Anne Holt - La Diosa Ciega

Здесь есть возможность читать онлайн «Anne Holt - La Diosa Ciega» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Diosa Ciega: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Diosa Ciega»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La exitosa abogada Karen Borg ha sacado a pasear a su perro cuando se tropieza con un cadáver. ¿De quién? Solo Dios sabe, el cuerpo ha perdido su cara. Hanne obtiene una confesión de un sospechoso vendedor de drogas quien también confiesa a Karen después de pedirle que le defienda. El sendero conduce a la cima de la profesión jurídica.
En esta primera entrega de la serie se presenta a los personajes -la brillante y también arrogante Hanne Wilhelmsen y sus colegas- y el escenario -un mundo en el que la diosa de la justicia lleva los ojos vendados-. La tarea del equipo de Wilhelmsen es destapar los ojos de esa diosa ciega. La trama parte de un asesinato que desata una investigación de una red de corrupción y drogas. A lo largo del libro se va descubriendo las partes implicadas en ésta y finalmente se conoce que ciertos miembros del cuerpo de la policía, así como del departamento de Justicia, participaron en la misma. El motivo: financiar las operaciones de los servicios secretos noruegos.

La Diosa Ciega — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Diosa Ciega», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Me alegra muchísimo que hayáis podido venir -dijo con entusiasmo-. Con todo lo que se ha dicho en la prensa en la última semana, es difícil saber qué creer. Me gustaría que me orientarais un poco. Ahora que ya ha pasado todo, quiero decir. Un caso bastante inquietante, ¡e incómodo para nosotros, los guardianes de la ley! Se supone que es responsabilidad mía controlar a todos estos abogados, y no es nada agradable que empiecen a pasarse de la raya.

Su mueca probablemente pretendía expresar un amistoso hastío respecto al gremio de los abogados. El propio ministro había trabajado durante dos años en la Policía, antes de que, a velocidad récord, lo nombraran abogado del Estado con sólo veintiocho años. Amablemente, ayudó a Håkon con una de las muletas, que se le había caído al suelo cuando se estrecharon las manos.

– Toda una acción de salvamento, por lo que tengo entendido -dijo cordialmente señalando la pierna-. ¿Qué tal estás?

Håkon le aseguró que se encontraba perfectamente, que sólo tenía algunos dolores, pero que iba bien.

– Tenemos que entrar -dijo el ministro, que los condujo a la habitación contigua.

A diferencia de la otra, aquella estancia no tenía vistas sobre el enorme descampado en obras -por fin, estaban intentando transformar la manzana de Ditten en algo que no fuera sólo un agujero-, sino que daba al helipuerto situado sobre la azotea del ministerio de Industria.

El otro despacho no era más grande que el anterior, simplemente estaba más ordenado. Sobre el suelo se extendían dos magníficas alfombras orientales, una de ellas de más de cuatro metros cuadrados. No podían ser de propiedad pública; tampoco los cuadros que había sobre la pared. Si fueran propiedad del Estado, deberían haber estado expuestos en la Galería Nacional.

El secretario de Estado entró detrás de ellos. Dado que era su despacho, les ofreció sillas y agua mineral. Tenía el doble de edad que su jefe, pero era tan jovial como él. Llevaba un traje hecho a medida que dejaba notar que aquel hombre no había renunciado a las caras costumbres adquiridas durante los más de treinta años en que había ejercido la abogacía. El sueldo de secretario de Estado no debía de ser más que calderilla para él, seguía siendo socio de una firma de abogados de tamaño medio, pero de éxito muy por encima de la media.

La explicación les llevó algo más de media hora. Kaldbakken llevó la voz cantante casi todo el tiempo. Håkon estaba adormilado. Era embarazoso. Agitó la cabeza y pegó un trago de agua mineral para mantenerse despierto.

Las alfombras rojizas, con sus detallados dibujos, eran preciosas. Desde este lado, lo colores eran distintos que vistos desde la puerta; eran más profundos y más cálidos. Las estanterías de la pared sí debían de formar parte del inventario, eran de madera chapada de color oscuro. Estaban repletas de literatura especializada. Håkon tuvo que sonreír al percatarse de que el secretario de Estado tenía debilidad por los libros antiguos de adolescentes. Había alguien más a quien le pasaba lo mismo, según creía recordar; pero las fuertes medicinas que tomaba no le dejaban recordar a quién.

– ¿Sand?

Håkon pegó un respingo y se disculpó señalando su pierna, ¿qué le habían preguntado?

– ¿Tú también piensas que el caso ya está resuelto? ¿Fue Lavik quién mató a Hans A. Olsen?

Wilhelmsen miró al aire, pero Kaldbakken asintió con decisión y lo miró directamente a los ojos.

– Bueno, en fin, tal vez. Es probable. Kaldbakken piensa que sí. Seguro que tiene razón.

Era la respuesta correcta. Los demás empezaron a recoger sus cosas, llevaban ya más tiempo allí de lo planeado. Håkon se puso en pie como pudo y se acercó a la estantería. Entonces lo recordó.

Se mareó y apoyó demasiado peso sobre una de las muletas, que se deslizó sobre el suelo. El secretario de Estado, que era quien estaba más cerca, acudió corriendo en su ayuda.

– Ten cuidado, ten cuidado, chico -dijo, y le tendió una mano.

Håkon no la cogió, pero se quedó mirando al hombre con cara de espanto el tiempo suficiente como para que Wilhelmsen acudiera corriendo y lo agarrara firmemente por el pecho.

– No pasa nada -murmuró esperando que atribuyeran su tribulación a la caída.

Después de que les dedicaran algunos cumplidos más, fueron libres para marcharse. Kaldbakken iba en su propio coche.

Cuando Hanne y Håkon estuvieron a solas, éste la agarró de la chaqueta.

– Ve a buscar las hojas de los códigos y reúnete conmigo en la biblioteca Deichman tan rápido como puedas.

Acto seguido salió disparado a toda velocidad.

– Te puedo llevar en coche -le gritó ella, pero dio la impresión de que no la había oído. Había recorrido ya casi la mitad del camino.

Estaba muy desgastado, pero la imagen de la portada aún se veía con claridad. Un joven y atractivo piloto europeo yacía desamparado en el suelo, con su traje azul de piloto y un casco de cuero de los antiguos, mientras que un grupo de africanos salvajes y con cara de pocos amigos se precipitaba sobre él. El libro se titulaba Biggles sobre las alas. Se lo tendió a la subinspectora que tenía la respiración entrecortada; lo entendió de inmediato.

– Las alas -dijo en voz baja-. El título de la página de códigos que encontramos en la película porno de Hansa Olsen. -Se inclinó sobre el hombro de Håkon, que tenía ante sí, sobre la mesa, el resto de la serie sobre el heroico piloto británico. Hanne cogió Biggles en África y Biggles en Borneo -. África y Borneo. Los documentos salvavidas de Jacob Frøstrup. ¿Cómo se te ha ocurrido? ¿Por qué ahora?

– Gracias, destino, por todo nuestro mortal trabajo rutinario. En las largas listas sobre todo lo que había en el despacho de Lavik, me fijé en que la serie de Biggles se encontraba entre sus libros de la oficina. Me hizo reír un poco, yo devoré estos libros de adolescente. Si hubieran especificado cada uno de los títulos, puede que se me hubiera ocurrido en ese mismo momento, pero no ponía más que: «La serie sobre Biggles». -Acarició el lomo azul claro y fruncido del libro, la pierna había dejado de dolerle y Karen no era más que un débil murmullo lejano; había sido él quien había encontrado el código, llevaba dos meses y medio corriendo detrás de Wilhelmsen, pero ahora había llegado su hora-. El secretario de Estado tenía los mismos libros. La serie completa.

Lo que en esos momentos se encontraba ante ellos en forma de deshilachados libros para adolescentes constituía una verdadera bomba. Aquellos libros que, por la razón que fuera, también se encontraban en el despacho del secretario de Estado. Al igual que en el despacho de un abogado cutre que estaba muerto. No podía ser una casualidad.

Cuarenta minutos más tarde habían descifrado el código. Tres páginas incomprensibles rellenas de líneas de números se habían transformado en tres mensajes de siete líneas. Con ello quedaba casi todo confirmado, lo que habían creído desde el principio. Se trataba de grandes cantidades. Tres entregas de cien gramos cada una. Heroína, como habían supuesto. Las letras apresuradas y torcidas, tanto Hanne como Håkon eran zurdos, decían dónde había que recoger el material y dónde debía ser entregado. Constaba el precio, la cantidad y la calidad. Cada mensaje acababa especificando los honorarios del correo.

Pero no salía ni un puto nombre ni una maldita dirección. Los lugares se indicaban con precisión, pero en código. Los tres lugares de recogida estaban indicados como «B-c», «A-r» y «S-x» respectivamente. Los lugares de destino eran «FM», «LS» y «FT». La Policía no podía entenderlo, aunque era obvio que los destinatarios de los mensajes sí.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Diosa Ciega»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Diosa Ciega» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Diosa Ciega»

Обсуждение, отзывы о книге «La Diosa Ciega» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x