Y, con estas palabras, me entregó un sobre. Más tarde, cuando lo abrí y vi el cheque por veinticinco mil dólares, estuve a punto de romperlo. Aquel dinero estaba manchado, le dije a Lotty. No podía aceptarlo bajo ningún concepto.
– Victoria, todo el dinero está manchado -sentenció Lotty con una leve sonrisa-. Sobre todo, el que sirve de reparación. Quédatelo. Paga las facturas, vuelve a Italia, haz algo por ti misma o por ese Kimathi. Que tengas que declararte insolvente no le cambiará la vida. Y cobrar el cheque no te crea ninguna obligación para con tu tío.
Cobré el cheque y entregué una parte al Centro Libertad Aguas Impetuosas, pero agradecí poder pagar las facturas con el resto. Rachel regresó a Kansas City a cuidar de sus otras hijas, pero Petra se quedó. No podía volver a la campaña, y no sólo porque no quería seguir relacionándose con la familia Krumas. Brian Krumas había puesto fin a la campaña tan pronto empezaron a salir a la luz todas las acusaciones y contraacusaciones.
Brian, con su mata de pelo a lo Bobby Kennedy, se plantó ante una batería de cámaras y declaró que no podía ser un buen servidor público cuando su familia había colaborado en torturas para salvarse de las consecuencias de su propio papel en la muerte de una militante de los derechos civiles. Naturalmente, la declaración en televisión tuvo un aire heroico, pero quienes la seguimos con cierto cinismo tuvimos la certeza de que volvería a la política a no tardar. Con todo, su renuncia me hizo pensar bien de él.
Mientras tanto, Petra estaba inquieta y ociosa. Cada día, pasaba horas corriendo con los perros y viendo carreras de caballos con el señor Contreras. Una tarde, abordó tentativamente su anterior sugerencia de trabajar para mí durante un tiempo, pero me pareció que ninguna de las dos estaba preparada para eso. Yo necesitaba unas vacaciones de la familia y, finalmente, envié a Petra a ayudar a la hermana Carolyn en el Centro Libertad. Petra le debía a Elton una casa nueva y la monja logró reclutar unos voluntarios de Hábitat para la Humanidad, que enseñaron a Petra a construir un sencillo cobijo junto al río, donde antes se levantaba la chabola.
Carolyn había querido cederle a Elton el apartamento de la hermana Frankie tan pronto estuviese reparado, pero el breve momento de heroísmo del indigente no había obrado milagros en su incapacidad de vivir con gente. Elton quería estar solo, pasar la noche lejos de los sonidos y olores de otros. Con todo, aprovechamos el deseo de todos los funcionarios de Chicago de demostrar lo buenos que eran y conseguimos que la ciudad le donara un pedazo de tierra, el equivalente a un cuarto de un solar municipal, donde había tenido la chabola. Y cuando Petra y los de Hábitat hubieron terminado la casita, incluso le conseguimos agua corriente.
A Petra aún seguía incomodándole hablar con su padre, aunque él colaboraba plenamente con las autoridades, tanto estatales como federales, en las numerosas pesquisas que se llevaban a cabo. Unos investigaban el encubrimiento del asesinato de Harmony Newsome. Otros se centraban en las denuncias de torturas en la comisaría de Racine Avenue. Y, por supuesto, estaba el asesinato de Larry Alito. Y el de la hermana Frances.
Aquel otoño, cuando empezó a contar su versión de lo sucedido, Peter declaró que todo se había desencadenado cuando Dornick había descubierto que yo estaba buscando a Steve Sawyer. Harvey, al oír lo que contaba Petra en la fiesta del Navy Pier, había acudido al momento a Les Strangwell. Aunque Krumas temía que se hiciera público su propio papel en la muerte de Harmony Newsome, la única preocupación de Strangwell fue mantener todo aquello enterrado hasta que Brian hubiera superado las primarias y la elección general. Eso significaba guardar la historia en secreto durante un año. Durante todo el verano, mientras me esforzaba en vano en localizar a Lamont y Sawyer, Strangwell y Krumas creían que estaba peligrosamente cerca de Sawyer para su tranquilidad, de modo que hablaron con George Dornick.
Dornick, con su sofisticada tecnología y un grupo adiestrado en la Escuela de las Américas en todas las formas conocidas de combate, vigilancia y tortura, aceptó de buen grado salir de nuevo al rescate de Harvey.
Al final del verano, mientras obligaban a Petra a ayudarlos a entrar en mi casa y en mi despacho, Dornick se volvió más atrevido y más violento. Cuando Peter y Rachel llegaron a Chicago después de la desaparición de Petra, Dornick les dijo que sus otras cuatro hijas podían darse por muertas si sus padres hablaban con alguien de la muerte de Harmony Newsome, de las torturas a Sawyer, de la muerte de la hermana Frances o de las presiones sobre Petra. Rachel volvió a Kansas City y se ocultó con sus hijas.
Todo esto fue saliendo a la luz poco a poco, por supuesto, pero Terry Finchley me llamó periódicamente para tenerme al día. Avanzado el otoño, se hizo realidad un sueño de la fiscalía: Harvey y Dornick empezaron a atacarse. El primero declaró que había sido idea de Dornick eliminar a la hermana Frankie antes de que se confiara a mí. George Dornick dijo que no tenía nada que ver con aquello, que Harvey y Strangwell habían empleado a Larry Alito, un bala perdida y alcohólico -Dornick les había advertido de que Alito no era de fiar-, mientras que Strangwell afirmó que Alito era el chico de confianza de Dornick para los trabajos difíciles que quería mantener en secreto.
Después de muchos titubeos y negociaciones, la Fiscalía del Estado presentó cargos contra Krumas por asesinato en segundo grado en relación a la muerte de Harmony Newsome. El abogado de Krumas había presionado para que la calificación fiscal fuera de homicidio involuntario, con libertad condicional; sin embargo, cuando los focos de todo el país empezaron a centrarse en la flor y la nata de Chicago, el fiscal del Estado se dio cuenta de que no podía permitir que Krumas saliera de aquel asunto con un mero rapapolvo.
La situación de Dornick era más complicada. No había intervenido en la muerte de Harmony Newsome, pero todo el mundo, incluido Bobby, estaba convencido de que había organizado el encubrimiento posterior. Peter cantó largo y tendido al respecto. Luego, estaba la muerte de la hermana Frankie. El equipo del detective Finchley siguió el rastro del Ford Expedition que conducían los incendiarios y lo llevó a uno de los hombres de confianza de Dornick. Y Finchley estaba dispuesto a creer que Dornick había matado a Alito por miedo a que su viejo colega se desmoronara y se pasara de bando si la presión se hacía excesiva.
51 La voz de Gabriella, revivida
Durante las semanas anteriores a la muerte de la señorita Claudia, apresuré mis investigaciones con la esperanza de descubrir qué había sido de Lamont. El día que llevé a mi tía a la tienda de Curtis, éste me dijo que había convencido a Johnny Merton de que hablara conmigo.
– Johnny necesita desahogar su corazón y contárselo a alguien, y yo le he dicho que se lo debía a la señorita Claudia. Ella quería al muchacho y necesita saberlo. La señorita Della, no; aunque Lamont hubiera continuado estudiando y hubiera llegado, como quería nuestro profesor de física, a profesor de universidad con varios títulos que poner en su tarjeta, ella habría seguido considerándolo un fracasado. La señorita Claudia, en cambio, era puro amor hasta la médula. Merece saber lo que sucedió y me he asegurado de que Johnny se lo cuente a usted.
Deseé saber cómo se comunicaba con el preso. Deseé saber si, después de todo, Curtis era en secreto uno de los dirigentes de los Anacondas. Sin embargo, algo en su rostro me dijo que era mejor no tentar mi suerte.
Conseguí que Yeoman me organizara una visita urgente a Stateville y me reuní por última vez con Johnny en la sórdida sala de comunicaciones. Había llevado conmigo el álbum de fotos y lo deposité en la mesa entre los dos.
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