva cuando se trataba de Paul.

– ¿Cómo va? -El gesto serio, como el que los doctores, y los presentadores de telediario, ponían a veces.

Helen tomó un trago de té.

– Le está costando.

– Pobre niño.

– Jen…

– Es patético.

– ¿Cómo lo llevaría Tim?

El marido de Jenny. Un contratista inmobiliario apasionado por la pesca y el mantenimiento de su coche. Bastante agradable, si te iban ese tipo de cosas.

– ¿Qué tiene eso que ver con nada?

– Sólo era un comentario. -Helen se sintió ligeramente avergonzada por su forma de pensar. Tim era agradable, y aunque a ella no le gustaban ese tipo de cosas a Jenny sí, y eso debería bastar-. No creo que puedas entender cómo se siente Paul -dijo-. Eso es todo. Yo desde luego no, así que…

Jenny arqueó las cejas. Pidió otra ronda a la camarera, luego se giró hacia Helen con una sonrisa que decía: bueno, como quieras, pero tú y yo sabemos…

Helen pensó: eres más joven que yo. Por favor, deja de intentar ser Mamá.

Cambiaron brevemente de tema: los hijos de Jenny, unas obras que le estaban haciendo en casa, pero parecía imposible hablar con cualquiera poco más de unos minutos sin volver al tema de los bebés. Almohadillas para pechos y suelos pélvicos. Era como ser una barriga con patas.

– Quería decirte que… he hablado con una amiga que dice que conoce varios grupos para madres y bebés en tu zona.

– Vale, gracias.

– Es bueno salir y conocer a otras madres.

– Madres más jóvenes.

– No seas boba.

Helen había pensado mucho en ello, y la hacía sentirse incómoda. Todas las embarazadas que había conocido en las clases pre-parto y las revisiones parecían mucho más jóvenes.

– Hay mujeres de mi edad que ya son abuelas, por el amor de Dios.

Jenny resopló.

– Mujeres sin vida propia, querrás decir. Dos generaciones de madres solteras completamente taradas.

– Tengo treinta y cinco años -dijo Helen, consciente de lo ridícula que parecía al decirlo como si se tratase de una enfermedad terminal.

– ¿Y? A mí me hubiera gustado tener a los míos un poco más tarde. Mucho más tarde.

– Eso no es cierto.

Jenny sonrió de oreja a oreja. Aunque no tenía carrera profesional que dejar atrás, la hermana de Helen había abrazado la maternidad con una facilidad espantosa. Los embarazos súper llevaderos, la figura que había recuperado sin intentarlo siquiera, las tensiones que no eran más que problemas por resolver… Un modelo de comportamiento fantástico, aunque deprimente.

– Os irá estupendamente -dijo Jenny.

– Ya.

Si sois dos. La idea no expresada que llenó la pausa les llevó de nuevo a Paul…

– Sabes que puedes quedarte un tiempo con nosotros después, ¿verdad?

… de su ausencia.

– Ya lo sé, gracias.

– Sería maravilloso tener un bebé en casa. -Jenny sonrió y se inclinó sobre la mesa-. Aunque no sé qué dirá Tim cuando empiece a ponerme en plan gallina clueca. Bueno, te digo eso, pero tendrías que haberle visto a él el año pasado con el niño de su hermano. Estaba con él en brazos todo el rato.

Helen no dijo nada. Había llamado a Paul de camino allí. Le había saltado el contestador en la oficina y el buzón de voz en el móvil.

– No quiero ponerme pesada, pero ¿has pensado en quién te acompañará en el parto?

– No mucho.

– A mí me encantaría, ya lo sabes.

– Jen, ya está todo organizado.

– Tampoco tiene nada de malo tener un plan alternativo, ¿no?

Helen agradeció que una amiga de Jenny se acercase de repente a su mesa, se distrajo mientras las dos mujeres más jóvenes hablaban sobre una campaña para prohibir que circulasen todoterrenos por las calles cercanas al colegio. Se frotó el pecho al sentir el ardor de estómago que empezaba a quemarla. Era otra de las cosas a las que se había acostumbrado durante los últimos ocho meses. Pensó en cómo iba a rellenar el resto del día. Podía matar el tiempo en Sainsbury's, intentar dormir un par de horas al llegar a casa. Tal como estaban las cosas, se hubiera conformado con quedarse donde estaba hasta que empezase a anochecer.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «En la oscuridad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «En la oscuridad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «En la oscuridad»

Обсуждение, отзывы о книге «En la oscuridad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.